Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

lunes, 28 de julio de 2008

“Comiendo de su mano en el charco de las ranas…”

-



Después de soltar esa risita maliciosa y pícara, que como he dicho, no le pertenecía originalmente a él, comenzó a sacármela suavecito. Sentí como la cabecita se atoró ligeramente en mi orificio vaginal hasta que lo abrió lo suficiente para salirse, sin embargo, como yo tenía las piernas cerradas, lo seguía aprisionando con los labios. Solté un gemido ahogado o un gritito semi abierto, no recuerdo bien, y empecé a sentir como su verga me recorría todos los labios de manera ascendente hasta que por fin pasó por el clítoris y quedó libre por completo.
Supongo que esa sensación tan aturdidora me habrá hecho expulsar algún otro gemido. Entonces se creó un corto silencio, en el cual, yo esperaba su siguiente orden y creo, él estaba ultimando detalles respecto a lo que planeaba hacer. Fue una pausa corta. Al término de la misma, PonchI, después de haberse dado un respiro, me pidió que me volteara. De manera muy pícara le pregunté, “¿De a perrito?” Alargando la última sílaba para enfatizar mi picardía. PonchI no se quedó atrás en picardía y emitió un sonido como “A-Á” denotando negación y con una dosis también de alegría. Esta alegría y picardía se me contagiaron y le repregunté en el mismo tono, y con cierto morbo (Y quizá con una leve sonrisa), “¿De…Ranita?”. Esta vez PonchI emitió suavemente un sonido afirmativo, algo así como “A… Jáaaa”. Y agregó “Es de las que más te gustan ¿Verdad?” Por toda respuesta me mordí el labio inferior y levanté las cejas en un par de ocasiones.
No esperé a que me lo volviera a pedir. PonchI puso una rodilla en la cama y con el otro pie puso la planta, formando un arco por abajo del cual pude voltearme hasta quedar tendida bocabajo. Entonces mi amigo me dijo: “Levanta las nalguitas”, lo obedecí de inmediato, así que agregó, “Y ábretelas, mamacita”. De nuevo hice lo que me pidió al instante mientras le recordaba, “Nomás no te vayas a equivocar de agujero, ¿Eh?”. “No, de ninguna manera, respeto mucho tus ideas, y además espero que algún día me lo des tu solita”.
De inicio puso la punta del miembro en la entrada del ano, ahí se la sentí. No dije nada confiando en él. No me equivoqué. Lo hizo sólo como una guía. De ahí fue bajando en línea recta por mi área perineal. Sentí toda esa corta trayectoria, hasta que encontró mi orificio vaginal. Esta vez sí me arremetió con cierta fuerza, metiéndola casi toda de un solo golpe. Pegó su pubis y su bajo vientre a mis nalgas y se abalanzó hacia adelante. Su peso me hizo volver a pegar mi vientre a la superficie de la cama. Entonces, puso su cara junto a mi mejilla y a mi oído. Algo me dijo, no recuerdo qué. Y como yo me había volteado muy rápido porque me excitó la idea de hacerlo de ranita, no puse atención si ya habíamos logrado lo que PonchI deseaba, así que cuando tuve su boca casi en mi oído, en voz baja le pregunté si ya había logrado su objetivo. En pocas palabras me dijo que sí, así que de manera algo suplicante le pedí, “Entonces dame a mí, ¿Sí?”. “¿Quieres que te coja fuerte?” Me respondió. Y con una mezcla de tono suplicante y pícaro le respondí afirmativamente.
PonchI comenzó a arremeterme con toda la fuerza y hasta violencia de la que podía ser capaz, aunque no fuera su costumbre. Pero esta vez, era yo misma quien abiertamente se lo pedía. De hecho, se lo suplicaba. Cerré los ojos y empecé a dejarme llevar y disfrutar de ese placer que sólo viviéndolo se puede comprender a cabalidad. Además, de que si un defecto tiene, para mí, la posición de ranita es que no tienes libertad para ver nada. Sientes todo, pero no ves ni madre… Así que lo mejor es cerrar los ojos y dejar que el macho haga todo el trabajo…Pero debo decir que, la sensación de aprisionamiento que experimentas, es un delicioso suplicio. Por eso siempre me ha encantado.
Al muy poco tiempo (para mí) PonchI me advirtió que ya sentía ganas de venirse. Asentí con la cabeza para condescender con él, ser recíproca en su sempiterna amabilidad, aunque a pesar de haberme hecho venir dos veces, sentía que quería un poquito más. Así que le dije, “Dame todo lo que tengas (o lo que te quede, no recuerdo bien)”, y PonchI comenzó a moverse más fuerte, al grado que la vulva comenzó a punzarme y volví a gemir, está vez de forma desbocada…
En este momento en el que escribo, solté una carcajada… Me puse a pensar que, con razón, PonchI traía a Ross comiendo de su mano…



-

4 Comentarios:

  • A la/s julio 28, 2008 12:01 p.m., Blogger baplun dijo...

    La verdad que lo que has narrado en este post,no tiene comparacion, los detalles son magnificos y de hecho hasta voltee a mi cama a ver si lograba imaginarte en las posiciones que has descrito.

    Seria un mentiroso y te digo que no senti, al leer esta cronica un deseo tal que hasta experimente en algunos momentos cierto grado de ereccion, en algun momento pense que seria por el periodo de abstencion obligatoria que esta cierto punto sera por determinacion propia, pero no creo, que haya sido por eso solamente, es que tu obligas a sentir y pensar en momentos excitantes como los que has descrito, solo vivo se siente asi, solo vivo se puede experimentar sensaciones tales, solo vivo para leerte y darte las gracias por tan magnificas narraciones.

    Mi niña, cuidate mucho, bye.

    P.D.: te reitero que estoy rendido a tus Post.

     
  • A la/s julio 28, 2008 12:02 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

    Uffff ya buen rato de que no comentaba en la cronología, ha estado bueno éste relato.

    Saludos Tina

     
  • A la/s julio 28, 2008 1:49 p.m., Blogger Tina Marie dijo...

    -


    Baplun:
    Como siempre, no sé qué decirte...
    Muchas Gracias!!! =)
    Saluditos.



    -

     
  • A la/s julio 28, 2008 1:49 p.m., Blogger Tina Marie dijo...

    -


    Javier:
    Me alegra que te haya gustado este post. =)
    Saluditos.



    -

     

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal