Extasiada y muy mojada, me disponia a hacerlo con los tres

Mientras GusG continuaba “masturbando” mis tetas con movimientos vibrantes de adelante hacia atrás, ÁngelU desde atrás tomó suavemente mis caderas para no entorpecer mi ritmo al bailar, tomó mis nalgas y las levantó imitando una balanza, lo mismo que habían hecho con mis senos momentos antes.

Esta maniobra fue más difícil ya que las nalgas no penden de la misma forma que los senos, sin embargo pude bailar con las manos de ÁngelU en mis nalgas, gracias a que baje la velocidad. Ya casi no movía las caderas, si acaso los pies, me encontraba inclinada con las nalgas paradas y miré a GusG a la cara, su mirada de excitación, deseo y desasosiego que no le conocía, bajé la vista a su entre pierna y vi un bulto bajo el pantalón y una mancha de humedad, y me pregunte, se habrá venido o simplemente esta goteando.

PonchI le pidió a ÁngelU que le cediera su lugar atrás de mí, agarró mis nalgas para subirlas y a bajarlas al mismo tiempo, sopesándolas. Por estar “bailando” no noté que ÁngelU había acercado una silla en un claro entre los muebles de la sala. En algún momento dejamos de bailar y me dijo que me acercara, lo hice y me pidió que hiciera un “Lapdance”, abrí los ojos en señal de no entender, me explicó que me sentara en sus rodillas y me pusiera a “bailar”, me coloqué a horcadas en sus muslos, doble las rodillas y coloqué mis nalgas en su regazo de espaldas a él, me dijo que me moviera, sin entender lo que ÁngelU tenía en mente volteé a verlo, encogí los hombros y arqueando las cejas le di a entender que no sabía que quería, repitió que me moviera al ritmo de la música, lo hice y poco a poco fui captando la esencia del “baile” que no es otra cosa que restregar las nalgas en el pubis del hombre. Cuando adquirí confianza recargué mi espalda en su pecho y relajé mi cuerpo para comenzar a tallarme contra ÁngelU. Pasó sus manos por debajo de mis brazos y tomó mis senos, “el baile” se había convertido en una relación sexual, mis movimientos eran los de una mujer teniendo sexo en la posición “de a caballo”.

Quizá por malicia, por morbo o por erotismo se me ocurrió manchar su pantalón con mis líquidos vaginales, así que abrí las piernas inclinándome todo lo que pude y empecé a mover las caderas de modo que se abrieran mis nalgas hasta que mi ano y vulva tocaran su pantalón. Aparentando excitación, que tenía y mucha, empecé a restregarme contra su entrepierna, cuando estuve más fría noté que había tenido éxito, no dije nada pero lo consideré un triunfo, no sé por qué y hoy sigo sin saberlo.

Después de tallar mis intimidades sobre él por largos momentos los otros dos se acercaron, pensé que querían que les hiciera lo mismo, sin embargo me cargaron para llevarme a la habitación que tenían destinada para el cuarteto. Una vez ahí era de esperarse que por fin tendría relaciones sexuales con los tres, pero no fue así, ni inmediatamente. Me colocaron sobre la cama boca abajo, no sabía que me harían, me entró miedo pero estaba enloquecidamente excitada para negarme, ni siquiera hice el intento y permanecí acostada con mi cara sobre la cama y comencé a sentir nalgaditas con ritmo, muy rápidas, como si mis nalgas fueran tamborcitos de un bongosero, la sensación fue perturbadora, deliciosamente afrodisiaca, enloquecedora y empecé a mover mi trasero de un lado para el otro para que me cosquilleara todo el cuerpo.

Conforme pasaba el tiempo el nalgueo siempre fue uniforme, ni acelerando ni lento, fui parando las nalgas llevada por una fuerza superior hasta quedar como perrito con mi cabeza clavada en la cama y mi cola apuntando al techo. Estos hombres conocían a las mujeres y sus reacciones, seguramente sabían que terminaría por parar las nalgas por completo, lo más probable es que yo no fuera la primera a la que le hacían eso, ni en grupo o uno por uno. Hubo una pausa que significaba que habría “cambio de turno”, nunca supe quien me nalgueaba, en la pausa aprovecharon para hacerme oral, el primero fue GusG viendo mis genitales y cola como una sola pieza, un solo paquete.

Mientras GusG lamía mi Monte de Venus hasta las nalgas, los otros seguían tamborileándome las nalgas, ahora tenía dos manos golpeadoras, no recuerdo quien siguió a GusG, todos pasaban de la vulva al ano oralmente, se sentía la diferencia entre ellos, GusG describía una línea con la punta de su lengua mientras que los otros dividían el trabajo, primero atendían la vulva y luego el ano aunque lo hicieran en conjunto se sentía diferente. GusG utilizaba una técnica que me dejaba más limpia, siempre fue así, y esta vez no fue la excepción, cuando terminó conmigo había quedado bastante limpia para quien siguiera, completamente empinada sentía el fresco de su saliva al contacto del aliento que le siguió.

En ese momento ya estaba lista para lo que fuera, para lo que hubiera, y vaya que habría mas…