"En este oficio, cada minuto, una sorpresa..."
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Como dije antes, el amigo no traía encima la suma total que me debía. Don Abarroto le completó… Tiempo después, a decir verdad, bastante tiempo después, puesto que seguía siendo muy novata en ese entonces, llegué a la conclusión que ambos hombres habían llegado a un arreglo entre sí: Ya que Don Abarroto no estaba comprometido a pagarme, se habrían puesto de acuerdo para que ambos pusieran la mitad de mi tarifa, de esta manera serían dos por uno y medio (dado que los tríos se cobran más caros). En el fondo todos saldríamos ganando si el par de viejos no hiciese nada más allá de lo acordado. Como sucede a menudo en esos ambientes, los hombres tienen experiencia gracias a la abundancia de chicas que hay disponibles. Era de esperarse que lo que habían hecho conmigo, lo hacían con cierta frecuencia con otras, incluyendo a Ross.
Ya me había guardado el dinero en el pantalón y el amigo estaba expectante a que me levantara la blusa para mostrarle los senos. Así lo hice, luego me aflojé el brassiere para que mis senos quedaran libres y a la vista. Como lo había esperado, me los tomó de la parte de abajo, los levantó, acercó su cara y comenzó a besármelos. Para no estorbar y que acabara de una vez, levanté los brazos todo lo que pude y el viejo continuó chupándome los pezones tomándome de la cintura. Fue subiendo sus manos hasta posar sus dedos atrás de mis hombros, colocando sus pulgares en mis axilas. Al mismo tiempo iba subiendo su boca por mis senos hasta llegar casi al cuello y descender nuevamente hasta el punto inicial.
Luego fue bajando sus manos hasta la pretina de mi pantalón y comenzó a desabrocharlo. Una vez que lo aflojó, me lo bajó y dejó de mamarme los senos para concentrarse en bajarme el calzón. Como me encontraba de pie, no le fue fácil maniobrar, así que se limitó a hurgar entre mis pelos hasta que pudo abrirse paso someramente y llegar a la unión de mis labios mayores. Empujó un poco y logró meter algo así como medio dedo entre los labios menores. No me dedeó gran cosa. Se conformó con sacarme el dedo y llevárselo a la nariz. Después de lo cual me pidió que le diera la espalda y que me empinara un poco. Le di gusto y me apretó las nalgas, luego me las abrió. Sentí que me las tenía abiertas por unos momentos aunque no sentí que hiciera nada más. Sólo las estaba observando a ellas y lo que contenían en el medio.
Sin soltarlas, las dejó que se unieran nuevamente y comencé a sentir que me las besó para después darle unas mordiditas. Reaccioné levemente al pedirle que no me mordiera, no me dolía gran cosa pero era necesario ponerle un ligero freno. Después de un buen lapso de volverlas a besar y lamer, me las soltó. Con ello me dio a entender que ya había desquitado mi paga.
Inmediatamente me subí la ropa y me puse la blusa y el calzón. Volvieron a decirme respecto al trato que habíamos hecho. De nuevo les respondí afirmativamente y me dirigí a la tienda para irme de ahí. No quise ni siquiera usar el baño para lavarme para que no “se les ofreciera” algo más.
Probablemente en ese mismo día, más tarde, o quizá un día o dos después, saliendo de la tienda para ir a casa después de trabajar bastante, tomé el camino opuesto a donde cogía el transporte urbano. Quise rodear y no pasar por el depósito de Tontón para evitar clientes que me demorarían demasiado.
Iba caminando frente a una casita que se veía muy antigua y escuché el típico sonido para llamar la atención un “shhht”, volteé y en una especie de porche de esos de las casas antiguas, muy pequeño, como si fuera un cubículo de un metro cuadrado, más o menos, se encontraba un viejito que se veía mayor de edad que cualquiera de los que había tratado en ese barrio, incluyendo a Don Farma y a Don Abarroto, haciendo una señal con la mano para que me acercara. Ya que se encontraba atrás de una reja y yo en la banqueta a plena luz del día, me aproximé a él, quien me haría una pregunta…
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Como dije antes, el amigo no traía encima la suma total que me debía. Don Abarroto le completó… Tiempo después, a decir verdad, bastante tiempo después, puesto que seguía siendo muy novata en ese entonces, llegué a la conclusión que ambos hombres habían llegado a un arreglo entre sí: Ya que Don Abarroto no estaba comprometido a pagarme, se habrían puesto de acuerdo para que ambos pusieran la mitad de mi tarifa, de esta manera serían dos por uno y medio (dado que los tríos se cobran más caros). En el fondo todos saldríamos ganando si el par de viejos no hiciese nada más allá de lo acordado. Como sucede a menudo en esos ambientes, los hombres tienen experiencia gracias a la abundancia de chicas que hay disponibles. Era de esperarse que lo que habían hecho conmigo, lo hacían con cierta frecuencia con otras, incluyendo a Ross.
Ya me había guardado el dinero en el pantalón y el amigo estaba expectante a que me levantara la blusa para mostrarle los senos. Así lo hice, luego me aflojé el brassiere para que mis senos quedaran libres y a la vista. Como lo había esperado, me los tomó de la parte de abajo, los levantó, acercó su cara y comenzó a besármelos. Para no estorbar y que acabara de una vez, levanté los brazos todo lo que pude y el viejo continuó chupándome los pezones tomándome de la cintura. Fue subiendo sus manos hasta posar sus dedos atrás de mis hombros, colocando sus pulgares en mis axilas. Al mismo tiempo iba subiendo su boca por mis senos hasta llegar casi al cuello y descender nuevamente hasta el punto inicial.
Luego fue bajando sus manos hasta la pretina de mi pantalón y comenzó a desabrocharlo. Una vez que lo aflojó, me lo bajó y dejó de mamarme los senos para concentrarse en bajarme el calzón. Como me encontraba de pie, no le fue fácil maniobrar, así que se limitó a hurgar entre mis pelos hasta que pudo abrirse paso someramente y llegar a la unión de mis labios mayores. Empujó un poco y logró meter algo así como medio dedo entre los labios menores. No me dedeó gran cosa. Se conformó con sacarme el dedo y llevárselo a la nariz. Después de lo cual me pidió que le diera la espalda y que me empinara un poco. Le di gusto y me apretó las nalgas, luego me las abrió. Sentí que me las tenía abiertas por unos momentos aunque no sentí que hiciera nada más. Sólo las estaba observando a ellas y lo que contenían en el medio.
Sin soltarlas, las dejó que se unieran nuevamente y comencé a sentir que me las besó para después darle unas mordiditas. Reaccioné levemente al pedirle que no me mordiera, no me dolía gran cosa pero era necesario ponerle un ligero freno. Después de un buen lapso de volverlas a besar y lamer, me las soltó. Con ello me dio a entender que ya había desquitado mi paga.
Inmediatamente me subí la ropa y me puse la blusa y el calzón. Volvieron a decirme respecto al trato que habíamos hecho. De nuevo les respondí afirmativamente y me dirigí a la tienda para irme de ahí. No quise ni siquiera usar el baño para lavarme para que no “se les ofreciera” algo más.
Probablemente en ese mismo día, más tarde, o quizá un día o dos después, saliendo de la tienda para ir a casa después de trabajar bastante, tomé el camino opuesto a donde cogía el transporte urbano. Quise rodear y no pasar por el depósito de Tontón para evitar clientes que me demorarían demasiado.
Iba caminando frente a una casita que se veía muy antigua y escuché el típico sonido para llamar la atención un “shhht”, volteé y en una especie de porche de esos de las casas antiguas, muy pequeño, como si fuera un cubículo de un metro cuadrado, más o menos, se encontraba un viejito que se veía mayor de edad que cualquiera de los que había tratado en ese barrio, incluyendo a Don Farma y a Don Abarroto, haciendo una señal con la mano para que me acercara. Ya que se encontraba atrás de una reja y yo en la banqueta a plena luz del día, me aproximé a él, quien me haría una pregunta…
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12 Comentarios:
A la/s diciembre 14, 2007 1:19 a.m., Juan Díaz dijo...
hola siguiendo tus relatos, cada dia se ponen mejor, ya veremos que queria el viejito. saludos
A la/s diciembre 14, 2007 6:45 a.m., baplun dijo...
Dice un viejo refran, que de cualquier yagua vieja sale un tremendo alacran, jajaja, ese viejito parece que estaba observandote hace tiempo y la suerte te llevo a que pasara por el frente de su casa, ojala y no le haya dado un papatus, si es que pudo verte igual que el amigo de don abarroto.
De todas manera me late que el tambien queria darte un consejito.....ojala,
Cuidate mucho mi reina. bye.
A la/s diciembre 14, 2007 10:00 a.m., Anónimo dijo...
m'ta, pues creo que se salieron un poco con la suya esos vejetes, pagar menos del percio por un trío, que poca.
Y espero saber qué quería este nuevo personaje de tus vivencias.
Saluditos, cuidate
A la/s diciembre 14, 2007 10:07 a.m., Luis Ricardo dijo...
Oye Tina, muy padre la emoción final, como de telenovela. Saludos desde Puebla. ¿Oye, donQ es alguien muy importante, tú crees que si se hiciera la película de este blog, quién sería el protagonista, él o tu novio? Espero que no sea muy boba mi pregunta.
A la/s diciembre 14, 2007 12:21 p.m., juan rafael dijo...
Parece que por alli todos quieran algo de ti.
A la/s diciembre 14, 2007 5:12 p.m., Tina Marie dijo...
Juan Diaz:
Me alegra que te haya gustado el post.
Saludos.
A la/s diciembre 14, 2007 5:13 p.m., Tina Marie dijo...
Baplun:
Jajaj. Tal pareciera que lo viviste junto conmigo.
Saludos.
A la/s diciembre 14, 2007 5:14 p.m., Tina Marie dijo...
novicia:
Pues en ese negocio muchos hombres tratan de fregar a las mujeres, en cuanto a pagar menos, como puedan...
Saluditos.
A la/s diciembre 14, 2007 5:15 p.m., Tina Marie dijo...
Luis Ricardo:
Muy buena pregunta... Pero yo me debo y amo a mi novio.
Saludos.
A la/s diciembre 14, 2007 5:16 p.m., Tina Marie dijo...
juan rafael:
En ese momento no estaba consciente de eso...
Saludos.
A la/s diciembre 14, 2007 7:28 p.m., Tamujin dijo...
Ya me imagino la pregunta XD
Que tengas un excelente fin de semana!
A la/s diciembre 14, 2007 9:19 p.m., jatecha dijo...
ajua¡¡¡ a mi manera de ver las cosas esos canijos son unos zorros y ya tenian todo bien planeado saludos desde cd del carmen
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