"Temas Post-Pira..."

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Al salir de bañarme, los viejitos me esperaban sentados en la sala. Me demostraron su agrado por mis servicios y buena disposición para llevarlos a cabo.
Siempre que terminaban nuestras piras y salía de bañarme, nos sentábamos en la sala y ellos continuaban tocándome mientras conversábamos respecto a sus impresiones de la misma o a cualquier otra cosa. Buscaban pellizcarme la vulva uniendo mis dos labios y luego apretando, ya fuera debajo del pantalón, o la falda o vestido que trajera. También me pellizcaban los pezones, intentando adivinar su ubicación abajo del brassiere y la blusa, colocándolos entre sus dedos y oprimiendo fuerte pero sin llegar a lastimarme.
Por mi parte, simplemente hacía caso omiso de sus acciones. Yo seguía la conversación o escuchaba lo que decían como si no sintiera sus dedos, estando tranquila de que con ellos ya no habría más coitos por ese día, puesto que muy difícilmente lograrían otra erección.
Como esa ocasión fue mi primera pira con cuatro hombres, tenía la duda respecto a quien era “ElOl”. Resultó que era un empleado, o algo así de V3, con el que tenían la suficiente confianza para “aventarlo por delante” para “allanarles el camino” y prepararme más al gusto de ellos.
Por mi parte, a mí, todo en general me había parecido bien. Por una parte, rompía un récord personal mío. Nunca había estado con cuatro hombres en una pira. Y por la otra, como ya he dicho antes, en los servicios especiales se cobraba el doble. Es decir, si yo cobraba, por decir un número, diez pesos por un servicio completo normal, en un trío o pira cobraba el doble por persona. De esta manera, en una pira de cuatro hombres, terminaba ganando ochenta pesos, tal como si hubiese estado con ocho hombres diferentes en servicios completos normales. Por eso me eran tan convenientes los servicios especiales.
También me preguntaron qué me había parecido “ElOl”. Encogí los hombros, asentí con la cabeza y dije algo como que no me molestaría volver a trabajar con él. Quise darles a entender que no me había gustado pero, al mismo tiempo tampoco me había disgustado, y que no rehuiría volver a trabajar con él. Creo que también entendieron entre líneas que tampoco me molestaría si lo sustituían por otro, o incluso, si aumentaban el número de participantes masculinos en la pira.
Siempre busqué de que en esas reuniones post-pira, se tratara de alguna manera el erotismo. Sentía que el erotismo entraría más por sus oídos que por sus manos. Así que una vez, quizá ese mismo día, no lo recuerdo pero es casi seguro que sí, mientras tenía mis senos ocupados por las manos de dos de los viejitos, y mi vulva por la de uno de ellos, les dije que, quizá una de las mejores formas de llevar una pira, era que la chica se pusiera en cuatro y los hombres la atacaran desde atrás, que incluso podrían turnarse para no cogérsela de principio a fin, sino cogérsela un rato y luego sacársela, sin eyacular, para que otro tomara su lugar y, que de esa manera, todos podían metérsela a la chica varias veces hasta terminar. Este sistema lo había aprendido de mis tres amigos, que para ese entonces ya eran más y que más adelante contaré. Recuerdo que los viejitos abrieron mucho los ojos y voltearon a verse entre sí. Les había gustado mi idea.

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