Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

viernes, 20 de abril de 2007

Tina Marie 12

miércoles, noviembre 15, 2006

Mi regreso a la disco fue X…

Dejé de ver a MemoT, al no tener ningún compromiso moral con él regresé a los antros uniéndome al carrusel que mis amigas y yo habíamos instituido y que no había parado. Simplemente la que tenía novio lo abandonaba temporalmente quedando siempre un buen número de chicas libres para vivir su juventud.

Así terminaba otra etapa de mi vida, estaba presta a iniciar una nueva, no sé que tan preparada estaba mentalmente para vivirla pero me sentía lista para lo que viniera, lista para subirme de nuevo al carrusel de la vida.

En una ocasión en esos días de “libertad” fui con mis amigas a la disco, llegamos y pedimos unas copas, una a una las fueron sacando a bailar, yo siempre trataba de evitar hacerlo desde el principio, me gusta relajarme viendo las pantallas gigantes, oír la música, entrar en mi mundo, cuando la mesa se iba quedando sola me levantaba al baño para lavarme las manos y retocar mi maquillaje, un blanco en movimiento siempre es más difícil que uno fijo….

El tiempo que duró lo de MemoT la dosis de sexo no fue abundante, no siempre nos veíamos y cuando lo hacíamos, con algunas excepciones, eran sesiones rápidas y siempre en su casa. Así que después de unas copas y dos o tres visitas al baño comencé a sentirme más receptiva con los hombres, no hay mucho que contar, mi recuerdo de esa noche es nebuloso e intrascendente. Estaba sentada y un hombre cuya cara ni nombre recuerdo - por eso lo llamaré - “ChavoX” me invitó a bailar, mis amigas que lo vieron mientras me dijeron que estaba de buen ver, yo no recuerdo nada. ChavoX y yo nos fuimos a sentar a nuestra mesa, en algún momento me dijo que fuéramos a otro lado y dije que no, de manera velada me insinúo que quería tener sexo, me lo dijo al oído y le contesté que sin condón no, se apartó unos minutos para conseguirlo y regresó a mi lado, por mi parte fui al baño a quitarme el tampón porque había decidido hacerlo con él.

Ahora recuerdo que estábamos en un auto besándonos, me sacó los senos y los chupo, supongo que los dos, se sacó el miembro que yo chupé un rato, era ancho y tenía circuncisión, no había mucha luz donde estábamos así que no se lo vi bien, me levantó el vestido quitándome el calzón y fue entonces que le recordé el condón, vi que se lo pusiera, aventó el asiento hasta atrás y se colocó entre mis piernas para penetrarme, se movía con rapidez, hacía mas ruido el choque de sus muslos con los míos que la penetración en realidad.

Si bien esta relación sexual no me causó impacto, de todos modos gemí y puje a pesar de la gran incomodidad, logré un orgasmo el cual acalló con un beso, para terminar la metía y sacaba toda con rapidez, al final la metía y sacaba muy poc0 como sacudiéndola dentro de mí, hasta que por fin terminó.

Regresamos a la disco y se sentó con nosotras un momento, cuando pidió mi teléfono lógicamente le di uno falso, afortunadamente no le había dado mi nombre real, al calor de las copas mis amigas usaron mi nombre a manera de vocativo, nunca más lo volví a ver, no porque ChavoX fuera mala persona, ni siquiera recuerdo que impresión me causó, simplemente estaba en etapa de transición entre un capítulo y otro de mi vida.

Tener sexo porque si me dejaba sensación de vacío, estaba empezando a comprender que el sexo debe de ser “por amor o por dinero” y no hay que regalar lo que es tan valioso para los demás, así lo empezaba a ver…

jueves, noviembre 16, 2006

Nuestros besos los asustaban

Pasaron un par de semanas en las cuales fui a los antros sin hacer literalmente nada, en ocasiones ni siquiera acepté invitaciones a bailar, la relación sexual con ChavoX me había dejado pensando, me hizo ver lo innecesario y fútil que es el sexo sin razón, no me había dejado nada más que una excoriación bajo del labio menor de mi vulva y ardor al rededor de mi orificio vaginal, acepto que lo disfrute, sin embargo fue un placer fugaz que viene sucedido por vacío y confusión, ¿por qué y para qué?. Eran las preguntas que rondaban mi cabeza.

Hasta ese momento todo me salía perfecto, podía tener muchos hombres y ellos ni nadie descubrir mi verdadera identidad, ni mi número telefónico, ni mi dirección particular, había aprendido que cuando preguntaban a que me dedicaba era mejor no decirles la verdad, no decirles qué estudiaba, yo iba en preparatoria, de ahí surgiría la pregunta en cual escuela y una serie de preguntas que irían abriendo, mejor les decía que no estudiaba y que el siguiente año ya vería que hacer.

A pesar de que todo salía a pedir de boca no me encontraba a gusto, procuraba que los chicos no se me acercaran. En una ocasión fuimos al antro mis amigas y yo, de esas ocasiones que vas más por compromiso que por deseo, le pedí a la rusa que me ayudara a hacerme a pasar por lesbiana, estábamos en la barra junto a otras chicas incluyendo a la oruga y se acercó un chico para invitarme a bailar, me negué amablemente, insistió que por lo menos platicáramos, la rusa me rodeó como si fuera hombre y yo la tome por la cintura, el chico se molesto, nosotros sonreímos y nos dimos un beso en la boca frente a él y nos dijo “cochinas” a lo que la rusa respondió, “¿cochinas, a ti no te gustaría besar esta boca?”, “Sí pero yo soy hombre” respondió el fulanito, “y que es la misma boca si la besas tú o si la beso yo, tiene la misma boca para ti o para mí, cochino tú y tu mente” replico la rusa, al mismo tiempo le dije, “uy que hombre, un hombre con criterio de hormiga”. Váyanse de aquí, este no es lugar para pinches lesbianas atascadas como ustedes, remato el sujeto. “Vete a la chingada, este no es lugar para peladitos con criterio de mosca” le respondí sin levantar la voz, sólo lo suficiente para que escuchara a pesar del elevadísimo sonido ambiental, la rusa soltó una carcajada y el hombrecillo con criterio de amiba se alejó de nosotras.

Las demás chicas se fueron acercando asombradas por lo que acababan de ver, boquiabiertas semejando un icono de los que hay en los chats o los mensajeros con la boca formando una “O” mayúscula. Tardamos meses para convencerlas a que se nos unieran al plan de auto ayuda colectiva, cuando una chica no tuviera ganas de conocer tipos, la que estuviera más cerca debería de apoyarla simulando una relación sáfica, es una excelente táctica “aleja fulanos”.

La oruga fue la más alarmada y se oponían, tuvimos que razonar con ella, alegaba que era asqueroso entre mujeres, yo le formule la pregunta, ¿no es más bonita la rusa que tu ex novio?. Contestó con un lacónico “sí”, bueno si la rusa es más bonita que él, como va a ser asqueroso. No supo que responder y proseguí diciéndole que no se las iban a coger, ni tu boca va a quedar con sabor a pescado y que eso espantaría a los moscones cuando no tuviera ganas de hablar o bailar con nadie.

Con el tiempo la oruga, la rusa y otras amigas y formamos “el clan sáfico pro defensa mutua”, o algo así, no recuerdo bien el nombre que le pusimos. De manera consciente sabíamos que no sería sano formar “parejas” así que nos turnábamos, no queríamos crear confusión de sentimientos si siempre fuera “al rescate” la misma chica, por eso en ocasiones le tocaba a la oruga ayudarme “sáficamente” a quitarme moscones, a alguna otra chica le tocaba turno de hacerlo con otra. Por cierto a ellas las mencionare mas adelante pero no he decidido algún seudónimo para ellas.

A veces veía la rusa salía en defensa de oruga dándose besos que me aliviaban, me tranquilizaba verla besando a otras chicas, eso significaba que entre nosotras sólo había amistad y que era tan heterosexual como yo. Tuvimos y hemos tenido amigas bisexuales y algunas lesbianas, pero ellas son muy fieles y en extremo posesivas, si la rusa hubiese sido lesbiana y estuviese interesada en mí no hubiera aceptado ingresar a nuestro clan sáfico de protección mutua.

Ver a dos beldades rubias con cara de ángel besándose y abrazándose bajo las luces estroboscópicas rodeadas por la música estridente y sincopada de una disco es bastante vistoso, es muy llamativo, supongo que aquellos que han tenido la oportunidad de verlo se han excitado muchísimo, pero yo no, eran mis amigas del alma, bonitas y buenas dispuestas a hacer un sacrificio por su amiga.

Algunas veces se acercaban chicas para sugerirnos que visitáramos discos y bares de lesbianas y homosexuales donde podríamos hacer “esas cosas” con mayor libertad. Otras se acercaban para “conocernos” porque eran lesbianas, a estas les decíamos que éramos parejas, que no podíamos seguirles la onda. Casi siempre tocaba una diferente, es decir la oruga conmigo, la rusa con amiga 1, amiga 2 con amiga tres, luego la oruga con la rusa, yo con amiga3 etc. Como dije antes, era más sano y las que tenían pareja masculina la tenían, y las que no, no estábamos cerradas a cualquier posibilidad.

Fue muy útil que ellas siendo preparadas y de criterio amplio no tuvieron la cerrazón de la gente que viene de muy abajo y no meditan lo que se les enseño en casa desde la infancia, a mayor educación mayor amplitud de criterio, mas cultura, mejor alimentación. Después de unas semanas y de algunos simulacros sáficos frente a algún moscón recordé a ÁngelU y un cosquilleo comenzó a recorrerme el cuerpo, me subió la temperatura como si me hubiera dado fiebre, comencé en dudar si lo llamaba, la idea me parecía muy tentadora, esa noche comencé a revolcarme entre las sábanas como si en ellas estuviera la respuesta, ¿le hablo o no, me preguntaba…?

viernes, noviembre 17, 2006

Hoy fue escritorio, mañana donde…

Durante varios días seguí con el cosquilleo y tentación de llamarle, el estudio y el trabajo en las agencias (de las cuales ya he hablado someramente) aliviaban ese cosquilleo por lo cual fui difiriendo la llamada.

Ya tenía diecisiete años, y el deseo de ser seducida por un lobo sintiéndome un corderita indefensa crecía, me motivaba su talento y experiencia en el sexo desde que iniciaba la seducción hasta que terminaba, y no sabia cuando terminaba su eyaculación como con la mayoría de los hombres.

Por fin llegó un día próximo al fin de semana, era jueves o viernes, mi plan era llamarle esperando que de él naciera pedirme que nos viéramos el fin de semana. Empecé a deshojar la margarita y el “último pétalo” me dijo que sí o quizá yo misma quise que me dijera que sí. Le llamé y no contestó, pensé que el destino avisaba que no era bueno volver a verlo, espere unos minutos decidida a llamarlo sola una vez más, de no contestarme tomaría el camión para mi casa y quizá no le volvería a llamar. No quería llamarle desde mi casa ni del celular porque identificaría mis números, así que le llame de un teléfono público.

Marque de nuevo y el corazón se aceleró cuanto empezó a sonar, esta vez escuché cuando los “rings” dejaron de sonar, era la señal de que habían levantado el auricular, escuché su voz y con dificultad lo saludé con un simple “hola”, al identificar mi voz gritó mi nombre, diciendo que le daba enorme gusto escucharme, que había pensado mucho en mí. Después de los saludos y las preguntas de rigor, para no parecer tan obvia le dije que llamaba sólo para saludar, me dijo que no podía dejar pasar la oportunidad para viéramos, le pregunté que cuando y respondió que en ese mismo momento que su deseo de verme de nuevo era enorme. Me sorprendió su respuesta, mis planes diferían por días con lo que él sugería.

En menos de un segundo tuve que reaccionar, sólo acerté a decirle que en ese momento no podía porque en una hora tenia un compromiso, no me dejo hablar más y dijo que tomara el primer taxi que viera, que fuera a su oficina a verlo que él lo pagaría al llegar, guardé silencio, no sabía que decirle me insistió más, “no pierdas el tiempo, ya debería estar en el taxi camino a mi oficina”, le reiteré que serían pocos minutos para verlo y me contestó que no me preocupara, que él también estaba ocupado y que me lo pedía porque me extrañaba mucho, cuando acepté dijo que al llegar le llamara para que saliera a recibirme. Tomé el primer taxi que pasó, no sabía que esperar, supuse que sexo no habría ya que en su oficina no podríamos hacerlo. Llegué y al intentar pagar al taxista escuché una voz que dijo, “no señorita, no se moleste” era ÁngelU que se llevaba la mano a la bolsa para pagar el viaje. Me tomó del brazo, me hablaba de usted y por mi apellido, actuaba como si me estuviera mostrando el inmueble.

Llegamos a la puerta de una oficina, cerró la puerta y dijo que tenía muchas ganas de verme, sonreí y me abrazó besándome como desesperado, contesté sus besos, parecía que me comería, había energía en cada beso, me sentí halagada y sorprendida por su reacción, ÁngelU nunca perdía el control siempre se controlaba haciendo que yo lo perdiera, se regodeaba al verme desesperada, gimiendo y gritando mientras él se mantenía sereno, pero esta vez no era así, estábamos de pie y sentía empujoncitos de su vientre en el mío como si me quisiera coger con todo y ropa, sin decir nada sacó mis senos y exclamó “mhmhmh ya extrañaba estas chichitas”, sonreí al grado de reír, comenzó a chupar el pezón como siempre, lo succionaba de tal forma que sentí que el alma se salía por el pezón, me calentó muchísimo, los dos pezones se endurecieron como roca, siguió con el otro, bajó las manos y con una me agarró las nalgas y la metió por encima del pantalón, con la otra comenzó a sobar mi pubis, desabrochó mi pantalón y cinturón al aflojar mi ropa las metió, toco mis nalgas con la mano desnuda mientras que el pubis lo pellizcaba por encima del calzón.

Me dijo, “qué ganas de sentir tu panocha desnuda”, y porqué no le dije, “en este momento no es adecuado” dijo, no entendí pero más tarde comprendí que no quería impregnarse de mí. Seguía chupándome los senos, agarrando y apretando mis nalgas, pellizcaba y sobaba mi vulva, le dije en tono de broma que le cobraría mi calzón que estaba muy húmedo y que se impregnaba de manchas que no se quitaban, él respondió diciéndome que me compraría veinte calzones. Acto seguido bajó mi pantalón y el calzón hasta las rodillas diciéndome “voltéate”, le dije “sin condón no lo haré”, “no traigo dijo, recuéstate sobre el escritorio”, de esa manera tendría control de sus movimientos y cuando fuera a terminar se saldría rápidamente. Me quité pantalón y calzón, puse mi cuerpo sobre el frío vidrio que cubría el escritorio y abrí las piernas lo más que pude, tenía muchas ganas de sentir su pene muy adentro, pero tenía temor de que se viniera dentro de mí.

En esa posición mi vulva quedaba exactamente a la altura de su miembro facilitándole la penetración, al verme así exclamó, “que rica panochita tienes”. Sus palabras me ruborizaron y excitaron más, con voz trémula le pregunté ¿te gusta? “me encanta es una rayita perfecta que se una a la raya de tus pompis, no se donde termina tu panocha y empiezan tus nalgas” me dijo.

Sus palabras me calentaron más, sentí que la sangre se agolpaba en mi cara, mi vulva punzaba y cosquilleaba, no sé como pero sentí inmediatamente líquido vaginal saliendo de mí. Me penetró y a su contacto exploté, estaba sintiendo de nuevo su verga no muy larga pero gordita sin ser muy gruesa, cuando la sentí hasta dentro sin que intentara sacarla llegué al orgasmo, comencé a gemir y a gritar, él me decía “no hagas mucho ruido mamacita”, no le dije nada pero pensaba “como rayos no quiere que haga ruido y me quede tranquila con esta rica sensación”.

Me empecé a mover lentamente con suavidad, me dijo que no aguantaba mas, pensé que se movería rápido y la sacaría como en las películas porno pero siguió y siguió suavemente hasta que la sacó, al quedar con las piernas al aire sin su pene dentro vio mi vulva y dijo “ni modo mamacita, no puedo despreciarla”, así que la lamió varias veces, lo hizo como para limpiármela con su lengua. Sentí fresca su lengua y saliva viajando por mis hipersensibles labios, supuse que se masturbaría para eyacular en mi monte de Venus como otros lo habían hecho antes, pero de nuevo pensé mal, “dame una mamadita” dijo, me bajé del escritorio y él se paró junto, me hinqué la metí en la boca, mientras se la chupaba tomó el auricular del teléfono marcó un número y se identificó diciendo que no se encontraba en su oficina, que estaba en algo muy importante y que no lo molestaran, que el se reportaría más tarde.

Se la sentí incómoda en mi boca, la tenía impregnada de líquido vaginal que en esa ocasión era grueso, espeso, como una película protectora, aún así y gracias a que estaba a punto de eyacular no tarde en hacerlo terminar. Su dosis era cómoda no como la de MemoT y otros que suelen expulsar un litro de semen de golpe, tragué con relativa facilidad y me vestí, al verme tragar saliva me volvió a besar con la ternura y sensualidad a la que me tenía acostumbrada, me dijo que me quería ver el fin de semana, acepté de inmediato y dijo que nuestra cita seria en su casa, que si estaba de acuerdo, de esa manera tendríamos más tiempo para “convivir y conversar”, si vamos a cenar nos distaríamos y lo que deseo es “estar el mayor tiempo posible conmigo”, claro que acepté su plan.

A punto de despedirme aun dentro de la oficina metió la mano a su bolsa sacando algunos billetes, me dijo que eran para el taxi, me negué rotundamente, dijo que no lo mal interpretara que no me estaba pagaba por lo que le había dado, simplemente era justo que si me había hecho ir hasta allá en taxi, ahora me diera lo del taxi de regreso, tomó mi bolsa, la abrió y sin ver lo que había dentro arrojó suavemente los billetes. Yo ya ganaba mi propio dinero así que no me interesaba la cantidad que había depositado, sin embargo arriba del taxi abrí y vi que era el equivalente a veinte dólares cuando los dos viajes en esa época me costaban alrededor de seis dólares. Reaccioné confundida al ver la cantidad, no sabía que pensar hasta que llegué a la conclusión de que al no saber donde vivía se estaba cerciorando de que por más lejos que viviera cubriera los gastos.

Me pregunté, “¿si no hubiera pasado nada y solo hubiéramos charlado de todos modos me hubiera dado esa cantidad?”

sábado, noviembre 18, 2006

25 cosas más respecto a mí.

1.- Me he tirado varias veces de varios bungees.
2.- Siempre atada de los pies.
3.- Siempre me cuesta hacer este tipo de cuestionarios
4.- Todavía puedo nadar alberca y media de 25 metros por abajo del agua.
5.- Nunca pude nadar 2 albercas de ese tamaño de manera submarina.
6.- Me dan miedo las películas de terror, por lo tanto, evito verlas.
7.- A pesar de lo anterior, no me considero demasiado miedosa.
8.- Me gusta afrontar nuevos retos personales, romper mis propios récords.
9.- También me agrada experimentar cosas nuevas aunque sea una sola vez.
10.- Cuando era pequeña, pensaba que la época de los dinosaurios y la de las películas mudas estaban muy próximas entre sí.
11.- También de muy pequeña, pensaba que los niños eran iguales a las niñas y tambièn tenían que sentarse para orinar.
12.- Mis primeros recuerdos aislados de la niñez provienen desde los cuatro o cinco años.
13.- Considero que las buenas amistades deben durar toda la vida.
14.- Prefiero el avión a cualquier otro medio de transporte.
15.- Los viajes en yate de los lugares turísticos los encuentro aburridos. Los he tomado sólo para conocer y después los he evitado hasta donde me ha sido posible.
16.- Desde los once o doce años, me baño cuando menos dos veces al día.
17.- Unas pocas veces en mi vida, he olvidado ponerme calzones para salir a la calle.
18.- Sin embargo, nunca he olvidado perfumarme o darme un ligero retoque de maquillaje.
19.- El único método de transporte que no he usado es el barco. Nunca he viajado de un lugar a otro en él ni he tomado ningún crucero.
20.- Me gusta mucho cocinar pero lo disfruto más cuando otras personas se comen mi comida.
21.- Cuando preparo alguna comida especial para el hombre que quiero, me gusta prepararlo todo, incluyendo hacer las tortillas u hornear el pan, preparar el postre y hasta la bebida la preparo con frutas naturales o de alguna receta que venga en algún libro o revista.
22.- En la cocina, mi punto débil es la repostería. Hasta el momento nadie se ha quejado pero me parece que los pasteles y pays no me salen tan bien como los de otras personas.
23.-Casi siempre soy algo distraída y esto me hace cometer errores.
24.- En mi trabajo sí me concentro muchísimo para evitar esos errores.
25.- Espero poder mañana continuar con otras 25 cosas respecto a mí.


Por lo pronto aquí dejo el negativo cuyo positivo colocaré mañana.
Espero que se vea y me hagan favor de hácermelo saber.
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domingo, noviembre 19, 2006

Más cosas de mi y reflexiones.

1.- Me gusta ser mujer, sin embargo, creo que siento algo de envidia con respecto a la facilidad que tienen los hombres para orinar. Creo que la naturaleza no fue justa ni equitativa. Pienso que hubiera sido bueno que nos hubieran dado algún apéndice exclusivo para ello. Esto puede parecer grotesco pero si desde el principio de los tiempos, lo hubiéramos tenido, a los hombres les gustaría, así como hoy en día les gustamos tal y como somos.
2.- De nuevo, me gusta ser mujer y tener que batallar con cosas que los hombres no batallan. Lo considero parte de la femineidad.
3.- Me gusta tener que esmerarme en mi arreglo e higiene personal. Si no tuviera que hacerlo, sería hombre.
4.- Tan a gusto me siento conmigo misma que, contradiciendo al punto uno, en ocasiones me gusta tener que batallar para orinar y no poder hacerlo detrás de cualquier árbol como lo haría un hombre en caso de emergencia.
5.- Es más, hasta me gusta menstruar a pesar de las molestias que conlleva.
6.- A algunas mujeres la menstruación no les afecta mucho, a mí, sí. Especialmente los cólicos.
7.- Me hubiera gustado que las mujeres no tuviéramos pelos en las axilas, así como no tenemos barba.
7.- Pero ya que SÍ los tenemos y el batallar es una parte muy importante de ser mujer, me gusta tener pelos en las axilas y rasurármelas con mucha frecuencia. Aunque podría sonar contradictorio.
8.- Por lo mismo, no soy afecta a la depilación definitiva. Estamos diseñadas para batallar todos los días.
9.- No soy afecta a los eufemismos. Me parece una cobardía usarlos. Muchas mujeres que se rasuran, con rastrillo o rasuradora, usan la palabra "depilar" cuando deberían usar el término rasurar o, si les falta valor, usar el término "afeitar". "Depilar" es con otro tipo de productos.
10.- Prefiero disfrutar ese batallar diario que pelearme con él.
11.- Me gusta lavar mi ropa interior a mano hasta dejarla impecable. Si no, la deshecho.
12.- En la intimidad me gusta el lenguaje fuerte, sin embargo si en público mencionan mis partes privadas con un lenguaje coloquial, lo considero de mal gusto y puedo llegar a sentirme ofendida.
13.- Igualmente, un piropo dicho en la intimidad que me pueda parecer excitante, si me lo dicen en la calle, o delante de la gente, lo considero soez.
14.- Honestamente, nunca me he considerado puta. Prostituta sí (ahora ex prostituta), puta no. Usé ese término en el blog para no caer en problemas de semántica puesto que coloquial y superficialmente, el pueblo a toda prostituta, la llama "puta".
15.- Desde el punto de vista social, que ya está quedando anacrónico, la mujer debe de casarse virgen y sólo sostener relaciones sexuales con el esposo, entonces una mujer que tenga sexo premarital o que tenga varios hombres a lo largo de su vida, se le consideraría "puta". Desde ese punto de vista, casi no habría mujer que no cayera dentro de esa denominación.
16.- Por otra parte, la sociedad se está abriendo. Hoy en día la gran mayoría de los hombres ya aceptan a una mujer soltera que no sea virgen y que ya haya tenido varios hombres. Desde esa óptica, muy pocas mujeres caerían en la denominación de "puta".
17.- He conocido algunas que desde ambos puntos de vista caerían en esa denominación.
18.- Entonces, puedes ser prostituta y no ser puta y viceversa.
19.- Es muy fácil que una puta se convierta en prostituta.
20.- Es un poco menos fácil, sin dejar de serlo, que una prostituta se convierta en puta.
21.- La línea que separa la prostitución de la putería es muy delgada y borrosa, poco clara, es muy fácil traspasarla sin darse cuenta. Siempre estuve al pendiente de eso y al final del día trataba de ser reflexiva conmigo misma para no cruzar. De haberlo hecho, mi autoestima hubiese quedado por los suelos.
22.- La mayoría de las chicas que conocí y no distinguían esa línea, o ni siquiera estaban conscientes de su existencia, provenían de hogares deshechos o habían tenido infancias tristes y hasta tenebrosas. Yo no tenía pretexto ni razón para desentenderme de esa línea. Sentía un cierto compromiso conmigo misma y con quienes me rodean.
23.- El secreto de la prostitución es el de mentalizarse. Verlo estrictamente como un trabajo y no como un medio donde se puede mezclar la diversión con la obtención de recursos. Eso no significa que no sientas ni disfrutes, simplemente que el objetivo final no debe de ser el placer.
24.- Una buena prostituta es como una actriz. En tus horas de trabajo debes de encarnar al personaje que representas y hacerlo lo mejor posible, aunque muchas de la veces el personaje, no se parezca a la persona en la vida real. Siempre intenté hacerlo lo mejor posible.
25.- Si vendiendo chicles en un crucero me dejara lo mismo o más, nunca me hubiera dedicado a la prostitución. Nunca me faltó nada en mi casa, simplemente desde muy joven quise ser independiente y nada le deja más a una mujer joven, económicamente hablando, que la prostitución.
26.- Yo no inventé el sistema. Me adapté y simplemente traté de obtener lo mejor de él.

Y ahora aquí pongo la foto del negativo de ayer. Espero que se vea y me hagan favor de confirmarlo.



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La foto durará hasta la noche del domingo.

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lunes, noviembre 20, 2006

Con pollo asado y bebida dulce me conoció mas

Como había quedado le llame el sábado, contestó gustoso como siempre, repitió que quería verme en su casa y que si deseaba pasaría por mí, me negué pero escogí un lugar céntrico, cercano y de fácil acceso. Cuando llegue al lugar ya me esperaba, me preguntó si deseaba algo de ahí o si quería comer en otro lado, le dije que no tenía hambre y sugirió que pidiéramos algo en su casa, o compráramos algo en el camino. En el trayecto dijo que se le antojaba pollo asado, que por ahí lo vendían para llevar, preguntó si me gustaba y si tenía ganas, le respondí que no había problema, en realidad cualquier comida me da igual, así que no había razón para negarme. Antes de llegar al lugar alabó mi vestuario, llevaba un conjunto de pantalón, chaleco y blazer azul marino con blusa de seda celeste, mis zapatos hacían juego y como hacía frío llevaba chaqueta azul más oscura.

Pidió el pollo y algo más que no me fijé, ya en su casa prendió un calentador, se sentía el frío, cuando la temperatura subió me quité la chaqueta y sugirió que comiéramos para que no se enfriara la comida, lo que había pedido extra y que venia en dos vasos de un litro era guacamole (aguacate molido y mezclado con jitomate, cebolla y cilantro), el otro era una salsa gravy.

Comimos poco, supongo que fue para darnos fuerza y no cargar el estómago presintiendo lo que venía, del comedor pasamos a la sala y me ofreció una bebida dulce para el frío, se sentó a mi lado rodeándome con su brazo. Mientras bebíamos y platicábamos me decía que le gustaba mucho y quería que le diera el número de mi celular para contactarme cuando él quisiera, le hice ver que aunque quisiera no podría verlo con frecuencia por mis clases y trabajo que me absorbían demasiado, sin contar la diferencia de edades con lo cual mis padres se alarmarían si se enteraban lo que ocurría entre nosotros.

Al terminar la frase se acercó a mí y comenzó a besarme, era evidente que le gustaba besar, casi como mujer, me dijo “que ricos besos azucarados” haciendo alusión a la bebida que tomábamos y mi boca sabía a ella, le respondí con una sonrisa al tiempo que él preparaba otra bebida, era apenas la segunda y como eran vasos pequeños ya me estaba mareando. Con sus besos y el alcohol mi sangre comenzó a bullir más, sentí calor y me quité el chaleco, para seguir conversando y besándonos, y él siempre insistiendo en saber más de mí, la colonia donde vivía, la escuela a la que asistía, el paradero de mi trabajo, etc.

Al ver que lo esquivaba con su característica habilidad me dijo que si tenía calor me desnudara, abrí los ojos completamente, no esperaba que lo dijera así, sabía que tendríamos sexo era un acuerdo implícito al verlo en su casa, pero esperaba algo más ortodoxo. Cuando me vio alarmada en lugar de insistirme como lo hubiesen hecho otros hombres con menor experiencia solo me pregunto, “te gusta el erotismo”, asentí y cuando le iba a decir “ya lo hemos hecho” me interrumpió diciendo, “no hablo de sexo, sino de erotismo, hasta los animales tienen sexo, es algo muy básico”, quedé con la boca abierta sin saber que contestar, enmudecí esperando que continuara con su discurso y prosiguió diciendo, “en otras ocasiones hemos tenido sexo con ligeras porciones de erotismo, déjame llevarte por los caminos que no has soñado que existen, no te arrepentirás”, y continuo su cátedra, “no sólo te garantizo que te gustará, sino que a final te alegrarás de haber vivido algo que no conocías, tendrás una experiencia inolvidable, es más, conmigo puedes tener muchas experiencias que recordarás cuando seas viejita”.

Me nació abrirme con él, mi forma franca de ser y el alcohol me hizo ser totalmente honesta, le dije que cuando le confesé que era virgen no le había mentido, y que antes de ese día con él había tenido muchas experiencias muy fuertes, le comenté lo de Raúl1 y JManuel, lo que viví con Mark y sus amigos y desde luego las experiencias con Marthis, con PR y sus amigos y sobre todo el baile inolvidable para mí que les di a ellos.

Mientras me hablaba de erotismo y le contaba mi vida sexual empecé a sentir como se humedecía mi entrepierna y brotaba líquido vaginal de mi interior. Se llevo la mano a la barbilla mientras me escuchaba con atención, era evidente que no esperaba tanto, supongo que imagino que solo habría chupado algunos penes, tres o cuatro a mis amiguitos o noviecitos. Preguntó como me había sentido en el lesbianismo, le respondí que no era lo mío pero que si hubiera necesidad lo volvería a hacer (no mencioné a la rusa) pero si fuera por mí nunca más, le explique que no era prejuicio por la educación ortodoxa y cerrada, sino porque me había analizado y había factores que se llevan a cabo en una relación lésbica. Asentía con la cabeza al tiempo que yo entraba en los detalles que viví con Marthis, en ocasiones sonreía de las ocurrencias de ella o de las frases que yo decía.

Se reía de mis detalles y gestos por las diferencias entre hacer oral a un hombre o a una mujer, su risa no me contagiaba y yo seguía con mi cara de fuchi cuando recordaba a que sabía una y otra y como quedaba mi boca después de hacerlo, él reír aún más.

Me preguntó si apreciaba la belleza en la mujer, le dije que sí pero solo para admirarla, le dije algo que en otras ocasiones he repetido, “la magia que ejerce la mujer con su belleza y sensualidad hacia el hombre se neutraliza con otra mujer.” Es decir, una mujer puede cautivar a los hombres con su encanto, pero ese encanto no funcionan con otra mujer.

Súbitamente casi llego al orgasmo cuando me hizo una pregunta, no la esperaba, pero con ella hizo subir mi temperatura al grado de darme fiebre.

Al fin me tenía donde él quería…

martes, noviembre 21, 2006

Su reto, me inquietó…

Al oír su pregunta tragué saliva, le di otro sorbo al vasito y le pedí que me sirviera más, evidentemente se dio cuenta del efecto causado en mí. Con toda la tranquilidad del mundo se levantó y me preparó la otra copa, me la dio en la mano y en lugar de insistirme, con el dorso de su mano acarició mi mejilla, luego hizo lo mismo con la otra y la pasó por mi frente como para medir mi temperatura, finalmente me dio un pellizco muy tierno en la nariz, diciendo que qué bonita nariz tienes.

La pregunta que me había provocado un cúmulo de sensaciones que se agolpaban en mi rostro, me sentía como cuando bailarle desnuda al grupo de hombres. Esperó a que le diera unos pequeños tragos al vasito y en vez de presionarme me volvió a besar, sabía como hacerme sentir bien y desahogar la presión que había en mí. Me beso con más pasión, lamió mi cuello un poco subiendo a mi oreja, mientras lamía hizo una pausa y me pregunto, “¿te gustó mucho verdad?”

Podía andarme por las ramas pero preferí ser franca y directa, con la mirada perdida al frente, teniéndolo justo frente a mi cara le respondí con simple “sí”. “Extrañas volver a hacerlo cierto”. En ese momento sentí un toque eléctrico recorriendo cada vena de mi cuerpo y estallando en mis genitales, era una nueva descarga de líquido vaginal. Asentí con la cabeza sintiendo la urgencia de fumarme un cigarro para aligerar la carga de vergüenza y excitación. No me permitió que tomara el cigarro, ni mucho menos que lo encendiera, caballerosamente hizo todo por mí.

Pensé que me seguiría acribillando con el mismo tema, pero de nuevo me sorprendió, diciéndome, “hagamos algo”. Volteé a verlo sin emitir palabra, tampoco él habló y se limitó a desabrocharme la blusa. Lo primero que pense fue que me tomaría ahí mismo. A lo cual no me opondría, que para eso había ido a su casa, ya que desabrocho los botones me ayudó a quitármela, siguió con el pantalón hasta que quedé en brassiere y calzón sentada en el sofá junto a él.

“Cómo te sientes así” me preguntó refiriéndose a mi semi desnudes, “bien le contesté”, que bueno que aquí no hace frío le dije tratando de escabullirme un poco a la realidad que me rodeaba. Sonrió y me beso los pechos donde el brassiere no cubría, me puso la mano en el muslo sin imprimir pasión. En ese instante pensé que me quitaría la ropa de golpe para penetrarme ahí mismo, o me pediría que le hiciera oral, después de darme mas besos en la boca volvió a preguntarme “ahora como te sientes” volví a responderle que bien, insistió que si igual o mejor a lo que contesté mejor. Bajó los tirantes del brassiere y cuando mis pechos quedaron desnudos me dio pequeños pellizquitos que sirvieron para calentarme más.

Con un ademán me indico que me quitara los calzones, obedecí sin dejar pasar tiempo, supuse que empezaría el cachondeo fuerte, como Besarme los senos, dedearme, cosas así, pero no solo dijo, “así quédate”, no pude responder nada, después de unos segundos me sentía extremadamente húmeda y le pedí su baño. Cuando me conducía me tomó por los hombros y me dijo que fuéramos totalmente honestos, me parece muy bien le dije, y me preguntó si le había pedido el baño porque realmente iba a orinar, “también eso”, dime cual es la causa principal por la que vas al baño, bajé la mirada y le dije que me daba pena decirlo, recuerda que dijimos que seriamos francos y directos, ok respondí, estoy muy húmeda y me siento incómoda, incomoda por andar húmeda, se supone que así deberías de estar mejor, replicó.

Podría mancharte el sofá le dije, si así fuera bendita mancha no la lavaría nunca, me respondió, me sonrojé y sonreí, ante mi oposición a sentarme “a pelo” en el sofá volvió a sorprenderme y a halagarme pidiéndome que me sentara en sus piernas, al posar mis nalgas sobre sus muslos dijo que ahora lo que buscaba era mancharle el pantalón, sus palabras me impactaron y sobrecogieron, a la vez que me apenaron, sonrojaron y sobrecalentaron.

Me dijo que no tenía que hacer nada, sólo que pusiera mis brazos alrededor de su cuello, lo hice y él puso una mano en mi espalda y la otra en mis nalgas, ya había entrado en calor y me había despojado de la pena, le dije que si lo que quería era que lo manchara podía sentarme en una sola pierna con las mías a los lados, respondió que no me preocupara que sólita me escurriría hasta su pantalón, preguntó si me gustaba la idea de mojárselo simplemente por estar sentada en sus piernas. Aspiré profundo y exhalé con fuerza, me sonreí al mismo tiempo que me sonrojaba, si es que podía hacerlo más, con toda mi fuerza y le dije que sí y reaccionó diciéndome, “vez esto es erotismo, te está gustando verdad” respondí con otra leve sonrisa.

Entonces me dijo que íbamos a “ayudar a mi naturaleza”, la mano que tenía en mis nalgas la colocó en mi pubis y con el dedo medio comenzó a acariciar la parte más alta de mi vulva, diciéndome que con eso lubricaría más, me sentía empapada, él seguía ayudando a excitarme con frases que me enloquecían “parece que traes crema” refiriéndose a mis genitales.

No respondí, lo único que pude hacer fue poner mi cabeza en su clavícula, por su parte seguía haciendo movimientos circulares con su dedo llegando a mi clítoris, lo quitó se lo llevó a la boca, lo metió y succionó hasta dejarlo limpio mientras arqueaba las cejas de manera picaresca para demostrarme que le parecía muy agradable el sabor, por mi parte deseaba que ya me metiera el dedo o que pidiera que se la mamara o mejor aun, que me cogiera de inmediato.

Entonces dijo que él sabía que me gustaría volver a hacer un strip tease frente a algunos hombres y que después me cogieran uno por uno, que él estaba dispuesto a hacer los arreglos necesarios y me reto a que lo negara. Volvió a poner su dedo en la parte más alta de mis labios dándome un masaje circular diciéndome “niégamelo”. Lo voltee a ver y tomándolo por la cara le dije, “no lo niego” y prendí su boca con la mía.

Apenas vislumbraba que la parte erótica de la sesión estaba comenzando…

miércoles, noviembre 22, 2006

Alteró el menú, comió gravy antes del postre…

Después de besarlo me dijo que volteara para quedar frente a él, quedé a horcajadas con su nariz frente a la mía al tiempo que me decía “que tu panochita quede sobre mi bultito” refiriéndose al promontorio que se había formado bajo su ropa, sentí como mi parte íntima resbalaba sobre la tela del pantalón, sentí su rollo de carne dura e imponente, si lo que buscaba era terminar manchado de líquido femenino, lo estaba consiguiendo.

Mientras nos besábamos sentía la viscosidad en mi vulva, inicie movimientos de arriba a abajo y en vaivén para pegar y despegarla la tela del pantalón, al subir suavemente mis labios se quedaban pegados a la tela y al final se despegaban, puso sus manos en mis nalgas y las abrió para colocar un dedo en mi ano, en unos de mis movimientos descendentes aprovechó para meter la falange, con sus movimiento hizo que los míos fueran más bruscos elevando más mi cuerpo, cuando bajaba lo hacía con fuerza, en uno de esos movimientos su dedo penetró más y él mismo hizo por meterlo aún mas, hasta que la mitad quedo dentro de mí.

Todo lo hicimos sin despegar nuestras bocas, me pregunto si quería mas refiriéndose a otro dedo, respondí con un ahogado y largo “sí” en señal no sólo de aprobación, sino de necesidad. Con la mano que tenía libre me tomó por la parte baja de la espalda y con fuerza comenzó a meter el otro dedo hasta que los dos estuvieran totalmente en mi recto. Continúe con mi vaivén hasta gemir, mis movimientos eran violentos y frenéticos, al tiempo que ÁngelU sacaba y metía ambos dedos por completo, con un “¡ah!” prolongado y alto llegué al orgasmo, abracé con mucha fuerza su cuello sin que él sacara los dedos, quedé temblorosa y sudada, él no dejó de sostener mi espalda con su mano.

Me dejó descansar unos momentos sin sacar los dedos, me dijo que levantara lentamente una pierna y girara sobre mi eje que venía siendo mi ano o sus dedos dentro de mí para quedar en la posición original, me dijo que rodeara su cuello y lo agarrara fuerte, su mano la pasó bajo de mis corvas, me cargo y nos alejamos del sillón, se dirigió a la mesa colocándome boca arriba sobre ella con sus dedos dentro de mi ano todavía, levanto mis piernas, doblo mis rodillas poniéndolas en mi busto, su mano libre la apoyó en mi pubis y comenzó a meter y sacar los dedos del ano como si fuera una sierra cortando madera, tomó una servilleta, sacó los dedos y aunque se limpió bien metió uno de la otra mano en mi vagina. Empezó suavecito abriendo camino con movimientos circulares hasta que topo y sin sacarlo siguió describiendo círculos dentro de mí, me seguía excitando cada vez más.

Después de un rato con esa moción dactilar lo sacó y me dijo que así me quedara, que no me bajara de la mesa pero que estirara las piernas. Fue a la cocina, escuché sonidos conocidos, era el horno de microondas, volvió con el vaso de fibracel en una mano y una jeringa desechable sin aguja en la otra, no tenia idea para que quería esas cosas, me dijo que abriera los brazos en cruz y comenzó a verter el contenido sobre un seno, era salsa gravy, la derramo en mis pezones formando una línea delgada desde mis senos hasta el monte de Venus donde vertió mucho más para que escurriera por mi vulva e ingles y se estancara entre los pelos.

La salsa estaba tibia, al sentirla sobre mis pezones y a lo largo de mi vientre escurriendo entre mis piernas, por la parte externa del busto hasta los costados y axilas, me ponía nerviosa, los pequeños hilitos de líquido tibio me enloquecían, me perturbaban. Por fin comenzó a lamer, lamía mis pezones con maestría, sus labios no me tocaban, sólo me rozaban ligeramente, tenía la maestría del perro cuando toma agua, tiraba lancetas con la lengua de modo que el pezón se paraba y endurecía mas al grado de dolerme, como broche de oro pasaba su lengua describiendo la circunferencia del pezón, lamía toda la periferia sin entrar de lleno ni se salía hacia el resto de mi seno, al final me mordió con los labios sin usar los dientes y en vez de aliviar mi calentura la aumentó rotundamente.

Una vez que mis pechos quedaron limpios siguió al costado a donde había escurrido el líquido, comenzó a lamer hasta la axila y volvió a descender a mi pecho, así por ambos lados, luego se ocupó del camino de salsa que había trazado desde el centro de mi pecho, siguió bajando hasta el ombligo, volteó a verme y dijo “ahí” suele acumularse así que pondré especial atención. Se había formado una alberquita de salsa en mi ombligo como alguna vez se formo una de chocolate tiempo atrás, me metía y sacaba la lengua como una serpiente, cuando vio que había residuos que con la lengua no podía extraer ponía sus labios en mi ombligo y succionaba como aspiradora.

Era una sensación extrañísima, parecía que sacaría mis entrañas por el ombligo, comencé a mover las piernas pataleando, él me tomó un muslo para tranquilizarme, siguió por mi bajo vientre hasta llegar al monte de Venus y comenzó a lamerlo hasta que no pudo más y se metió un mechón de pelos en la boca y los absorbió hasta dejarlos limpios, lo hizo varias veces hasta que mi pubis dejo de tener el exceso de humedad de color café que deja la salsa, lamía y lamía hasta que mis pelos quedaron húmedos de su saliva. Como cerrojazo final mordió fuertemente mi monte de Venus, tan fuerte fue la mordida que me hizo gritar, no sólo de dolor sino de sorpresa, lo escuché tan cómico que me reí de mi misma y de ese grito.

La jeringa sin aguja que había traído junto con la salsa estaba a mis pies, no la había usado ni había hecho mención de ella, cuando terminó con mi pubis se tomó un respiro suficiente para que le preguntara que hacía la jeringa ahí, que para que la quería, qué cual seria su papel en este juego que apenas iniciaba…

jueves, noviembre 23, 2006

Hasta artista plástico resultó...

Seguía haciéndome la misma pregunta cuando ÁngelU se disculpó un momento, se dirigió al baño sin darle importancia preferí concentrarme en la jeringa que estaba a mis pies, no se veía un hombre malo que fuera a intentar inyectarme droga, mi duda creció, escuche el ruido de una pileta de agua llenándose, mi duda aumentó, eran bastantes cosas fuera de lo común las que pasaban hasta ese momento.

Como estaba húmeda hasta la raya de las nalgas no podía estirar las piernas para descansarlas porque ensuciaría la mesa, así que las mantenía en el aire, dejé de escuchar sonidos y regresó él sin nada en las manos, no sabía que nueva sorpresa me daría, en ese momento no mire sus pantalones y si los había dejado húmedos como él quería. Me miró a los ojos, sonrió y sin decir palabra separo mis piernas y me volvió a tomar por las corvas, se agachó y lamió mi vulva deliciosamente.

Ahora pienso, como es que ese hombre no se aburre de hacérmelo, recorría mi vulva, lengua arriba, lengua abajo sin olvidar un solo pliegue. No sé si lo hacía por verdadero gusto o como estrategia para calentarme más. Por fin tomó la jeringa y al verlo le pregunté “qué vas a hacer”, no respondió solo se llevo el dedo a la boca en señal de silencio y emitió un “shhh”, para llevar a buen término las cosas mantuve silencio pero deje los ojos bien abiertos en caso de que quisiera hacer algo que perjudicara mi salud.

Si bien la jeringa no tenía aguja podría colocársela sin que lo viera y hacer algo que terminara perjudicándome. Llevó la jeringa hacia el vaso que contenía la salsa para llenarla, tomo mis muslos y los levantó cuanto pudo, me dijo que yo misma los levantara dé tal manera que mi vagina quedara tan arriba como fuera posible, con su ayuda lo hice, mi vulva quedó en la parte alta y mis rodillas junto a mi busto, llevó la jeringa hacia mi vagina, de nuevo le pregunté qué vas a hacer y de nuevo hizo “shhh”.

Introdujo la jeringa en mi vagina, el cosquilleo que sentí es imposible describirlo, comencé a mover las caderas por desesperación y placer, con voz suave dijo “tranquila mamacita”, mientras continuaba vaciando el contenido dentro de mí, me tomó la nalga colocando el pulgar en mi ano, con la otra oprimía la jeringa hasta vaciar todo el contenido, de mi vagina se desparramo por mi área perineal y mi monte de Venus. Volvió a lamer mi vulva hasta dejarla limpia continuando su recorrido descendente hasta llegar al ano y la rayita de mis nalgas, volvió a llenar la jeringa para vaciarla dentro de mí nuevamente, me dijo que apretara la vagina, hice lo que pude, esta vez no emergió tanto contenido, él pegó sus labios y comenzó a succionar, nuevamente la sensación no es explicable con palabras, retorcía las caderas con velocidad me tenía enloquecida, se siente que te están extrayendo hasta las entrañas en cada succión, era tan fuerte la sensación que mis lágrimas rodaron por las sienes, no por dolor sino por la experiencia que estaba viviendo que me atormentaba y enloquecía de placer.

Llegué a pensar que me lo haría por el ano, después supe que por ahí se puede siempre que se use una férula y no con la jeringa, además la postura debe de ser diferente. Cada “relleno” de vagina y cada succionar con su boca se sentía diferente, lo sigo diciendo me enloquecía, la última descarga la vertió en el exterior a lo largo de la vulva cubriéndola toda, me dijo que bajara de la mesa y lo siguiera, iba escurriendo toda. Lo seguí al baño, los hilos del gravy escurrían por mis muslos, me pareció un trayecto larguísimo, no por la distancia sino por la sensación de escurrimiento y burbujas que se formaban por el movimiento en mis labios y pelos.

Cuando llegamos al baño me esperaba un cajón en forma de cubo y sobre el una cartulina color crema, ÁngelU me pidió que me sentara a horcajadas sobre el cajón, quedé boquiabierta al no adivinar sus intenciones, para qué me pides eso le dije, siéntate y te lo digo respondió, me explicó que debido a mi humedad natural mezclada con la salsa mi trasero y mis partes íntimas se “dibujarían” perfectamente sobre el cartoncillo, para que lo quieres le dije, de recuerdo nada mas respondió, asegúrate de abrir al máximo tus nalgas, tus labios y que “tu partecita” (sic) quede bien pegada a la cartulina, me instruyo…

Me dijo que me inclinara un poco hacia el frente para que los pelos se “perpetuaran” en el cartoncillo, él me ayudó a acomodarlos de la mejor forma, por su pericia para guiarme e incluso ayudarme era evidente que no era la primera vez que le pedía a una chica que lo hiciera. De hecho me explico técnicamente que había sustancias con las que no funcionaba bien, como el chocolate líquido, que por lo grueso que es, traspasa el cartón y lo deshace…

Pensar que le iba a dar un regalo tan original y tan erótico me hizo mojarme más, le dije que estaba lubricando y me pidió que me quedara más tiempo sentada porque el líquido vaginal funciona como fijador del color. Fue un círculo virtuoso, entre más explicaciones me daba acerca de lo que hacíamos, más me excitaba, le decía tal o cual cosa y más explicaciones técnicas daba.

Mientras seguía sentada perpetuando mi intimidad en un cartoncillo preguntó si traía lápiz de labios de color rojo oscuro, le respondí que sí, me dijo que no me moviera que él iría por mi bolsa. Aun no abandonaba el baño cuando se detuvo, volteó e insistió, “no te vayas a despegar”, dejó la puerta abierta, se alejaba y escuchaba su voz recomendando que no despegara “mi partecita ni mi colita”, con fastidio por su insistencia y excitación por la situación le respondí un largo “no” a cada una de sus recomendaciones.

Tardó en regresar, lo suficiente para preguntarme que seguía, las horas se hacían cortas y a la vez eternas, pero no me provocaba la desesperación que otros hombres con sesiones kilométricas me habían dado. Con él, cada minuto era una sorpresa, no tenía idea de que seguí o que tenía en mente, era evidente que su repertorio era amplísimo y que pensaba usar gran parte de su arsenal erótico conmigo esa misma tarde…

viernes, noviembre 24, 2006

La etapa de gimnasta acuático…

Regresó con mi bolsa, la colocó al lado del lavabo se dirigió hacia mí y se puso a mi espalda, apartó mi cabello y me comenzó a lamer por la nuca descendiendo por mi espina dorsal hasta el cóccix, me dijo que flaquita estás se te notan las costillas, tan excitada estaba que no pude contestar nada. Pasó sus manos por mi costado, las llevó a mis senos que acarició suavemente levantándolos y pellizcando los pezones. Al terminar sujetó con firmeza la cartulina y me dijo que me levantara despacito para que no se quedara pegada en mi piel, sentí al levantarme como se despegaba de mi piel, al quedar de pie volteé a donde estaba la cartulina posada en el cubo, vi como realmente se había delineado mi cuerpo, mis nalgas con la línea en medio de ellas, mi ano, los labios de la vulva y hasta algo de pelo púbico habían quedado como una pintura.

Algunos pelitos púbicos quedaron diseminados sobre la superficie de la obra de arte “natural”, le pregunté si no pensaba retirarlos antes de que se secara, respondió diciendo por el contrario es un “plus” cuando esto pasa. Estaba sorprendida por la forma tan exacta en que había quedado delineada mi silueta, era mucho más detallada que cuando te sientas en el cofre de un auto que tiene polvo y dejas tus pompis marcadas, algo así esperaba yo, dijo que había que dejarlo secar pero que faltaba el toque final, que me pintara mucho los labios y en alguna esquina de la cartulina dejara un beso. Ahí fue cuando entendí el porqué del lápiz de labios, me pinté y besé una esquina de la cartulina. ÁngelU me dijo que dejara el lápiz a la mano que no lo guardara, me dio un plumón y/o marcador y me pidió que escribiera una dedicatoria, escribí algo y al final mi nombre.

Como estaba de pie frente a mí pude fijarme muy bien en la mancha oscura del pantalón a la altura de su pubis, vi que había logrado el cometido de mancharlo lo más que pudiera, cuando sintió que mi mirada la dirigía a su entrepierna, con voz alegre dijo que lo habíamos logrado, me apené pero después de todo la que lo había mojado había sido yo y no precisamente con agua, claro que me había excitado ver la mancha y que hiciera referencia de ella.

Comenzó a desnudarse, yo tenía tiempo desnuda, tenía ganas de estar parejos, además de las ganas que cualquier mujer tiene de ver a un hombre desnudo y vérsela aunque ya la conozca. Al quedar desnudo vi que no la tenia parada, en eso era diferente a MemoT, este necesitaba más estimulación directa, después entendí que es normal debido a la diferencia de edad, se acercó a mí, me abrazó y me volvió a besar, busqué papel de baño y le limpié la boca, me pidió que me volviera a pintar los labios y mucho, le pregunté el motivo, me dijo que lo hiciera sin dar más explicaciones. Me pinte y le pregunte si así o más, varias veces pidió “más”, hasta que quedé como quería, me paré frente a él esperando que me abrazara y besara pero en ves de hacerlo me dijo que me hincara, lo hice y me dijo con tono suave “mámamela”, con ese tono de voz es difícil decir no y ni ganas dan de negarse. Lo tomé por las caderas, mi boca buscó la punta de su pene y comencé a chupársela suavecito, sentí como se iba calentando y se le paraba dentro de mi boca, sentí el cambio de calor a hervor y su sabor más dulce del pene. Profería palabras que me calentaban más, recuerdo que decía que mis labios pintados eran un hermoso marco para ver como desaparecía su verga dentro de mi boca, que le gustaba oír mi respiración mientras se la mamaba y otras cosas como que parecía una muñeca con mis labios pintados o una niña grande y más.

Se la chupé hasta que estaba bien dura, por experiencia me la saqué de la boca, miré hacia arriba y le pregunté ¿más?, sabía que si seguía chupándola pasaría de un punto en que es necesario terminar irremediablemente y no podríamos tener penetración. Me preguntó si quería seguir hasta terminar o si la quería en la vagina, es una pregunta difícil de contestar, por una parte quería chupársela por horas, por la otra necesitaba sexo completo, pero lo más difícil es reconocer esto último. Cuando se trata de tu pareja y le tienes confianza se lo dices con palabras llanas, le aclaras lo que quieres, pero con un hombre que te dobla la edad o más y lo has visto y tenido sexo con el pocas veces es difícil por más que te haya dicho que le hables claro, y es más difícil aún cuando tienes diecisiete años.

Hincada mirando hacia arriba con una mano en la raíz de su miembro y la otra en el tallo le respondí con voz imperceptible, “quiero todo”. Estiró sus brazos me tomo las manos para ayudarme a incorporar, una de mis manos la llevo a su pene diciéndome que no lo soltara, nos dirigimos a la bañera. Se encontraba llena, le pregunté como la había llenado tan rápido, respondió que antes de ir por mí la había llenado a la mitad y que cuando me había dejado sobre la mesa la había terminado de llenar con agua muy caliente así que debería estar tibia. Se metió él primero pero no sumergió su miembro, la mitad de su cuerpo quedó en la superficie, me dijo que me sentara en su verga, gracias a mi lubricación y a los abundantes residuos de gravy fui resbalando con facilidad hasta que topó, juntos fuimos bajando hasta que la mitad de nuestros cuerpos quedaron sumergidos dándole la espalda y sentada en sus piernas y claro, ensartada por su pene, me rodeó tomando mis senos para que subiera y bajara, posición sexual que no dominaba, no recuerdo si fue mi primera vez así, se me resbalaban los pies en el fondo de la bañera, me dijo que los encogiera para que mis plantas pudieran apoyarse totalmente.

Comencé a subir y bajar lentamente, mis movimientos empezaron a producir unos ruidos chistosos abajo del agua como “splash” cada vez que subía o bajaba, mejor dicho, como una especie de destapa caños en pequeño. En ocasiones me pedía que me detuviera, supongo que porque mis movimientos le provocaban ganas de eyacular, continuaba su lenguaje erótico diciéndome que esa posición bajo el agua daría el mismo efecto que un deshollinador y mi vagina quedaría muy limpia sin rastros de salsa, lo estaba disfrutando mucho hasta que dijo que me detuviera, me dijo que me “desenchufara” y levantara, se me hizo muy extraño pero lo obedecí, después él se levanto.

Con una toalla nos secamos, me dijo que fuéramos a la recámara, al salir del baño pidió que se la volviera a mamar para que no se le bajara, se lo hice para “darle mantenimiento” pero todavía estaba muy dura. Después de unas chupadas me empino un poco y me metió la punta, me tomo de las caderas y me dijo que así “ensartados” fuéramos caminando hacía la recámara que estaba a unos metros. Para mí fue de locura cada paso que daba sentía la punta de su verga rozarme el orificio vaginal, era un cosquilleo y sensación de absoluta demencia, quise gritar a cada paso pero me contuve, en otros simplemente aullaba. Por fin llegamos a la habitación y lo primero que vi fue la cama que supuse pondría fin a mi suplicio…

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sábado, noviembre 25, 2006

Con Prisas

Bueno, con algo de prisa pero aquí dejo el negativo.
Espero que se vea.
Haré todo lo posible por meter el posivitvo mañana.
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sábado, diciembre 02, 2006

Como dije ayer...

Como dije ayer, no quiero dejar abandonado el blog, así que me di un tiempecito para meter este negativo que al cabo no me ocupa tanto tiempo.

Espero que me digan si se ve y mañana meteré el positivo.



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Esas semana no metí posts por andar de viaje o trabajando

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sábado, diciembre 09, 2006

Sábado

Aquí meto el negativo. Espero meter el positivo mañana y ahora sí, continuar con la cronología el lunes.

Espero que por favor me digan si se ve el negativo.
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lunes, diciembre 11, 2006

Nunca supe si era gimnasia o tortura

Bueno pues aquí sigo con la cronología.

Gracias a todos por su paciencia y apoyo.

Al rebasar el umbral de la puerta me tomó firmemente por las caderas y detuvo su andar, me penetró profundamente con suavidad, fue entrando centímetro a centímetro hasta que no cabía más dentro de mí. Me dijo que ensartada nos dirigiéramos a la cama, me instruyó en dar un paso a la vez y que fuera lentamente, tenía que estar hacia delante, cuando avanzaba con mi pierna derecha él hacía exactamente lo mismo como si fuéramos un solo cuerpo.

Cada paso se sentía diferente dentro de mi vagina, era torturador y enloquecedor. Al dar el quinto o sexto paso su pene se deslizó ligeramente hacia afuera, de nuevo hizo que nos detuviéramos, me volvió a tomar con firmeza las caderas y empujó para metérmela hasta el fondo, con su mano en mi espalda me empujó suavemente hacia delante para regresar a la postura empinada que se necesitaba para que no se saliera su miembro.

A unos pocos pasos de la cama, la cual vi como tabla de salvación, volvió a detenerse, ya sabía cuando caminar y cuando detenerme, si me apretaba las caderas con fuerza significaba que debía dejar de caminar. Sus manos se posaron en mis hombros y empujó hacia delante con fuerza indicando que quería que me empinara más, fui bajando mi torso, sentí sus palmas recorrer mi espalda en forma descendente hasta que las colocó en mi espalda casi en la cintura, comprendí que lo que deseaba era que tocara las puntas de mis pies con mis dedos.

Comenzó a meterla y sacarla, siempre con movimientos suaves, la curiosidad me venció y arquee mi espalda tanto como pude, quería averiguar si era posible ver desde abajo como entraba y salía su verga de mi cuerpo, no lo logré debido a la sensación no me permitía concentrarme en ello, sólo logré ver la raíz del pene y sus testículos rebotando como campanas gemelas.

Después de cada cuatro o cinco empujones, se detenía cuando la verga estaba hasta adentro topándome, ejercía fuerza con sus caderas para que la punta presionara el fondo de mi vagina, la fuerza cedió, simplemente la dejó adentro unos instantes y retomó el meter y sacar, comencé a tener sensación de humedad deslizándose por mis muslos, los residuos de gravy en combinación de mis líquidos vaginales de nuevo se estaban haciendo presentes en esta sesión tan singular para mí.

Después de una serie de empujones y de meter y sacar me tomó los costados y me jaló hacia arriba, era señal de que quería que volviéramos a caminar como siameses hacia la cama, así lo hicimos.

Cuando llegamos al borde de la cama doblé una pierna y coloqué la rodilla en el colchón, con ello hice que su pene se saliera, solamente dejando la cabeza dentro, subí mi otra pierna a la cama y con cierta presión salió la cabeza, no sé si se escuchó un “plop” o lo imaginé debido al espesor del gravy y mis líquidos, en mi mente tengo la impresión que sí.

Quedé en cuatro y ÁngelU me pidió que no me moviera, dicen que hombre precavido vale por dos, en el buró tenía servilletas de papel, supongo que estaba preparado para cuando llevaba mujeres, no sólo por mí, aunque si creo que sabía que yo estaría en su cama en esa posición, desde antes de invitarme a su casa.

Comenzó a limpiarme, me limpió las nalgas y muslos con mucho cuidado dejándome bastante seca, puso mucha atención entre las nalgas y sobre todo al ano, y una sensación de comodidad me invadió inmediatamente, al final limpió la parte alta de mi vulva quitando el exceso de humedad en los pelos, sin embargo el área de mi orificio vaginal lo dejó intacto, quedó igual de húmeda y viscosa. Me dijo que me acostara boca abajo con las piernas juntas levantando las pompis, se colocó sobre mí pegando su vientre a mi espalda, estiré mi mano hacia atrás, le agarré la verga y la coloqué en mi orificio vaginal para que metiera la punta un poco más.

Yo estaba con mi vientre en la cama mientras él estaba posado sobre sus manos y rodillas, como su pene no era muy largo no la metió mucho, sin embargo como no se había limpiado cuando me volvió a ensuciar el trasero, supongo es el precio del placer para toda mujer.

Dejó caer todo su peso sobre mi cuerpo, pasó sus manos bajo mis brazos y con un giro quedamos de costado, me dijo que levantara la pierna que había quedado arriba y una vez que lo hice la tomó y la jaló hacia atrás quedando reposada atrás de la suya. Pasó su mano delante de mi cuerpo y comenzó a frotarme el clítoris con fuerza, sabía que estaba muy excitada y me podía hacer eso y más.

Comencé a gritar no sólo a gemir con mucha fuerza, olvidé si había vecinos o si existía el mundo exterior, no me importó nada. A mayor volumen y desesperación de mis gritos, mayor era la intensidad con la que me frotaba la vulva, empezó el lenguaje erótico, primero preguntándome si me estaba gustando, le contestaba que sí y volvía a preguntar si mucho o poco, le respondí que mucho, me dijo para torturarme, “si quieres ya no te hago” le respondí con un larguísimo “¡no!” al cual no puso atención, dejó de sobarme la vulva y le grité que no que por favor siguiera.

Volvió a frotarme continuando con lenguaje erótico, me dijo “que sabrosa panocha tienes”, “así me gustan sucias, pegajosas y viscosas como la tuya”, “¿te gusta que me guste tu panocha?”, como pude le respondí que sí entre gemidos y gritos, me tenía en sus manos, podía hacerme, decirme o preguntarme lo que quisiera, continuó diciendo “que rico apestas”, a lo cual no respondí nada, al ver que no reaccioné ante esa frase preguntó si así me apestaba siempre, tampoco pude responder, me dijo que le dijera si así me apestaba siempre o solo a veces, que le respondiera o dejaría de hacérmelo.

Lo único que pude contestar fue un “si” con voz entre cortada, insistió si yo me olía, respondí “a veces me huelo los calzones”. Con voz determinante y autoritaria sin dejar de frotarme preguntó, “para que te hueles” y le respondí “para conocerme mejor”.

Era un suplicio, pero al mismo tiempo me estaba llenando de experiencia a mis diecisiete años, me tenía en sus manos y era evidente que él lo aprovecharía…

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martes, diciembre 12, 2006

Era caliente y manipulador…

Continuó con su lenguaje sucio que hacía excitarme más de lo que ya estaba, seguía frotando mi vulva con rigor y metiendo y sacando su pene desde atrás. Por momentos dejaba de frotarme limpiando su mano en mi pubis, no sé si con el afán de quitarse el exceso de humedad que podría hacerme perder sensibilidad o simplemente para ensuciarme más, la subía hasta mi ombligo y con la yema de su dedo frotaba los bordes para llenarme con mis propios líquidos vaginales, sin decirme una sola palabra me la sacó, se retiró hacia mis pies y tomándome de los tobillos me los jaló hacia él, me abrió y levantó las piernas, las empujó hacia atrás haciendo doblar las rodillas hasta dejarlas a la altura de sus hombros.

Con su vientre presiono mis nalgas para que no pudieran regresar las piernas a la posición original, me tomó de los brazos y los puso por encima de mis extremidades, comprendí que quería que yo las sujetara quedando mi trasero apuntando al techo, todo lo hizo en segundos, se encontraba hincado, de un saltito puso sus pies sobre la cama, se apoyó en mis nalgas y las abrió, me sujetó las ingles y las jaló para que se abriera mi vulva y mi orificio vaginal, colocó la punta del pene y empujó con fuerza, me penetró hasta la mitad, con otro empujón la metió hasta que topó.

En el primer intento de sacarla la sacó hasta la mitad, insistió y esta vez pudo hacerlo dejando la cabeza dentro, volvió a empujar y logró meterla hasta que nuevamente topó con el fondo, la metía y sacaba toda dejando solo la punta adentro, como siempre sin avisar la sacó apoyándose en mis nalgas para lamerme mi vulva. Me lamía a lo largo de abajo hacia arriba, me encontraba al borde del orgasmo cuando posó su boca en el orificio vaginal y comenzó a succionar. No sentía la fuerza de su succión, no se siente como si te estuviesen extrayendo algo con fuerza desde adentro o como si te pusieran una aspiradora en el agujero pero sentía la succión y sobre todo la escuchaba, eran los sonidos de quien absorbe con fruición.

Dejó de mamarme y puso sus dedos en la entrada de mi vagina, metió dos con fuerza y comenzó a cogerme con ellos, metiéndolos y sacándolos con ritmo sincopado. Me los sacó y los pasó a lo largo de la línea en medio de las nalgas, atravesó esa vereda varias veces, hasta que se detuvo en mi ano y los fue metiendo hasta que mi esfínter cedió.

Con la otra mano metió dos dedos en mi vagina, tenía ambos orificios ocupados haciendo movimientos de pistón, cuando sacaba dedos de adelante, metía dos por atrás. Comencé a temblar, ya no me quedaba fuerza para seguir gritando y gimiendo, aunque ganas y hasta necesidad de hacerlo no me faltaban. Siguió algunos minutos hasta que comencé a moverme como gelatina, emití un grito ahogado, un orgasmo que explotaba en mi cerebro como una bomba como dinamita pura.

Continuó sin piedad su trabajo en mi cuerpo, traté de pedirle que se detuviera, mi mente estaba por decirle “ya no”, pero cuando abría la boca no salían las palabras, lo más que pude fue mover mi cabeza en señal de negación. No tardé en alcanzar el segundo orgasmo está vez más silencioso, quizá algún sonido desde el fondo de mi garganta alcanzó a escapar, creo que sí.

Después de cogerme con sus dedos sin misericordia durante momentos que me parecieron milenios, antes que tener consideración de mí se le cansaron los brazos y por fin cesó de hacerlo, sacó sus dedos y sin bajar por completo mis piernas, reposé las nalgas sobre la cama, aunque mis rodillas ya no presionaban mis hombros. Retomó el lenguaje sucio, mencionó las palabras “panocha”, “culo” y “pelos” varias veces, no menciono las frases que me dijo porque no las recuerdo. Mientras lo hacía comenzó a masturbarse, al parecer con su movimiento de dedos se le bajó un poco el pene, cuando la tuvo lo suficiente mente dura con su mano me abrió el orificio vaginal y volvió a penetrarme, se recostó sobre mí, yo ya no quería nada, no quería más, solo que terminara, estaba rendida, satisfecha, saciada y hasta harta.

A pesar de lo que acabo de decir al sentir sus movimientos con mucha suavidad y que se volvían más violentos seguí experimentando placer. Mientras me cogía con fuerza pregunto; “me vengo” mirándome a los ojos, no pude contestarle nada, sólo le hacer di un movimiento de cabeza aprobatorio y cerré lentamente los ojos.

Comenzó a moverse con rapidez que no le conocía a el, semejantes a los de un animal, creí que terminaría dentro de mí pero con un movimiento rápido la sacó toda, se incorporó y colocó sus rodillas a mis costados, metió su verga en la boca de un golpe, se recostó sobre mí quedando acostado boca abajo, mi cabeza en su cintura y su pene en mi boca, en otras palabras la boca sustituyó la vagina.

Empezó a moverse con la misma rapidez como si estuviera en mi vagina, me la metía hasta la garganta sin dejarme respirar bien, al principio lo consideré un acto de falta de consideración de su parte.

Cuando empujaba con fuerza sentía la punta tocar mi garganta, se movía como electrizado con mayor rapidez y por fin soltó su descarga en el fondo de mi boca. No satisfecho con cogerme por la boca se quedó encima de mí hasta que su pene dejó de “palpitar”, unos segundos después de su última palpitación se quitó.

Me dijo que sólo era el principio, que era la punta del iceberg del erotismo, que me tenía preparada otra sesión sexual más tarde, después de que se repusiera, yo ya no quería más y a pesar de que era temprano, le dije que tenía cosas que hacer, me dijo que si lo deseaba podía bañarme, acepté su oferta, sin embargo no contaba con que se bañaría conmigo. Bajo la ducha comenzó a enjabonarme, lo consideré normal, era obvio que tenía experiencia con mujeres, al tallar mis partes íntimas, atrás como adelante me sorprendí que supiera como hacerlo, cualquier mujer sabe que sólo una mujer sabe como lavarlas.

El acabose fue cuando me pidió que me empinara, con su dedo enjabonado penetró la vagina y “talló” para quitar todo residuo de gravy, preguntó si me hacía lavados vaginales, respondí negativamente, me dijo que me enseñaría a hacerlos y explicar la frecuencia recomendable ya que no se debían de utilizar demasiado, siguió con mi año, metió el dedo y talló el recto como si fuera un deshollinador, parece mentira pero aún eso lo encontraba excitante.

Después de bañarnos regresamos a la recámara pidiéndome que me sentara en la cama y abriera las piernas, no tenía idea para que me pedía eso. Comenzó a hacerme oral, exclamé “¡otra vez!”. Respondió que no quería mandarme a casa o a donde fuera totalmente limpia, que de todas maneras ya estaba limpia del resto del cuerpo, durante el trayecto me pidió que me aflojara el pantalón y fue acariciando mi pubis y la parte alta de mi vulva. Me dijo que una mujer feliz jamás tiene la panocha completamente limpia, que aquellas que la tienen así están frustradas en mayor o menor grado.

Una calle antes de llegar a mi destino dijo que era verdad, que si pensaba que había alcanzado el máximo de erotismo, estaba equivocada, que sólo conocía el capítulo número uno de mil, sacó su mano de mi entre pierna y me abroché el pantalón. Nos dimos unos besos de despedida y me pidió que más tarde le llamara, que la parte realmente erótica de mi vida apenas empezaba.


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miércoles, diciembre 13, 2006

Rapidines y quickies me gustan mucho

Transcurrió el resto del día y no le hablé, quise darme tiempo para pensar en lo que había sucedido entre nosotros. Mientras cenaba con mis amigas y compartían sus experiencias íntimas con chicos del tipo de MemoT pense si les comentaba lo que me acababa de ocurrir, pero podían suceder dos cosas, la primera sería la crítica puesto que ÁngelU tenía más del doble de mi edad, la diferencia de edades es un tabú para algunas personas, sigo sin explicarme el porqué, en especial cuando es otra la que vive la experiencia y no tú misma, la gente se alarma más por lo que les pasa a otros, que por lo que les pasa a ellos.

Por otra parte existía el riesgo de despertar envidia en algunas de ellas, las escuchaba en ese momento y todas contando historias similares con chicos muy jóvenes y de poca experiencia, aún así estaban satisfechas y felices. Si les hubiese comentado respecto al erotismo por el que acababa de atravesar hubiese despertado en ellas una curiosidad que no hubiesen podido satisfacer con sus parejas, lo cual podría motivar que ellas a quisieran conocer a ÁngelU. Con su experiencia las hubiera seducido con facilidad, idea que no me agradaba en lo más mínimo. Mientras hablábamos y cenábamos me asaltaban las ideas de ciertas cosas que había dicho ÁngelU y era evidente que yo no era la única con la que sostenía relaciones sexuales en ese momento, idea que me molestaba, sin embargo, estaba consciente de que no me había prometido fidelidad, pensé en pagarle con la misma moneda, en tener sexo con diferentes hombres los siguientes días, inmediatamente lo deseché puesto que no me gustaba, sin embargo llegué a la conclusión de que estaría abierta a conocer más hombres cuando la circunstancias fueran las adecuadas y yo estuviera de humor.

Mientras transcurría nuestra cena en un arranque de celos y coraje, llegué a pensar en no volverle a hablar, pero llegó la sensación de mis genitales húmedos tal y como él me los había dejado porque así había querido, y eso me hizo recapacitar y decirme que quizá sí le llamaría después.

Esa noche nos fuimos de antro pertrechadas dispuestas a utilizar nuestro parapeto sáfico para no ser molestadas por los moscones.

Nos paramos en la barra y formamos “parejas” como si fuéramos lesbianas. Me tocó estar codo con codo, brazo con brazo con Esthela, una chica aperlada, delgada, de cabello al hombro y agradable de cara y carácter. Por el espejo de la contra barra vio que se nos acercaban un par de chicos, con voz acelerada me advirtió y dijo que acercáramos más nuestras caras. Cuando ellos estaban a unos pasos nos comenzamos a besar, de reojo miramos el espejo para su reacción. Al vernos besando detuvieron su paso como si hubieran topado con una barrera invisible, nosotras continuamos nuestro intercambio de labios hasta que se retiraron no sin hacer muecas y gestos de disgusto. Cuando se alejaron lo suficiente volvimos a nuestra posición original, el resto de la noche transcurrió sin incidentes.

Al día siguiente volví a pensar en ÁngelU, me debatía entre llamarlo o no llamarlo, decidí hacerlo y mentirle, le diría que saldría con mi familia y no podía verlo. Le llamé por la mañana y me dijo que tenía muchos deseos de verme, le respondí que para que, si apenas el día anterior nos habíamos visto, dijo que aún así tenía muchas ganas, de qué le dije, contestó tu sabes de que, le dije que no sabía y respondió que me lo imaginara, argüí que no tenía idea, por fin me dijo, “de cogerte mas”, le respondí con un casual e indiferente ¡ah! Me preguntó si yo no tenía ganas, le respondí que sí pero que no podía por falta de tiempo.

En realidad no tenía deseos de otra sesión maratónica, no quería ser su esclava durante horas, no me importaba e incluso deseaba tener sexo rápido con él pero no en una sesión como la del día anterior. Me dijo que sería un “rapidín” un “quickie” que no tardaríamos mucho, me negué varias veces pero al decir que no tardaríamos más de una hora respondí que eso sería lo máximo ya que tendría que estar de vuelta en casa, me aseguró que así sería y acepté.

No encontramos en el lugar indicado y al subirme al carro me besó por cinco minutos, pensé que era tiempo que podíamos aprovechar en su casa en “otra cosa” pero siempre le gustó mucho besarme. Mientras manejaba me dijo que como teníamos prisa en vez de ir a su casa iríamos a un lugar más cercano, le pregunté a donde y repitió que era un lugar cercano. Para callar mis preguntas comenzó a sobarme la pierna y fue ascendiendo hasta la ingle, siguió su trayecto hasta sobarme la vulva encima del calzón.

Desde luego que mis preguntas callaron, seguía con las dudas pero no podía elaborarlas más, lo más que alcancé a pensar era que se trataría de algún hotel a donde van las parejas calientes, por fin llegamos, sería la mitad de distancia pero un rumbo muy distinto al que estaba acostumbrada cuando íbamos a su casa, se estaciono y le pregunté que qué era ahí, evidentemente no era un hotel, así que como me había dejado de sobar los genitales mi mente pudo ponerse en estado de pre alarma o cuando menos mi curiosidad sí se disparó.

Qué es aquí le pregunté, me miró y sonrió no te asustes dijo. Me empezó a dar vueltas la cabeza tratando de adivinar a donde me había llevado, mis dudas revoloteaban en la boca del estómago, no sabia donde estaba y ya mi calentura estaba presente…


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jueves, diciembre 14, 2006

Lo único que fue quickie fue el saludo

Descendimos del auto, frente a nosotros unas escaleras, me detuve y le dije que no daría un paso más si no me decía a donde me llevaba, dijo que era el departamento de un amigo, ya que teníamos prisa se lo había pedido prestado, le pregunté si el amigo estaría presente, dijo que nos estaba esperando, que solamente nos recibiría y se iría.

Me entraron muchas dudas agolpándose en la cabeza, aún hoy no se que pensé en ese momento, recuerdo que pensé en que el amigo sabría que ÁngelU y yo tendríamos relaciones sexuales y eso me incomodaba sobremanera. ÁngelU me dijo que me tranquilizara, que su amigo era de confianza y que por las prisas, su departamento era ideal para nuestro encuentro.

Estaba reacia a seguir adelante pero me convenció, que le permitiera presentármelo y si después seguía mi negativa podríamos simplemente conversar o llevarme de regreso, lo que yo quisiera.

No muy convencida proseguí a lado de ÁngelU que me miraba de reojo y veía mí desconfianza, hablaba en voz normal y yo hubiera querido que no hiciera ruido, afortunadamente nadie salió a nuestro paso pues me hubiera muerto de vergüenza.

Me encontraba tan nerviosa que ni siquiera recuerdo si tocó la puerta el caso es que nos abrió el amigo, que era un hombre maduro, mayor que ÁngelU, tenía entradas era casi calvo, de complexión regular con panza como muchos hombres, sobrepasando los cuarenta, desde ahora lo llamaré “PonchI”.

Desde el momento en que abrió la puerta fue amable con aire de casual, no dándole importancia al hecho de que su amigo llevara a una mujer y menos “para qué”. Cuando ÁngelU nos presentó me trató de manera agradable sin picardías, ni dobles sentidos, ni miradas lascivas, como si nos hubieran presentado en la calle.

Nos ofreció algo de beber o comer, ambos rechazamos su ofrecimiento, dijo que lo disculpáramos que tenía un compromiso y que nos dejaría solos unos momentos, pero dijo algo que fue muy importante para mí: “Están en su casa, pueden tomar lo que quieran, dirigiéndose a mí, lo que se te ofrezca, ÁngelU sabe donde esta la cocina”. Se lo agradecí, se dirigió a mi acompañante diciéndole que sabía donde estaba todo, “atiende bien a la señorita, vuelvo en unos momentos”. ÁngelU con su caballerosidad acostumbrada respondió que lo haría de la mejor manera.

El breve diálogo me relajó, en realidad no sabía si PonchI estaba consciente del motivo de nuestra visita pero su actitud me tranquilizó, después de cerrar la puerta le pregunté a ÁngelU si PonchI sabía lo que íbamos a hacer, me respondió que no pensara en eso que no me preocupara, insistí diciendo que si no sabía y volvía se escandalizaría y sería una situación muy penosa. Me tomó de los codos jalándome hacia sí y me preguntó, “qué tan rápido lo quieres”, y me dio un beso en la boca.

Al terminar le dije “súper rápido”, me preguntó si no me interesaba venirme, le respondí que no que con lo que había pasado el día anterior me bastaba y me tendría más que satisfecha por un buen tiempo. Me cuestionó si únicamente quería que él se viniera, le dije; “quiero que me la metas y termines, nada más”. Preguntó si me gustaba como me la metía, agaché la cabeza de manera afirmativa. Me llevó a la recámara, evidentemente conocía bien el departamento, cuando se quitaba la ropa me dijo que me quería desnuda y me dijo “una mamada de panocha si te puedo dar, verdad”. Asentí y me recosté boca arriba en la cama.

Puso la cabeza entre mis piernas y emitió un sonido de agrado exclamando “que diferencia, la traes bien limpia, te huele a panocha con jabón te acabas de bañar”, respondí sí en voz normal y se me ocurrió preguntarle que como le gustaba más, dijo que de las dos formas que a veces era rico mamar una panocha recién lavada y a veces era delicioso mamar una que bufara (sic).

Me hizo oral increíblemente a pesar de haber tenido el día anterior, su boca y su miembro en mis genitales me comencé a excitar, era muy diestro con la lengua, a los pocos segundos me encontraba totalmente caliente. Al oír mis gemidos que no podía contener ya que hubiera querido hacerlo en lugar “neutral” ya que dueño podría regresar en cualquier momento, pero comenzó con el lenguaje sucio, me decía que si yo sabía que rica panocha tenía, que veía mis jugos salir y que percibía el olor de mi culo, etc. Estaba muy excitada, sus palabras no me apenaban pero tampoco me excitaban, cuando dejaba de lamer hablaba y su dedo remplazaba la lengua.

Era increíble, no habrían pasado más de ocho o diez minutos cuando sucedía esto que escribo. Seguía lamiéndome mi vulva de arriba abajo y de un labio a otro, intentó meter la lengua en mi orificio vaginal y al sentirlo se escapó un grito desde el fondo de mi estómago, afortunadamente hacía tiempo que había desayunado y aun no comía, me levantó las piernas y comenzó a morderme las nalgas por el área perineal a lado del ano, me las abrió y lamió, sentí la frescura de su saliva, es una zona muy caliente del cuerpo y cuando te lamen se siente fresco que queda impregnada, sus juegos orales continuaban llevándome por caminos de tormento y placer.

En un rapidín o “quickie” se supone que no hay sexo oral de la mujer al hombre, esta vez si lo hubo y sólo fue el principio, me faltaba mucho por vivir ese día…

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viernes, diciembre 15, 2006

Era muy manipulador

Al instante que cesó de lamer tuve un momento de lucidez y deseé que de una vez me penetrara para terminar pronto, en vez de eso se subió sobre mí y me beso, estaba muy excitada y le correspondí sus besos. Su boca fue de mis mejillas al cuello que lamió delicadamente para llegar a mis senos, succionaba el pezón, le pedí que ya me lo hiciera, que te haga qué, “que me la metas ya” le dije. Andaba necio y me volvió a preguntar, comprendí lo que quería y estaba dispuesta a hacerlo con tal de que termináramos rápido, “que me cojas” le dije, pero quería oír de mis labios la frase, así que le di gusto.

Así nomás, juguetonamente preguntó, desesperada le contesté, “por favor cógeme por favor”, se lo pedí de todas las maneras que se me ocurrieron y pude decir para que no tuviera pretexto y no me hiciera más preguntas. Al ver que le había cerrado todos los caminos para continuar su diálogo de sumisión erótica se quitó de encima de mí y se colocó a mi lado, me tomó del brazo, me jaló para que quedara frente a él. Me dijo que le iba a mamar la verga pero que si quería hacérselo primero se lo tenía que pedir, le dije que si por favor me dejaba mamársela y respondió no, que si quería se lo pidiera con la frase completa. Así que de nuevo se lo pedí, “me dejas mamarte la verga por favor”, respondió así sí, ve bajando.

Estando frente a frente me la metí en la boca y se la chupe, no quería alargar la sesión así que se la estiré fuerte con la boca, primero hacia mí y luego hacia delante abriéndola al máximo con rapidez, había comprobado que siempre funcionaba bien cuando lo que quería era que se le parara muy rápido al hombre o cuando lo que buscaba era que eyaculara en poco tiempo.

A los pocos segundos ya la tenía dura como labrada en madera, me volvió a decir, “cabrona que buena mamadora eres”, sonreí sin sacármela y me di el gusto de clavarle los dientes además de darle un beso en la punta una vez que me la había sacado de la boca. Cuando me dijo que me pusiera le pregunté como, y respondió en cuatro patas. La metió con cuidado y consideración, eso hacía que cada vez que me pedía que nos viéramos yo aceptaba, nunca me lastimaba de forma desagradable, sólo era rudo cuando sabía que mi cuerpo y en especial mi mente estaban listos para la rudeza. Hay un momento en la excitación que aunque duela no importa y hasta causa placer, pero ÁngelU siempre supo “leerme”, siempre supo qué hacer y en qué momento.

Me tomo las caderas y comenzó a empujar suave aumentando la velocidad y dureza, nunca lo hizo de la manera característica que tienen los hombres cuando se quieren venir, lo hizo con rapidez y ritmo, no para terminar. Volvió al lenguaje sucio, dijo que podía oler mi culo y panocha, esta mezcla de olores me enloquece decía, no contesté, ni podía ni quería, después de todo que se le dice a alguien que te está diciendo esas cosas, “vente ya” le pedí, espera un poco decía mientras seguía con su vaivén, después de meter y sacar me dijo que lo haríamos a la manera tradicional, me alegre porque sabía que sería lo último para terminar de una vez.

Abrí las piernas y me penetró, después de volverme a besar me dijo;

“Eres muy erótica, algo ingenua pero transpiras erotismo y sexo, para esto naciste, enloqueces a cualquier hombre, te voy a abrir las puertas del mundo que apenas conoces y para el que naciste.”

Después de cada frase, me daba una ligera embestida, no me daba opción a nada, continuó su erotismo verbal refiriéndose a mi fisiología, dijo que se sentía rica mi panocha, que mi líquido vaginal era una baba espesa y no líquido propiamente. No sabía como podía concentrarse decirme eso mientras seguía metiendo y sacando, es un don en algunos hombres. Siguió con movimiento cadencioso hasta cierto punto acelerado con evidencias de no querer terminar.

Le volví a pedir que terminara pero no obedecía, lo tome con fuerza de la espalda y comencé a mover mis caderas, lo fui haciendo de manera acelerada, pareceríamos dos pistones que se separaban para volver a chocar con más fuerza, el orgasmo fue simultáneo esta vez los lamentos y gemidos se mezclaron en nuestras voces. ÁngelU me miró y sonrió aun dentro de mí me dijo, “eres muy erótica lo acabo de confirmar”. Se recostó y comenzó a juguetear con mis senos, los pellizcaba suavecito trazando una línea imaginaria de manera descendente hasta llegar al pubis jugueteó ahora con los pelos, los enroscaba y desenroscaba tratando de enmarañarlos aún más.

Fue entonces cuando me dijo que ya estaba lista para subir un peldaño más en la escala del erotismo, que era una mujer en toda la extensión de la palabra y que ya estaba lista para traspasar un nuevo umbral cuya puerta él me abriría. Continuó diciendo que el umbral que yo traspasaría era especial puesto que hay mujeres que nacen y mueren de noventa o cien años y jamás sueñan con el erotismo que me esperaba, el momento había llegado, era para ese mismo día. Mientras hablaba abrí los ojos de forma desorbitada, no quería parecer asustada pero tenía que ponerme a la defensiva, fuera lo que fuera que ÁngelU tuviera en mente sería para ese mismo día.

Me alarmé aunque traté de disimularlo, llegaron los nervios y preferí no hablar y escuchar su sugerencia, ¿qué sorpresa me tendría preparada ÁngelU…?

sábado, diciembre 16, 2006

Respecto a mis comentarios en otros blogs

Antes que nada ofrezco una disculpa a todos los lectores que se toman la molestia de comentar porque blogger no me ha permitido meter comentarios en la mayoría de sus respectivos blogs.

Y aquí para no fallar a la tradición meto otro negativo cuyo positivo colocaré mañana.

Con todo lo que está fallando blogger, espero que se vea y me lo digan, por favor.

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http://photos1.blogger.com/x/blogger/7086/2893/1600/403967/TinaMarieEspByN3Neg.jpg





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domingo, diciembre 17, 2006

Domingo y cien mil.

Estoy muy contenta porque me tocó ser la visita número cien mil:



http://photos1.blogger.com/x/blogger/7086/2893/400/916864/CienMil_c.jpg
Fue el Martes 12 de Diciembre como a las 4:00 P.M Hora del centro (-6:00 GMT)
Gracias a todos por sus visitas y por su apoyo al blog.
Ahora aquí meto el positivo de la foto de ayer:

lunes, diciembre 18, 2006

El dinero y las órdenes aparecían…

Seguía insistiendo en que soy muy erótica, después de todo quien soy yo para decir si lo soy o no. No cejaba de enroscarme los pelos mientras me daba algunos besos de pico. De tanto insistir en mi erotismo ganó la curiosidad y le pregunté que qué tenía en mente o quería hacer.

Fue muy inteligente, en lugar de decírmelo pegó su cuerpo al mío, dejó en paz mis pelos y pasó su mano para acariciarme las nalgas, y al oído me dijo que el erotismo no consistía únicamente en la cuestión física, el erotismo radicaba más en lo mental. Susurrando me dijo que le gustaría que esperáramos dentro de la recámara a que llegara PonchI, según ÁngelU esto me liberaría mentalmente.

Cuando le pregunté dijo, el hecho de que regrese y estemos en la recámara entenderá que tuvimos sexo, saldremos con naturalidad, que si tenía valor de hacer eso me liberaría de algunas cadenas mentales. PonchI dijo que volvería, que no tardaría, apenas tendríamos tiempo de vestirnos y salir a la sala como si nada hubiera pasado, era mi decisión, pero era una decisión difícil en ese momento y a esa edad.

Al ver mi titubeo dijo que me diera la oportunidad, que si me sentía mal después esa experiencia no volveríamos ahí y no lo volvería a ver, por el contrario si superas la experiencia será un avance mental para ti. Continuó convenciéndome, que lo pensara bien, que nada podría pasarme si de todos modos hoy toda mujer tiene sexo con frecuencia, y si bien en muchos casos no lo comenten, sus conocidos lo saben convirtiéndose en un secreto a voces, “piensa en eso”, me repitió.

Por instinto como siempre, fue decirle no, que me daba pena y que una cosa era que PonchI sospechara o supusiera, y otra era que de plano me viera salir de la habitación. Después del estira y afloja ÁngelU no dejaba de acariciar mis nalgas y genitales y me dijo, mira, te estás volviendo a mojar, te excita la idea, te está gustando, te atrae. Lo negué diciéndole que me daba vergüenza que supiera que habíamos usado su cama y ensuciado sus sábanas, respondió que era lo de menos que él las mandaría lavar o le compraría nuevas, además PonchI no se fijaría en tonterías, que hablábamos de erotismo, que no perdiera de vista lo que me pedía, que no era demasiado.

Entre sus caricias y palabras, me convenció, acepté tácitamente cuando cesaron mis negativas. Al ver que había cedido se enfocó besarme y acariciando mis nalgas y entrepierna, haciendo tiempo para que regresara PonchI.

Se me ocurrió meterme a bañar antes de que regresara su amigo, lo necesitaba, al terminar regresaría a la recámara para que cuando me viera estar limpia, es buena idea dijo, pero bañémonos juntos. Me levanté de la cama como impulsada por un resorte, ÁngelU me siguió y a paso veloz nos dirigimos al baño. Bajo la ducha me pidió ser quien me bañara, acepté, los besos y caricias recientes y sus palabras me habían regresado a un estado de excitación.

Estaba enjabonándome cuando escuchamos la voz de PonchI tras la puerta y nos decía que había regresado, ÁngelU grito “nos” estábamos bañando. Lo miré con angustia y dijo “tranquila mamacita no pasa nada” y reforzó sus palabras acariciándome las nalgas para después meterme su dedo enjabonado en el ano.

Sin duda es más fuerte la sensación de erotismo y sexo que la de pena, al sentirlo mi pena era saber que PonchI había regresado y que estábamos en el baño. Su dedo seguía en mi recto jugueteando con las paredes internas, se volvió a escuchar la voz de PonchI diciéndonos que había shampoo, que tomáramos con confianza lo que necesitáramos. ÁngelU se lo agradeció y me dijo que yo también le diera las gracias, me negué con la cabeza y me lo repitió, así que con toda la pena del mundo le agradecí, ÁngelU me dijo que no se había escuchado y que lo repitiera. La segunda ocasión lo dije más fuerte pero por el ruido del agua PonchI no me escuchó. ÁngelU con voz más fuerte le dijo que yo le daba las gracias, un “de nada” alcancé a escuchar tras la puerta del baño.

Ves que fácil dijo ÁngelU, para ti le respondí, al terminar de bañarnos caí en la cuenta que había dejado mi bolsa en la recámara, ahí traía perfume, desodorante y cosméticos. Se lo comenté a y me dijo algo más atrevido aún, sécate, envuélvete en la toalla y ve a la recámara, voy conmigo en todo momento.

Le dije que sería una locura, que la toalla me cubría lo más importante, que sería como usar un mini vestido sin tirantes, no tiene nada de malo que me viera brazos y piernas, PonchI estaba consciente de que era mujer y sabía lo que tenían todas, además de que no sería un trayecto largo. Como no quería discutir le dije que usaría la secadora de pelo antes de salir. Abrió unos cajones y encontró una, sería patético que PonchI me viera con el cabello escurriendo, cuando menos me peinaría, lo sequé y se aproximaba la hora de salir del baño envuelta en una toalla con mi ropa en la mano.

Lo que me decía ÁngelU era lógico y razonable, que PonchI sospechara que teníamos relaciones sexuales y saber que era mujer y tenía lo que cualquiera de mi sexo era lógico, aún así no me convencía hacerlo y se lo dije, sería mejor vestirme, ir a la recámara y regresar al baño a perfumarme y maquillarme, me respondió que tuviera valor, que ésta era una oportunidad única para dar un paso adelante en mi mente, que sería una lástima desperdiciarlo. PonchI no estaba preparado mentalmente para ver salir del baño a una mujer en toalla, “tienes razón” dijo, primero saldré yo a decirle que olvidaste tu bolsa en la recámara y que saldrás en toalla, cerraba los caminos a todo lo que le decía, contestaba algo lógico y encontraba respuesta o solución. No tenía otra opción, decidí secarme mientras él se vestía para salir avisar que yo saldría en toalla.

Salió y el corazón me empezó a latir rápidamente, escuché murmullos afuera, en pocos segundos volvió a decirme que podía salir que había avisado y no había ningún problema, me volví a poner nerviosa y no se me ocurrió preguntar si PonchI estaría a la vista o si se iría a algún lugar para que no nos viéramos.

Así que envuelta en la toalla tomé mi ropa y salí atrás de ÁngelU, dimos unos pasos, pasamos cerca de la sala y ahí se encontraba viéndonos, me saludó con un movimiento de cabeza, reuní fuerzas y valor, alcancé a decir que me perdone, que había olvidado mi bolsa en la recámara, respondió tiernamente que no había problema, que si deseaba me arreglara en la recámara o donde yo gustara, agradecí con una ligera sonrisa que pude esbozar.

En la recámara ÁngelU me dijo “ya ves te dije, no hay problema con él, ya pasaste la prueba de fuego”, a poco no te excitaste, bajé los párpados afirmando, como dice el dicho, “el que calla otorga”.

No me dio tiempo a ponerme el desodorante, me dijo que solamente me pintara los labios con un color fuerte, los pinté y me dijo que me hincara, se había vuelto a desnudar, me pidió que se la mamara, por mi mente pasó la posibilidad de que sólo quisiera oral, así que si alguien iba a gemir y ser escuchado sería él, después de lo que había pasado no me importó. Le hice oral poco tiempo, la excitación del momento hizo que se le parara pronto, me tomó los hombros y me retiró, me dijo que me pusiera, estas loco le dije, su amigo estaba del otro lado de la puerta y podría oírnos, me volvió a tomar de los hombros y me empujo hacia la cama, en algunos pasos sentía la punta del pene duro y caliente en mi vientre o pubis.

Llegamos a la cama y de un empujón suavecito caí, era mejor no oponer resistencia, abrí las piernas y como estaba recién bañada su penetración me causó mucho dolor, estaba seca, no había pasado el tiempo adecuado para que produjera los suficientes líquidos vaginales. A las pocas veces de meter y sacar me mojé mucho, mis líquidos escurrían, no duró mucho esta vez si fue el típico “rapidín” que yo esperaba desde el principio.

Al terminar le dije de nuevo qué pena con PonchI, contestó que ya no lo mencionara, le dije que cambiando el tema, yo quería un “rapidín”, preguntó si prefería algo rápido o más elaborado donde me sintiera mejor atendida, respondí que sí porque mi cuerpo ya no daba para más, la sesión del día anterior me había dejado exhausta y mi libido andaba por los suelos, que por favor cuando dijéramos “rapidín” fuera exactamente eso. Pensé en MemoT y sus rapidines que me encantaban y me daban pie a tener ganas algún día próximo.

Me dijo que ya que no quería decirle donde vivía, ni quería que me dejara en mi casa me exigía que cada vez que me regresara en taxi le aceptara dinero sin chistar, que no me pedía que le dijera “sí”, sino que simplemente cuando me mostrara el dinero yo extendiera la mano y lo tomara, de nuevo “el que calla otorga.”

Cuando nos vestimos pregunte si habría papel de baño para limpiarme, dijo que no, que le gustaba mandarme sucia siempre, que si de ahí me iba con otro, que se tomara la molestia de limpiarme o que me tomara sucia pero con él siempre regresaría sucia de la panocha y el culo (sic).

Salimos de la habitación nos despedimos de PonchI, al darle un beso en la mejilla me dijo al oído que era muy guapa que me felicitaba, lo agradecí con voz baja todo delante de ÁngelU. En el regreso me invitó a comer, acepté usando la excusa de que de ahí alcanzaría a mi familia a donde se encontraban, pero que si a la próxima decíamos que sería una hora, así sería, ni un minuto más.

Como siempre me miró y sonrió, “lo que tú quieras siempre” dijo y nos dirigimos a comer…

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