Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

lunes, 22 de septiembre de 2008

“Circulo de Convivencia…”

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Cerré la boca y apreté los dientes todo lo que pude. Es el mismo procedimiento que cuando tragas saliva sólo que lo que tienes en la garganta es mucho más grueso, se atora, se pega a las paredes y tarda en pasar. Yo seguía hincada y era literalmente el foco de atención. Sentía las miradas de todos como si observaran el espectáculo más importante o más difícil de todo lo acontecido ahí.
Tragué saliva varias veces, miré hacia arriba y vi que los ojos de todos estaban puestos en mí, expectantes, como si esperaran de mí algo más… De nuevo hice la seña con la mano pidiendo agua y alguien me respondió, “Ya viene”. Asentí con la cabeza y seguí tragando. Ya había pasado casi todo cuando por fin llegaron con el vaso de agua. Bebí casi completo el contenido, con lo cual se me aclaró la garganta. Al terminar emití un sonido gutural de satisfacción como cuando bebes una gaseosa fría que te refresca por dentro. Al hacerlo, todos los demás me aplaudieron y vitorearon como a una especie de heroína. Después de todo, era la única en esa habitación capaz de hacer lo que recién había logrado. Ninguna de las chicas lograban tragar tanto, además no les apetecía, lo cual, no les inspiraba a los varones insistirles mucho en ello. Quizá por eso todos me admiraban, así como yo admiraba, en especial a Ross, por muchas causas, y en ese momento en especial, a ambas, por ser tan capaces y llevar a cabo tan de buena manera las DP’s. Cada quien sus virtudes y tendencias, digo yo.
Escuché frases de alabanza por parte, en especial de ellas, es decir, quizá ellos también habrán dicho algo pero se me grabó más lo de ellas debido a que es más difícil un halago por parte de una mujer; en especial si se trata de una mujer a otra, diciéndome cosas como “¡Que chingona eres!”. Pensé mientras seguía tragando el coctel de nuestros cuatro amigos, “Chingonas ustedes… Una verga por la panocha y otra por el fundillo al mismo tiempo… Chingonas ustedes…”
Si mal no recuerdo, después de incorporarme, las tres mujeres nos sentamos en el filo de la cama. Creo que Perla y Ross, incluso se recostaron bocarriba con las plantas de los pies en el suelo, descansando o quizá, reposando el dolor, o la sensación de sus orificios que imagino les seguían punzando. Yo permanecí sentada en la orilla bebiendo el resto del vaso con agua. Los varones, no recuerdo quienes de ellos, aún tuvieron remanentes de su líbido, y tengo en mi memoria que se les hincaron a las chicas y les exploraron la entrepierna, quizá con la curiosidad de ver como quedan los orificios vaginales y anales después de una doble penetración, o más bien cómo queda toda el área en sí. Curiosidad masculina que yo asocio con la líbido y entendería mejor si fuese antes de la eyaculación. En realidad, yo estaba algo aturdida y quizá un poco exaltada por todo lo que había visto y vivido, así que no le puse mucha atención a esto último.
A alguien se le ocurrió la idea de juntar las camas y, las mujeres nos levantamos mientras los hombres hacían el trabajo físico. Dijeron que así podríamos descansar todos juntos sin separarnos. Una vez que ambos muebles habían quedado unidos, todos nos subimos y formamos una especie de “círculo de convivencia”, que realmente nos hacía sentir en mayor intimidad, mejor aún que si hubiésemos regresado a la sala.
Entonces, ÁngelU dijo algo, estoy casi segura que fue él, que a mí en lo personal me pareció genial, además de ser ciento por ciento verdadero…



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