Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 21 de abril de 2007

Tina Marie 3

martes, junio 06, 2006

Bendito Tampax


De los años que estuve en Estados Unidos aprendí varias cosas, tanto escolares como de vida, aprendí una "maña" que me serviría en ocasiones posteriores.



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Cuando se iba a celebrar una fiesta en casa de algunos amigo si una chica no quería tener sexo con algún chico nos metíamos un Tampax. Si bailaban y se alejaban de los demás para besarse y él sugería llegar al acto sexual, la chica podía esquivar la situación diciendo que estaba en sus días.



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Tiene que ser Tampax, no puede ser una toalla femenina porque existe la probabilidad de que el chico movido por la calentura nos bajara el calzón y viera que estábamos limpias. Con un Tampax nadie en sus cabales se atrevería a sacártelo. Cuando menos en teoría, así que es lo más recomendable.



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Antes de la fiesta nos reuníamos en la casa de alguna y nos lo colocábamos, siempre había una con más experiencia en como meterlo y nos dijera como, nosotras mismas nos ayudábamos. Cualquier mujer sabe que al principio no es fácil ponerlo, con el tiempo lo haces automáticamente y con los ojos cerrados.



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En ese año escolar a mis 14 años, no hubo mucho sexo que contar, estaba concentrada en mis estudios, lo "otro" lo dejaba para mis vacaciones.



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Ya con 15 tuve algunas experiencias, pero antes de eso, se atravesó el verano de regreso a casa.


miércoles, junio 07, 2006

A los 14 me decidí


He estado pensando como tocar este tema, quiero hablar sin comprometer mi anonimato, solo les diré que mi primer trabajo en general fue a los 14 años.



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Fui a pedir trabajo en un lugar donde contratan chicas para bailarinas, coristas, edecanes para eventos, Modelos, bailarinas para "Table Dance", edecanes e incluso en prostitutas para sala de masajes.



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Tenía idea que para que te consiguieran trabajo había que ser "amable" con las personas que te atendían. Amable es decir condescendiente, o lo que es lo mismo, no poner resistencia a lo que desean hacer dentro de la oficina a solas.



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En el verano con 14 años, de vacaciones en casa y con un deseo de superación. Mi familia había hecho gastos muy fuertes en mis estudios, quería generar ingresos por mí misma. Después de pensarlo algunas semanas me decidí y fui a pedir trabajo.



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Esos lugares son como cualquier oficina, bien arreglada, con buenos muebles, una sala de espera, una secretaria, algunas puertas que van a dar a las oficinas donde siempre hay una persona que está "atendiendo" a una chica como tú, que va a buscar salir adelante en la vida a cambio de mucho esfuerzo y sacrificios.



La primera vez que llegué, la secretaria me pidió que esperara a que me hablaran, las piernas me temblaban, pero estaba decidida a buscar mi futuro.


jueves, junio 08, 2006

Las puertas me cambiaron


Tomé una revista "Cosmopolitan", la hojeé, no pude leer una sola línea, además de nervios tenía la ansiedad de entrar y despejar mis dudas.



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No sé si fueron cinco o cincuenta minutos, en este momento de mi vida no recuerdo si la espera fue eterna o se fue como agua entre mis manos, sólo sé que sentía ansiedad mezclada con nervios. Cuando menos así lo recuerdo.



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Por fin llegó el momento, me hicieron pasar al despacho me dijeron cual puerta abrir. Por la puerta por la que entre hacía un par de minutos había salido una chica muy guapa, sonriente que se despidió de la secretaria y de otras chicas que estaban ahí.



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Se veía que en esos lugares, sólo chicas extremadamente guapas serían admitidas. Todas las chicas que esperaban ya se veían mujeres cuyas edades partían de los 17 0 18 años. Desde luego que algunas tenían más.



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Yo estaba en un momento intermedio entre niña y mujer, pensé que no tendría oportunidad de trabajo ahí. Aún así, giré la perilla de la puerta y entré.



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Ya estaba predestinada, mi vida estaba a punto de tomar un rumbo distinto que se fue marcando al paso de los años, y no fue hasta hace unos meses que lo viré en otra dirección.



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Detrás de esa primera puerta y otras que he cruzado, empezaría realmente a hacerme mujer, sería el principio de experiencias que muchas mujeres que me triplican la edad, no han tenido jamás.


viernes, junio 09, 2006

Con dos vueltas y una advertencia


Dentro de la oficina encontré un hombre de edad mediana, tendría 38 años, de 1.70, moreno, complexión normal con algo de panza.



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Me dijo que pasara, me vio de arriba abajo, me preguntó si era nueva, dije que sí, me pregunto si nunca había ido a una oficina de colocación, respondí que no, me pregunto mi edad, respondí tengo 14.



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Me dijo que me diera una vuelta, giré sobre mi propio eje, pidió que no lo hiciera tan rápido, que lo volviera a hacer pero lentamente, así lo hice, me hizo esperara, fue a hablar con el dueño de la agencia de colocaciones.



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Minutos después entró otro hombre, tendría 42 años, con más panza, más moreno y más canas en sus sienes, el resto de su cabeza era grisácea.



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Después de saludarme me miró desnudándome con la vista, no pronunciaba palabra, asentía con la cabeza como dándome el visto bueno, fueron segundos pero me parecieron siglos.



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Él me volvió a preguntar si era nueva, si conocía como se manejaban ahí y también me pidió que me diera una vuelta. Esta ocasión lo hice tan despacio como pensé que sería lo adecuado para que no me pidiera que lo repitiera.



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Me dijo que lo que ocurría dentro de esa oficina era secreto que nadie más debería saberlo, que lo primero que debía entender a mis catorce años que para aspirar al trabajo, pasara lo que pasara, nadie debía enterarse de lo que sucedería ahí. Esa era el requisito para trabajar con ellos y en otras oficinas similares.

lunes, junio 12, 2006

Desnuda para revisión


Recalcó lo de la discreción, le dije que había entendido, que no se preocupara, que no diría nada a nadie, asintió con la cabeza con gesto de aprobación.



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Me preguntó si estaba decidida y dispuesta a trabajar porque el trabajo es más pesado que el estudio, hay responsabilidades y tienes que hacer un esfuerzo mayor, le respondí afirmativamente.



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Hizo una pausa, rompió el silencio diciéndome que había que poner manos a la obra, lo primero que se hacía con las chicas era "revisarlas", quería decir que toman medidas y "otras" cosas.



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Con voz casual e indiferente me pidió que me quitara toda la ropa, que no me quedara en ropa interior, que estaba muy ocupado y no podía perder el tiempo con alguien que no estuviera totalmente decidida.



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Me sentí sin opción, yo había llegado ahí por mi propio pie y sabía que esas cosas pasaban. La puerta estaba muy ancha y podía salirme sin que me retuvieran contra mi voluntad.



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En esos lugares no se le fuerza a nadie, además era una gran oportunidad. Un trabajo donde las remuneraciones son más altas que el promedio en otros empleos y actividades.



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Después de cavilar en todo me fui despojando de la ropa, supongo que mi cara evidenciaba susto. Si tuviera la oportunidad de verme hoy día, me daría risa.



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Quede frente a ese hombre totalmente desnuda, solamente me deje los zapatos.


martes, junio 13, 2006

Meterme el dedo, se hizo costumbre


Me pidió que me quitara los zapatos y me acercara a la báscula que había en la pared, para pesarme y saber mi estatura. Camine con piernas vacilantes y las rodillas temblando, así me subí a la báscula.



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Hizo algunas anotaciones, me dijo que era muy alta para mi edad y muy desarrollada aunque pesaba poco, que era muy esbelta.



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Miro mi busto y el pubis diciendo:

"Mmmmmmm Ya eres una mujercita"





Esas palabras me inspiraron mucho miedo, casi terror, aún no sé por qué.



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Me dijo que no tuviera miedo que lo que estaba haciendo era rutina y todas pasaban por eso, que me acostumbraría, vaya que tenía razón, después se hace simple rutina, es como cepillarse el cabello o lavarse los dientes. Me tomo medidas de todo el cuerpo, del como lo hizo hablaré más adelante.



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Estando con los brazos abiertos formando una "T" me tocó un seno y luego el otro, explorándolos a la manera de un ginecólogo. Bajó las manos a mis glúteos y los apretó, primero suavemente y después con fuerza, dirigió su mano a mi pubis y con sus dedos índice y pulgar tomó algunos pelos y los enroscó estirándolos un poco, sin causarme dolor.



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Metió el dedo cordial de su mano derecha entre los labios mayores, hurgando hasta meterlo entre los menores, dejándolo ahí unos segundos.



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No movía el dedo, no hizo eso con el afán de excitarme ni de excitarse, sólo lo dejo "ahí". Estuvo así por unos segundos, luego hizo algo que no sé si es un acto reflejo en los hombres o un tic pero, me ha pasado en incontables ocasiones, al sacar el dedo de mis labios lo llevó a su nariz oliéndolo con curiosidad.



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Arqueó las cejas, abrió más los ojos y asintió con la cabeza como signo de aceptación, balbuceó en voz baja:



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"Mmmmm… Mujercita ya" algo así le escuché decir.



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Me dijo que siempre pedía un certificado de buena salud para poder trabajar ahí, que el certificado consistía en exámenes de sangre, orina, etc. Pero dada mi edad y mi nula experiencia lo pasaría por alto durante un tiempo pero que si seguía trabajando, me lo pedirían.



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Sin embargo había otro requisito que era indispensable y consistía en una autorización firmada por mi padre o tutor, sin ella no podría trabajar.



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Me autorizó a que me empezara a vestir e insistió que lo que ocurría dentro de la oficina es secreto. Asentí con la cabeza, me acompaño a la puerta dándome un beso en la mejilla.

miércoles, junio 14, 2006

Conocí a otro...


Pasaron meses para que me dieran la autorización. Ya no recuerdo que tuve que decir y hacer para que me la dieran.



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En esos meses mi decisión de trabajar se fue fortaleciendo aun más, había pasado por una prueba de fuego cuando menos para mí, ya sabía lo que me esperaba, no lo deseaba, sólo lo aceptaba como el precio que había que pagar.



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Conscientemente entendía que no era la primera, ni sería la última en pasar por todo eso para abrirse paso en la vida. Seguí con 14 años, era muy chica para trabajar en cualquier otra cosa, sin contar las cantidades de dinero que se manejaban ahí y que eran muy superiores a la mayoría de los demás empleos.



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Antes de regresar a una oficina de esas y ya que este es mi diario íntimo y personal enfocado a mi vida sexual, contaré una experiencia que tuve en el ínter.



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Conocí a un chico dos años mayor que yo, lo llamaré Jesús H. Fue en mi ciudad, de nuevo en verano. La situación fue curiosa y me es difícil explicar.



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Lo conocí en una disco de esas que funcionan en la tarde, en una tardeada de domingo, lugares que entre semana son para adultos y venden bebidas alcohólicas, mientras que en la tardeada sólo venden gaseosas y pastelitos estilo twinkies.



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Lo que me es difícil explicar es que salí con este chico algunas veces por espacio de 2 o 3 semanas, hubo ocasiones en que temprano en la tarde visitaba a Raúl1 y de ahí me pasaba a ver al otro muchacho.



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Por supuesto que no había compromiso con ninguno de los dos, de haberlo no los vería a ambos, mi forma de ser es no engañar. Suponía que ellos, o cuando menos uno, haría lo mismo, o sea ver a más chicas y tener intimidad con ellas.


jueves, junio 15, 2006

No me gusta que gasten


Esa tarde asistí a la tardeada acompañada por dos amigas, L y M, a las cuales he dejado de ver desde hace años. Recuerdo como Jesús H. Se acercó y me invitó a bailar, fue muy respetuoso conmigo.



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Bailamos bastante y al final me pidió mi número telefónico, se lo di sin penarlo dos veces, después de todo, era un chico amable y me gustaba.



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Aunque era algo más delgado que mi arquetipo de hombre porque todavía no embarnecía, se notaba que al igual que yo hacía deporte y era un chico sano.



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Sus facciones eran finas, de tez blanca, cabello castaño, no muy corto y algo ondulado, me gustaba lo suficiente como para no tener un motivo de no darle mi número.



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Al siguiente día me habló y me invitó a salir, acepté de buena manera, nunca me ha gustado hacer que los hombres gasten en mí, me explicaré.



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Desde que empecé en la prostitución y hasta hoy supe separar el trabajo de mi vida privada. En el trabajo, siempre quise ser la mejor, quizá lo logré o estuve entre las mejores, no soy quien para decirlo.



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Para ser la mejor deben de ser pocas las ocasiones para negarta a dar servicio. Por ejemplo, si no te gustan los golpes, si para ti es repugnante ser golpeada, evita servicios de sadomasoquismo sin importar que te paguen diez veces más que por un servicio básico.



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Por otra parte, en mi vida personal ya siendo prostituta, si algún chico demostraba interés en mí y no sabía de mi oficio y simplemente le interesaba como mujer, evitaba hacerlo gastar en demasía, sólo aceptaba invitaciones donde él tuviera que gastar, las demás prefería que nos viéramos donde no tuviera que hacer gastos fuertes.



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A los 14 años ya pensaba de esa manera, si te quieres dar a respetar, que tengan respeto honesto por ti, sin caretas, no abuses de los hombres, no los hagas gastar por gastar.



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Un hombre de verdad respeta más a una mujer que no busca verle la cara de tonto aunque le haga oral o le deje besar sus pezones, que a una mujer que trata de pasar por santa y sus intenciones son viles.



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Como decía, acepté su invitación, fuimos a comer helado, en la segunda invitación, ya me tomaba por la cintura y nos besamos.



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Mi experiencia sexual con él empezó en la tercera cita.


viernes, junio 16, 2006

El hueco del callejón


En esa tercera cita Jesús H, me invitó al cine, una vez en la sala, se sentó y rodeó mi hombro con su mano. En un movimiento que hicimos de reacomodo pasó su mano debajo de mi brazo. Traía una blusa de tirantes, recuerdo una ligera sensación de cosquilleo en mi piel abajo del brazo.



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Durante el transcurso de la película, que por cierto ni siquiera recuerdo cual fue metiendo la mano por mi blusa hasta llegar al brasier, entre más pasaba el tiempo, mas avanzaba y metía sus dedos abajo del mismo hasta tocar el nacimiento de mi seno izquierdo.



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Empezó a pellizcarlo sin lastimarme con sus dedos índice y cordial, cuando sentía que iba demasiado cerca del pezón me incorporaba un poco y endurecía el brazo, lo cual retrasaba su mano hasta llegar de nuevo al nacimiento del seno por el costado.



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Como estábamos en el cine, durante la función, nos hablábamos al oído y eventualmente nos besamos.



Al salir, empezaba a oscurecer y empezamos a caminar sin rumbo. Al llegar a un lugar con poca luz, nos detuvimos, me abrazó y me empezó a besar. Todavía me acuerdo de que me metía casi toda la lengua en la boca y me tomaba de la cintura con ambos brazos. Eventualmente, me tomaba de la parte baja de la cintura y los descendía hasta el principio de las nalgas, entonces yo abría un poco mis brazos para que dejara de hacerme eso.



Para ese momento ya había oscurecido por completo y habían pocos transeúntes, los cuales pasaban casi sin mirarnos. Después de todo, dos chiquillos besándose no le llaman la atención a nadie. Es algo que se ve todos los días, en especial en el verano. En el invierno, ves menos gente en la calle, incluyendo las parejitas adolescentes o preadolescentes.



Transcurrido un lapso, los besos y las caricias se empezaron a hacer más cachondos. Sus manos ya me recorrían tan abajo como alcanzaban, incluso en donde empieza la parte posterior de mis muslos, debajo de las nalgas.



En un momento de "respiro", en el cual nos mantuvimos abrazados y yo tenía mis brazos alrededor de su cuello y él subía y bajaba sus manos nerviosamente, desde mi cintura hasta mis axilas y de nuevo hacia abajo, me tomó de la cintura con su mano izquierda y empezó a caminar hacia un espacio más oscuro aún que era como un pequeño callejón entre dos locales que a esa hora estaban cerrados.



Había objetos que obstaculizaban la vista. Quizá eran botes grandes, también un árbol frondoso y no recuerdo que más. El caso es que entre todos esos objetos había un pequeño hueco al que nos dirigimos.



Estando en ese espacio, si no hacías ruido y si nadie por casualidad se acercaba, no te iban a descubrir. Aun así, me empezaron a entrar nervios y temor. Nunca había llegado "muy lejos" al aire libre y con más riesgo que en ninguna otra situación.



A esa edad, creo, las hormonas son más poderosas que el razonamiento.


sábado, junio 17, 2006

Don Q


Creo que ahora es buen tiempo, ya que es fin de semana, de hacer una pausa en la narración de mi diario íntimo y empezar a hablar un poco de "Don Q". No recuerdo si ya había mencionado que a "Don Q" lo conocí como cliente. Es un hombre de magnífica posición económica, algo excéntrico. Vive en una ciudad diferente a la mía y hoy en día me envía el boleto de avión para que lo vaya a visitar una vez a la semana o cuando menos, una vez cada 2 semanas. No me envía su avioneta, según dice, porque entre nuestras ciudades hay bastante distancia y no quiere que yo corra ningún riesgo.

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Al principio, él venía aquí por sus negocios y, como muchos hombres, se daba el tiempo para estar con alguna mujer. Eso lo hacen casi todos los hombres de negocios que visitan otras ciudades.

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Mandó pedir una mujer y tocó por fortuna que esa mujer fuera yo. Para mi era un simple cliente pero siempre noté un trato especial de él hacia mí. Sentía que había algo diferente en su trato, su tono de voz, su mirada ... En muchas cosas.

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Siempre pidiéndome que me quedara más tiempo con él. Siempre tratando de complacerme, en lugar de que fuera lo contrario, ya que la que estaba trabajando era yo. Siempre dándome más dinero que lo que era la tarifa común. Pagándome más tiempo solo para conversar. Siempre haciéndome sentir muy bien. Junto a él, jamás fui una puta. Nunca me sentí así. Aunque para ser honesta, abajo de él si me sentía así, es decir, en la cama porque además de todo, le gusta llamarme "puta" y me excita cuando así me llama.

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Fue él quien me convenció de que dejara esa profesión y empezara a estudiar una maestría. También, como lo dije en la introducción, fue él quien me convenció de que le dijera a mi pareja acerca de este oficio.

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También me sugirió la idea de escribir este blog y descargar todo lo que traigo adentro, que me saldría más barato que un psicólogo. Asimismo, me advirtió que nuestra relación no sería comprendida con facilidad por mis hipotéticos lectores. Me dijo que debería estar preparada, que mucha gente la reprobaría por no poderla comprender.

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Algo que no he contado, es que yo pensaba dedicarme a la prostitución bastante tiempo más. Unos 10 o 15 años más. Seguir ahorrando y ¿Porqué no? casarme, tener hijos y trabajar durante la infancia de ellos. Ese era mi plan.

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Considero que si no engañas a tu pareja, se podría llevar este oficio con bastante dignidad. Conozco chicas que trabajan en ésto y desafortunadamente a sus esposos les mienten. No soy una moralista ni mucho menos pero, eso si me parece deplorable. El que te acepte, que te acepte sin mentiras.

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Creo que hay hombres, con el suficiente criterio y seguridad en sí mismos, que aceptarían a una mujer como yo, incluso dejarla seguir trabajar durante algún tiempo, siempre y cuando, se haga con respeto a la pareja.

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Ahora bien, ¿A que le llamo "respeto a la pareja"?

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Le llamo a no engañarlo; A no mentirle; A no tener amantes; A no acostarte con un hombre sólo porque te gusta y dejarlo hacerte suya en cada ocasión que el amante truene los dedos.

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Conocí muchas chicas así. Chicas que estaban desperdiciando su juventud en cosas como esas que no les dejaban nada más que la satisfacción sexual momentánea. Algunas de ellas casadas. Desde ahra lo digo: Jamás hice algo así. Fui una de las que mas trabajé; de las que más hombres (clientes) tuve pero JAMÁS me arrastré ante la atracción sexual y el imán de algún hombre. Siempre cobré a los clientes. ( Como ya he dicho, Siempre supe separar mi vida profesional de mi vida privada. No soy un robot, tengo necesidades afectivas y físicas como cualquiera pero el trabajo, era eso, trabajo).

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Quizá ese tipo de detalles en mi, le gustaron a Don Q. Si he de trabajar, quiero ser la mejor. La que más trabaje, la que más clientes tenga y más servicios ofrezca pero, no acepto la idea de reptar por el fango. Mi cuerpo estuvo disponible a cambio de dinero, mi dignidad y mi corazón NUNCA.


lunes, junio 19, 2006

Canastear

Una vez en el pequeño hueco, me abrazó tomándome de la cintura, aprisionando mis brazos entre los suyos. Esa sensación de indefensión me gusto bastante. No lo recuerdo con exactitud pero quizá ya me estaba dando cuenta que me gusta ser pasiva ante un hombre y sólo responder a los estímulos que me dé. Reaccionar a sus caricias de acuerdo a su intensidad.

Me empezó a besar y respondí a sus besos. Después de un momento, me tomó de los brazos y me hizo que rodeara su cuello. Mientras nos seguíamos besando, pasó sus manos por mis brazos, bajándolas por mis axilas hasta la cintura. De repente, sentí un apretón en mi cadera, en la parte alta de las nalgas. Eso me enardeció más y, obviamente a él también.

Luego nos tomamos otro "respiro" sin dejar de abrazarnos y puso su cabeza en mi clavícula izquierda y me empezó a besar el cuello. Los besos se convirtieron en lamidas. Procedió a lamerme la mejilla y de ahí a la oreja. Emití un suspiro que pude contener parcialmente. Si bien estaba bastante oscuro, los sonidos agudos podrían delatarnos.

Mientras me lamía la oreja, bajó sus manos a mis nalgas y las apretó ambas al mismo tiempo. Entonces hizo algo que me excitó más. Metió una de sus manos entre mis nalgas por encima de la ropa. Lo que aquí llamamos "canastear", es decir, que prácticamente te hunda la mano entre las nalgas. Alcanzó a murmurar: "Que rico culo". Sonreí ligeramente en respuesta a su comentario.

Eso me excito y al mismo tiempo hizo que reaccionara. Puse mis manos en su pecho y lo alejé de mí sin decir palabra. Jesús H. entendió la indirecta y se limitó a tomarme de los hombros. Nos quedamos callados y tomamos aire como dos deportistas que acaban de terminar un ejercicio violento.

Después de esa pausa de respiro, me tomó de los hombros y me jaló hacia él. Me comenzó a lamer el cuello, subiendo por una mejilla hasta la cara y, algo que nunca me habían hecho, me empezó a lamer los labios de mi boca. Eso, si cabe decirlo, me excitó aún más.


martes, junio 20, 2006

¡¡Lengua!! ¡¡Lengua!!


Pasamos un rato lamiéndome toda la cara, concentrándose en mi boca que permanecía cerrada por momento y entreabierta en otros.



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Me encontraba raramente excitada, no pensaba en las consecuencias ni hasta donde podríamos llegar, simplemente no me importaba.



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Siguió lamiéndome y excitándome, pasó una mano por la parte baja de mi espalda y la metió debajo de la ropa, no me opuse.



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Sentía las yemas de sus dedos arriba de mis nalgas, la punta de uno de ellos en medio mientras recorrían en trayectoria descendente. No se detuvieron hasta llegar a mi ano.



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Posó la yema, en ese momento no me lamía la cara, nos besábamos con fuerza, sentía su lengua queriéndola meter hasta mi garganta y la yema de su dedo penetrándome.



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Cuando estás de pie es difícil que te metan mucho más que la yema, o la uña, la primera falange si acaso, eso duele más. El hombre tiende a jalar hacia arriba sintiendo como si te desgarrara, esa noche seguí sintiendo su dedo dentro estando en la cama en mi casa, la deliciosa sensación dura horas.



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Jesús H estiró su brazo y alcanzó a llegar a la parte mas baja de mi vulva, el área perineal y el orificio vaginal, jugueteó un rato ahí, excitándome mucho más.



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Mi voluntad me había abandonado, me encontraba a merced de Jesús H, sabia que haría lo que me pidiera…



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Sin decir nada sacó la manó de entre mis ropas, ya estaba lista para cualquier cosa, esperaba que siguiera adelante, así fue.



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Me dijo que me hincara, intuí lo que tenía en mente. Con Raúl1 lo había experimentado muchas veces. No dije nada y me hinque, se llevó el dedo que había estado en mi ano y mis genitales a la nariz.



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Casi todos los hombres lo hacen, es algo instintivo, quizá sólo lo hacen conmigo, alguna a chica que me lea y nunca a vivido que ningún hombre después de acariciarle los genitales se ha llevado el dedo a la nariz, no me comprenderá.



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Cuando se la sacó ya la tenia totalmente parada, no sabía hasta donde quería llegar, no me importaba, quería saberlo, eso creo, así lo recuerdo.



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Me hinqué vi como me apuntaba a la cara sin piedad, me la metí en la boca y empecé a chupar de la manera "clásica", es decir, moviendo el cuello de atrás para adelante, haciendo que salga y entre de la boca, fueron pocas veces, me dijo: "¡¡Ya no porque me vengo!"!. Con eso entendí que su intención era llegar hasta el final, o sea, relación completa.



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Al dejar de mover el cuello y la boca abriéndola lo más que pude su pene salió quedando de nuevo frente a mis ojos. En ese momento, Jesús H emitió un sonido gutural como arghhhhhhh, se llevó la mano a la base del pene, hizo algunos movimientos rápidos para masturbarse… tuve la oportunidad de ver algo que todavía no puedo olvidar.



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Su pene apuntaba a mi cara, el agujero de la punta estaba frente a mis ojos, vi como eyaculaba, vi como salía el semen como si fuera un proyectil lanzado desde un cañón directamente a mi cara. Supongo así sé vera el cráter de un volcán en erupción desde un avión o helicóptero.



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Quedé asombrada y como decimos aquí "Toda mequeada de la cara". Momentos después saque un espejito y vi que la cara me quedó como de artista porno.



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Jesús H se disculpó, me dijo que no podía aguantar más, le dije que todo estaba bien, por dentro me dio gusto no haber perdido la virginidad por perder la cabeza.



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Quise remover el semen de mi cara con un pañuelo de papel, sólo lograba que se dispersara más, opté por esparcirlo con mi dedo como si se me aplicara crema facial, le pedí que me soplara la cara para que secara pronto.



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El semen en la cara cuando se seca parece crema de las que endurecen y sientes como si fuera cera.



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Ese día aprendí una lección importante, el hombre es el ser más peligroso de la creación, tiene la capacidad de robarte la voluntad casi en medio de la calle.

miércoles, junio 21, 2006

Reencuentro

Ya había dicho que esta parte de mi vida fue difícil de explicar, hubo ocasiones en que vi a Raúl1 y a Jesús H, el mismo día.

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No se como fue que Raúl1 me convenció de que nos volviéramos a ver, pasaré por alto ese detalle.

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Un día llamó y me invitó a su casa, ya nos habíamos visto tres o cuatro veces, nos besado su casa sin llegar a mayores.

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Esa mañana llamó, me convenció y fui a su casa, ese verano fue la última vez que lo vi porque se cambiaron de casa, faltaba un mes para que terminara el verano, yo regresaría a mi exilio académico, el se mudarían.

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Tengo muchas cosas en la cabeza, recuerdo que le volví a hacer oral, tenía un año sin verlo y la tenía ligeramente más larga, pero eso sí, más gruesa.

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Su grosor se veía y se sentía en mi boca, la sensación al crecer dentro de mi boca era mayor.

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La misma sensación visual de dimensiones mayores la experimentó él con mis senos, ya que antes de que le hiciera oral, pasó mucho tiempo besándome, chupándome y lamiéndomelos senos, cuando me los saco de la blusa vi su cara de sorpresa.

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Se la chupe como en el pasado, hincada en el suelo, el de pie, ambos entre la cama y el televisor en su recámara, la sensación de su miembro en mi boca, fue sorpresivo por tenerla más gruesa.

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Si le haces oral a un mismo hombre varias veces te acostumbra a su tamaño, sabes lo que vas a sentir y conoces las dimensiones de lo que te vas a meter en la boca.

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Cuando es la primera vez no sabes que esperar, así que fue más sorpresa al ver que la tenía más gruesa y larga que antes y que eso se sentía dentro de mi boca.

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Lo que esperaba y no me sorprendió fue la cantidad de semen que expulso en mi boca. Fue la misma que siempre me daba, la recibí y tragué gustosa.

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Al terminar me puse de pie, me tomó por la cintura, me atrajo hacia él quedando de espalda, pasó su mano por mi vientre, la metió bajo el pantalón dándome un dedo en mis genitales, pasó lo de siempre, al sacar la mano se la llevó a la nariz para olerse el dedo.

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Fui al baño, me limpié y al salir de su casa nos despedimos con un beso.

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Ahora pienso que si no recuerdo todo con claridad, es posible que se deba a que mi mente estaba dividida y esa tarde vería a Jesús H.


viernes, junio 23, 2006

El tampax mentiroso


Al salir de la casa de Raúl1 fui a la mía, tuve un poco de tiempo para enfriar mi cabeza. Sabía que en minutos me llamaría Jesús H para invitarme a salir y me pediría tener relaciones.



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Yo quería y no quería, quería porque mis hormonas me lo pedían, y no porque quería conservar mi virginidad por mas tiempo, sentía que aun no era el momento ni tenia la edad adecuada, así lo pensaba y sentía.



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Utilicé el truco ya narrado, usar un Tampax, sabía que llamaría y me puse a buscar alguno.



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Estaba a mitad de mi ciclo menstrual, no tenía en casa. Jesús H estaba aparecer, decidí esperar su llamada y confirmar, después ir a comprar.



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Me llamó a la hora convenida, quedamos de vernos cerca donde habíamos estado en el encuentro anterior, éramos muy jóvenes para ir a un hotel. Probablemente Jesús H no tendría el dinero o el valor para sugerírmelo, pienso yo.



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Al pedirme que nos viéramos en aquel lugar que no estaba cerca ni de su casa ni de la mía comprendí, que esta vez buscaría llegar a la relación sexual completa.



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Acepté y al momento de colgar pensé: "¿Qué hago? ¿Que hago?". Se me ocurrió llamar a una chica vecina para pedirle un tampón, afortunadamente sí tenía.



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Fui ahí y me lo puse, le comenté de Jesús H, me dijo, qué bien que ya tienes ese tipo de experiencia pero ve preparada con Tampax, me dijo que había estado hincada frente a un pene y que al verlo le pareció aterradora. Me dijo que el tenerlo apuntándote a cinco centímetros de los ojos le daba pavor y que en esa ocasión a lo más que llegó con ese chico fue el de darle "unos besitos al pene y fugazmente chuparle la cabecita."



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Le dije a todo se acostumbra una, después de la primera vez, se le pierde el miedo.



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No tenía mucho tiempo para charlar con ella, pensé que muy mucho me ayudó el hecho de que mis primeras veces de felatorismos fueron con un chico de mi confianza y que no lograba erecciones completas.



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Después de cavilar le agradecí el Tampax y me dirigí a la cita con Jesús H.



sábado, junio 24, 2006

De tabúes, olores, tríos y hombres maduros.

Como recordarán, los fines de semana los utilizo para temas distintos a lo que es la cronología de mi vida íntima, es decir, mi diario íntimo.

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Ahora aprovecharé para, además de agradecer sus visitas y comentarios, disipar algunas dudas y tocar algunos temas que, durante la semana fueron mencionados.

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Una persona que me escribió a mi correo me preguntó si de niña había tenido algún tipo de experiencia sexual con algún hombre maduro. Le contesté que no había sido así y me respondió que hubiera sido muy interesante y enriquecedor para el blog. Pues sí, no dudo que el narrar la experiencia de una niña con un maduro, hubiera atraído más lectores pero, el caso es que no me ocurrió y, no pienso incluir nada que no me haya pasado. En todo caso, podría incluir anécdotas de chicas que conocí y me confiaron sus experiencias. En un caso así, dejaría muy en claro que eso no me sucedió a mí, sino a alguna otra persona.

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Por otra parte, el Dr. Sutil me dice en un comentario:

"Deseo que tu blog sea leído cada día mas, sobretodo por chicas que no aceptan vivir su sexualidad a plenitud desde la edad que tu tenias en esa época.

Ya me gustaría que muchas que dicen NO a ser bañadas por semen entendieran y vieran con naturalidad lo que narras aqui, y claro, que lo vivan."

Le respondo que todavía hay muchos tabúes en nuestras sociedades latinas hispano-parlantes. Mucha gente considerará abominable lo que YA estoy escribiendo y más gente aún verá así lo que tengo por narrar en un futuro. La sexualidad, en sí misma es un tabú. Al igual que lo es la fisiología. ¿Cuantas chicas mencionan en sus blogs detalles de sus experiencias sexuales? ¿Cuantas chicas mencionan que el olor de sus genitales excitó o enfrió al hombre con el que estaban en un momento dado? ¿Cuantas chicas admiten públicamente tener un olor característico en sus genitales?

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Yo misma no doy mi nombre. Tampoco soy tan valiente. Aunque si no doy mi nombre no es por no ser virgen o tener olor en mis genitales, sino por haber sido prostituta, lo cual es uno de los peores pecados socialmente hablando. Te marca para siempre si la gente se entera. Todos tenemos tabúes en mayor o menor grado. El tema de los tabúes es algo que seguiré tocando en posts futuros.

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Marylin me dice:

"TINA, cuando tenia 13 me acostaba con 2 hermanos, eran mis vecinos, al principio pensé que los podía engañar, pero fue al revés, la engañada fui yo.

Los dos cabrones sabían lo que pasaba, hasta que un día me cogieron los dos y me sacaron a la puta que todas traemos dentro y algunas no aceptan.

Hace poco los encontre en un antro despues de años, los invite a que hiciéramos un trío nuevamente, se rajaron, les dio miedo a los dos.

no se si ahora son morales o dudan de su masculinidad, crecen y se ponen mas pendejos.

Vivan los hombres maduros!!!!"

En casi cuatro años de trabajar conocí toda clase de hombres. Desde jóvenes de quince hasta viejos de más de sesenta. (Todo eso en su momento lo mencionaré). Desde albañiles, cuyo jefe, algún arquitecto, como premio por haber terminado alguna obra, le pagó con mis servicios, hasta políticos de alto rango. Pasando por deportistas, profesionistas, mecánicos de autos, empleados de oficina etc... ¡Ah! y a veces, por las esposas de algunos de ellos.

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El punto es que hay hombres de todo. De todas las mentalidades, es muy posible que algunos "entran en razón" con la edad y consideran inmoral hacer "las locuras de la juventud" de nuevo. Quizá piensen que te hicieron un daño y abusaron de tu "inocencia" o de tu "irresponsabilidad" o de tu "falta de juicio" o "imprudencia" y por eso se negaron a hacer un trío de nuevo.

Quiero aclarar que yo no pienso así y que si disfrutaste de una doble penetración y lo querías volver a hacer, me parece muy respetable y además te felicito, tú, por alguna razón, no tienes los tabúes que menciono más arriba.

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Los hombres maduros... ahhhh.. los maduros... ¿Sabes cual es su mayor defecto? La mayoría están casados... Pero por ahí puedes encontrarte uno libre. Viudo o divorciado. Altamente recomendable, en especial si te gusta ser bien tratada y hasta mimada en la cama y en todos lados. Claro que debe haber excepciones; Viejos groseros y lerdos, pero hay otros que te harían embelesar. La que busca encuentra.

Borincana me dice:

"Además, creo que todas las mujeres debemos tener algo de PUTAS, (disculpen las que no estén de acuerdo) pero así nos evitaríamos cuernos. A veces queremos ser más santas que las vírgenes de las iglesias.

Santa en la calle PUTA en la cama!!!"

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Vaya... Acabas de decir una verdad del tamaño del mundo...

Cuando menos todas lo somos en potencia, ya que traemos las "herramientas de fábrica" para ejercer la profesión.

Una de las fantasías más recurrentes en las mujeres es la de ejercer la prostitución. La idea les excita. A mi no porque ya pasé por eso. Muchas son promiscuas y no cobran, así que técnicamente las podríamos llamar "putas amateur".

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De hecho, si nos vamos estrictamente a los cánones establecidos socialmente desde hace siglos, toda aquella mujer que ha tenido más de un hombre o incluso ha tenido sexo pre marital o extramarital, se le puede considerar como puta. Son ideas medievales que siguen yaciendo de alguna manera en el subconsciente colectivo.

Además, socialmente, eres puta si se sabe que tienes sexo; Eres puta si no lo saben pero sospechan que tienes sexo; Eres puta si los aceptas; Eres puta si no los aceptas; Eres puta si los tratas bien: Eres puta si los tratas mal. En sí y en el fondo de las cosas, en muchos casos, el único requisito para que una persona sea considerada "PUTA" es la de tener vulva, ya con pelos, se los rasure o no. Reputación muchas veces muy bien ganada.

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Me llamó mucho la atención esta frase que mencionas:

"Santa en la calle PUTA en la cama!!!"

Tengo un lema que primero me enseñó mi pareja y después "Don Q":

"La mujer ideal es una dama en el sofá y una puta en la cama"

Ese es mi lema. No por tener necesidades fisiológicas que deben de ser satisfechas, una mujer debe de ser vulgar e ignorante. Puedes ser la más puta, amateur o profesional y a la vez, ser una mujer culta y de buenos modales. Desafortunadamente, esta combinación no se presenta en todas las chicas pero, de que las hay con ambas características, las hay.

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Agradezco a todos su paciencia en estos días. Ya había mencionado que mis ocupaciones de trabajo y de la maestría, me dejan poco tiempo para ponerme al corriente con el blog, el cual trato de mantener una cronología fiel y veraz.


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