Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

viernes, 20 de abril de 2007

Tina Marie 14

martes, enero 23, 2007

Dándome miedo las acelere, no aprendo…

Cuando llegamos a casa de la Oruga nos invitó a beber, nos dijo que su papá tenía una botella de whisky de dieciocho años y no de doce que es lo más común, que la mezclaría con Perrier, así me gusta mucho. A pesar de que había tomado dos copas en la disco y ese era mi límite, el estar en casa aunque fuera ajena, y no tener que salir ni lidiar con desconocidos mas el agua Perrier, me hicieron aceptar la invitación, al igual que las demás.

Se le ocurrió que hiciéramos una pijamada, cual pijamada si ni pijamas traíamos. Yo había llevado mi babydoll porque había quedado de antemano en pasar la noche ahí, pero Ross y Rusa dormirían en calzones, así que no había pijamas.

Nos llevamos la botella, las aguas y los hielos a la recámara y pusimos música bajita. La Oruga se puso una bata y sabiendo el par de lobas que tenía a mi lado, me metí al baño a cambiarme. Una vez que estuvimos reunidas conversamos, Oruga conmigo y frente a nosotras, la Rusa y Ross.

Debido a la cena, aunque yo no cené, el baile y el largo trayecto de regreso se nos había bajado el efecto del alcohol o nunca se nos subió. En realidad, con algunas excepciones, como en todo, nunca nos pasábamos de copas en un lugar público, siempre tuvimos y seguimos teniendo, algún lugar donde estar relajadas y sin tensión, ni la preocupación de no saber con quien perderíamos. Siempre en casa de alguna de nosotras. El rico sabor de la bebida, la confianza de la compañía y lo grato del ambiente, nos hizo beber a gusto y relajarnos.

La conversación como de costumbre entre nosotras giraba en torno a los hombres, no solo de los que habíamos visto esa noche, y en especial los que conocíamos personalmente, y hasta de artistas. Mientras bebíamos me acorde de ÁngelU y PonchI, en lo que hacíamos una semana atrás había experimentado con y gracias a ellos.

Puse la espalda en la cabecera de la cama, tapé mis piernas para evitar tentaciones de las lobitas, me serví otra copa, encendí un cigarro y les dije que tenía algo que contarles. Lo solemne de mi voz y la postura que tomé hizo que prestaran atención, callaron y voltearon hacia mí, pero cuando empecé a servirme la bebida y a acomodarme todas se sentaron en la cama a mí alrededor para escucharme.

Comencé a decirles que ÁngelU me había llevado la primera vez al departamento de PonchI y que habíamos aprovechado su ausencia para “hacerlo”. La expectación fue creciendo. Asemejábamos a los cuentos infantiles donde el abuelo se sienta en una mecedora y los niños se sientan en el piso a su alrededor, así me sentí.

Conforme les contaba los detalles de la primera ocasión, sus bocas y ojos se iban abriendo asombradas y no acertaron a hacerme ninguna pregunta. Les comenté también cuando en el departamento de PonchI, ÁngelU entró al baño conmigo mientras el dueño estaba en la sala y de cómo nos fuimos a tener sexo a la recámara.

Hasta ese momento todo era relacionado con sexo en público, nada más. Aún así las vi inquietas, excitadas, asombradas, emocionadas, repitiendo constantemente “qué más, qué más”. Todas sin excepción mencionaron que el sexo en público les excitaba, que sólo pensarlo las emocionaba, que algún día lo harían, aunque no sabían si tendrían valor.

Al compás de mi relato vi que Ross colocó su codo en el hombro de la Rusa apoyándose en ella, se encontraban sien con sien, mientras que con ojos ávidos pedían que continuara la plática. Oruga tenia la boca abierta y salivando por mis comentarios. Pero llegó el momento de contarles lo que había ocurrido la semana anterior. Los que sonoros retumbaron en las paredes y en mis oídos, no se hicieron esperar. Cuenta, cuenta fue la palabra que siguió.

Como impulsadas por resortes quitaron sus nalgas de la cama y quedaron hincadas más cerca de mí. Ross y Rusa terminaron abrazadas, es decir, una alrededor de los hombros de la otra y empezaron los ¡wow! ¡que bárbara! y ¡qué aventada!

Después de unos minutos observé que sus habían descendido a sus respectivas cinturas. Yo seguía narrando lo acontecido, quizá como un desahogo. Todavía no terminaba cuando Oruga dijo que tenía mucho sueño y que se sentía mareada por el alcohol, a pesar de que tomó poco, se excusó para ir a dormir y nos dijo que nos sintiéramos en casa. Ross y Rusa se colocaron a mi costado hincadas sobre la cama y abrazadas, ya las tenía muy cerca e insistieron en que continuara.

Preguntaron si me habían dado doble penetración (vaginal y anal). Al escuchar mi respuesta negativa, me dijeron “qué pendeja”, esta difícil que se te vuelva a presentar una oportunidad igual.

Intuitivamente a esa edad, yo presentía que no sería recomendable tener una doble penetración cuando jamás lo había hecho de forma anal sencilla, sería una locura. En mi opinión una chica que recibe doble penetración (vaginal y anal) debe tener bastante experiencia anal previamente. Así se los hice ver, ambas bajaron la mirada, reflexionaron y me dieron la razón.

Minutos antes les había mencionado sobre los rapidines con ÁngelU en su oficina, y me preguntaron si en la semana que estaba terminando lo había visto, respondí que no, que me había dado miedo. Porqué preguntaron en voz alta y de forma alterada fluyó por la habitación. Preguntaron si no me había gustado y al responderles afirmativamente volvieron a cuestionar el porqué, contesté que el peligro es que me volviera adicta a eso, que se convirtiera en un vicio, y en el peor de los casos que el vicio fueran ellos dos únicamente y no con cualquier hombre, respondieron que tenía razón pero que la gozara mientras se pudiera.

Por responderles con propiedad y analizar cada respuesta que les daba, dado a que me hacían preguntas que tenía que pensar para contestar, no me di cuenta que ya no veían sus manos que antes estaban en sus respectivas cinturas, lo lógico era pensar que estaban en las nalgas de la otra. La Rusa se quito el brassiere para descansar, Ross hizo lo mismo. Yo con el Babydoll estaba cómoda. Al terminar regresaron a mi costado, sólo que ahora con las chiches al aire.

Y dijo la Rusa, “sabes, de una vez me quito el calzón, no traigo repuesto para mañana, no lo vaya a ensuciar al dormir.” Obviamente Ross la imitó y quedaron en pelotas frente a mí pidiéndome que continuara con la historia.

Son unas bellezas lo reconozco, pero en ese momento me dio más miedo que gusto la apreciación estética, se me acerca Ross y me dijo al oído, “lo que cuentas me calentó”.

“Esto, ya valió madre”, pensé…

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miércoles, enero 24, 2007

Tenia miedo, pero me gustaba ver…

Tratando de desviar la atención de Ross le respondí que si a ella le calentó que se lo contara, que se imaginara cuanto me calentó a mí el vivirlo. La Rusa se quedó con la curiosidad respecto a lo que Ross me había dicho al oído, cuando Ross regresó a su posición hincada, le preguntó “qué” dándole a entender que quería saber lo que me había dicho. Ross le respondió en voz baja, no escuché pero noté que era en tono sensual típico cuando una mujer anda caliente.

Consideré que era el momento para emprender la retirada pero adonde, no había a donde ir. Recogí las piernas y las doblé para que no las tuvieran a su alcance, aunque fuese bajo las cobijas. Mientras seguían hablándose en voz tenue y sensual, se me ocurrió ir al baño. No tenía ganas de orinar pero aprovecharía y me quedaría dentro el tiempo posible para que lo que pasara fuera sin mí.

Continuaban cuchicheándose cuando moví las cobijas, estiré las piernas, posé las plantas de los pies en el suelo, me incorporé y tratando de no llamar su atención me dirigí indiferente al baño.

Viéndolo en retrospectiva, recuerdo la escena álgida de la película “Los Pájaros” (The Birds) de Alfred Hitchcock en donde el personaje principal atraviesa una recámara infestada de pájaros agresivos y sanguinarios para tomar las llaves del auto que se encontraban en un buró y tiene que atravesar de regreso el mismo camino. Lo hace de manera sigilosa para no llamar la atención de las aves que se encontraban ahí.

En ese momento, no pensé en esa película, mucho menos en la escena, pero estoy segura que no respiré mientras atravesaba la recámara para no llamar la atención de “las pájaras sanguinarias” que se encontraban ya nariz con nariz sobre la cama. Antes abrir la puerta, se me ocurrió y antojó un cigarro dentro del baño, así haría más tiempo y quizá mis amigas estarían dormidas o soñolientas a mi regreso.

Volví hacia a silla donde se encontraba mi bolsa, tome los cigarros y el encendedor y volteé a verlas, se miraban una a la otra como si nada más existiera, yo quería que las cosas siguieran así, tomé un cenicero y me metí al baño sin llamar su atención.

Después de orinar me senté en el borde de la bañera recargándome en la pared y empecé a fumar lo más despacio que pude. Al terminar pensé en bañarme pero el ruido del agua atraería su atención. Quería pasar desapercibida a como diera lugar, sabia que el ruido de la calefacción podría camuflar el del agua pero no quise arriesgarme, era preferible bañarme al día siguiente. Decidí esperar un poco, fume otro cigarro, pasaron unos minutos y yo dentro del baño, no preguntaron si estaba bien ni les causó curiosidad mi tardanza.

Qué más se puede hacer dentro de un baño además de orinar, fumar y bañarse, cuando la naturaleza no te llama para algo más, me preguntaba continuamente. Y vino a mi mente la respuesta lógica, lavarme los dientes, después de todo había dejado mi cepillo y mi pasta desde temprano.

Cuando salí del baño habían apagado la luz de la recamara y encendido la de la cabecera, vi sus cuerpos unidos, entrelazados de costado sobre mi cama. Me causó alegría, más bien descanso, que ellas se hagan lo que quieran y que no me involucren, pensé. No sabía si querían público o no, así que opté por servirme otro whisky con Perrier y sentarme en la otra cama recargada en el respaldo, eso si, tapada hasta la cintura. De esa manera no las vería de frente sino de reojo y la lámpara taparía mi cara en caso de que voltearan.

Entre gemidos escuchaba los “muack” de sus besos tenues y cachondos dados entre mujeres. Cuando el beso es entre mujer y hombre los sonidos son sonoros porque el hombre es mucho más efusivo. Recordando sus besos y los sonidos que producían, puedo decir que ninguna de las dos era ni es lesbiana, una verdadera lesbiana, con sus excepciones, es menos femenina al besar. Sus besos son tan efusivos como los de un hombre.

Eran y son muy femeninas hasta para besar, simplemente son de mentalidad abierta, así las calificaría yo, y la historia que les conté las calentó y se tuvieron a la mano ambas, teniendo frente a sí una mujer joven y atractiva, de mente abierta sin prejuicios y aprovecharon la ocasión.

La mampara de la lámpara me estorbaba, lo que alcanzaba a ver era la espalda de Ross hasta sus pies, incluyendo sus nalgas. Ross es más nalgona que la Rusa, vi como una mano de la Rusa pasaba de la cintura hacia las redondas posaderas de Ross, y como le clavaba las yemas de en una nalga como garra de felino sobre el blanco cuerpo de un conejo.

Por el bloqueo visual no alcanzaba a ver si Ross respondía a la Rusa de la misma manera. Lo que sí pude ver fue la mano de la Rusa apretando su nalga y ella a imitar los movimientos de una serpiente tratando de hacer un hoyo en la tierra, señal de que la Rusa quería meter su dedo en algún agujero de Ross, no sabía que agujero escogería. He visto en televisión que hay arañas que hacen movimientos similares para esconderse en la tierra para protegerse de sus depredadores.

A los pocos segundos los gemidos de Ross se convirtieron en gemidos a secas, y su respiración se hizo sonora, señal de que la Rusa estaba logrando su objetivo, después lo comprendí y hoy en día estoy segura, estaba jugando con fuego, si ves a un gigante dormido, no lo despiertes.

La Rusa estaba despertando al monstruo que Ross lleva dentro, a mi me importaría un bledo si no fuera porque yo estaba ahí y podría tocarme una rebanada del pastel de la furia del gigante que habita en Ross.

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jueves, enero 25, 2007

La libido de ambas ninfetas crecía…

Empezó a invadirme un nuevo temor, ya no era a la posibilidad de una relación lésbica con ellas, esa idea me fastidiaba, pero no me causaba pánico, después de todo ya había tenido relaciones lésbicas y comprobé que de eso nadie se muere. El temor consistía en que desde afuera se escucharan los gemidos de ambas, en especial de Ross.

Puse mi vaso sobre el buró y el cigarro en el cenicero y lentamente me destapé y me puse de pie, me dirigí hacia la puerta, giré la perilla silenciosamente, me asomé volteando a ambos lados del recibidor de la enorme casa de la Oruga. Todo era tranquilidad, sólo las luces empotradas en las paredes iluminaban el ambiente, ni un sonido había. Salí de la recámara y cerré la puerta, quería cerciorarme de que “los aullidos de las lobitas” no traspasaran los muros que las rodeaban. Una sensación de tranquilidad me inundó cuando comprobé que los decibeles que emitían no eran los suficientes para que alguien pudiera escuchar nada que proviniese del cuarto que nos habían proporcionado.

Como me encontraba en baby doll regresé a la recámara, no sin antes echar una mirada al recibidor espacioso y elegante, respiré hondo y cerré con llave la puerta. Al aproximarme a mi cama, pase por el espacio que había entre ambas camas y asome mi cabeza por encima de los cuerpos de mis amigas. Sus cabellos estaban mezclados cubriéndoles la cara, sólo dejando ver sus bocas unidas creando un movimiento de succión. Las manos de ambas se encontraban en las nalgas o en medio de ellas.

Tome mi lugar en la cama, me tapé y pensé que lo mejor era dormir, colegí que si dormía o simplemente si les daba la espalda podría ser víctima del alto libido de ambas ninfetas, así que preferí seguir observando lo que ocurría tras de la lámpara que me bloqueaba mi visibilidad.

Súbitamente sus cuerpos rodaron, la rusa quedó sobre Ross y comenzó a mover su cuerpo simulando a un hombre chocando su pubis con el de nuestra amiga sin dejar de besarla. Siempre he considerado más activa, con más iniciativa y arrojo a Ross, así que imaginé que este movimiento de poder tendría consecuencias.

La reacción de Ross no se hizo esperar, colocó su pierna alrededor de la cintura de la Rusa, empujó con el cuello la cara de su “pareja” sin dejar de besarla, la rodeó con los brazos y en un movimiento de empuje hizo que ambos cuerpos giraron hasta que Ross quedo arriba y comenzó a besar a la Rusa con furor poniendo sus brazos alrededor para inmovilizarla. La rusa quedó indefensa, Ross bajaba su boca al cuello y se comenzaron a escuchar pujidos y gemidos por parte de la más rubia. La boca siguió descendiendo y comenzó a succionarle los senos, los chupaba como queriéndolos arrancar o estirarlos para hacerlos más grandes, recuerden que ambas son de senos pequeños, en especial la Rusa. Al prenderse con tanta fuerza de los pezones, los gemidos comenzaron a tener un volumen mayor sin que fuese alarmante aun.

Las manos de Ross descendieron para detener con firmeza las muñecas de la Rusa, mientras que su boca descendió más hasta llegar a su ombligo, quejidos, gemidos, pujidos y lamentos continuaban sin parar un instante, supongo que debí verme chistosa, asustada y asombrada al presenciar tal situación.

La cabeza de Ross descendió hasta colocarse entre las piernas de la Rusa, le abrió los muslos con fuerza y desdén como si la Rusa no tuviera voluntad, ni su opinión importara, la sostuvo de los muslos y comenzó a mamarla con tremendo deseo que se reflejaba al exterior. La Rusa que siempre me sometía a mí, y que siempre era la activa y la de la iniciativa conmigo estaba siendo sometida y reducida a un pedazo de carne de placer por una fuerza mayor, un poder mayor la estaba sojuzgando. Esta vez ella era “la víctima”, sus gemidos se hicieron peligrosamente más audibles, Ross dejó de mamarla y volteo a verme y me dijo que le tapara la boca a la Rusa.

Titubeé un poco, no supe que hacer, pero inmediatamente pensé que era lo que debía hacer. Ni Ross podría detener su cunnilingus, ni la Rusa podría acallar sus quejidos, así que como impulsada por un resorte me levanté e hice lo que me habían pedido. Aún recuerdo los ojos desorbitados de la Rusa mientras le tapaba la boca, bajé mi cabeza y al oído le dije en voz muy baja “cállate”.

Comenzó a mover la cabeza de un lado a otro, dando a entender que no podía dejar de gemir, sus ojos querían salírsele de las órbitas. A pesar de que le tenía bien tapada la boca seguían escuchándose sus gemidos y en especial las exhalaciones por la nariz. Volví a pedirle que se callara, esta vez de manera casi inaudible sólo como para leerme los labios, al tiempo que Ross seguía dándole cunnilingus que al parecer le estaba reventando el cerebro.

Al verla me causó risa, ternura y deseo, no mucho, de todas mis facetas una de las más fuertes, si no la que más, es la risa y la broma, río, bromeo y juego mucho más de lo que pienso en el sexo o el deseo que pueda experimentar. Así que dejé fluir mi naturaleza lúdica y por burlona y juguetona le tapé un segundo la nariz a la Rusa. A más me acuerdo más risa me da, no es difícil imaginar su reacción.

Al cabo de unos segundos se encontraba fuera de sí, dada la magistral destreza de Ross me vino a la mente la palabra inglesa “Performance” por las reacciones de la Rusa, yo diría que el de Ross era impecable, inmejorable, paroxístico. Llegó a arquearse como si fuera una “u” invertida, arqueó la espalda sin que Ross tuviera piedad de ella, la miré a los ojos y vi que me pedía compasión, me acerqué nuevamente a su oído y le dije, “tu te lo buscaste”. Su respuesta fue una exhalación sonora por la nariz mostrando desolación y desesperanza, ella sabía que estaba a merced de Ross.

Cuando los monstruos despiertan tienen hambre y Rusa lo había despertado, el festín que apenas comenzaba…

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viernes, enero 26, 2007

Hay que ver y no juzgar

Sí, había despertado al ingenuo monstruo que habita en Ross, un monstruo con mente sana, sin pecado o maldad.

La rusa seguía mirándome, con los ojos pedía ayuda, con la mirada trataba de explicarle que no podía ayudarla a apagar el fuego que ella había encendido.

La Rusa comenzó a llorar de forma muy extraña, llegó al orgasmo con un grito que ahogué con mis manos, lloraba pero parecía que reía, los ojos vidriosos, sus lágrimas rodaban por su sien. Me dieron ganas de taparle nuevamente la nariz, pero en esta ocasión me apiadé de ella, sabía perfectamente lo que estaba pasando, nadie se muere de desesperación o placer, yo había pasado por eso muchas veces y lo sabía con certeza.

Cuando la rusa estaba en el orgasmo levantó su brazo, lo llevó a mi nalga y la apretó con mucha fuerza, a medida que se intensificaba su placer llevaba su mano en medio di mis nalgas haciendo a un lado el hilo dental y me picó el ano con su dedo, yo grito muy fuerte por lo inesperado hecho. Ross dejó de hacerle el oral, se paró entre las piernas de la rusa, las abrió y dobló las suyas bajar su sexo lo más que pudo para quedar vulva con vulva. La inestabilidad de la cama no lo permitía, me dijo que la ayudara para llevarla al suelo, con tal de pasar desapercibida cooperé con Ross.

Tomamos a la Rusa por la espalda y la incorporamos, ella se encontraba como ida, no opuso resistencia ni mostraba síntomas de querer seguir. La llevamos al suelo, Ross me dijo que siguiera tapando su boca porque era muy gritona. Ross tomó a Rusa por los tobillos y le abrió las piernas, las levantó hasta formar una “V” muy abierta, flexionó sus propias rodillas y bajo hasta quedar sentada en la vulva de la Rusa que seguía de espalda al suelo, con las piernas levantadas y abiertas.

Es una postura sáfica que sólo a Ross se la he visto hacer, todas lo aprendimos de Ross. Todo está inventado, y como dice Don Q, Ross nació experta en sexo y poco había que enseñarle aún a esa edad, su salud mental le ayudó a desarrollarse sola.

Ross comenzó a moverse como en mecedora, con un vaivén cadencioso, la rusa volvió a gemir, tapé su boca con más fuerza, me dio una mordida, le acerqué mi cara y regañándola le dije de nuevo de manera casi inaudible, “cállate”, ella se limitaba a verme con desesperación y a mover la cabeza de manera negativa. Volteé hacia donde se encontraban ambos pubis, Ross comenzó a cambiar la forma del movimiento, en sí también era de atrás hacia delante, esta vez era más fuerte, su cadera estaba rígida y en vez de ser cadencioso era muy fuerte al empujar hacia delante. Semejaba el movimiento del hombre al enterrar el pene.

En cada empujón se rozaban las vulvas, embarraban sus labios, Ross se agarraba de las rodillas de la Rusa que estaba de perfil, Ross tenía que asirse y apalancarse, se encontraba entre las piernas de Ross. Yo continuaba viendo y eventualmente a murmurando “ya cállate”.

La Rusa estiró su brazo y haciendo un lado el calzón puso sus dedos en la vulva, le reproche pero Ross me dijo que me dejara hacerme, ya era difícil escapar así que la dejé. Seguían los movimientos enérgicos de cadera, el cuerpo de la Rusa temblaba, gemía con más fuerza, las dos estaban gimiendo, estaba muy excitadas.

La Rusa explotó, al hacerlo me estiró los labios y los pelos, me dolió mucho, grité de dolor, los gemidos de la Rusa y los de Ross eran más sonoros. Como pude le quité la mano de mi vulva y volví a taparle la boca. No supe que hacer, si me acercaba a Ross para taparle la boca, destaparía la de la rusa que seguía gimiendo y llorando, preferí dejar las cosas como estaban.

Por fin terminaron, quedaron lánguidas, relajadas, Ross como siempre con sonrisa imborrable, hasta la Rusa tenía una sonrisa de oreja a oreja y pensé, “no que estabas sufriendo, chingada madre, tanto escándalo…”. Quede sentada a los pies de la cama esperando no sé qué.

La providencia estaba de mi lado, seguíamos en la misma posición, cuando escuchamos tocar la puerta, se levantaron del suelo y se metieron en la cama, apagaron la luz y me dijeron que abriera yo, lo hice y me encuentro en la penumbra con la cara de angelito de Oruga, la tenue luz del pasillo iluminaba su frente y copete, a la vez que atravesaba el azul cristalino de sus ojos.

Me preguntó si había algún problema, respondí que estaba dormida pero entre sueños escuché que alguna de ellas se sentía mal, que quizá le había caído mal la cena. Entonces se me ocurrió una gran idea, no porque yo lo diga, pero así la veo, le dije que si me permitía dormir en su cuarto para que las chicas pudieran dormir en su propia cama por si se sentían mal. La Oruga con su nobleza de siempre me dijo que le parecía bien para que la que se sintiera mal pudiera dormir mejor, que tomara mi ropa para irnos a su cuarto.

Le respondí que me iría a su cuarto sin mi ropa, y que ella en la mañana me hiciera el favor de llevármela.

Huí en el momento más oportuno, la Oruga dormía con su hermana menor en la misma recámara y las lobitas no me seguirían. Si ellas quisieran seguir con su festín de carne y pescado sería cosa de ellas yo me mantendría al margen, dormí muy a gusto con la puerta cerrada y el candado puesto.

Al día siguiente en el desayuno las lobitas me miraban con ojos de coraje, pero no pasó que me dijeran coyona al oído, lo cual me hacía reír y disimular frente de la familia de la Oruga.

El presenciar una relación sexual lésbica o heterosexual, se puede considerar como parte del acervo sexual de una persona, es por eso que he narrado esta experiencia aquí.

lunes, enero 29, 2007

Ese día supe que ejercía la prostitución

Regresé a mi casa corroborando mis impresiones pasadas, el lesbianismo no era, ni es mi fuerte, aunque es algo que puedo ver sin percibir ninguna sensación de incomodidad. De hecho lo puedo hacer si no me queda más remedio, o si la mujer sabe atacar mis puntos débiles en el momento preciso, o simplemente como en el pasado, tomarlo como trabajo.

El problema sería cuando el apetito sexual de las lobitas despertara estando presente y quisieran incluirme en el menú de su festín, siendo mis amigas tan queridas la posibilidad siempre seria alta.

A pesar de todo no le di importancia, al poco tiempo regresó a mi mente ÁngelU, más que él, lo que recordaba era la dupla ÁngelU - PonchI. Pero me perturbaba la idea de dejar en un segundo término a la experiencia vouyerista - sáfica vivida con mis amigas.

La siguiente semana mi inquietud empezó a crecer, estaba desarrollando mis labores y súbitamente como flash destellante en mi mente vino la idea de llamar a ÁngelU. No he querido dar por terminado el tema para pasar al siguiente sin antes mencionar algunas cosas más que viví con la mancuerna ÁngelU - PonchI.

Hice un gran esfuerzo y vencí la tentación de llamarlo, el miércoles en un par de horas libres me dirigí al edificio donde tenía su oficina. Le llamé, me dijo que estaba encantado de oírme, le noté entusiasmo, sin embargo me dijo que en ese momento iba saliendo y me pidió que fuera al departamento de PonchI que de ser posible ahí nos encontraríamos, que estaba cerca del lugar a donde se dirigía.

Le dije que tenia prisa y respondió que él también, me dio a entender que sería un rapidín como los que acostumbrábamos entre semana, me preguntó si traía dinero para el taxi y le respondí que no se preocupara. Antes de colgar le pedí el teléfono de PonchI porque no me gustaba la idea de llegar sin avisar, me lo dio y me dijo que él le llamaría para que me recibiera.

Deje pasar un tiempo prudente y le llamé a PonchI, el cual sin esperar a que tuviera que apenarme me invitó a su casa, me preguntó si quería comer, le dije que tenía prisa que sería una visita rápida, me insistió en que fuera a visitarlo y así lo hice. Tomé un taxi y me recibió como siempre, muy amable, me ofreció todas las bebidas que tenía y todas las rechacé, le dije que sólo quería agua.


Me dijo que no, que mi visita era un honor para él, que cuando menos aceptara una gaseosa, me lleno de halagos. Nos sentamos en la sala y me dijo que ÁngelU le había llamado para avisarle de mi visita, le recordé que tenia prisa y no podía quedarme mucho tiempo.

Al poco rato sonó el teléfono, al volver me dijo que había sido ÁngelU disculpándose de no poder asistir, que le encargaba que me atendiera y que yo le llamara al día siguiente, no supe que decir, intenté pero no se me ocurrió nada. PonchI se acercó para sentarse junto a mí, me rodeo con su brazo y me beso, se lo contesté pero cuando trató de continuar lo aparté y le dije que tenía prisa, que no podía quedarme mucho tiempo. Apenas terminé la frase PonchI me tomó la mano y la llevo a su entrepierna, comprendí que al igual que con ÁngelU se trataría de un rapidín.

Dado a que ya habíamos habido sexo, en vez de perder tiempo resistiéndome o haciéndome la interesante, opté por apretarle el bulto bajo el pantalón, pensé que habían hablado entre ellos respecto a que entre semana eran rapidines, instantes después se sacó el pene y bajé a chupárselo, fue una mamada pequeña, se le paró rápido, intentó bajarme el pantalón pero le quité las manos para bajármelos sola, él hizo lo mismo, se puso el condón y entendí que quería ensartarme ahí mismo, en el sofá.

Me levanté, le di la espalda, fui doblando las rodillas poco a poco, cuando mis nalgas estaban cerca de su regazo me las abrió para facilitarme el accionar, sentí la punta en el área perineal, me moví hasta que la sentí en el orificio vaginal y me fui encajando, me dijo que me dejará caer hasta el fondo y que no me moviera, pasó sus manos al frente de mi cuerpo y desabotonó mi blusa, me aflojo el brassiere, quería tocarme los senos.

Comencé a moverme más rápido mientras me pellizcaba con fuerza los pezones, subía y bajaba hasta topar, yo comencé a mover las caderas de atrás hacia delante bastante rápido, me dijo que me detuviera y me levantara, me pareció extraño pero lo hice, se levantó y se colocó tras de mí, quería desde perrito desde atrás pero parados. Con un pie en el suelo y el otro sobre el sofá me incliné lo más que pude dejando mi trasero expuesto y hacia arriba, de esa manera me penetró, comenzó a moverse y mientras lo hacía me preguntaba si quería que terminara rápido, mi respuesta fue afirmativa, me tomó fuerte las caderas, me encajó las yemas de los dedos a la vez que se movía con rapidez.

Acostumbrada o condicionada a no quejarme durante los rapidines, gemí poco mientras que PonchI lo hacía a voz en cuello, su gemido al eyacular fue sonoro denotando completa satisfacción y relajación. Al terminar no quise vestirme, había quedado sucia, viscosa, bueno de esa manera me sentía. Le dije que me permitiera su baño, respondió que me mostraría el camino aunque ya lo conocía, al llegar al baño me pidió que le dejara limpiarme, accedí de manera silenciosa con una sonrisa que no pude evitar, me pidió que me empinara y tocara la punta de mis pies y en esa posición me limpió.

De regreso en la sala dijo que si podíamos vernos con frecuencia, que un día podría ver a ÁngelU y otro a él, luego corrigió diciendo que podría verlo a él después de ir con ÁngelU, me dijo que ya tenía su teléfono y que estaba a mi disposición, asentí con la cabeza sin responder. Me dirigí a la puerta y me cerro el paso diciendo que no me fuera así nada más, que llamaría un taxi, que esperara. Diez minutos después me arrebató la bolsa y metió algo, me la devolvió y bajamos a la acera. Cuando llegó el taxi dijo que me había dejado “algo” para cubrir el pasaje.

Estando en el taxi encontré el equivalente a treinta dólares dentro de mi bolso, ese era el “algo” que había dejado PonchI. No me interesaba el dinero, ya trabajaba en algo ajeno a la prostitución y ganaba bastante bien, el dinero extra siempre es bien recibido pero lo que me inquietaba ahora era la idea de tenerlos a ambos por separado el mismo día.

Una idea tan intranquilizante como perturbadora…

martes, enero 30, 2007

Rápido, sin complicaciones y pagada, ya era negocio…

El resto de la tarde la idea seguía asaltándome, por algún motivo PonchI me inspiraba más confianza y menos resquemor que ÁngelU, lo veía más inofensivo, así que al anochecer decidí llamarlo para pedirle que me aclarara la situación. Después de los saludos y que preguntara como me sentía por lo acontecido ese día y que le respondiera que me sentía extraña pero que lo podía tolerar, acordamos que lo visitaría al día siguiente más temprano que de costumbre.

Esa noche fui a la cama con inquietud, las cosas me estaban saliendo bien, seguía bien en clases y trabajo en todos los sentidos incluyendo el financiero, mi inquietud se debía a la emoción que causa tener dos hombres como base fija el mismo día en diferente lugar, me agradaba más que tenerlos bajo el mismo techo y en la misma cama al mismo tiempo.

Siempre tenía un par de horas libres al mediodía, pase una hora titubeando entre llamarle o no a ÁngelU. En esta ocasión me dirigí al departamento de PonchI una hora más temprano que de costumbre, me quedaba más cerca que la oficina de ÁngelU e incluso que su casa. Me recibió con amabilidad invitándome bebidas, acepté de nuevo una gaseosa. Después de unos minutos de diálogo social fuimos al grano, atacó diciendo que le había dicho que entre semana tenía el tiempo limitado, le respondí afirmativamente, me dijo que me proponía vernos en su departamento con la frecuencia que yo quisiera, que él deseaba que fuera lo más seguido posible, que sería al ritmo que yo decidiera, que si tenia prisa lo haríamos rápidamente.

Le dije que disfrutaba mucho cuando se hacían rápido, que para mí entre más rápido mejor, me miro como analizándome y dijo que le parecía bien, le pregunte qué pasaría con ÁngelU y respondió que si lo deseaba podía ir de ahí a verlo, que podría llamarle desde su departamento o viceversa o si deseaba podía dejar de verlo, que lo que yo decidiera estaba bien para él.

Asentí con la cabeza y sin mediar palabra me tomó de la mano y me llevó a la recámara, en el camino me tomo por la cintura y en el umbral me apretó las nalgas, simulé que no lo había sentido, tomó mis hombros y comenzó a besarme, me quito la ropa, yo le ayudé, al ver que yo coadyuvaba se quito la suya y quedamos desnudos de pie, tomó mis senos formando cucharas con sus manos, los miró y succionó un pezón y después el otro, dejó de besarme los senos para besar mi boca, eso fue suficiente para excitara mucho. Al poco tiempo separó su boca de la mía y me empujó hacia abajo, comprendí que quería que se la mamara…

Me hinqué y tomé sus caderas, acerqué mi boca a su pene que estaba semi erecto y comencé a mamarlo. Cuando chupas pene los ruidos de tu boca es lo que más oyes, sin embargo en el fondo como entre penumbras escuchaba sus gemidos no muy altos. Tomó mis mejillas mientras contenía su pene en mi boca, las presionó para que levantara la vista y mirara su cara, me preguntó si podía decirme algo, sin sacármela de su boca bajé los párpados en señal de aceptación y me dijo, “eres muy buena mamadora”, por favor no te ofendas.

No pude ocultar una sonrisa mientras seguía mamando, preguntó si ya me lo habían dicho, moví mi cabeza de arriba hacia abajo en señal de afirmación y dejé de chupársela para lamerle los testículos, con mi pómulo aparte su verga de mi cara y comencé a besarlos suavecito, su verga seguía recargada y dura en mi nariz y frente, decidí tomarla con la mano y estirarla hacia arriba para despejar sus huevos y lamerlos cómodamente. Después de lamérselos cuidadosamente para no lastimarlo me dio un condón y preguntó si sabia ponerlo con la boca, negué con la cabeza, me dijo que pusiera la boca en “O” y me colocara el condón sin presionarlo y que lo fuera poniendo hasta cubrirlo todo. Era la primera vez que lo hacía de esa manera, hice lo que pude y terminé de “forrar” su pene con la mano.

Una vez que quedó firme y hasta la raíz nos dirigimos a la cama, me pidió que me acostara para hacerlo en posición de misionero, me extrañó la palabra que en ese momento no la relacioné, claro que la había oído y sabía que significaba, pero en ese momento no llegó nada a mi mente, cuando pregunté que era eso me respondió que era la manera más común, él arriba y yo abajo. Siempre me ha gustado esa posición, así que con gusto me recosté sobre mi espalda y abrí las piernas, su pene al igual que el de ÁngelU era muy cómodo, no muy largo, si grueso sin exagerar y sobretodo ambos muy considerados al moverse.

El sexo con PonchI transcurrió sin incidentes que pueda recordar, sólo que sí me hizo terminar segundos antes de su eyaculación. Terminamos y aprovechando que estaba en su casa le pedí bañarme, respondió con una petición de permiso para verme bañar, ambos nos concedimos los permisos. Me empecé a bañar y no resistió la tentación de “ayudarme”. Tomó una esponja y comenzó a tallarme el trasero, siguió con la raya de las nalgas y con el ano, de la parte trasera pasó a la delantera, me lavó a conciencia la vulva, el área perineal y el pubis, al fin hombre aprovechó para meter sus dedos enjabonados en ambos orificios mientras me lavaba.

Después en la sala me preguntó si así de rápido quería las cosas, con la cabeza respondí seca pero categóricamente, “más”. Se sorprendió al escucharme y pregunto si realmente quería que fuera más rápido, le respondí de nuevo con un terminante “sí”. Entonces me dijo que si quería conocer lo que era en verdad la rapidez que no dejara de ir al día siguiente, pero que le dijera la hora exacta en la que llegaría o que le hablara antes por teléfono.

Preferí la segunda opción, no seria fácil determinar la hora exacta a la que llegaría, agregó que le llamara desde el taxi cuando estuviera en camino, encogí los hombros en señal de indiferencia y aceptación, y me recordó que si lo deseaba podría llamar a ÁngelU desde ahí, le tomé la palabra y lo hice. Al responder ÁngelU lo hizo efusivamente al escuchar mi voz, se disculpó por su ausencia el día anterior y me suplicó que lo fuera a visitar a su oficina, me dio de nuevo los datos, que decir al llegar y todo lo necesario para verlo.

Volteé y vi que PonchI estaba lejos y aproveché para preguntarle a ÁngelU, ¿rapidín?, y me respondió con otra pregunta, ¿eso quieres?, le respondí, “rapidín o nada”, me contestó con un halago de los que lo caracterizaban, diciéndome “lo que la princesa ordene…”

Al colgar me despedí de PonchI y le dije que tenía poco tiempo para ir a saludar a ÁngelU y regresar a mis actividades, me tomó los brazos, me dio otro beso y arrebato mi bolsa de mano, la abrió y deposita algo.

En el taxi rumbo a la oficina de ÁngelU abrí la bolsa para preparar el dinero del taxi y por curiosidad busqué lo que me acababa de dejar PonchI. Traía mi dinero, traía el que me había dejado PonchI el día anterior y por fin distinguí otros billetes, los que recién había depositado PonchI, de nuevo era el equivalente a 30 dólares, bastante más que lo que cobraría el taxi.

Seguía sin importarme el dinero que recibía de ellos, aunque no me molestaba. Ese momento fue muy importante en mi vida, iba a estar con un segundo hombre consecutivamente, ya me había pasado con ÁngelU y MemoT, sin embargo era diferente porque con seguridad ambos lo sabrían, lo comentarían entre sí, e intercambiarían impresiones de mi actuar sexual y sobre todo que me daban abundante sexo sin problema, sin complicaciones, sin celos y hasta regresaba a casa con más dinero del que traía al llegar.

Ese viaje en taxi estaba marcando la piedra angular de mi vida, todavía podía decirle que no me llevara a donde se lo pedí, eso estaba en mis manos…

miércoles, enero 31, 2007

Llena de dudas, pero decidida a continuar…

El taxi se acercaba a su destino, decidí llegar con ÁngelU, quería probar y despejar la duda de cómo me sentiría habiendo estando con dos hombres, no pensaba en el sexo en sí, sino en lo que seguía, me estaba visualizando de regreso y trataba de adivinar las sensaciones que vendrían, esa era mi curiosidad y motivación al momento de acercarme a su oficina.

Bajé del taxi, me acomodé el cabello y camine, cuando llegué me presenté y la secretaria dijo que enseguida pasaría, que esperara unos minutos que a mi se me hicieron eternos, no quería estar en esa recepción, la única razón para hacerlo, era el sexo.

Por fin dijo que podía pasar, al entrar me recibió con un abrazo y me dijo que me extrañaba mucho, que no dejara pasar tanto tiempo sin verlo, como de costumbre me besó ardorosamente, al terminar le pedí una servilleta para limpiarle la boca que había quedado manchada con mi labial, respondió que más tarde, que mejor pintara mas mis labios, le dije que me vería mal con tanta pintura, y dijo; “cuando me la mames se te quitaría, si queda algún exceso tú lo remueves”.

Me pinté tanto como él quiso, me dio el visto bueno y ahí mismo, en el centro de la oficina se bajó los pantalones hasta los tobillos, me hinqué frente a él, se notaba que “tenía ganas de verme”, se le paró inmediatamente y mi oral fue corto y sin mucha técnica, le di unas cuantas chupadas jalándosela hacia mí usando únicamente los labios envolviéndosela con la parte interna de mis mejillas, minutos después pidió que me detuviera, me dijo con desesperación que no continuara, me incorporé y se colocó el condón, entendí que lo haríamos de pie, le di la espalda bajando mi pantalón y calzón, y me empiné.

Lo primero que sentí fueron sus manos en mis caderas, bajó su cabeza a la altura de mis nalgas y las abrió exclamando “qué limpia estas, se nota que te acabas de bañar”. Me preguntó si venía de saludar a PonchI y le respondí “sí” de forma clara y natural, él contestó con un escueto “bien”. Luego sentí la punta de su miembro en la entrada de mi vagina, me fue enterrando la verga poco a poco, como lo hacían ellos, ambos tenían “la misma escuela”, gracias a eso les perdías el miedo, sabías que no me lastimarían por una inserción brutal o torpe, en el peor de los casos no lograría llegar al orgasmo, pero nunca una experiencia traumática, así fue entrando magistralmente, con una suavidad, me hacía gozar y estremecer sin causar dolor, solo hacia lo necesario para darme placer, después de meter y sacar me preguntó, (está pregunta se estaba haciéndose común), si realmente lo quería rápido, sabía mi respuesta y tono, sin titubear y con voz clara respondí “sí”.

Me sujetó con mayor fuerza y empezó a acelerar sus movimientos, como tenía las manos libres me tapé la boca para que mis gemidos no salieran de la oficina, me la sacó un momento y de nuevo colocó su nariz entre mis nalgas aspirando con fuerza, lo alcancé a escuchar, dijo que mi olor en ese momento estaba más cercano a lo que le gustaba, mejor que cuando llegué. Recordé que le gustaba más al natural que recién bañada, lo recordaría siempre en caso de verlos a ambos el mismo día, me organizara mejor.

Volvió a metérmela, esta vez con menor consideración, dada mi lubricación y excitación, olerme convirtió al caballero en una bestia, la sacaba toda y la metía con toda su fuerza, cogía firmemente mis caderas clavándome la yema de sus dedos. Así lo hizo varias veces, parecía que me tuviera rencor o coraje, o sus hormonas actuaban por él, sentía su furia incluso al gemir, cada que me embestía soltaba un sonido gutural y nasal. Cuando decidió eyacular cambió sus movimientos, ya no la sacaba toda para meterla con un golpe violento, sus movimientos eran como los de una licuadora. Por increíble que parezca alcancé un orgasmo, es la ventaja de ser multiorgásmica y tener la meta (por así llamarla) muy cercana, afortunadamente soy lo más alejado a una ninfómana. Al eyacular sus dedos estaban casi encarnados. La más interesada en que no se oyeran nuestros ruidos al exterior era yo, por eso cuando eyaculó y emitió su grito me alarmé, no quería salir de su oficina y que todos supieran lo que acababa de ocurrir.

Terminó y dejé de sentir la presión de sus dedos, quedé inmóvil, sabía que al eyacular a los hombres les queda muy sensible el pene y no quería lastimarlo, así que preferí que la sacara el solo con todo y condón. Al sacarla y como siempre sucede escuché “plop” al atorarse la cabeza en mi orificio vaginal, lo escuché en mi oído interno o simplemente fue la vibración desde la entrada de mi vagina que recorrió mi cuerpo hasta llegar al oído. Me pidió que retirara el condón, levanté mi brazo para verlo a contraluz, me llama la atención como se acumula el pene en la punta, algunos dicen que parece leche, a mí no me lo parece, es grueso y espeso, parece pegamento blanco.

Después de acicalarnos me abrazó y me preguntó si así me parecía bien o quería más rápido, con una sonrisa viéndolo cara a cara, nariz con nariz y boca con boca le respondí suavemente, “más”. Me recordó que no era conejo, le respondí “qué lástima” lo cual nos hizo soltar una carcajada.

Sin dejar de abrazarme me dijo que por favor no dejara de llamarle a diario, que me necesitaba mucho. Le pregunté que si le hablaba todos los días, todos los días nos veríamos, le pregunte si podría “verme” de lunes a viernes y respondió con cinco palabras, “también los sábados y domingos”. No supe que decir, en realidad todo había ocurrido tan rápido que tenía tiempo de sobra, repitió que no le importaba si veía a PonchI, que yo de le hablara, bajé la vista y asentí.

Después del beso de despedida, se llevó la mano a la bolsa y sacó unos billetes y estiró su mano para que los tomara, con la mirada me dio a entender que siempre que lo viera me daría para el taxi. Estiré la mano, tomé los billetes y sin verlos los guarde, salí del edificio y empecé a deambular…

Ahí se me ocurrió una idea que no me parecía descabellada, lo que me había ocurrido en menos de dos horas no había estado mal pero estaba indecisa en continuar, no me decidía, hasta que comprendí que no perdería nada y si podía obtener algo si lograba que lo que se me había ocurrido funcionara, lo intentaría como no…

jueves, febrero 01, 2007

Organización, aceptación y finanzas…

Deambulé un par de calles, llegué a una cabina telefónica y me dispuse a seguir con mi plan, llamé de nuevo a PonchI, me contestó sorprendido pero contento de escuchar mi voz. Le dije que si me podía recibir, que quería pedirle un favor, respondió que con gusto, pero que le dijera de que se trataba, que le causaba curiosidad, le respondí que por teléfono no podía, que me daba pena, exclamó que fuera en ese momento sin más dilaciones.

Tomé el primer taxi, una vez en marcha abrí la bolsa con la curiosidad de ver cuánto me había dado ÁngelU, distinguí los billetes “extraños” y me di cuenta que era nuevamente el equivalente a 30 dólares. El trayecto me sirvió para organizar mejor mis ideas, una era más sólida y trataba de que hacer los días que los viera a los dos.

Llegue al departamento, descendí y fui afinando lo que le diría, a la vez que depuraba mi plan a corto y mediano plazo con ellos. Me recibió con una sonrisa y una vez que la cerró extendió los brazos, me quería abrazar, lo hizo con fuerza y siguió con un beso efusivo y tierno. Todo lo interpreté como un saludo en la intimidad, así era su manera de ser y probablemente así sería en adelante.

Me pidió que me sentara en el sofá y le explicara cual era el favor, le respondí que era penoso, pero no tenía a quien acudir, me interpeló diciendo que había hecho bien, que le pidiera lo que fuera, que haría lo posible por ayudarme, le pedí que no se alarmara que no era difícil lo que le iba a pedir. Respiró profundo, baje la cabeza por pena y le dije que probablemente ya sabía que había ido a ver a ÁngelU, que había estado con él. Asintió sin pronunciar palabra, proseguí diciendo que me permitiera bañarme de nuevo. Eran las primeras horas de la tarde y no podía regresar a casa, y que para no despertar sospechas y por la distancia no quería andar así el resto del día.

Sonrió y dijo que le había dado muchas vueltas a algo sin importancia, que estaba en mi casa y que sólo tenía que avisarle para verificar que estuviera, fuera de eso podía hacer lo que quisiera. Me sentí aliviada por su respuesta y me dirigí al baño para bañarme, incluso, me ayudó quitándome ahí la ropa, supuse que sería el precio por permitirme bañar, el verme desnuda cuando me bañara, así que no dije nada, me quité la ropa y se puso frente a mí para hacerlo más rápido, comenzó a tocarme los hombros, los senos, las caderas y terminó en mis nalgas y pubis, metió su mano entre mis nalgas hasta rozar el ano y la otra entre mis labios.

A pesar de que había sido un día con bastante actividad sexual volví a sentir de manera agradable sin llegar a la excitación. Luego llevó a su nariz la mano que estaba en mis labios vaginales aspirando profundamente que se convirtió en suspiro con un sonido “eme” alargado, me dijo al oído que tenía un olor muy agradable, muy fuerte y excitante, que no debía de removerlo con tanta frecuencia, sonreí y encogí los hombros.

Me disponía a ir al baño cuando me tomó por la muñeca y me llevó a la recámara, al pie de la cama me volteó y me empinó para que me tocara la punta de los pies. Pensé que me cogería como lo había hecho ÁngelU momentos antes. Sin embargo, al abrirme las nalgas comenzó a lamerme, sentí la fresca humedad de su saliva en mi ano y vulva. Me lamía no para excitarme sino para limpiarme, como si quisiera recoger con todo exceso de humedad y el último vestigio de líquido vaginal que hubiera en mis partes íntimas. Después de la última lamida me tomó por los hombros, me volteó quedando frente a él y me dijo que él quería una mamadita.

Eso nunca está de más, siempre serán bien recibidos y agradables a menos que duelan los músculos del cuello, cosa que todavía no pasaba, asentí con la cabeza sin mediar palabra, PonchI se quitó la ropa y se recostó sobre la cama con las piernas muy abiertas, ya la tenia bien parada. Lo miré con asombro por la rigidez y se limitó a decirme, fue “tu olor y el sabor”, no era la primera vez que me decían eso, aunque siempre me he resistido a creerlo del todo.

Ya que estaba tan rígida decidí usar la técnica para que se viniera rápido, la metí en la boca y con la punta de la lengua le di masaje en la cabeza, la metía y la sacaba, cada vez que entraba en mi boca la lengua lo recibía en ese lugar de su pene bajándole el pellejito succionando con fuerza, apretando su pene con mis mejillas, los movimientos eran rápidos, así me aseguraba que eyacularía pronto. Cuando un hombre está a punto de eyacular el miembro se le pone más duro, esa es la señal de que está a punto de venirse, se nota más cuando lo tienes en la boca, menos en la mano y no tanto en la vagina. Cuando movía mi cabeza hacia atrás para sacarla de mi boca, se la aprisionaba con fuerza como queriéndosela arrancar, claro que jamás arrancarás la verga a un hombre de esa manera, pero la sensación que experimentan los convierte en tus perritos falderos.

Sólo había hecho ese movimiento dos veces y PonchI empezó a gritar y a suplicar, gritaba alabando lo “buena mamadora” (sic) que era. El suplicio era suficiente, había que dejarlo descansar y regresé a la técnica de meterla y sacarla rápido de la boca como si fuera a masturbarlo con la mano, lo hice y eyaculó cuando yo quise.

Me pidió que me recostara junto a él, le dije que no podía, ahora sí tenía el tiempo encima, incluso sólo me lavaría el cuerpo y no mojaría mi cabello, dijo que estaba bien, al salir de la recámara me dijo “que chingona eres” (sic) solté una sola carcajada y le di las gracias, lo dejé tan débil que me dejó bañarme sola y a gusto.

Empezaba a comprender que cuando haces las cosas bien en lo que sea, tarde o temprano recogerás los frutos, en esta ocasión una mamada con una buena técnica me había dado la oportunidad de bañarme solita sin que me metieran dedos enjabonados que lo único que hacían además de excitarme, era mojarme más y por consecuencia volverme a ensuciar.

Me bañé a conciencia, salí desnuda y seca hasta donde estaba mi ropa, ya me esperaba PonchI más repuesto y con cara de alegría, me suplicó que lo viera diario y le pregunté si como lo hacía con ÁngelU, con una sonrisa le dije ¿rapidín? Con desilusión en el rostro me respondió que si así lo quería, no habría problema.

Ya que había más confianza le dije que cuando pudiera verlos a ambos sería primero ÁngelU y luego él para poderme bañar, respondió que encantado y luego me dijo, “si no puedes o no quieres ver a ÁngelU puedes venir sólo conmigo, si no deseas verlo y no quieres que él sepa que viniste, ven y él no sabrá nada, sólo no dejes de venir, ¿ok?”. Asentí antes de decirle “ok” con convicción y convincente para él. De nuevo me abrazó para besarme de despedida, mientras recibía su beso sentí un jalón en mi bolsa de mano, PonchI la estaba abriendo para introducir más billetes, al terminar señalando la bolsa le pregunté “por qué”, respondió que para el taxi y que jamás volviera a preguntar, que no discutiría el tema, que cada vez que me viera me daría para el taxi y repitió que no discutiera.

Dado el tono de su voz preferí obedecerlo, llamó al taxi y me acompañó a la acera y esperamos juntos. El dinero seguía sin tener importancia para mí. Aún así abrí mi bolsa y noté que ahora era el equivalente a cuarenta dólares lo que había y comprendí que no era el taxi el motivo del dinero, sino lo contentos que los dejaba.

No entendía a fondo, ni le di importancia, a esa edad estaba ganando mucho más dinero del que podía necesitar, además de “lo del taxi” que ellos me daban…

Iba bien en la escuela y en el trabajo, me llevaba bien con mis amigas y amigos, en mi familia no había disturbios de ningún tipo, mi problema se estaba convirtiendo en donde guardar el dinero y cómo explicar su procedencia, hermoso problema por cierto…

viernes, febrero 02, 2007

No se como aprendí, pero ya actuaba como profesional…

La situación se acomodaba muy bien debido a la flexibilidad y afabilidad de ambos, los llamaba cuando quería y lo deseaba se hacía, sino, no.

Esto me daba tranquilidad porque estaba obteniendo cosas que eran importantes para mí. Tenía hombre con frecuencia, más que eso, tenía dos cuando yo lo deseaba. Lo que para otras es un sueño erótico inmencionable, para mí era una realidad cotidiana si quería.

Más importante aún, al estar con ambos no existía el riesgo de desarrollar sentimientos románticos para alguno de ellos, cuando conocí a ÁngelU la posibilidad de enamoramiento estaba latente, al tenerlos a los dos no pensaba en esas cosas. El dinero que me daban, ni siquiera formaba parte de mí esos días, solo era algo que podría ahorrar, guardar y utilizar en el futuro, no tenía destino planeado para ello. Mi única duda y que no me atormentaba era la opción de verlos todos los días, o una o dos veces a la semana, por lo pronto probaría el resto de la semana, si mal no recuerdo eran solo dos días más.

Les llamé el jueves e hice lo acordado. Primero vi a ÁngelU, lo hicimos en posición de perrito pero de pie. Luego vi a PonchI e hicimos un riquísimo misionero. Con ambos fue lo más rápido posible, me bañé en casa de PonchI y regresé a casa muy contenta.

Me autoanalizaba y comprendía que con tanto sexo, es difícil que crezca el deseo que nos convierte en esclavas de los hombres, iba en el camino correcto. Ni mis hormonas ni mi cuerpo me traicionarían y si de vez en cuando o los fines de semana me pedían sesiones sexuales prolongadas, aunque no me interesara lo hiciese, tratando de convencerlos que fueran lo más cortas posible con el propósito de que no creciera mí deseo sexual exacerbado.

Al día siguiente las cosas transcurrieron de manera similar, sólo que ambos me pidieron que los viera el sábado, acepté a regañadientes con la condición de que lo hiciéramos rápido.

Al terminar el sexo del viernes, ÁngelU me dio algo más que “el dinero para el taxi”, de un cajón sacó una cajita de cartón, era un teléfono celular que me obsequió, me negué a recibirlo varias veces, no quería que me tuviera checada y me llamara a cualquier hora. Me convenció diciendo que solo lo encendiera cuando recibiera sus llamadas o las de PonchI, amen de hablarles de ese sin tener que usar teléfonos públicos y que me daría dinero para tener crédito en el teléfono permanentemente, dijo tantas cosas que me acorraló y no pude rechazarlo, era un teléfono pequeño que guardado en su funda, en el fondo de mi bolsa pasaría desapercibido. Nos despedimos en el entendido que nos veríamos el sábado.

Me fui a casa de PonchI contenta por el rapidín que me acababan de dar y por el teléfono o dinero para el taxi. Cuando llegué note que la cajita del teléfono era muy llamativa y consideré que lo mejor era mostrárselo inmediatamente para no parecer misteriosa. Al verlo ÁngelU me dijo que se le había adelantado y que si quería él me regalaría otro, rechacé su oferta diciéndole que no necesitaba tantos celulares. Me pidió el número y después de copiarlo me llevó a la recámara, nos desnudamos de manera muy cómoda, ya había perdido la pena y ambos sabíamos que si iba a su casa era para que me cogiera rápido sin andarnos por las ramas.

Supuse que querría que le hiciera oral, pero en vez de eso me colocó en cuatro al borde de la cama y desde atrás él comenzó a hacerme oral abarcando toda la vulva hasta el ano, de nuevo y más para limpiar los residuos de la batalla con ÁngelU que para otra cosa. Siempre es agradable que te hagan oral, no importa los motivos que tenga quien te lo hace, lo disfruté sin llegar a excitarme.

Cuando terminó sentí sus diez dedos abiertos en mis nalgas y me dijo que era mi turno, se recostó sobre su espalda, ya la traía medio parada así que le di una mamada regular sólo para que se le parara al máximo y él dijera que me detuviera. Como siempre la penetración fue considerada a pesar de que no había tanta necesidad debido a la lubricación que me había provocado ÁngelU. Comenzó a moverse lentamente en posición de misionero, sus manos estaban en mis hombros besándome largamente mientras se movía con suavidad.

Me dijo; “te voy a das una cogidita suave”, se lo negué con la cabeza diciéndole que tenia prisa, “entonces ven un día para tener una sesión con tiempo y hacerlo en forma”. Cerré los ojos en señal de aceptación. Comenzó a moverse más rápido, aunque no tanto como yo quería, su cadencia y la sensación acumulada con ÁngelU minutos antes hizo que de manera fulminante llegara al orgasmo.

Grité pero calló mi boca con la suya diciéndome que le encantaba besarme así, que era como si hubiera soplado a su interior y que sentía muy fresco. Llegó a la eyaculación con movimientos muy rápidos sin sacarla de mi vagina.

Cuando se quitó de encima se recostó a mi lado, se me ocurrió quitarle el condón y jalársela para ordeñarlo, quería dejarlo satisfecho para que me dejara bañar sola y en paz. Le agarré la verga, le quité el condón y estiré mi brazo para verlo a contraluz, como de costumbre me maravillé al ver el semen acumulado en la punta, empecé a jalársela, la apreté fuertecito para exprimirlo lo más que pude. Gracias a esto su miembro siguió escurriendo semen que se desbordaba por el dorso de mi mano, él gritar ya no, quería dejarlo sin ganas de levantarse unos minutos, el tiempo suficiente para bañarme a gusto sin que sus dedos enjabonados entraran en mi vagina o ano.

Siguió gritando cosas como “eres una diablilla”, “que pícara eres” a diferencia de ÁngelU, este todavía no usaba lenguaje sucio ni palabras fuertes conmigo, más allá de las clásicas “coger”, “mamar”, “verga”, “panocha”. Después de terminar el suplicio se la solté, y escuche un “ah” prolongado de alivio, vi su cara lánguida con rasgos de debilidad y fatiga, me paré de esa cama tomando mi ropa y me fui veloz al baño. Al salir vestida y limpia ya me esperaba en la sala, hablamos unos minutos diciéndome algo que me intrigó, comentó que le gustaría que lo visitara el domingo para algo especial, que sería especial para él y me pedía de la manera más atenta que asistiera. Le respondí que de que se trataba y dijo que como traía prisa me proponía que el sábado después de ÁngelU regresara ahí con él. Dicho de otra manera que el sábado estuviera con ambos como ya lo había hecho, que al terminar me fuera y un par de horas después me llamaría para que regresara y habláramos a fondo. El procedimiento que se estaba convirtiendo en rutina, esta vez pidió que le pasara mi bolsa, irreflexivamente obedecí y metió algo en ella.

Como siempre en el taxi verificaba lo que había metido, otros treinta dólares más una cantidad idéntica de ÁngelU. Seguía sin interesarme ese tema, ahora me intrigaba lo que me quería decir PonchI después de estar con ambos.

Vaya fin de semana que tenía, sin mencionar que saldría el sábado por la noche con mis amigas, no tenía la más mínima idea de lo que me esperaba.


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lunes, febrero 05, 2007

Hacerme respetar, también me excitaba

El sábado por la mañana salí de casa unos minutos y no aguanté la curiosidad, me encontraba sola, saqué el celular que me había dado ÁngelU para verificar si tenía alguna llamada. Ambos me había llamado, no supe que hacer, no sabía si hablarle a ÁngelU como de costumbre, o hablarles a los dos, me decidí y pensé que sí le hablaba a cada uno no habría problemas entre ellos, ni conmigo.

Primero lo hice a ÁngelU, muy efusivo y agradecido por que le hablara, quedamos de vernos en el lugar de siempre para dirigirnos al departamento de nuestro amigo, dijo que no había necesidad de llamar a PonchI ya que de cualquier manera sabría que habíamos hablado y nos esperaría.

Al colgar pensé que por cortesía y para que no pensara que lo hacia menos debía llamarle también a PonchI, su participación en el trío se había vuelto más activa e importante, además le daría pie a que me adelantara algo de lo que me diría más tarde. Dejé pasar unos minutos para hablaran entre sí poniéndose de acuerdo al horario.

También me contestó efusivamente y con alegría, me dijo que había hablado con nuestro amigo y que estaba enterado del horario. Su voz se tornó grave y me recordó que cuando me hubiera ido de su casa y pasara un tiempo prudente le llamara, luego se corrigió, “mejor no apagues el celular y yo te llamare cuando se haya ido AngelU”. Quise que ahondara más pero me pidió que esperara hasta la tarde, no discutí y me despedí.

Llegué puntual al lugar donde me recogería ÁngelU, después de darme el beso y de halagar mi ropa, perfume y aspecto se puso en camino mientras me preguntaba si deseaba algo para detenerse a comprármelo. Al saber que no deseaba nada me puso la mano en la rodilla, no la dejó mucho tiempo ahí, fue subiéndola hasta llegar al muslo y sin que me diera cuenta puso su dedo meñique en mi ingle tratando de hacer a un lado el elástico de mi calzón. Me pidió que lo ayudara, diciéndome en tono humilde “ayúdame”, bajé mi mano e hice a un lado mi calzón dejando mi pubis y vulva libre para que me acariciara, mientras lo hacia y hablaba le recordé que había accedido a verlos juntos porque habían ofrecido que serían rapidines, nada maratónico. Viendo al frente sin decir palabra asintió de forma indiferente como si no me escuchara, insistí que rapidines, esta vez su movimiento de cabeza fue más perceptible.

Sabía que era imprescindible decirlo. Su mano ya se había apropiado de mi vulva y era cuestión de segundos para que me excitara y perdiera el sentido común y mi voluntad. Sucedió como lo preví, al llegar al departamento ya me encontraba excitada, ayudó que me quede un momento dentro del carro para acomodarme el calzón, eso hizo que me enfriara un poco, pensé en ir al baño a lavarme la cara con agua fría, pero deseché la idea porque iban a querer ir conmigo.

PonchI me recibió con felicidad en el rostro, inmediatamente me preguntó que deseaba beber y se me prendió el foco, le dije que tenia sed, que quería un vaso con agua fría, cuando lo trajo y dejaban de mirarme lo colocaba entre mis senos, en los bíceps o en el vientre bajo el ombligo, cuando me miraban lo subía a mi rostro. No es que no me guste estar excitada, a todo mundo nos gusta, pero quería estar consciente y tener la fuerza de voluntad para negarme a cosas que no me parecieran.

Después de unos minutos y gracias al vaso de agua me había recuperado, me sirvieron un whisky con agua. ÁngelU comenzó diciendo que había suficiente confianza y que les dijera porqué quería que todo fuera siempre rápido, sorbí mi bebida para dar tiempo a pensar que contestarles y decidí ser clara y honesta.

Respondí que me gustaba estar con ambos, juntos o por separado, y que no me arrepentía pero que terminaba exhausta, fatigada, sin deseo de nada, por eso prefería los rapidines.

Dijeron que era raro, que la mayoría de las mujeres eran al revés, que todas darían lo que fuera porque sus relaciones sexuales siempre fueran prolongadas. Les respondí que la relación sexual siempre dura lo mismo, pero que lo que me agotaba eran los juegos preliminares, que se me hacían eternos y no me gustaba estar excitada tanto tiempo, que mi cuerpo no pedía tanto, les dije que había notado que después de que eyaculaba sus penes quedaban sensibles y que ellos no querían que se los tocara, que imaginaran si en esas condiciones les hiciera oral en una nueva sesión.

Ambos respondieron con un largo ¡no! diciendo que sería un tormento. Proseguí sin poner atención a sus exclamaciones, les dije que quizá otras chicas tengan más necesidad por el hecho de ser reprimidas, que han reprimido su necesidad y deseo por años y cuando encuentran a un hombre se lo quieren devorar, y ese no era mi caso, que habíamos tenido sexo toda la semana, la anterior y más atrás, y no tenía necesidad de tanto, les di a entender que no me negaba a la penetración, ni al oral, ni a sus besos y caricias preliminares. Se miraron y arquearon abrieron los ojos y echándose miradas se dijeron “ésta si piensa” o “con ésta está más difícil la situación.”

No eran caras de alegría ni de alivio las que vi, me estaba haciendo respetar por dos hombres que me doblaban la edad y me cuadruplicaban en experiencia. Era obvio, no esperaban tanto raciocinio de una chica de diecisiete años. Probablemente habían estado en situaciones similares con muchachas más o menos de mi edad y ellas habían fallado en el departamento de dialéctica y razón, así las habían acostumbrado.

Trataron de argumentar cosas que no recuerdo, sólo les dije que de vez en cuando un maratón no estaría mal, pero no todos los días, y ni siquiera cada fin de semana, asintieron con la cabeza en señal de resignación.

El hecho de rechazar las sesiones maratónicas, no implicaba que fueran a ser insípidas o rutinarias como estaba a punto de comprobarlo ese memorable día que todavía ni empezaba…

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martes, febrero 06, 2007

Ordeñe y me alimentaron dos

Después de ver caras reflexivas regresaron los rostros sonrientes. Eran inteligentes y maduros, digirieron todo con rapidez y facilidad, comprendieron que al margen de las limitantes que había impuesto, había cedido de mi parte, lo cual es poco común en una mujer joven, la gran mayoría que habían conocido siempre les fue difícil despojarse de su última careta, les era complicado reconocer que les gustaban los hombres, los penes y el sexo, entorpeciendo sus relaciones.

Entendieron que conmigo no habría eso debido a los traumas y complejos adquiridos en la infancia y que si no se excedían podrían obtener mucho de mí y así lo entendieron. Por lo tanto en un par de minutos se encontraban en estado de aceptación, cambiaron el tema, todos estaríamos a gusto y satisfechos. Para empezar el hombre no necesita de tanto juego preliminar, y en mi caso tampoco era preciso, cuando menos no durante períodos prolongados. A mi entender la situación ideal y hay que saberla apreciar.

No paso mucho tiempo para que después de algunos sorbos al vaso ambos se sentarán junto a mí. Acomodaron sus brazos rodeando mis hombros, lo hacían con más confianza que antes, fue como si mi “discurso” hubiera establecido claramente la línea divisoria entre lo que podían y no podían hacer dentro de los límites.

Como de costumbre el primero en actuar fue ÁngelU, me tomó la quijada y suavemente giró mi cara hacia él besándome un buen tiempo. Al soltar mis labios sentí la mano de PonchI del lado opuesto, me fue jalando hasta quedar frente a la suya nariz con nariz y también me beso, las cosas se estaban dando de manera natural y fluida. Los besos fueron seguidos por caricias, sentí sus manos recorriendo mi cuerpo desde los senos hasta los muslos, como sabían hacerlo con maestría me excité sin demora.

Uno de ellos se puso de pie e inmediatamente fue seguido por el otro, ambos extendieron la mano para que les diera las mías, me ayudaran a levantar, su caballerosidad no la perdían ni en situaciones de confianza y estado avanzado de intimidad. Me llevaron abrazada hacia la recámara, alternamente ambos bajaban sus manos para apretarme las nalgas. Sabía a donde iba, a qué iba y que pasaría, no me oponía, me quitaron la ropa y se quitaron la suya.

Quedé frente a ÁngelU, me disponía a hacerle oral cuando sentí las manos de PonchI atrás de mí en para no permitirme que lo hiciera, tenían planeado algo diferente, el ímpetu de mis hormonas al ver el pene a ÁngelU fue mayor, así que con todo y las manos de PonchI tratando de detenerme me hinqué y me llevé su pene a la boca. No les quedó otra opción que acoplarse al camino que yo misma había trazado, así que PonchI se paró junto a ÁngelU. Se la chupé suavecito, al sentir que estaba engrosando y ver a PonchI dejé de succionársela a ÁngelU la saqué de mi boca y comprobé que había empezado a crecer, di unos pasos laterales hasta quedar frente a PonchI.

Era una situación idéntica a la que había vivido con Raúl1 y JManuel años antes, no es difícil hacer eso con dos hombres, después de todo siempre tienes un solo pene en tu boca, la diferencia es que el placer es mayor, no se duplica, más bien se eleva a “equis” potencia. Estaba mamándosela a PonchI quien ya la tenia completamente parada cuando ÁngelU le dio un empujoncito para que se quitara, a la vez que tocaba mi hombro en señal de que me detuviera, dio a entender que necesitaba que se la siguiera mamando a él para que no se le bajara.

Le escurría un delgado hilo de semen, con la lengua lo recogí y comencé a chupársela de nuevo, la succioné con fuerza jalándola con la boca para que se parara más rápido logrando mi objetivo. Enseguida PonchiI pidió turno, ÁngelU se quitó y sin que me moviera aquel lo remplazó. Mientras se la chupaba para dejársela bien parada, ÁngelU tomó dos condones, se colocó uno y esperó a que dejara de mamársela para darle otro a PonchI.

Me acostaron boca abajo levantándome las nalgas para facilitar la penetración. En esta posición el hombre que este conmigo podrá descansar siempre su peso sobre mí, siempre me ha gustado sentir el peso del hombre sobre mí, por eso la posición de perrito me gusta pero no tanto, ya que no se siente el peso del hombre. Prefiero la de misionero o de ranita. Sentí el peso de ambos sobre la cama a la altura de mis muslos en el mismo lugar. Mi cara y mi cabello me cubría la cara, así esperé quien sería el primero. Ya no lo recuerdo quien fue me dejé llevar por la situación, el primero me penetró sin la suavidad a la que me tenían acostumbrada, comenzó a moverse, a meter y sacar con mayor fuerza a la común, me excité muchísimo, cada empujón me causaba un placer que me desbordaba y retumbaba en mi cerebro, aunque no alcancé el orgasmo en ese momento, mi excitación aumentaba cuando escuché entre como relámpagos la voz del otro que reclamaba su turno.

Quien estaba dentro de mí se detuvo, me la sacó rápidamente causándome dolor sin disminuir mi excitación. Al sentir mi vagina vacía levanté las nalgas para facilitarle la penetración al que seguía y evitar dolor de alguna penetración forzada por la presión de mi vientre sobre la cama. El segundo tomó mis caderas y sentí la punta de su miembro en mi vagina, también me penetró sin las consideraciones de costumbre, lo hizo con más facilidad debido a mi lubricación. Sus movimientos enérgicos me acercaron más al orgasmo, después de un tiempo tuvo que detenerse para ser reemplazado por su compañero, hasta el tercer o cuarto turno que pude alcanzar el orgasmo. Grité cuanto pude dejando algo de saliva sobre la cama.

En ese momento el que estaba dentro de mí la sacó, me tomó por las piernas y me volteó para quedar sobre mi espalda. Era PonchI, puso sus manos en las corvas y me penetró con suavidad. ÁngelU puso sus rodillas sobre mis costados quedando sobre mí, se quitó el condón y me puso la verga en la boca para que se la chupara, súbitamente empezaron a moverse con rapidez, PonchI me cogía por la vagina, y ÁngelU por la boca, lo hacían violentamente, salvajemente.

PonchI acrecentó, diría yo hasta con violencia sus movimientos, cuando estás haciendo oral o cuando te están cogiendo por la boca lo que más oyes son tus propios ruidos internos, no escuché si PonchI emitía gritos o sonidos al eyacular. Se salió rápidamente de mí, ÁngelU al enterarse de que mi vagina estaba desocupada la sacó de mi boca y remplazó a su amigo, comenzó a moverse muy rápido, su urgencia por eyacular se encontraba en el umbral. PonchI se hincó y me acercó la verga a la cara, se la jaló para exprimirse los últimos chorros de semen que cayeran sobre mi rostro, no me opuse, sólo le pedí a ÁngelU que no eyaculara dentro de mi vagina. Sus movimientos seguían siendo agresivos y enérgicos, ahora PonchI me pedía que sacara la lengua para vaciar ahí el contenido de su condón.

Esto último le dio la idea a ÁngelU porque a punto de terminar, me sacó la verga y se la empezó a jalar, no tardó en eyacular sobre mi lengua mezclando el semen de ambos en mi boca, después me dirían que parecía una montaña de gelatina en mi lengua. Que se juntaran dos chorros de semen en mi no era nuevo, aunque tenía bastante tiempo sin experimentarlo. Me dijeron que retrajera mi lengua y cerrara la boca para que tragara, cuando es doble ración es más difícil de pasar, se pega en el paladar, en especial en el fondo de la garganta.

Al terminar no dijimos nada, nos limitamos a recuperar fuerzas, yo en medio de ellos tratando de relajarme tanto como fuera posible, sabía que no había terminado la sesión sexual por ese día, además quedaba pendiente lo que me pediría PonchI a solas más tarde…

miércoles, febrero 07, 2007

Por primera vez uno fallaba, que experiencia…

Después de unos minutos en que recargamos energía comenzamos a conversar, me dijeron que había sido fabuloso y si lo había disfrutado, les respondí mientras que ambos chupaban mis pezones, parecían mis hijos gemelos amamantándolos. Les dije que si y mucho, y les hice ver que así era mejor sin tanto preámbulo, que no necesitaba tanto para excitarme. Al dejar de mamarme uno de ellos preguntó si quería algo de beber y el otro sugirió que ambos fueran por bebidas y cigarros para que no tuviera que moverme yo. De nuevo aparecía la cortesía y caballerosidad, no querían que abandonara la cama así que fueron y regresaron a recostarse a mi lado, sólo me incorpore cuando uno de ellos me dio a beber en la boca y yo me limitaba a sorber o aspirar el cigarro para luego regresar a mi posición, después de una hora en la que fumamos y tomamos whisky empezaron de nuevo a chuparme los pezones.

Tenía los brazos pegados al cuerpo y por instinto busqué sus vergas y las comencé a apretar y a jalarlas suavemente. Sentía sus manos por mi cuerpo, vientre, bajo vientre y pubis, eran entrenadas y sabían repartirse el territorio sin topetearse entre ellos, avanzaron a la vulva recorriendo los labios como quien recorre un lugar conocido. ÁngelU dejó de chuparme, quitó su mano de mi vulva y me rodeó con su brazo, me jaló hacia él forzando a que PonchI dejara de mamarme y dedearme. Quedé frente a ÁngelU, me empezó a besar, bajo su mano y levantó mi pierna para que quedara sobre la suya y empezó a dedear mi vulva, sentí los labios de PonchI besando y lamiendo mi espalda con sus manos en mis nalgas, los dedos de PonchI abrían mis nalgas hacia el ano mientras que los de ÁngelU buscaban mi orificio vaginal.

Para ambos era terreno conocido así que no tardaron en encontrar sus respectivas metas. En poco tiempo tenía un dedo de ÁngelU en mi vagina mientras que PonchI se había apoderado de mi recto, movían sus dedos con fuerza, los metían y sacaban con energía. Ahora sé que no era algo nuevo para ellos, sabían lo que tenían que hacer, es evidente que habían practicado con otras mujeres. La calidad de sus movimientos fue tal que en poco tiempo me llevaron al orgasmo, perdí la noción en ese momento, no recuerdo haber gemido aunque lo lógico es que sí lo haya hecho.

Cuando les pedí que cesaran sacaron sus dedos y PonchI me pidió que se la mamara, estaba recostado boca arriba y abrió sus piernas, me coloqué y comencé a chupársela. ÁngelU se colocó tras de mí, me abrió las nalgas y comenzó a hacerme oral, no dejó de lamerme y de usar lenguaje erótico como “panocha”, “culo” en tono de halago alabando mis partes íntimas, dejó de mamarme y tomo otro par de condones, le dio uno a PonchI y se los colocaron.

Estando en cuatro, de perrito ÁngelU me penetró, se movió rápido y no tardó en eyacular, era una doble penetración, ÁngelU en la vagina y PonchiI en mi boca, como mujer se siente orgullo muy íntimo al hacerlo, sabes que difícilmente lo podrás exteriorizar con alguien, pero al verte en el espejo podrás decir, ya lo hiciste, ya pasé por eso, ya tuve esa experiencia, es difícil externarlo y mas explicarlo.

Al terminar me la sacó y le avisó a PonchI, éste me pidió que cesara la mamada y que me pusiera boca arriba para tomarme al estilo misionero, no se le paró mucho, aun así pudo colocarse el condón y penetrarme, sus movimientos fueron suaves, acompasados y tiernos, me besó todo el tiempo, después de unos minutos se le bajó y no eyaculó, su pene disminuyó de tamaño y se deslizo al exterior de mi vagina. Sonreí para hacerle ver que no había problema, se disculpó por acortar mi agonía (Como si hubiese que disculparse por eso), le di a entender que no había problema.

Volvimos a quedar en la misma posición los tres, les dije que me quería bañar sola, lo tomaron con tranquilidad y dijeron que no había problema, solo preguntaron por qué quería hacerlo así, les dije que me calentaba que metieran sus dedos enjabonados en mi, pero que al ir de regreso me iba lubricanda y no me sentía limpia, sonrieron con complicidad como diciéndose que estaban haciendo buen trabajo conmigo. Nos levantamos, tomé mi ropa y salimos de la recámara.

ÁngelU se dirigió a la sala mientras que PonchI me siguió, en la puerta del baño me dijo en voz baja que no olvidara que me llamaría al celular, respondí afirmativamente, así sería mejor, esperaría a que lo hiciera. Al salir me despedí de PonchI, me abrazó y besó mientras sentía las manos de ÁngelU en mis caderas y pubis dándome golpecitos en las nalgas como cogiéndome sobre la ropa.

En algún momento PonchI me hizo una seña repitiendo que recordara que él me llamaría más tarde, era evidente su interés de estar a solas conmigo.

jueves, febrero 08, 2007

Mejor pagada y quizá hasta...

En el camino de regreso ÁngelU me fue hablando respecto a lo gustoso que estaba debido a lo mucho que yo había avanzado ante ellos, me hizo ver que ahora ya hablaba con claridad y con mayor apertura respecto a lo que hacíamos, lo que quería y lo que me gustaba.

Mientras me hablaba noté que todo el trayecto no me tocó mucho, no pasó de ponerme la mano en la rodilla durante las luces rojas, era la señal de que estaba más satisfecho o que yo lo había dejado satisfecho y no pensaba en más erotismo o sexo por el momento.

Me repitió que deberíamos de establecer vernos a diario como esa semana sin dejar pasar un día, que necesitaba mucho verme, que no me preocupara por el taxi ni por el dinero del crédito del celular. No hablé en todo el camino, me limite a asentir con la cabeza y una sonrisa. El segundo acto sexual con ellos no me había gustado, no porque a PonchI se le bajara, de hecho para mí fue un alivio porque fue más largo de lo que para mí era lo ideal, el dedeo de ambos me gustó, me llevó al orgasmo pero alargó el tiempo que yo consideraba ideal.

Aún así iba satisfecha y de buen humor, me sentía contenta por lo que había ocurrido, lo veía como una hazaña lograda por un bajísimo porcentaje de mujeres en mi comunidad, por ello estoy segura que tenía una sonrisa en mi rostro. Al llegar a mi destino me dio un beso de despedida, la única señal de erotismo durante todo el trayecto, repitió que me hablaría el siguiente lunes y se llevó la mano a la bolsa para sacar “algo”, me tomó la mano y lo colocó en la palma. Obviamente se trataba de dinero, no quise ver cuanto era, simplemente lo metí en mi bolsa.

Al quedarme sola no sabía si ÁngelU regresaría con PonchI y de ser así cuánto tardaría, por eso decidí llamarle a la Oruga y la Rusa, ninguna estaba disponible para acompañarme a tomar una gaseosa para hacer tiempo. Al terminar de hablar con la Rusa recibí una llamada en mi celular de siempre, era Ross que andaba por ahí con su mamá y unas amistades de compras, se había aburrido y buscaba compañía para pasar el rato, se encontraba a unas cuadras de distancia, así que quedamos de vernos en un punto intermedio. A mi no me interesaba estar sola en ese momento, si busque a la Rusa y a la Oruga fue porque ya estaban enteradas de lo que estaba viviendo y quería desahogarme, ahora lo haría con Ross que también era de toda mi confianza. Si no la busqué en primer instancia fue porque como ya lo he dicho un monstruo sexual, y tenía miedo de despertarlo en un lugar público al contarle mi experiencia reciente, de cualquier modo me daba confianza contarle lo sucedido.

Llegamos al lugar casi al mismo tiempo, escogimos mesa y le dije que iría al baño y se ofreció a acompañarme. Hubiera querido ir sola porque me entró la curiosidad de saber cuanto dinero me habían dado esta vez y no lo quería hacer en público. Así que mientras estaba en el servicio abrí la bolsa y busqué algún “objeto” ajeno que no estuviera antes de ir con mis maduros amigos y me llevé una sorpresa mayúscula al ver que ahora me habían dado dos billetes de quinientos pesos, algo así como cien dólares y me pregunte cuál habría sido la razón del incremento, después de algunas vueltas en mi cabeza llegué a la conclusión de que los había dejado más complacidos volviéndolos más generosos.

De vuelta en la mesa comencé a contarle a Ross con detalle todo lo que me había ocurrido, sus ojos empezaron a brillar y su semblante se iluminó, reaccionó como aquella a quien una amiga le cuenta de alguna hazaña olímpica realizada y le da un enorme gusto por su amiga, se emocionó como si hubiera conseguido alguna medalla, sólo faltó que aplaudiera, de estar a solas lo hubiera hecho, estaba más contenta que yo por lo que me acababa de ocurrir. Su emoción se tornó cardiaca cuando le dije que PonchI me llamaría en unos minutos, preguntó que para que lo haría, le conté que desde el día anterior me lo había pedido pero me había dicho que no me lo quería decir por teléfono. Ross me hizo otra pregunta más, me cuestionó si el asunto se relacionaba con sexo, le contesté que no tenía la menor idea.

La idea de que PonchI me llamara y de que regresara a su departamento la excitó más, la alteró, la emocionó como niña al saber si en Navidad le trajeron la Barbie que pidió. Y me dijo, “llévame, no seas gacha, ándale no seas ojete, cuando menos para conocer a uno de ellos.” Le dije que por mi no habría problema, que se lo diría a PonchI, le diría que si quería que fuera tendría que llevarla conmigo. Casi salta del asiento con mi respuesta, le pedí que bajara la voz, la emoción le estaba ganando.

Así como es de caliente es igual de expresiva y alegre, raro cuando no trae una sonrisa en su rostro, sabía que caería con el pie derecho con PonchI, este se encantaría con su carita y cuerpo escultural cincelado en mármol, con su sonrisa y carácter.

Le pedí que se tranquilizara, cuando sonó el celular para ellos me puse nerviosa, tenía la duda de para qué me quería, el ruido me orillo a pararme y buscara un lugar silencioso para hablar con él.

PonchI me dijo que regresara a su departamento inmediatamente y que no me preocupara por el taxi, le dije había un cambio de planes, que me encontraba con una amiga y que seria una descortesía cortarla, pero que era de mi absoluta confianza y que ya sabía lo que ocurría y que estaba contándole lo que había vivido al medio día con ellos.

PonchI me hizo una pregunta lógica y razonable, quiso saber si no se había alarmado por lo ocurrido, le respondí que todo lo contrario, que era una persona con criterio amplio, que había ido a la escuela a superarse y no para pensar como analfabeta, “como hay tantas…” Me interpeló PonchI, “así es, pero no es su caso” le respondí.

Me dijo que tomáramos el primer taxi, le dije que si quería que fuéramos me respondiera una pregunta. Le dije que si de lo que me quería hablar se trataba de sexo y se limitó a responder con un claro “sí”. Regresé a la mesa con Ross que se comía las uñas y me miró como comiéndome con los ojos de la desesperación. De nuevo tuve que pedirle que se calmara y que pidiera la cuenta porque PonchI nos esperaba, salimos y antes de tomar un taxi puse a Ross al tanto de todo, le conté literalmente lo que había hablado con mi maduro amigo, le dejé bien en claro que le había dicho que iba con ella que ya estaba enterada de lo que pasaba, que era de amplio criterio al grado que en lugar de asustarse se había emocionado y que no podía dejarla sola, que la llevaría conmigo.

El trayecto fue de nervios, conversábamos pero la risa nervios no las podíamos disimular. Ross se sentía como niña que va a una juguetería, o como tahúr empedernido que va Las Vegas. Llegamos y podía escuchar los latidos de su corazón, llame a la puerta y escuché el ruido de la perilla al girar, volteé a verla a ella y su carita se había transformado, estaba expectante y excitada, tenía razón para estarlo…

viernes, febrero 09, 2007

Acepté el juego y estaba resultando muy fácil jugarlo.

Se abrió la puerta y apareció PonchI, siempre sonriente, al ver a Ross su rostro se transformó por la sorpresa, no esperaba que mi amiga fuera tan atractiva y no ocultó su impresión al verla diciendo una frase amable, que me la dijo a mí, pero iba para mi amiga, “dijiste que traerías una amiga, no a una Diosa del Olimpo”, reí y Ross titubeó, no supo que contestar, no estaba acostumbrada a piropos inteligentes y elevados, los adolescentes y los hombres jóvenes son burdos en su trato a las chicas.

Ross no era virgen, ya tenía experiencia sexual, no sabría si más que yo, pero había diferencia entre ambas, yo me había concentrado en estos dos hombres maduros, ella en chicos más o menos de nuestra edad, posiblemente tendría más hombres en su haber y, lo constaté en ese preciso momento, esos hombres no tenían el nivel y calidad mental de PonchI, no porque fueran gente baja, sino por su edad.

Ross por demostrar etiqueta solo acertó a decirle “gracias” como si estuviera aclarando su garganta, me causó risa pero la guardé para no hacerla sentir mal, sabía que sería un shock para ella estar con un caballero galante y refinado, para mí lo fue en su momento, ella tendría que pasar por todo para familiarizarse con el trato y nivel de temas a tratar.

PonchI me dio un beso en la mejilla, detalle que aplaudí, a Ross estuvo a punto de besarla la mano pero ella no entendió y se limitaron a estrecharlas, nos ofreció algo de beber y siendo tan insistente y amable fue imposible rechazar su ofrecimiento. Ross tomo una cerveza con limón y yo otro whisky. Nos quedamos solas mientras PonchI preparaba las bebidas, lo primero que hizo fue preguntarme si “ese viejito” podía hacer todo lo que le había contado. Le respondí que no era tan viejito, que estaba medio pelón y gordito y que parecía más grande pero que funcionaba lo suficiente y era ideal para mí, ella sabe que no me gustan “los pistones humanos” con potencia de taladro eléctrico.

Le dije que ayudaría a PonchI con las bebidas, me pidió sacarle toda la información, no sólo de lo que me quería pedir sino de lo que pensaba de ella, le guiñé el ojo y me dirigí a la cocina. PonchI se sorprendió al verme, no estaba acostumbrado a que ayudara, pero me sentía “más de casa” y quise ser amable. Le pedí que dijera, de que se trataba todo, me pidió que le diera unos minutos para organizar sus ideas, la presencia de Ross había cambiado sus planes, me dijo que le hubiera advertido de que era muy guapa. Quiso más detalles sobre ella, que si le había comentado todo lo que hacíamos los tres, le dije sí, que incluso sabía lo ocurrido un par de horas antes ahí mismo.

Es abierta y de amplio criterio preguntó, respondí afirmativamente y agregué que lo era más, es una chica muy sana de mente. Por bendición la falsa moral que nos inculcan de niños no la ha asimilado por eso es muy feliz. Sacudió la cabeza asombrado y dijo, “admirable”, yo moví la cabeza de arriba abajo en señal de afirmación. Me dijo que se le había ocurrido algo, que lleváramos las copas, que tomáramos los tres y al terminar me diría su plan, encogí los hombros y nos dirigimos a la sala.

La conversación se fue tornando más amena, sí Ross estaba fuera de lugar al llegar, por su educación, buen trato, su carácter afable y sonriente salió a flote inmediatamente. Como la cerveza con jugo de limón es más fácil de tomar que el whisky, Ross terminó primero, PonchI le ofreció mas, ella se negó argumentando no querer ocasionar molestias, PonchI le dijo que no lo era, así que tomó su vaso y se alejó de nuestra vista. En ese instante me preguntó que era lo que PonchI quería, le respondí que no me había dicho nada, que cuando preparara mas bebidas iría con él, me pidió que de una vez dijera cual era su plan. Al llegar a la cocina me dijo que llevaría a Ross su bebida para que no se quedara sin tomar, que lo esperara ahí, así lo hizo y regreso.

Me dijo que se le ocurría la idea de hacer un trío que esta vez fuera al revés, dos mujeres con él y que había pensado en mí y en otra chica de mi edad que él tenia una amiga que podía contar con ella, sin embargo no sabía si contaba conmigo, le pregunté que para cuando sería y respondió que al día siguiente que era domingo, me dijo que si Ross estaría dispuesta en vez de la otra chica, le contesté que no sabía, pero que conociéndola si él la sabía llevar, lo más probable es que aceptara. Y preguntó, “me ayudas”, yo sabía a qué pero no cómo, me dijo que durante la conversación metería el tema y que lo apoyara como pudiera, asentí sin hablar, me dijo que fuéramos abrazados y al llegar nos besáramos en las narices de Ross, eso rompería el hielo, acepté sin chistar.

Dicho y hecho, al pararnos frente a ella PonchI me abrazó y me besó apasionadamente, cuando terminamos PonchI nos fuimos a sentar al love seat frente de ella, sólo nos separaba la pequeña mesita de centro. Ross ya se encontraba algo alegre por el efecto etílico y nos dijo “no cuenten dinero frente a los pobres”. PonchI vio la oportunidad de romper el hielo. Le contestó “eres pobre porque quieres”, Ross observaba el cenicero mientras daba golpecitos a su cigarro, levantó la vista y me vio con complicidad y asombro, con la agilidad mental que la caracteriza le respondió, “soy pobre porque así me tocó ser”. PonchI le contestó, “lo pobre te lo quito cuando quieras”, ahora lo recuerdo y me río.

Hubo tensión en el ambiente, es cuando sabes que las cosas han tomado rumbo y que va a pasar algo tarde o temprano, lo que no sabes es cuando; Es cuando se da la guerrilla verbal y mental entre personas de diferente sexo y sabes que es cuestión de tiempo, conoces el sistema, tienes la certeza de que cuando la mujer se pone en plan de presa para ser devorada por el depredador, todo pasará en algún momento, algún día…

Para aligerar la tensión dije para que me escucharan los dos, “no hay nadie más pobre que el que no tiene lo que necesita”, fue una intromisión afortunada porque se dio un dialogo muy interesante.

PonchI: “Yo le doy a Ross lo que necesite, es cosa de que pida y aunque no me lo pida se lo ofrezco.”

Ross: “¿Acaso sabes que necesito?”

PonchI: “Tú lo acabas de manifestar, estás entre amigos…”

Ross: “Muy amigos por lo que veo, lo sabía y lo confirmé.

Esta frase le hizo esbozar una sonrisa pícara mientras le daba sorbos a su bebida y fumaba.

PonchI: “Muy y buenos amigos, puedes estar en confianza y a gusto”.

Asintiendo con la cabeza Ross confirmó que estaba a gusto, PonchI respondió “no te vamos a fallar”, siéntete en su casa, “aquí no carecerás de nada, por lo que acabas de decir sé lo que necesitas.” Ross soltó una carcajada, era su señal de aceptación, la conocía bien para ese momento estaba “cediendo”, aceptaba tácitamente lo que PonchI le ofrecía de manera velada. Mi amiga me miró y apuntando con la cabeza y los ojos hacia PonchI me dijo a señas “como vez”. Me limité a sonreír y enfocados cada vez más al erotismo comenzaron a fluir de manera libre y abundante las palabras, PonchI estaba asombrado por la apertura de Ross.

El juego del hombre y la mujer es el único donde la presa desea ser cazada. Yo no sabía quien lo deseaba más, si él devorar a la presa o ella ser engullida. Podría ser la mosca cayendo en la telaraña...

Este juego verbal era interrumpido únicamente cuando PonchI servia otra ronda de bebidas. Ross se inclinó para quedar cerca de mí y me pregunto “que onda con el viejito”, le respondí si te interesa no pierdas tiempo y ve a ayudarlo para que estés a solas con él, levantó la vista y se alejó de mí, solo alcancé a oír que le dijo que le ayudaría.

Conociendo a Ross “ayudarlo” era que algo estaba cocinando en su mente, de lo que no me imaginaba era la magnitud del platillo que cocinaría esa tarde…Dios nos da los manjares y el diablo es el cocinero...

lunes, febrero 12, 2007

Complacida, pero afectada…

Quedé sola, los minutos se hacían eternos, tenía curiosidad por saber que era lo que estaba ocurriendo en la cocina, el volumen de la música no estaba muy alto pero no me dejaba escuchar nada. Minutos más tarde vi a Ross acercarse con bebida en mano para mí, la trajo para que no me quedara sin beber y tuvieran más tiempo para “conversar” a solas.

Cuando se inclinó para dejar el vaso le hice una seña pidiéndole que me dijera que ocurría, sonrío, guiñó el ojo y dio la vuelta de regreso, dejándome sola y con más dudas. Era tanta mi curiosidad que lamenté no tener ganas de ir al baño, si fuera así pasaría cerca y podría oír lo qué hablaban, no sé me ocurrió ir sin ganas quizá por el efecto del alcohol. Transcurrieron unos minutos, después de algunos sorbos a mi bebida sentí ligeramente el llamado de la naturaleza, pretexto suficiente para levantarme y caminar muy despacio para que mis pasos no fueran escuchados o para no interferir y oír lo que hablaban, me acercaba y no se oía nada.

Fue hasta que estuve afuera de la habitación que escuché un extraño y tenue sonido difícil de describir, cuando dos personas se besan apasionadamente producen un ruido casi sordo, no el típico muack de las películas, es como si se sorbieran el uno al otro.

Me comía la curiosidad, no sabía que hacer para verlos y corría el peligro de que me vieran, no sabía en donde estaban exactamente y si al entrar estuvieran frente a mí, por fin fui al baño, como no tenía muchas ganas me quité los zapatos y regresé a escuchar afuera del cuarto.

Penetré lo más que pude sin que me vieran, a mi izquierda había un algo, mueble, librero o alacena que obstruía la visibilidad, pero pude escuchar mejor el sonido de los sus besos apasionados y mejor regresé al baño. Volví a la sala y entre sorbo y sorbo estaba a punto de terminar mi bebida cuando vi venir hacia mí a Ross que me traía otra bebida, la miré a los ojos queriéndole decir muchas cosas, me respondió de forma similar, queriendo decirme algo, sonreímos y de nuevo se alejó. Decidí relajarme y no pensar en lo que hacían el par de bribones, me quité los zapatos y seguí bebiendo mi copa, pensé que PonchI con su experiencia tenían medido el tiempo que pasaba entre copa y copa, por eso mandaba a Ross.

Si quería atisbar lo que hacían y no sólo escucharlos, tenía que ser cuando mi copa estuviera a la mitad. Así lo hice cuando mi vaso estaba a medias, fui descalza y ya no había “ruido blanco”, no había sonidos mutuos, ahora se escuchaban gemidos que se agudizaban en mi oído, estaba titubeante, era una intromisión pero la curiosidad era más fuerte que yo, se me ocurrió ponerme en cuatro y entrar “a gatas”, lentamente avancé hasta que mi cara que estaba casi al ras del suelo sobrepasó el objeto que me impedía la visión completa.

Ahí estaban, PonchI se estaba cogiendo a Ross de perrito pero ambos de pie, me daban la espalda, le que podía ver eran las nalgas y muslos de PonchI, mas no los de Ross. PonchI se movía de atrás hacia delante para ensartarla con fuerza, monosílabos como “¡ay!” “¡aj!” y ¡“uj”! Se traducían en gemidos y pujidos que emitía Ross.

Como me había ocurrido con Marthis tiempo atrás, ver coger en vivo es muy impresionante, más que hacerlo, se me hizo un nudo en el estómago y prefería caminar en reversa para salir de ahí. Regresé a mi asiento, me coloqué los zapatos y seguí bebiendo, estaba a punto de terminar mi copa cuando regresaron con más bebida para los tres. PonchI se disculpó por la tardanza argumentando cosas, le dije que no tuviera cuidado, después de unos minutos y un par de tragos mas la conversación divagó sin dirección hasta que le volví a preguntar a PonchI la razón por la que me había citado ahí, quizá por el alcohol y la adrenalina o por la visión erótica de mis amigos, había olvidado que ya me había respondido la pregunta.

Sin embargo él lo tomó como una jugada de ajedrez de mi parte para dar pie al tema ya que se había roto el hielo, si bien se suponía que no sabía lo que había pasado entre ellos, el hecho de estar solos haría suponer que el hielo ya estaría muy roto para ese momento. PonchI viéndonos a ambas dijo que afortunadamente se había tocado el tema y como ya se había percatado de que Ross era una chica de amplio criterio y le inspiraba la confianza diría delante de ella lo que quería decirme a mí a solas. Repitió que deseaba hacer un trío con dos mujeres y él, que originalmente había pensado en otra chica pero que al conocer a Ross le encantaría que ella ocupara el lugar de la otra chica y que sería para el día siguiente si aceptábamos. Pensé que me sería más fácil con una amiga que con una desconocida, aunque esto último podría ser más excitante por razones obvias.

Al exteriorizar su deseo Ross le dijo que le parecía su propuesta, pero que ella no podía el domingo y que entre semana tendría que ser algo rápido. PonchI la interrumpió diciendo que en un trío no caben los rapidines, que en pareja quizá, pero en trío imposible. No llegamos a una conclusión, sólo que la propuesta quedaba en pie, para el siguiente fin de semana.

PonchI se levantó y aproveché para decirle a Ross que si quería me iría y los dejaría solos, respondió que mejor nos fuéramos juntas y me contaría lo que había ocurrido, al regresar nos ofreció más de beber, preguntó sí teníamos hambre, le agradecimos su amabilidad y le dijimos que teníamos que partir. Siempre amable nos dijo que era un placer tenernos ahí y que era una pena que nos fuéramos.

Llamo al taxi y nos pidió que nos pusiéramos una junto a la otra, no teníamos idea de lo que quería hacer. Frente a mí abrazó a Ross y la beso apasionado en la boca, volví a escuchar ese extraño sonido y así entendí, Ross besa con mucha fuerza, mueve los labios porque está moviendo la lengua dentro de la boca de la otra persona produciendo ese sonido característico que con ella se remarca. PonchI la soltó y se dieron un beso de pico, me tomó a mí y me besó con la misma fuerza que lo había hecho con ella, no sé si conmigo se produjo el mismo sonido, no sólo por el placer de besar a dos mujeres, ni por el erotismo que conlleva, sino para que nos fuéramos haciendo a la idea de que éramos un trío o estábamos en el camino de serlo, supongo que por eso lo hizo.

Nos acompañó a la puerta tomándonos por la cintura, en algún momento me dio un apretón de nalgas, miré de reojo pero no podía ver si estaba haciendo lo mismo a Ross. Antes de abrir nos arrebató las bolsas de mano, primero abrió la de Ross y le dijo que no discutiera, ella se opuso y PonchI alegó que era para el taxi. Ross seguía negándose a aceptar y dijo que yo sabía que si me negaba jamás volvería a invitarme y lo mismo sería con ella, que de ninguna manera aceptaría que nosotros pagáramos. A regañadientes y bajo amenaza aceptó. Después abrió la mía y como de costumbre depositó “algo” adentro y me preguntó si yo aceptaría lo del día siguiente, le contesté afirmativamente.

Durante el trayecto de regreso y por el resto del día hubo un torbellino de ideas en mi mente, por una parte la fuerte impresión de ver a PonchI cogiéndose a Ross, no me molestaba ni me dolía, ambos eran mis amigos y para ser sincera quería más a mi loca amiga, quizá la más loca de todas, así que no era cuestión de celos ni nada que se le asemejara, pero el ver una pareja coger, como lo he dicho muchas veces, es impresionante, causa un shock cuando no estás acostumbrada, a la larga a todo se acostumbra uno.

Por otra parte me inquietaba la idea del trío al día siguiente, no sabía como era su amiga, ni física ni socialmente, y sobre todo las cosas que tenía PonchI en mente, no sabía si habría lesbianismo o qué, eso me perturbaba…

martes, febrero 13, 2007

Todo se resumía a lo que pasaría al día siguiente…

Como de costumbre PonchI nos acompañó a la acera y esperó a que llegara el taxi, desde que salimos nos traía abrazadas a las dos, al descender las escaleras volvió a bajar la mano para darme otro apretón de nalgas, miré por encima del hombro para ver si hacía lo con Ross. Sólo vi su brazo en dirección descendente, lo que indicaba que iba agarrando el culo a Ross, antes de llegar a la banqueta, subió sus brazos a una posición más pública y “social”.

En el taxi decidimos ir a intercambiar impresiones y para que me contara lo que había pasado y que supuestamente yo no sabía, pero le hablaron pidiéndole que fuera a su casa, me invitó y ahí conversaríamos con mayor intimidad. Ya en su recámara nos encerramos con el pretexto de escuchar música y comenzó a narrar cómo PonchI la fue llevando de un estado a otro mientras conversaban. Estaba asombrada de lo hábil que era para seducir sin hacerla sentir mal o rebajarla para hacer algo indigno. Yo me concretaba y afirmaba con la cabeza a la vez que le repetía la frase “te lo dije”.

Me dijo con el asombro y excitación en sus ojos que ella sólita sintió deseo de que donde estaban se la cogiera, que cuando se bajó el pantalón lo primero que ella deseaba era mamársela. Yo encogía los hombros, sonreía y condescendía con ella, la entendí perfectamente, sabía exactamente lo que estaba sintiendo en ese momento y lo que había sentido en el momento que lo había vivido. Continuó diciéndome que PonchI la tenía muy apetecible, gordita y poco larga, cómoda para la mamada y el “palo” (relación sexual), dijo que si un pero le encontraba a su verga era que no tenía la circuncisión y que el pellejo le cubría toda la cabeza. Discrepamos y le dije que por mi parte, lo consideraba uno de sus mayores atractivos, ambas encogimos los hombros como diciendo, “en gustos se rompen géneros”.

Reconoció que sí se la había cogido como los había visto, aunque en el momento no le comenté mi atrevimiento vouyerista y exclamó con asombro y excitación, “¡sí se le para al pinche viejillo, sí coge!”, no pude contener la risa pero le dije que se lo había advertido, que lo de esa tarde conmigo le podía pasar a cualquiera, que eso no significaba que no tuviera la potencia necesaria para cogerse a cualquier mujer, con reconocimiento y sus ojotes abiertos como semáforo, le otorgo crédito a PonchI.

Hablamos del hipotético trío que formaríamos con él, le dije que me era indiferente, que por mi parte me gustan más los tríos donde yo quedo en el medio y no en un extremo pero que no les fallaría ya que por lo visto ella también estaba interesada en llevarlo a cabo.

Menciono la posibilidad de conocer a ÁngelU y le respondí que sería más fácil que lo conociera por medio de PonchI ya que no veía cómo presentarlos yo, que si ella mantenía contacto con nuestro “pelón” era probable que los presentara ya que ambos eran proclives a los tríos. Me preguntó si pensaba que PonchI le contaría a ÁngelU lo ocurrido y de que la acababa de conocer, le recordé que Ponchi me había pedido que no le comentara a ÁngelU sobre mi segunda visita a su casa ese día. Para terminar preguntó si no había problema respecto a que cogiera con cualquiera de ellos, me pidió que fuera totalmente sincera y le respondí que por mi no había ningún problema, que el peligro seria que sintiera algo romántico por alguno de ellos y de esa forma se esfumaría al estar con los dos y que no olvidara que al día siguiente estaba programado el trío con una desconocida, lo cual me ayudaría más sentimentalmente hablando.

Al final dijo que lo único que no le había gustado era lo del dinero, que eso la hacía sentir como puta, me quedé callada al no saber que responderle, le dije lo viera como el factor para que se abstuviera de engendrar sentimientos que no fueran de amistad a un amigo al que le das y de él recibes placer solamente aunque hasta ese momento no hubiera pasado por una prueba de esa índole.

Antes de retirarme de su casa se me ocurrió hablarle a PonchI, le pedí a Ross que no hiciera ruido y quitara la música. PonchI contesto y me dijo que estaba agradecido por haberle presentado a la agradable Ross, acentuó que era fuera de serie en especial por su carácter y apertura mental. Le respondí que se lo había advertido y me contestó que no esperaba tanto, que quizá yo pudiera exagerar pero que me había quedado corta.

Aproveché la coyuntura y con voz pícara le pregunté si había ocurrido algo entre ellos cuando estuvieron solos, titubeó, balbuceó y al organizar sus ideas me respondió que no, que simplemente hubo tanta química entre ellos que la charla se prolongó más de lo esperado y que quería disculparse conmigo. Siguiendo de pícara le dije que se me hacía que sí, que yo pensaba que habían tenido sexo, me respondió que solo habían hablado y que estaba tan emocionado con Ross que ni recordaba lo que se habían dicho, que mejor le preguntara a ella y lo que dijera eso había sido…

Cuando constaté que PonchI era de los caballeros que no tienen memoria abandoné la idea de inquirirlo más y me enfoqué en preguntarle la hora en que me llamaría al día siguiente, nos pusimos de acuerdo y se me ocurrió preguntarle si iba a querer que se siguieran dando los rapidines de entre semana, su voz titubeante se transformó en voz firme y enfáticamente respondió, “¡Siempre!”, me sentí regañada y entonces nos despedimos.

Después de contarle a Ross lo que habíamos hablado se paró tras de mí, me puso la mano como cuchara en medio de las nalgas y me dijo, “tiene razón la Rusa, eres un objeto de deseo”. Me paralicé un par de segundos y reaccioné tratando de esquivar el momento psicológico que Ross había creado, y en son de broma le respondí, “tú también”.

Al final no pude salvarme de un par de besos, la mezcla de sabor de dos pinturas de labios no fue agradable, de hecho creo que ni a cara limpia me hubiera gustado, le dije que se estaba haciendo tarde y que como andaba a pie y los coches de la familia de Ross estaban ocupados sería mejor que me fuera y que ya le hablaría cuando tuviera noticias si es que PonchI no le hablaba a ella, ya que se notaba interesado también. Conociendo a Ross y por las cervezas que se había tomado su comportamiento para conmigo no me afectó.

Esa noche sólo pensaba en el día siguiente y lo que ocurriría, lo que más curiosidad me daba era la otra chica;

¿Cómo sería físicamente?

¿Sería buena onda?

¿Le caería bien?

¿Me caería bien?

¿Tendría el suficiente criterio como PonchI decía?

¿PonchI desearía que tuviéramos relaciones sáficas?

En ese caso me opondría, pero ya ahí ¿Qué ocurriría?…

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