Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

viernes, 20 de abril de 2007

Tina Marie 15

miércoles, febrero 14, 2007

Con una mujer por un taxi…

Esa noche, tal vez por el alcohol en la sangre, pude dormir bien, no quise salir a montarme en el carrusel acostumbrado, quería estar fresca y bien despierta para el día siguiente.

Al acercarse la hora en que me llamaría, busqué alejarme de casa y de los demás. Cuando llamó le pregunté si deseaba que hubiera lesbianismo y me dijo que no lo habría, que la chica no estaba dispuesta a tocar a una desconocida, me dijo que nunca habría nada que no quisiera probar, lo cual me dio alivio.

Me dijo toma un taxi y ven. Llegué, como siempre cariñoso, me abrazó, le pregunté si estaba solo y respondió que si amiga todavía no llegaba, nos sentamos y trajo bebidas, le pregunté a que hora llegaría y respondió que en quince minutos más, no me importó.

Le pedí que me hablara de la chica, dijo que era bonita y educada de buena familia, que no invitaría o juntaría conmigo a una persona que no fuera así. Estaba interesada, quería que me dijera de donde la había sacado, si ÁngelU la conocía. Yo por hecho que él se la había cogido, pero quería saber si ÁngelU lo había hecho.

No satisfizo mi curiosidad porque comenzó a besarme, como faltaban algunos minutos para que llegara la chica, no opuse resistencia, pero sí la opuse cuando paso su mano encima de la blusa

en el busto y me apretó la vulva sobre el pantalón, di un grito y traté de quitarle la mano, me dijo que sería mejor que estuviera caliente, que su amiga tenía más experiencia que yo y serían más fáciles las cosas, así que me dejé apretar la vulva un momento, la alarma llego cuando aflojo mi pantalón queriendo bajarlo junto al calzón, le dije “no” alejando su mano de mi pubis que ya acariciaba. Contestó un “sí” suave y corto, y me dijo que me traía muchas ganas, que la tarde anterior no me había tocado y que sería más fácil para mi recibir a la otra chica estando caliente, “sí pero la mano te va a oler”, “nada más los dedos y cuando llegue sabrá que ya hay trío”, con su agilidad mental y facilidad de palabra tenía respuestas para cada.

Teniendo su dedo en la raya de los labios mayores me relajé y le permití descender más, no mucho se limitó a mi clítoris, por ahí donde se acumula el olor, empezó a dedearme con suavidad, nunca me sentí amenazada, por el contrario, me excitaba. A pesar de todo estaba consciente de que la primera impresión es la que cuenta y no quería que me presentara a la chica con su mano oliendo a panocha.

Se me ocurrió sacar su mano, le di un trago a mi bebida y me llevé su dedo a la boca, muchos hombres consideran erótico que chupemos nuestros jugos desde su mano, esto lo enloqueció y emitió exclamación de asombro y gusto, “guau”, “mmm”, “que bien”, ÁngelU tiene razón eres mas erótica en los momentos precisos.

Consideré que tuviéramos sexo con en ese momento, me ahorraría el trío, en el fondo no me interesaba la idea de compartir a un hombre, pero ya faltaban minutos para que llegara y era posible que ni con todos mis conocimientos sexuales podría hacer que se le parara y eyaculara, ni moviéndome como licuadora. Así que me limité a chupar su dedo imitando los movimientos de boca cuando haces oral succionando su dedo, lo lamí hasta que consideré que el olor se había ido lo suficiente, volteé y vi su “bulto”, le dije que hiciera algo para que se le bajara, se vería mal que la recibiera con “carpa” como decíamos porque parece carpa de circo. Encendió un cigarro, bebió, se recargó en el sofá y me dijo que se le bajaría sola.

Me dijo que estaba por llegar, me pidió que me quitara los calzones y los guardara, no supe contestar, ni pude negarme, no entendía para que lo pedía ni me importaba, la otra chica se los quitaría delante de mí. Tomé mi bolsa y fui al baño, mientras me quitaba los pantalones, escuché voces, su amiga había llegado, me puse nerviosa, más que si se tratara de un hombre, a pesar de su promesa de que no habría lesbianismo me intrigaba la chica, en ocasiones las mujeres somos más difíciles, quizá me agobiaría más que con una persona de sexo masculino. Las mujeres tendemos a ser más críticas, ya lo sabía a esa edad así que al ver aceite para niños tomé papel del baño lo humedecí en aceite y me limpié a conciencia los genitales. Retoqué mi maquillaje y peinado, me puse perfume mientras me miraba al espejo, respiré hondo y me dispuse a conocer a la tercera parte del trío, estaba a unos pasos de conocerla.

jueves, febrero 15, 2007

Un baile iniciaba la acción

Salí del baño lentamente y titubeante, no quise hacer ruido ni llamar su atención hasta que me encontrara próxima a ellos. Los vi a ambos en la sala, PonchI la abrazaba y besaba, ella no oponía resistencia, por el contrario, le correspondía completamente.

Por su actitud pense que era una chica mentalizada y preparada para lo que nos habíamos reunido, vi su perfil mientras se besaban, era delgadita con buena figura, no alta, ahora sé que mide 1.65 mts, de piel morena clara. Consideré apropiado regresara al baño y hacer ruido para avisar que me unía a ellos.

Cuando regresé PonchI nos presentó y supe que su nombre es Perla, bonita a secas, no tenía la cara de angelito de la Oruga, ni la hermosa carita de la Rusa, ni la belleza vivaz de Ross, de cualquier forma bonita con rasgos finos e ingenuos. Resultó ser amable dándole poca importancia a nuestro encuentro, había un aire informal haciendo parecer que era una reunión casual. Al sentir eso, decidí dejarme llevar por ambos y observar el comportamiento de Perla que tenia más experiencia, yo trataría de hacer lo que hacía para no desentonar.

Nos sentamos en el sofá los tres, Ponchi en medio de ambas, no dejaba de asombrarme que hubiera personas que vieran y vivieran estas cosas de manera natural sin percibir nervios, ni incomodidad, ni falsedad por parte de los participantes. PonchI no mostraba intención de aprovecharse de nadie por ser un hombre maduro. A Perla no la veía a la defensiva intentando esquivar. Solo estaban viviendo el momento y eran felices y yo con ellos sin hacer mal papel. Al calor de la charla y los tragos PonchI nos abrazo a cada una sin darnos cuenta. Perla y yo nos quitamos los zapatos y doblamos las rodillas para estar más cómodos los tres, por su carácter y disposición en poco tiempo sentí como si conociera a Perla de tiempo atrás, me inspiró confianza y simpatía.

Afortunadamente había quedado a la derecha de PonchI y era la mano con la que me dedeo, así que si hubiera quedado algún olor, no le llegaría a Perla, eso me daba más confianza, mientras más ameno era el momento él bajaba su brazo por mi espalda y decir nada me apretaba las nalgas. Cada vez que lo hacía miraba a Perla para ver si se percataba o hacia algún gesto, yo no sabia sí PonchI le hacia lo mismo, ella seguía afable y sonriente como desde que llegó.

PonchI como todo un anfitrión y pesar de tanta comodidad, cuando a alguna terminaba su bebida se levantaba impulsado por un resorte y sin pedirnos opinión nos traía otra copa. Perla se ausento un momento y le dije a PonchI que era buena onda su amiga, respondió que ya me lo había dicho y que nunca se le ocurriría traer a una persona que no fuera así, él no se sorprendía de su comportamiento, sabía que así actuaría y no esperaba menos. Aproveché para preguntarle si era lesbiana o bisexual y si esperaba que hubiera algo de eso, me respondió que ella no se asustaba por esas cosas pero que tampoco presionaría para que las hubiera y que ni siquiera las pediría, sabiendo que no era mi tendencia, asentí y súbitamente PonchI deslizó su mano entre mis piernas hasta cucharearme el pubis, fue un movimiento rápido y se apoderó de “todo el terreno” antes de que pudiera detenerlo, me besó en la boca pero le retiré la cara para decirle que quitara su mano, “para que si lo estábamos disfrutando” me dijo, “sí pero Perla nos vera” dije, “eso es exactamente lo que quiero, que nos vea”.

Entre jaloneos cedí, me dejé llevar al tiempo que me besaba en la boca ya que él no intentaba dejar de besarme hasta que regresara Perla y así sucedió. Al sentir la presencia de Perla frente a nosotros me soltó la boca y mi parte íntima por encima del pantalón. Perla no se dio por enterada, su actitud siguió siendo casual y desenfadada.

Entonces PonchI la ataco a ella, pasó su mano por sus hombros, la abrazó y la beso, y con su otra mano le cuchareó su vulva. Yo encendí un cigarro y le di un trago a mi copa, me cayó bien el respiro, intuí que PonchI se enfocaría en Perla por ser la experimentada, me parecía evidente, ya que habían estado muchas veces juntos y bastantes habrían sido tríos.

Momentos después dejó de besarla y colocó sus manos sobre nuestros muslos mientras platicaba, poco a poco subió la mano hasta dejarla en mi ingle haciendo lo mismo con Perla. Hizo una pausa y empezó a besarnos una a una, volteaba la cara para besarnos varias veces, sobó los muslos a ambas desde el nacimiento hasta la rodilla, como tallándolos y colocó sus manos en nuestras vulvas, las apretó y dijo, “a ver quien aguantaba más sin desesperarse”, solté una carcajada más de nervios que otra cosa, aunque tener su mano ahí siempre era fuerte y más si la apretaba, y más si hay otra chica a tu lado que el mismo hombre que le hace lo mismo que a ti.

Perla sin perder el estilo le gritó que no lo hiciera, yo me seguía riendo, pero él siguió en nuestras entrepiernas algunos instantes más, quería excitarnos, calentarnos y ponernos a tono para que no dijéramos “no” a nada, quería que estuviéramos dispuestas a seguir adelante. Al dejar de darnos los apretones se levantó y puso música lenta para bailar en pareja, se dirigió a Perla invitándola a bailar. Lo hicieron de la manera más cachonda que pueda haber, primero bailaron “normal”, de pareja, luego PonchI la tomó por los codos y se los empujó hacia arriba para que pusiera sus dos manos en sus hombros. Estaban muy juntos, vientre con vientre, mejor dicho, el vientre plano de ella presionado la panza de él, las manos de ella alrededor de su cuello y las manos de él en la cintura de mi nueva amiga…

Sus movimientos eran cadenciosos como en cámara lenta, era un pretexto para cachondearse y cachondear a quien los viera bailar.

Lentamente PonchI fue bajando sus manos hasta las nalgas de Perla, no sólo las tocaba, sino las levantaba, me pareció muy excitante, nunca había visto a una pareja bailar así.

Me excité, me sentí húmeda, cuando tu cuerpo secreta fluido vaginal no se siente, pero si pones atención se siente salir de la vagina y cuando de plano se siente es cuando el líquido se disemina a lo largo de la vulva humedeciéndote. Así me pasó, verlos bailar era excitante y lo sería para cualquier espectador, mientras bailaban había momentos en que sé sus bocas quedaban pegadas, ya no sólo eran besos, se quedaban conectados.

Tenía razón PonchI cuando le dijo a Ross que en un trío no hay rapidines si una de las chicas es “nueva” y con mayor razón si las dos lo fueran como Ross y yo en un hipotético trío con nuestro amigo.

Cuando estás en una situación así lo más excitante e interesante está por pasar, tienes la certeza que no acabará con el baile, lo que más excita es lo qué ocurrirá, y ocurrió lo que para mí era impensado, lo no esperado, lo no premeditado, a PonchI se le paró mientras bailaba con Perla. Era surrealista, no porque fuera impotente, pero con mi inexperiencia no podría imaginar que a un hombre como él se le parara bailando, me parecía excitantemente inconcebible.

Era una situación en la que no tienes la menor idea de lo que va a ocurrir, es decir, sabía a lo que había ido, sin embargo me había imaginado que habría que ayudarlo a obtener la erección, en la recámara y sobre la cama, latió mi corazón al ver “la carpa” y me preguntaba si lo que la producía sería insertado ahí mismo en la sala, si sólo sería a Perla, a mí o que otra cosa podía tener PonchI en mente ahí mismo.

Con su experiencia y sus recursos ilimitados tenía a dos mujeres prácticamente a su disposición…

viernes, febrero 16, 2007

Baile, dedos, lengua, boca y aun faltaba lo mejor…

Volteó a verme y pidió que me acercara, lo hice al ritmo de la música, cuando estuve junto a ellos PonchI nos tomó por la cintura haciendo movimientos de cadera para topar con las nuestras, motivándonos a seguirle su paso. Así bailamos los tres hasta que comenzó a desabotonarse la camisa, Perla lo siguió quitándose la blusa, PonchI volteó a verme y me pidió que hiciera lo mismo, siguió con los zapatos, Perla y yo no quisimos quedar descalzas, mejor nos despojamos de los pantalones, PonchI con calcetines y nosotras con zapatos quedamos en ropa interior, PonchI me dio la espalda y tomó a Perla para bailar con ella, trató de desabrocharle el brassiere y ella lo ayudó quedando topless, él se despojó de su camiseta quedado en calzones.

PonchI se movían rítmicamente, no pude ver los senos de Perla, no me interesaba, simplemente era curiosidad por saber como los tenia. Se quitaron la ropa que les faltaba quedando desnudos, vi a Perla aventar el calzón y la espalda desnuda de PonchI, para qué pasar por la incomodidad de que me quitarme el brassiere así que yo lo desabroché y lo dejé sobrepuesto, a la mitad de una pieza dejo a Perla y se paró frente a mí tomándome por la cintura pegándose totalmente, pasó sus manos por mi espalda, al notar que me había adelantado puso cara de asombro y exclamó un ¡ah!. Encogí los hombros para que los tirantes cayeran, se pegó más para que su pecho oprimiera el mío, bajo sus manos hasta el elástico del calzón, lo bajó y le ayudé hasta quitármelo por completo, por mi estatura y porque me dejé los zapatos su miembro quedó justo en la “V” que se forma en la unión de muslos con pubis.

Como la tenia casi parada trató de introducírmela, no lo logró pero su pene ya escurría semen, lo que sí logró fue embarrarme el pubis.

Bailamos mientras me tomaba un rato, bajó sus manos a mis nalgas y las levantó moviéndonos al compás de la música, puso un dedo en medio de mis nalgas y comenzó a frotarme la raya rascándola con la yema de los dedos deteniéndose en el ano, su pene se paró más y para acomodarlo lo levantó para que apuntara hacia arriba descansándolo en mi Monte de Venus mientras sus testículos campaneaban rozando mis labios.

Perla se colocó tras él abrazándolo y se empezó a mover al ritmo de nosotros, los tres bailando haciendo a PonchI sándwich, él hizo un movimiento quedando de perfil, nos rodeó con sus brazos y comenzó a caminar “obligándonos” a ir junto a él hacia la recámara, descendió buscando mi ano, cuando lo encontró metió su dedo. A pesar de ser poco al estar de pie caminando me dolió y me quejé con un pujido. Por la reacción de Perla a ella le hizo lo mismo, nos tenía enchufadas con su dedo en nuestros anos rumbo a la recámara. Yo tenia curiosidad de ver que le hacía a Perla, suponía que era lo mismo que a mí, entramos a la recámara y sentí como sacó su dedo, me ardió y exclamé “ups” de alivio y escuché a Perla proferir un sonido similar, lo cual reforzaba mi idea de que le había hecho lo mismo.

Nos volvió a tomar por la cintura y con un jalón nos atrajo hacia él, quedamos casi de frente, nos empezó a besar por turnos, hablo de mí porque no veía a Perla, después de muchos besos turnados nos colocó en cuatro sobre la cama, pensé que nos penetraría en ese momento y tuve razón, metió su dedo en la vagina y el cordial en el ano, empezó a moverlos con rapidez, por la fuerza con la que lo hacía mi cuerpo se balanceaba de atrás hacia delante. Perla se encontraba a mi derecha, por sus gestos y sonidos, y los balanceos de cabeza y hombros le estaba haciendo lo mismo que a mí, PonchI tenía dos manos y un dedo en cada una de nosotros, nos decía “qué mojaditas están”, “qué viscosas la tienen” y otros términos eróticos que no acostumbraba, después comprendí que lo que más lo excitaba eran los tríos siendo el único hombre.

Sus palabras y acciones me excitaron, decidí entregarme poniendo mis brazos y pecho sobre la cama, de esta manera te relajas y dejas hacer al hombre lo que quiera. Volteé a ver a Perla, vi un gesto que mezcla placer, dolor y sufrimiento. Quien no sepa de sexo pensaría que estaba sufriendo, que estaba siendo maltratada, en un momento se convirtió en un concierto de gemidos de ambas. PonchI sacó sus dedos y me dejó descansar, oí los gemidos de Perla, y la voz de PonchI había desaparecido, entendí que se la estaba mamando a ella, siguió conmigo, me abrió las nalgas y empezó a lamerme el ano, se mantuvo ahí unos segundos y descendió al área perineal hasta llegar al orificio vaginal.

Lo hizo dos veces a cada una, en cada pausa nos dejaba descansar y respirar, pero al mismo tiempo nos dejaba “picadas”, confirme que es mejor tener a un hombre para una sola, y si pudiera ser mejor, serían dos hombres para una, nada más. No sabía si habría lo que más me gusta, el felatorismo sería compartido, así que no estaba entusiasmada a pesar de estar muy excitada.

Al terminar el cunnilingus se incorporó y volvió a atendernos el ano, en esta ocasión con dos dedos, ya no eran pujidos y gemidos, eran verdaderos gritos porque PonchI lo hacia con energía, los metía y sacaba con furia. A pesar del dolor comencé a agitarme y a mover las caderas al ritmo de sus dedos de atrás hacia delante para encontrarme con sus dedos en un punto donde se ejerciera presión en el fondo de mi recto, después supe que Perla no llegaba a ese grado de erotismo, después de uno momento que pareció eterno a PonchI se le cansaron los brazos y empezó a sacar los dedos del ano.

Siguiendo en cuatro me incorporé, puse las manos sobre la cama y vi que Perla hizo lo mismo, estábamos expectantes por saber que seguía o que se le ocurría. Lo oí jadear y me senté en la cama, Perla hizo lo mismo, él estaba empapado en sudor, había hecho un esfuerzo enorme que una de mujer no lo imagina, siempre será más fácil recibir que dar.

Se me adelantó, reaccioné y me coloqué junto a ella, su mamada abarcaba todo el tallo de él, así que no podía lamerlo, me fui a sus testículos y se los comencé a chupar suavecito, cuando es un trío no es igual que cuando estas sola, se limitó a chuparle la punta dejándome de la mitad a la raíz, no olvidemos que no la tenía larga, eso nos hacía ser compartidas. Me gustó la actitud de Perla quien al poco tiempo me dejó la punta y se dirigió al tallo y raíz, me estaba gustando su actitud desde que había llegado y ahora en el sexo, era buena compañera y me latía que podía ser buena amiga, por si fuera poco se notaba la experiencia en tríos, así que sería buena en la cama de una a uno.

Faltaba la prueba de fuego, para ella con respecto a mí, prueba de fuego para PonchI, había que ver que tenía en mente con relación a la penetración, y la ultima prueba de fuego para mí probando como reaccionaría en una situación así, tenía más dudas que el día anterior, incluso que antes de llegar ahí. Podía esperar cualquier cosa, lo más sorprendente era lo cotidiano…


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lunes, febrero 19, 2007

Fui la primera, pero con ella termino

Seguíamos hincadas frente a PonchI chupándole el pene, nos estábamos acoplando bastante bien, ahora yo le chupaba la punta succionándole la cabecita y lamiendo la parte baja, mientras ella chupaba el tallo y lamía los testículos. No sé quien lo hizo tan bien que adelantamos el proceso, PonchI no pudo soportar y pidió que nos detuviéramos, de seguir lo orillaríamos a una eyaculación que sería frustrante para él.

Nos pidió que nos recostáramos boca arriba, PonchI se puso el condón, se paró frente a mí en medio de mis piernas, me escogió para ser la primera en penetrar, las abrí, flexionó sus rodillas y lentamente dirigió la punta a mi orificio vaginal, ya estaba muy húmeda así que recibirlo no fue difícil ni dolorosa como en otras ocasiones, se movía suavemente, parecía que quería embarrar de mí al condón, la sensación me hizo mover las caderas al ritmo de su penetración, se detuvo presionando el fondo de mi vagina y comenzó a besarme el pecho, lo chupaba como queriendo arrancar, descendió dando pequeños chupetes hasta llegar al pezón, lo succionó dejándolo empapado, hizo todo sin mover el pene, solo se limitaba a tallarlo contra el fondo de mi vagina, no duró mucho tiempo, puso las manos sobre la cama, se incorporó y comenzó a sacarme su pene y alcancé a ver que el condón estaba muy mojado de mi líquido vaginal.

Ahora iba sobre Perla, le hizo lo mismo que a mí, la diferencia fue que cuando la penetró ella “lo atrapo” con sus piernas para no dejarlo ir, cuando PonchI comenzó a meter y sacar, ella lo siguió al mismo ritmo. Era obvio que se conocían sexualmente, lo habían hecho muchas veces, probablemente Perla tenía tiempo sin sexo y su cuerpo lo pedía a gritos, por eso su comportamiento al recibir a PonchI, olvidando que estaba a su lado y se suponía que PonchI “intercambiaría” vaginas.

Se fundieron en un beso, se abrazaron y se movieron acopladamente, por el momento yo estaba fuera del plan y decidí sentarme en la cama para observar el espectáculo que no me causó shock como otras veces, en esta ocasión PonchI se movía con suavidad y Perla lo seguía como cuando sigues los pasos de baile, “sincronía” es la palabra, estaban sincronizados, no era una agresión física como en otras veces que había visto. Esta vez “la presa” estaba activa y deseosa de ser devorada por “el depredador”, no parecía el “acuchillamiento”, era un ballet, no una masacre.

Los pujidos de Perla eran ahogados por la boca de PonchI, los sonidos desde la garganta de ella salían por las fosas nasales de él. Después de meter y sacar sin despegar sus bocas se escucharon los “splash” desde la entre pierna de ella que ya se había mojado mucho. PonchI dio visos de quererla sacar para cambiar de posición o para venirse conmigo, pero Perla lo atrapó usando brazos y piernas. Eso me recordó cuando la mosca cae en la telaraña y cuando quiere salir, la araña la retiene con más fuerza, claro que la mosca entró a la telaraña por su gusto y riesgo dejando que la araña tenga su festín.

PonchI dejó de luchar y de intentar cambiar de mujer y siguió con los mismos movimientos, tuvo la claridad para dejarla de besar, de lamer su oído y cuello, pasó al busto que presionado por el de PonchI no se veía muy grande, aunque los pezones si estaban muy erectos. Me moví en torno a ellos para observarlos por diferentes ángulos, era muy excitante, la verga de PonchI totalmente escondida en el interior de la vagina, sólo un pedazo de la raíz quedaba fuera, la cola de Perla, su área perineal cubierta de húmedos pelitos y el ano con algo que parecía miel, sus propios líquidos vaginales escurrían, comencé a descansar al ver que el esfuerzo recaía en Perla y ella misma lo había buscado, si siempre fuera así con ellos me sería muy cómodo y no tendría porqué negarme o diferir nuestros encuentros.

Volví a la cama alejada de ellos, quería darles espacio para maniobrar y que olvidaran que estaba ahí. Los sonidos eran de ambos, predominando los de Perla comenzaron a hacerse frecuentes y sonoros, PonchI se movía con energía, ahora sí la sacaba toda y se la enterraba como acuchillándola. La cama se había convertido en una gelatina, sé movía como terremoto, para no marearme puse las manos sobre la colcha y me senté atrás de ellos, vi como PonchiI la sacaba y la metía de un empujón hasta el fondo campaneándole los huevos en el área perineal y su ano, los pujidos se convirtieron en gritos sonoros hasta que el “ay” del orgasmo y la eyaculación llegaron al unísono.

Quería ver como se veía una verga al eyacular y si experimentaba algún cambio, no pude, la rapidez de movimientos me lo impidió, cuando terminaron quedaron muy juntos y ya no pude ver, así que volví a sentarme. PonchI todavía sin sacarla comenzó a darle besitos de cariño y sonrieron.

No me quedaba duda, eran personas amables, de buen carácter y amplio criterio, personas que aprovechaban cabalmente que la naturaleza y el destino decidió que fueran de diferente sexo y esa diferencia era motivo de alegría, de felicidad, no de pelea o desigualdad, o de buscar superioridad sobre la otra persona.

Entre personas inteligentes de amplio criterio, las posibilidades de placer son enormes, en especial cuando es temprano, y ese día aun era muy temprano…

martes, febrero 20, 2007

Fuimos ordeñadas por un caballero maduro

Me acerqué a ellos y tome la base del pene de PonchiI, conforme lo sacaba se la apretaba para que no se saliera del condón,

Cuando la sacó por completo se la apreté, la exprimí para que todo su semen quedara dentro, el condón lo retiré suavemente para colocarlo a contraluz, como siempre sentí interés por ver el semen dentro de los condones.

Al verle el pene desinflado y desnudo brillando y aun pulsante se me antojó lamérselo, lo hice y después se la chupé, sabia que no lograría parársela, ni era mi intención, simplemente tengo la fijación de limpiar con la boca un pene que recién ha eyaculado, aún tenía sabor a hule del condón, pero el olor llegaba hasta el fondo de la nariz, era el típico olor a panocha (vagina), el olor de Perla se había impregnado en las ingles y pubis de PonchI, el fuerte olor hizo que dejara de limpiársela antes de lo que mis deseos habían programado.

PonchI se recostó boca arriba en medio de la cama y con ligeros golpecitos de sus manos sobre la cama nos llamó para que nos recostáramos a su lado, ambas nos recostamos y colocamos nuestra cabeza en su pecho de PonchI, nuestras caras quedaron muy cerca la una de la otra, nuestro amigo bajó su mano por mi espalda hasta las nalgas, me dio apretoncitos y metió un dedo en medio de ellas para juguetear con mi ano. Viendo a Perla pero dirigiéndome a PonchI le pregunté si a las dos nos estaba haciendo lo mismo, mi nueva amiga se adelantó a responder y mirándome me dijo que sí, que a las dos nos estaba agarrando la cola el cochino, a la vez que subía sus ojos como señalándolo a él. PonchI se río a la vez que decía “que rico” con voz pícara y satisfecha con un suspiro o expiración. Ante tal muestra de picardía y camaradería entre ambos no me quedó más que sonreír con complacencia y complicidad, tal vez era cochino, pero al mismo tiempo te hacía sentir bien.

Continuó jugueteando en nuestros anos hasta que sus movimientos se volvieron circulares, estaba hurgando como una gentil broca en miniatura tratando de penetrar nuestros anos. Perla empezó a resentir el dedo, cerraba y abría los ojos y boca, era como verme en un espejo, en voz baja me dijo “que cochino pero que rico lo hace verdad…” Y volví a sonreír con complicidad, seguimos sintiendo sus dedos en el umbral de nuestros rectos, la cara de Perla estaba cerca de la mía y cada vez que aspiraba o exhalaba sentía una bocanada como brisa fresca de otoño o ardiente viento de verano en mi cara. Cuando te tienen empalada con un dedo en el ano aunque sea la falange no te puedes mover libremente, así que preferí dejarlo hacerme todo hasta terminar.

Cuando se cansó de picarnos el ano se recargó en la cabecera de la cama con las piernas cruzadas en flor del loto sin llegar a hacerla completa y nos pidió que nos pusiéramos en cuatro dándonos un beso a cada una, luego nos dijo e hizo algo poco común, como estábamos frente a él y nuestros senos colgaban abrió sus brazos y dijo “esto es una vaca” y puso sus manos por nuestros senos exclamando “y éstas sus ubres, las voy a ordeñar”.

Como siempre se me ocurrió algo que parecería fuera de lugar perdiendo erotismo y le dije; “una vaca con dos cabezas…” PonchI tomó a cada una de un pezón y estiraba los senos hacia abajo simulando el movimiento al ordeñar, es algo poco común y por lo mismo excitante que te lo hagan sobre todo en trío, los cuatro senos dan apariencia de ubres de vaca, siempre y cuando estés hombro con hombro. Me excité mucho y por mi posición comencé a escurrir por los muslos, lo sentí claramente, él cambiaba de seno con frecuencia, nunca desatendió a Perla por atenderme o viceversa. De nuevo volvía al erotismo muy cargado de hombre maduro sin necesidad de demasiado sexo.

Y volvía mi curiosidad, estando en cuatro mientras “nos ordeñaba” pense que sus manos estarían impregnadas de nuestros olores, la mano con la que ordeñaba a Perla era la misma con la que le había picado el ano y me dio curiosidad saber a que olía, quería verificar si todas olíamos igual o comparar, no lo sé. Baje la cabeza mientras “ordeñaban” mis senos, pero fue imposible percibir el olor, así que seguí con mi curiosidad.

Poco a poco fue bajando la intensidad de la ordeña hasta que soltó nuestros senos y presencié algo a lo que no estaba acostumbrada, Perla tomó la iniciativa diciéndole a PonchI que se sentara en el borde de la cama, él obedeció y ella se hincó frente a él. Me quedé estática, no estaba acostumbrada a ver a una mujer tomar la iniciativa y dictar los pasos, hasta la fecha yo no soy así, ni puedo serlo, me quedé admirada. Se prendió de la verga como becerrita mamando ubre y aquel me pidió que de un cajón sacara otro condón, lo hice y cuando se lo quise dar me dio a entender que lo sostuviera mientras se la chupaba mi compañera.

Perla tardó mucho, se la chupaba bien pero sin tomar en cuenta que nuestro amigo cuarenta minutos antes había eyaculado, yo hubiera usado otra técnica para parársela, en mi vida profesional me tocaron hombres que por algún motivo no eran muy potentes en ese momento y usé siempre técnicas especiales para esa eventualidad, sin embargo preferí no entrometerme, no quise pasar por sábelo todo y ganarme la antipatía Perla. Por otro lado estábamos en los minutos preciosos de descanso y si en algún momento me llamaban hubiese sabido que hacer. Ella seguía en su ardua labor de lograr en PonchI una erección decente para volver a penetrar a cualquiera de las dos, hasta que por fin y poco a poco se la fue parando, una vez bastante erecto me dijo que le pasara el condón y le pidió a Perla que se lo pusiera y nos dijo que nos acostáramos frente a frente y nos abrazáramos, quedamos muy pegadas, ombligo con ombligo, mis senos oprimiendo los suyos, cachete con cachete y pubis con pubis, nos hizo levantar la pierna y flexionar la rodilla, nuestras piernas quedaron muy juntas y PonchI nos tomó los tobillos levantándolos aún más.

Ambos orificios vaginales no quedaron lejos uno del otro, así que no tuvo problema para intercambiar, me metía su pene, se movía unas veces y lo sacaba para metérselo a Perla. El aliento de ella estaba en mi cuello causándome cosquillas, cuando la penetraba se quejaba y exhalaba hubieron momentos en que quise reír, claro que se desvanecían al momento de metérmela a mí y mi aliento le causaba cosquillas a ella, cuando me la metía ella me lamía el cuello, no dije nada, ya había la suficiente confianza después de lo que habíamos pasado juntos los tres. PonchI alcanzó la excitación máxima y nos dijo que se iba a quitar el condón y que “nos iba a echar los mecos (semen) en las panochas” (sic), la testosterona lo dominó.

Con esa última oración comprendí que estaba muy excitado al tener dos vaginas penetradas y ver ambas vulvas al igual que dos pares de nalgas y anos, lo que no supe fue si había eyaculado mucho, con el cabello de Perla en mis ojos y su boca en mi cuello no me di cuenta ni sentí una gota caerme.

Todo lo que había pasado era semi nuevo para mí, me dejaba con muchas dudas, quería saber más de esa chica, la cual tendría diecisiete o dieciocho años, no más, quería saber cuanto tiempo tenían de conocerse, que cosas habían pasado juntos, tenia muchas dudas pero me dejaba contenta como siempre. PonchI era un caballero, hasta las palabras verga, mecos y panocha se oían caballerosas en él, Perla resultó ser una chica agradable y de sorprendente amplio criterio, yo tengo bastantes amigas así, pero conozco a cientos que son hipócritamente opuestas.

Quería saber más de ambos, lo que faltaba era la oportunidad de conocerla mejor, el momento llegaría.


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martes, febrero 20, 2007

Fuimos ordeñadas por un caballero maduro

Me acerqué a ellos y tome la base del pene de PonchiI, conforme lo sacaba se la apretaba para que no se saliera del condón,

Cuando la sacó por completo se la apreté, la exprimí para que todo su semen quedara dentro, el condón lo retiré suavemente para colocarlo a contraluz, como siempre sentí interés por ver el semen dentro de los condones.

Al verle el pene desinflado y desnudo brillando y aun pulsante se me antojó lamérselo, lo hice y después se la chupé, sabia que no lograría parársela, ni era mi intención, simplemente tengo la fijación de limpiar con la boca un pene que recién ha eyaculado, aún tenía sabor a hule del condón, pero el olor llegaba hasta el fondo de la nariz, era el típico olor a panocha (vagina), el olor de Perla se había impregnado en las ingles y pubis de PonchI, el fuerte olor hizo que dejara de limpiársela antes de lo que mis deseos habían programado.

PonchI se recostó boca arriba en medio de la cama y con ligeros golpecitos de sus manos sobre la cama nos llamó para que nos recostáramos a su lado, ambas nos recostamos y colocamos nuestra cabeza en su pecho de PonchI, nuestras caras quedaron muy cerca la una de la otra, nuestro amigo bajó su mano por mi espalda hasta las nalgas, me dio apretoncitos y metió un dedo en medio de ellas para juguetear con mi ano. Viendo a Perla pero dirigiéndome a PonchI le pregunté si a las dos nos estaba haciendo lo mismo, mi nueva amiga se adelantó a responder y mirándome me dijo que sí, que a las dos nos estaba agarrando la cola el cochino, a la vez que subía sus ojos como señalándolo a él. PonchI se río a la vez que decía “que rico” con voz pícara y satisfecha con un suspiro o expiración. Ante tal muestra de picardía y camaradería entre ambos no me quedó más que sonreír con complacencia y complicidad, tal vez era cochino, pero al mismo tiempo te hacía sentir bien.

Continuó jugueteando en nuestros anos hasta que sus movimientos se volvieron circulares, estaba hurgando como una gentil broca en miniatura tratando de penetrar nuestros anos. Perla empezó a resentir el dedo, cerraba y abría los ojos y boca, era como verme en un espejo, en voz baja me dijo “que cochino pero que rico lo hace verdad…” Y volví a sonreír con complicidad, seguimos sintiendo sus dedos en el umbral de nuestros rectos, la cara de Perla estaba cerca de la mía y cada vez que aspiraba o exhalaba sentía una bocanada como brisa fresca de otoño o ardiente viento de verano en mi cara. Cuando te tienen empalada con un dedo en el ano aunque sea la falange no te puedes mover libremente, así que preferí dejarlo hacerme todo hasta terminar.

Cuando se cansó de picarnos el ano se recargó en la cabecera de la cama con las piernas cruzadas en flor del loto sin llegar a hacerla completa y nos pidió que nos pusiéramos en cuatro dándonos un beso a cada una, luego nos dijo e hizo algo poco común, como estábamos frente a él y nuestros senos colgaban abrió sus brazos y dijo “esto es una vaca” y puso sus manos por nuestros senos exclamando “y éstas sus ubres, las voy a ordeñar”.

Como siempre se me ocurrió algo que parecería fuera de lugar perdiendo erotismo y le dije; “una vaca con dos cabezas…” PonchI tomó a cada una de un pezón y estiraba los senos hacia abajo simulando el movimiento al ordeñar, es algo poco común y por lo mismo excitante que te lo hagan sobre todo en trío, los cuatro senos dan apariencia de ubres de vaca, siempre y cuando estés hombro con hombro. Me excité mucho y por mi posición comencé a escurrir por los muslos, lo sentí claramente, él cambiaba de seno con frecuencia, nunca desatendió a Perla por atenderme o viceversa. De nuevo volvía al erotismo muy cargado de hombre maduro sin necesidad de demasiado sexo.

Y volvía mi curiosidad, estando en cuatro mientras “nos ordeñaba” pense que sus manos estarían impregnadas de nuestros olores, la mano con la que ordeñaba a Perla era la misma con la que le había picado el ano y me dio curiosidad saber a que olía, quería verificar si todas olíamos igual o comparar, no lo sé. Baje la cabeza mientras “ordeñaban” mis senos, pero fue imposible percibir el olor, así que seguí con mi curiosidad.

Poco a poco fue bajando la intensidad de la ordeña hasta que soltó nuestros senos y presencié algo a lo que no estaba acostumbrada, Perla tomó la iniciativa diciéndole a PonchI que se sentara en el borde de la cama, él obedeció y ella se hincó frente a él. Me quedé estática, no estaba acostumbrada a ver a una mujer tomar la iniciativa y dictar los pasos, hasta la fecha yo no soy así, ni puedo serlo, me quedé admirada. Se prendió de la verga como becerrita mamando ubre y aquel me pidió que de un cajón sacara otro condón, lo hice y cuando se lo quise dar me dio a entender que lo sostuviera mientras se la chupaba mi compañera.

Perla tardó mucho, se la chupaba bien pero sin tomar en cuenta que nuestro amigo cuarenta minutos antes había eyaculado, yo hubiera usado otra técnica para parársela, en mi vida profesional me tocaron hombres que por algún motivo no eran muy potentes en ese momento y usé siempre técnicas especiales para esa eventualidad, sin embargo preferí no entrometerme, no quise pasar por sábelo todo y ganarme la antipatía Perla. Por otro lado estábamos en los minutos preciosos de descanso y si en algún momento me llamaban hubiese sabido que hacer. Ella seguía en su ardua labor de lograr en PonchI una erección decente para volver a penetrar a cualquiera de las dos, hasta que por fin y poco a poco se la fue parando, una vez bastante erecto me dijo que le pasara el condón y le pidió a Perla que se lo pusiera y nos dijo que nos acostáramos frente a frente y nos abrazáramos, quedamos muy pegadas, ombligo con ombligo, mis senos oprimiendo los suyos, cachete con cachete y pubis con pubis, nos hizo levantar la pierna y flexionar la rodilla, nuestras piernas quedaron muy juntas y PonchI nos tomó los tobillos levantándolos aún más.

Ambos orificios vaginales no quedaron lejos uno del otro, así que no tuvo problema para intercambiar, me metía su pene, se movía unas veces y lo sacaba para metérselo a Perla. El aliento de ella estaba en mi cuello causándome cosquillas, cuando la penetraba se quejaba y exhalaba hubieron momentos en que quise reír, claro que se desvanecían al momento de metérmela a mí y mi aliento le causaba cosquillas a ella, cuando me la metía ella me lamía el cuello, no dije nada, ya había la suficiente confianza después de lo que habíamos pasado juntos los tres. PonchI alcanzó la excitación máxima y nos dijo que se iba a quitar el condón y que “nos iba a echar los mecos (semen) en las panochas” (sic), la testosterona lo dominó.

Con esa última oración comprendí que estaba muy excitado al tener dos vaginas penetradas y ver ambas vulvas al igual que dos pares de nalgas y anos, lo que no supe fue si había eyaculado mucho, con el cabello de Perla en mis ojos y su boca en mi cuello no me di cuenta ni sentí una gota caerme.

Todo lo que había pasado era semi nuevo para mí, me dejaba con muchas dudas, quería saber más de esa chica, la cual tendría diecisiete o dieciocho años, no más, quería saber cuanto tiempo tenían de conocerse, que cosas habían pasado juntos, tenia muchas dudas pero me dejaba contenta como siempre. PonchI era un caballero, hasta las palabras verga, mecos y panocha se oían caballerosas en él, Perla resultó ser una chica agradable y de sorprendente amplio criterio, yo tengo bastantes amigas así, pero conozco a cientos que son hipócritamente opuestas.

Quería saber más de ambos, lo que faltaba era la oportunidad de conocerla mejor, el momento llegaría.


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miércoles, febrero 21, 2007

Pobre PonchI, lo que le esperaba…

Perla y yo nos “desenredamos” y quedamos tendidas sobre la cama, PonchI se volvió a recostar entre ambas y así quedamos un buen tiempo, el suficiente para reflexionar en lo que había ocurrido. Cuando te enfrías te llegan los pensamientos, y recapitulas lo acontecido, no me sentía mal, no hubo lesbianismo, no sabía si lo habían evitado inconscientemente o a propósito, lo habían hablado de antemano y llegaron a la conclusión de que sería mejor evitarlo hasta saber como podría reaccionar.

PonchI se notaba rendido, fatigado, exhausto, a pesar de eso no perdía su afabilidad, se limitó a abrazarme sin recorrer caminos al sur teniéndolos a la mano. Perla continuaba con una ligera sonrisa en su rostro, la conversación siguió siendo cordial y amigable, con naturalidad que inspiraba tranquilidad. Tengo la impresión de que PonchI había planeado que como fin de fiesta nos bañáramos los tres juntos pero al estar tan débil no se opuso a que lo hiciéramos por separado. La primera fue Perla y aproveché la coyuntura para dejar que PonchI reposara y yo llamar a Ross, me dijo que usara el teléfono de casa para no usar mi celular. Le agradecí su gesto de amabilidad y le llamé porque estaba deseosa de que le contara los detalles.

Como es lógico le dije que por teléfono no podía y quedamos de vernos más tarde para comer. Regresé con PonchI mientras Perla seguía en el baño y le dije qué era buena onda esta nueva amiga, quería sacarle información, le pregunté si había estado con ella muchas veces y PonchI se llevó el dedo a la boca en señal de silencio y me dijo que después me contaría.

Después de que Perla salió del baño PonchI nos preguntó si teníamos inconveniente en irnos en el mismo taxi ya que siendo domingo era posible que escasearan, y yéndonos en el mismo nos podría dejar en un lugar más céntrico donde sería más fácil tomar otro. No hubo objeción así que me metí a bañar pensando que podría invitar a Perla a tomar un café para poder conversar mejor.

Al despedirnos de PonchI como de costumbre nos abrazó y beso, sin embargo en esta ocasión no tomó mi bolsa para depositar nada en ella. Me sentí bien, incluso diría que me sentí aliviada al no recibir dinero para el taxi, al igual que el día anterior nos acompañó a esperar el taxi, en las escaleras nos fue apretando las nalgas, y al llegar a la luz donde podría haber transeúnte, nos tomó por la cintura y así esperamos el taxi.

Una vez dentro del auto invité a Perla a tomar algo, se disculpó y me dijo que no podría, intercambiamos números de los celulares y la invitación quedó en pie para esa misma semana, le di a entender que me había caído muy bien por su actitud, la impresión fue recíproca.

De haber aceptado le hubiera dicho que encontraríamos a una amiga con la que PonchI había estado el día anterior y sabía todo, así que no habría problema, en caso de que Perla hubiera preferido estar a solas conmigo le hubiera pedido a Ross que difiriera la cita unas horas, todo lo había planeado mientras me duchaba.

Al bajarme del auto nos dimos un beso en la mejilla y le recalqué que le llamaría entre semana y que la comida quedaba pendiente, sonrió y asintió con la cabeza mientras con su mano hacia un ademán de despedida, ni siquiera pagué ese taxi, supongo que PonchI le dio instrucciones de que yo abandonara primero el auto donde fuera, de tal modo que ella pagara. Le llame a Ross y ya venía en camino, se encontraba a unas cuadras, venía en el auto de su mamá.

Aproveché para entrar al restaurante y separar mesa, fui al baño mientras buscaba algo en mi bolsa, me encontré un par de objetos que no estaban ahí antes, un billete de quinientos y otro de doscientos doblados entre sí, setenta dólares que no estaban antes, PonchI debió de haber aprovechado mientras me duchaba para meterlos y en ese mismo momento le dio “lo del taxi” a Perla.

Al llegar Ross le brillaban los ojos más que de costumbre, la curiosidad le escurría por cada poro, su sonrisa era, definitivamente más hermosa que Perla, sin querer decir que ésta no lo fuera, sólo que Ross es despampanante, tanto como la Rusa y se le acerca a la belleza dulce de la Oruga. Comenzó a pedirme con insistencia que le contara los detalles de lo acontecido, quería saber lo ocurrido y de Perla, le dije que había hecho el intento por traerla para que nos hablara más a fondo de ella como de su relación con nuestro pelón amigo. Le conté de la afabilidad de ella, de su pericia en los tríos y me reservé el detalle de que le faltaba técnica en el oral poro de cualquier modo era buena y la escasez de técnica la había complementado con tenacidad, así que preferí guardarme eso.

Le comenté que era guapa, delgada, no muy alta, morena aperlada y de nuestra edad o un año más, quizá dos, no pasaría de los dieciocho o diecinueve años. Ross se veía entusiasmada, volvió a decirme que quería entrar “al grupo”, le repetí que lo mejor era que entrara por medio de PonchI ya que yo no estaba propiamente “adentro”, que todavía tenía muchas interrogantes. Tan emocionada se puso con todo lo que le conté que se le ocurrió hablarle a PonchI en ese momento, le dije que no era buena idea porque estaba exhausto y tranquilamente la mandaría a la chingada. A esa hora PonchI estaría recién bañado recostado en la cama viendo al techo sin ganas de salir a ninguna parte o ver televisión y menos tener que ver con cualquier representante del sexo femenino.

“Pobre PonchI” pensé mientras veía a Ross vociferar respecto a lo excitante que le parecía todo y que pensaba hablarle durante la semana. Sí, pobre PonchI antes de que Perla saliera del baño le reiteré la pregunta de que si me quería ver al día siguiente y había respondido con voz determinante “siempre”. Por otra parte estaba esta belleza frente a mí con más fuego interno que todas juntas planeando buscarlo durante la semana, quizá también vería a Perla, en verdad sentía compasión por él.

En un arranque de locura cachonda Ross me propuso que fuéramos a cogernos, para esquivarla le pregunté que con quien, con una sonrisa sutil y pícara que derretiría a cualquier hombre me dijo que ella y yo, afortunadamente los encantos de una mujer se neutralizan ante otra, sólo funcionan ante el sexo opuesto, le dije que estaba loca y jodida, insistió que podíamos ir a su casa o si prefería a un hotel, le dije que cómo dos mujeres solas irían a un hotel de paso, que eso nunca se había visto, yo no lo había visto en mi vida, al ver que su esfuerzo no fructificarían bajó la cabeza y murmuró que PonchI pagaría los platos rotos.

Durante el trayecto rumbo a casa cuando nos deteníamos en un semáforo y veía que podía hacerlo me pasaba la mano por el muslo, yo se la quitaba con fuerza y respondía con una risa sin darle importancia, pocas calles antes de llegar por fin logró su objetivo, me pellizcó el pubis tanto como pudo, salté del asiento y me pegue con el techo del auto, grite y mi loca amiga soltó una carcajada que duró tres calles. Al bajarme del auto y durante el resto del día no pude quitarme de la cabeza el suplicio que le esperaría a mi amigo, la frase “Pobre PonchI” no abandonó mi mente, un día antes se había cogido a Ross “levemente”, esta no había salido en la noche a ningún lugar, traía el deseo a flor de piel, además de lo que mencioné con Perla y conmigo. Le esperaba una semana sexualmente saturada, nada en exceso es agradable, los excesos no sólo son malos como dicen, sino que nunca son agradables para los sentidos, yo seguía diciendo “Pobre PonchI”.

jueves, febrero 22, 2007

Poco sexo y rapido, dia tranquilo y feliz

Al día siguiente los llame como habíamos acordado, ÁngelU dijo que no podía verme porque tenía mucho trabajo, mientras que PonchI me dijo que se sentía débil y que en la mañana no había podido levantarse a atender sus negocios y que se había tomado unas horas libres mas ya que después de comer volvería a la normalidad, pero ambos insistieron que les llamara al día siguiente.

Aproveché el par de horas libres que me habían quedado para llamarle a Perla y después a Ross, la primera me dijo que estaba ocupada, oí voz apenada por no poder atenderme e insistió en que le llamara en un par de días. Le llamé a mi loca amiga y me comentó que acababa de colgar con PonchI, que le había dicho lo mismo que a mí, pero gracias a su persuasión lo había convencido de que se vieran unos minutos, me dio curiosidad saber porqué PonchI me había “rechazado” y porqué sí había aceptado a Ross, le pedí que sin excusa ni pretexto nos viéramos al atardecer después de nuestras actividades escolares y laborales.

La tarde se me hizo eterna, sólo quería que llegara la hora de la cita con Ross, parecía que los minutos no avanzaban, que se quedaban estáticos, sin embargo después de muchas cosas que pasaron por mi mente la hora señalada por fin llegó. Ross como siempre brillaba, su cara resplandecía, su cuerpo era un torbellino con su omnipresente sonrisa como tarjeta de presentación, no tenía ni hambre ni sed, sólo curiosidad por saber que había pasado y la cuestioné.

Me dijo que PonchI no pensaba tener mujer durante todo el día, que le había preguntado la causa y él le dijo que se había dado el trío al que la había invitado el sábado, ella simuló sorpresa y le dijo que no lo recordaba, le preguntó como me había portado yo, que PonchI se deshizo en halagos a mi persona, le pedí que entrara en materia y me dijera lo que había ocurrido, me respondió que no se la había podido coger, que de hecho PonchI ni siquiera lo intentó, cuando menos con el pene, sino que le hizo oral por media hora o más y la hizo venirse un par de veces y después sí se la “cogió” pero con el dedo, lo cual la hizo terminar una vez más. Le asombraban los conocimientos de PonchI para usar lengua y dedos, le dije que se lo había advertido. Ross me dijo que PonchI le había dicho que su departamento se le hacía triste cuando no había pujidos de mujer, y que le agradecía su visita a pesar de no haber tenido “sexo formal”. Estaba encantada a pesar de no haber recibido lo que en otras circunstancias hubiera tenido, me acordé del “dinero del taxi” y le pregunté si le había arrebatado la bolsa y me contestó que sí, la insté a que buscara para cerciorarse de cuanto había sido, después de hurgar encontró 30 dólares y corroboré que el dinero no era obstáculo para los dos, estuvo a punto de olvidar de manera le había mencionado a PonchI que conocía a un amigo de él, que éste le dijo que si quería se lo podría presentar, ella había guardado silencio y había sonreído a manera de aprobación. Habiendo recabado la información que me interesaba me despedí de Ross y le puse pretextos cuando se ofreció a llevarme a casa, sí aceptaba no me escaparía de unos apretones de pubis y sobadas de pierna, y viniendo de otra chica no me entusiasmaba la idea, quedamos de estar en contacto para lo que fuera ocurriendo.

Al día siguiente llamé a ÁngelU, me dijo que estaba tan ocupado como el día anterior pero que no podía estar más sin verme, que sería más rapidín que nunca, me urgió a que tomara un taxi inmediatamente, llegué a su oficina y me estaba esperando de pie, me abrazó, me beso y me dijo que me quitara el calzón, se alegró al ver que traía falda, se quitó el pantalón, ya la traía medio parada y se le salía por el bóxer, bajé la mano y se la agarré, al sentirme se le paró mucho más, después de un par de jalones se le puse muy dura.

Me volteo y se coloco el condón, pidió que me tocara la punta de los pies y me abrió las nalgas poniendo su nariz entre ellas, aspiró fuerte y oí claramente cuando el aire entro por su nariz y me dijo que extrañaba mi olor, estaba muy limpia, sin embargo siempre hay olor ahí. Me aplicó gel lubricante en el orificio vaginal y me penetró sin consideración, se empezó a mover como máquina, era evidente que le urgía eyacular y estaba usándome para ello, el dolor hizo que primero fueran pujido y gemidos de mi parte que se convirtieron en gritos, casi alaridos, soltó mis caderas y me tapó la boca para ahogar mis gritos, sabía que con pedírmelo no me haría callar.

Esa posición hizo que me penetrara más profundamente, me dolió más motivando mayormente mis gritos que afortunadamente sus manos podían acallar. Cuando sintió el deseo de eyacular aumentó la velocidad y en lugar de tapar mi boca colocó sus dedos en las comisuras de mi boca estirándome los labios causándome dolor. Afortunadamente el proceso de eyaculación no fue muy largo, en un minuto terminó, la penetración duro tres o cuatro minutos según yo, la tenia tan parada que a pesar de haber eyaculado aun la tenía muy gruesa y no podía sacármela, con una mano tomó mis nalgas y con la otra se agarró la base de su miembro y tratamos de jalar, yo hacía adelante y él hacia atrás, no fue fácil, cuando sólo quedaba la cabeza dentro volvimos a batallar, después de varios intentos logró sacármela, nos tardamos el mismo tiempo en despegarnos que lo que duró el coito.

Una vez que nos vestimos y a punto de despedirnos me pidió que me fuera sucia como a él le gustaba, asentí y me dijo que le hacía falta verme, le dije que el día anterior no nos habíamos visto porque él no había podido, se disculpó y se llevó la mano al bolsillo, sacó unos billetes que al parecer ya tenía separados y me dijo que era lo del taxi de “ayer y hoy”, le comente que no tenía porque darme lo del día anterior ya que no nos habíamos visto, y dijo que yo lo acababa de decir, que no nos habíamos visto por su culpa y no por la mía, no discutí más.

Salí a la calle dispuesta a llamar a PonchI, le diría que iría a su casa a bañarme y pensé, si me coge ni modo, si me hace lo que a Ross ni modo, y si no me hace nada mejor, seguía sin importarme el dinero, si me lo daba o no me era indiferente. Lo que me interesaba además de bañarme era hablar con él, quería averiguar todo lo que fuera posible, desde lo que pensaba de Ross y de Perla, no lo pensé dos veces y lo llamé.

viernes, febrero 23, 2007

No pudo conmigo, deseaba a mi amiga y me quería presentar a otro, seguía mi buena suerte…

Le llamé y me pidió que fuera a verlo inmediatamente, siempre con su voz amable y entusiasta, me pidió que tomara el primer taxi.

Pensaba dedicarle dos horas a ambos, como la visita a ÁngelU no me había llevado más de veinte minutos, tenía tiempo para conversar con PonchI respecto a Perla y sus impresiones de Ross.

Llegué y en esta ocasión fue más directo, me recibió muy efusivo, me abrazó, me besó y tomándome por la espalda, sin mayor preámbulo nos dirigimos al cuarto. Me dijo que me desnudara y él hizo lo propio, dijo que me recostara y se acercó a mí, comenzó a besarme, bajó su mano a mi pubis y comenzó a buscar mi clítoris, una vez que lo encontró trazó movimientos circulares con la yema del dedo. Es una parte tan sensible que aunque no estés erotizada comienzas a sentir “mariposas en el estómago” con los respectivos gemidos que brotan sin planearlos. PonchI notó que estaba húmeda debido a que venía de visitar a ÁngelU, lo noté en sus ojos, como cuando recibes un regalo superior al que esperabas, así que no tardó en dejar su dedo y remplazarlo por la lengua, al sentirla mis gemidos se intensificaron lo cual hizo que PonchI se enardeciera y con fuerza, tomara la parte interna de los muslos y me abriera hasta donde mis coyunturas lo permitían.

Siguió lamiéndome la vulva con vehemencia, lo que buscaba era beber mis jugos, ÁngelU como él, tenían preferencia por la vulva muy húmeda y jugosa en vez de una limpia, este jugueteo de su lengua me excitaba más y me hacía emitir más sonidos guturales y nasales. Cuando sintió que no había más líquido que beber se incorporó y se acostó sobre mí, no la traía parada y aún así me alarmé y me puse en estado de alerta por si acaso quería penetrarme sin condón. Me besaba, movía sus caderas para que nuestros pubis se encontraran, sentí su verga dormida toqueteando mis labios y palpitando sin lograr la erección.

Sin decirme nada dejó de besarme y moverse, se levantó y de rodillas vino hasta mi cara, se tomó el miembro y pegó la punta en mi mejilla y empezó a hacer movimientos con el pene como si estuviera escribiendo y el hilillo de semen que brotaba fuera la tinta, me lo hizo en ambas mejillas y a pesar de que no logró la erección salió un chorro considerable de semen a mi rostro, se recostó junto a mí rodeándome con su brazo y entendí que la sesión había terminado.

Para no hacerlo sentir mal inicie la conversación, le dije que si el no hubiera querido que fuera de todos modos le pediría que me dejara bañar y me pregunto si había ido con ÁngelU, a lo cual respondí afirmativamente, le pregunté el porqué había aceptado que fuera si seguí cansado, su respuesta me fue familiar, la tenía fresca en la memoria, dijo que su departamento parecía un lugar triste si no había gemidos de mujer, que por eso me había acariciado y lamido, sólo para robarme algunos gemidos y agregó que había algo que él llamaba estar saturado de sexo y pero que no le dejaban de gustar las mujeres y necesitaba su compañía y todo lo que conllevaba eso, sus voces, sus gemidos, sus perfumes, sus olores, etc.

Aproveché que dijo mujeres y le pedí que me dijera le había parecido Ross, me dijo que le encantaba y que le traía muchas ganas, sabiendo que le preguntaría si ya se la había aventado él esquivaría la pregunta le dije que Ross me había platicado lo del sábado y lo del día anterior y que me dijera que le parecía sexualmente, repitió que le traía unas ganas descomunales, que le encantaba física y mentalmente y que esas ganas crecían por no haberla tomado plenamente. Fue insistente al preguntarme si no había problema conmigo, le respondí que no, y que si estaban bien y se gustaban, pues adelante. Me preguntó más cosas de ella, le confirmé que era de buena familia, de buenos modales y que a pesar de estar loca tenía buen gusto al hablar y jamás decir nada fuera de lugar, dijo que lo había notado desde el sábado en que se dio el juego de palabras, que notó su inteligencia, que eso era de lo que le había cautivado de ella.

Después de una pausa cambié la charla hacia Perla, respecto a ella PonchI fue esquivo, me dijo que también era de buena familia, de clase media, a diferencia de clase media alta de Ross y que también sabía comportarse en cualquier circunstancia. PonchI también sabía aprovechar las pausas y me dijo que debido a que yo no me había portado egoísta y le había presentado a mi amiga, que si me parecía él en un futuro cercano me presentaría a otro amigo para que no quedara confinada a ÁngelU y a él, y de esta forma yo tendría más variedad. Me dejo helada y sin palabras, sentí hielo por mis venas y no sangre, al ver mi reacción dijo que no me presionara, que lo más conveniente era que en los días siguientes tocaríamos el tema, y que recordara que jamás haría nada sin que yo estuviera absolutamente de acuerdo.

Cuando me repuse de la impresión le pregunté que donde lo conocería y me pidió que no me preocupara, que para empezar sólo se daría si yo quería, que lo dejara a él y que siempre sería en un lugar donde yo me sintiera en confianza y segura. Mitad en broma y mitad en serio comente, que no era tan loca y aventada como Ross, PonchI asintió y dijo que ya lo había notado, y que también era más tranquila aunque no era una “sedita” y yo sonreí. La sonrisa es un síntoma de relajación ante una situación de tensión, como era la de conocer a otro hombre.

PonchI aprovechó para decir que ya que iría a verlo toda la semana, hablaríamos más para disipar las dudas que tuviera y ver si me animaba a “conocerlo” el siguiente fin de semana, recalcando el hecho de que se daría la situación siempre y cuando la aceptara, y que no pasaría nada que yo no quisiera nunca. Seguía sin convencerme y se me notaba en la cara, me dio otra opción, dijo que si me parecía haríamos una reunión el fin de semana con Perla, Ross, ÁngelU, su amigo y él, me pareció menos tensionante y al notármelo agregó que si yo tuviera que estar con un hombre que preferiría y comenzó a darme opciones y le fui respondiendo de acuerdo a mis gustos, le pregunté si tenía a alguien en mente y contestó que por eso me cuestionaba respecto a mis preferencias para presentarme a alguien que se acercara a lo que le había respondido, “si te voy a presentar a alguien, será al que no te haga sentir mal, ni que te moleste, te lo aseguro dijo”.

Sus palabras fueron resonando en mi cabeza a bordo del taxi de regreso a casa, me había dado “para el taxi”, no recuerdo la cantidad, estaba nerviosa, asustada y excitada, los siguientes días en especial el siguiente, debería tener claridad al respecto, sabía que PonchI tocaría el tema, así que usaría los momentos de descanso de ese día para aclarar mi mente y estructurar las preguntas que le haría y me dije; “sí, “mañana será un día importante….”

lunes, febrero 26, 2007

Nuestro encuentro me dejo mas dudas…

Los siguientes días visite únicamente a ÁngelU, el sexo en su oficina siempre era satisfactorio para mí, ya que se trataban de auténticos rapidines.

PonchI había querido descansar un día más y vio a Ross a solas, ella me estaba “sustituyendo” y no me parecía mal, PonchI me lo dijo y lo celebré porque consideraba que mi amiga necesitaba más sexo que yo, y con PonchI se desintoxicaría del sexo con niños pendejos que no tienen noción, así que aproveché para buscar a Perla para salir a platicar ampliamente, la encontré y aceptó mi invitación a cenar.

Conforme transcurría el tiempo nos fuimos relajando y comenzó a hablar de ella, vivía en una colonia alejada de la mía, de buena familia y estaba en la universidad, tenía diecinueve años y hacía dos que conocía a los “galanes”. Los conoció por medio de una amiga, la cual entendí que también formaba parte del “grupo cerrado” que formaban, en el cual estaban algunos hombres y varias chicas de nuestra edad, las cuales según Perla ninguna era prostituta.

Aproveché para preguntarle por qué nos daban lo “del taxi” y mencionó que era un estímulo, todas las del grupo eran jóvenes y podrían no tener manera de desplazarse, en cambio con lo del taxi nada las detendría. La conversación tomó otro rumbo, me dijo que si me había aburrido de ellos podría presentarme otros del mismo “grupo” y me pregunto si quería conocer caballeros de buen nivel sin problemas, amables, libres de drogas y que jamás olvidarían “lo del taxi”, le respondí que no me gustaría que si ella me los presentaba seríamos dos mujeres, y que no era muy afecta a los tríos de dos chicas y un hombre, dijo que eso no sería problema, que ella nos presentaría y de ahí en adelante todo seria por mi cuenta y del hombre que yo eligiera.

Le comente que PonchI me había ofrecido lo mismo y me miró preguntando “qué esperas”, quise saber si estaba segura de que los mismos hombres que ella conocía y me presentaría serían los amigos de ellos y respondió afirmativamente, sembrando una duda más, ya eran tres dudas, aceptar el ofrecimiento de PonchI, aceptar el de ella, o rechazar ambas.

Pasaba el tiempo y percibí que nos sentíamos más en confianza y lo constaté cuando dijo que ahora ya no los necesitaba, pero que por ellos había conocido cosas que jamás imaginó, le pregunté que si se refería a erotismo y sexo y respondió que así era, que ya me comentaría con calma, pensé que mi amistad le agradaba y quería que nos siguiéramos viendo lo cual facilitaría saber más cosas con facilidad.

Le pregunte si había hecho otras cosas además de tríos con ellos y dijo de manera contundente que lo que podía decirme en ese momento para aclarar mi mente era que con ellos yo no haría nada que no estuviera dispuesta, que ellos hacían muchas cosas pero nunca sin el consentimiento de alguien, tenía mas dudas, quería saber si se la habían cogido por el ano o si tenía amigas dentro del “grupo”, sentía confianza pero no tanta, no supe como preguntar.

Le comente que una amiga estaba viendo a PonchI y que por eso no lo había visto en semanas, dijo que era natural que los hombres siempre se iban por la novedad, aunque a la larga se asienten, asentí sin darle importancia, nos despedimos y le reiteré mi invitación a cenar la siguiente semana, antes de levantarme me pregunté si todos cogen como parece ser, si toda la gente que estaba en el restaurante cogería y se degeneraría con la frecuencia que pueden, porque hasta donde se, esta prohibido coger en restaurantes, parques y calles, hasta los que lo prohíben lo hacen…

martes, febrero 27, 2007

De viaje

Queridos amigos se me acumuló el trabajo, salí de viaje y por lo tanto hoy no habrá post, de ser posible mañana actualizaré.

Gracias y saludos.

miércoles, febrero 28, 2007

No hay nada mejor que coger caliente y rápido

El viernes le llamé a ÁngelU y me pidió que lo fuera a visitar, continué con la rutina del taxi, de subir el edificio de oficinas hasta llegar a la de él. Como había bajado la dosis de sexo esa semana mi deseo había aumentado, no se lo comente para no darle pretexto de convertir los rapidines en sesiones maratónicas así que traté de disimular, de cualquier forma siempre gemía y gritaban al grado de que me tenía que tapar la boca, independientemente de la posición en la que estuviéramos.

Al entrar nos desvestimos rápidamente, me dio un beso corto, me voltio y me hizo tocar el suelo con los dedos de las manos,

posición bastante común para que me hiciera oral mientras me empinaba, sin embargo en esta ocasión al abrirme las nalgas y darme la primera lamida exclamó con asombro que estaba más húmeda de lo normal, sólo acerté a decirle que había caminado mucho.

Como necesitaba sexo y me lamió muy bien el ano con la punta de la lengua describiendo círculos, mi excitación fue en aumento hasta estar a flor de piel, también se excitó mucho y lo noté cuando después de que terminó con el analingus, me pidió que se la mamara y ya tenía semen colgándole en forma de hilo, le lamí la punta y alrededor de la cabeza para metérmela limpia, de la excitación que traía logré un ligero orgasmo mientras se la chupaba, afortunadamente para mí él también estaba excitado, al poco tiempo pidió que me detuviera y me colocara de la forma anterior para penetrarme, ahora era yo la que traía un grueso cordón de líquido vaginal entre las piernas que se deslizaba hasta la rodilla, de haber permanecido hincada hubiera manchado la alfombra.

Cuando logre la posición que pedía sentí sus manos abriéndome las nalgas, la punta de su pene en mi orificio vaginal, imagino que el condón lo tenía en las manos cuando le hacia oral, empujo con fuerza desde el principio, por mi excitación no me dolía que me clavara los dedos en las nalgas, me penetraba con tanta fuerza que empujaba mi cuerpo hacia delante y me detenía por las caderas.

Tuve otro orgasmo, no de los que te revientan el cerebro pero si relajan, fue satisfactorio y oportuno debido a la necesidad que traía. Al poco tiempo eyaculó violentamente dentro de mi vagina con el condón de por medio, trató de ahogar su gritó e hizo que se oyera como un gemido gutural de un animal salvaje en celo, no permitió que me incorporara, se quitó el condón y pasando la punta de su verga por mis nalgas dibujaba una línea con su semen, me agarró las nalgas, las apretó y sacudió para que la viscosidad se diseminara a lo largo de la raya.

Antes de vestirme saqué pañuelos faciales para limpiar la humedad que escurría, me dijo que no me limpiara, que recordara que le gustaba mandarme tan sucia y húmeda como fuera posible, le respondí que ese día andaba más que en otras ocasiones, que mancharía mi ropa interior y las manchas no se quitarían por más que lavara y quedaría amarillenta como percudida. Me insistió que no lo hiciera, que si me iba sucia su excitación duraba hasta el día siguiente y por eso me recibía así de contento y que además con “lo del taxi” podría comprarme otro calzón igual, no supe que responder ya que el dinero seguía sin importarme, sin embargo me llegó como ráfaga la idea de ir al baño del edificio y colocarme papel a manera de toalla sanitaria, el calzón no me importaba, pero una mancha en la parte trasera de la falda sí.

A regañadientes acepté con tal de que no perdiera la excitación, se metió las manos en ambas bolsas y extrajo dinero, me tomó de la muñeca y lo puso en la palma de la mano, me dio un beso, tomó mi monte de Venus y mis nalgas, presionando hacia arriba para que la tela se impregnara de mis jugos y me dijo que más tarde hablaría con PonchI para saber a que llegaría conmigo al fin de semana.

Fui al baño y me coloqué las toallas, no quise limpiarme, después de todo PonchI me prefería así y estaba a punto de llamarlo, de no verlo me iría a un restaurante y ahí me asearía con calma, mejor pensé que le pediría a PonchI que me recibiera aunque estuviera con Ross, sólo iría a bañarme. Tan poco me importaba el dinero que ni siquiera pensé en contar lo que me había dado ÁngelU, salí del edificio y llame a PonchI quien me dijo que fuera, que le urgía verme y tenerme, me extrañó ya que toda la semana había visto a Ross, solo le dije que tomaría el primer taxi que pasara.

En el taxi recordé a Perla, me dije que le preguntaría si alguno de ellos le había hecho el sexo anal, de ser así los habría “mal acostumbrado” y no tardarían en pedírmelo a mí, en especial el fin de semana.

Tengo la idea que un hombre que prueba sexo anal no lo deja de disfrutar, y a cada mujer que conoce se lo pide y se lo hace, y si ella no se lo da, a él se le hace poco lo demás. En esos tiempos mi obstáculo era el dolor, hoy en día es otro el motivo, del cual hablaré en su momento.


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Nota*

Sigo de viaje, pero me di un tiempecito para escribir el post de hoy, por eso no he respondido los comentarios ni he visitado los blogs de ustedes.


Hasta pronto.

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