Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

viernes, 20 de abril de 2007

Tina Marie 17

Tina Marie 17

viernes, marzo 16, 2007

Batalla de sexo muy placentera

A la mañana siguiente saltó a duda, no le tenía la confianza para expresarle que entre semana estaba dispuesta a tener únicamente rapidines. Para mi fortuna cuando le llamé mencionó la limitante de tiempo que disponía yo, lo cual hizo más fácil verlo, me dijo que si me parecía iríamos a un hotel para evitar sorpresas como la de la ocasión anterior, fue una sorpresa para mí ya que no estaba acostumbrada a los hoteles, pero titubeante y nerviosa acepté. Lo cité en un lugar cercano, el mismo donde veía a sus dos amigos, era fácil llegar y muy concurrido, pasó por mí y al subirme al auto sólo beso mi mejilla.

Durante el trayecto preguntó si había ido a hoteles, le contesté apenada que no, me dijo que no iríamos a un hotel sino a un motel, que no me preocupara, que nadie nos vería ya que había privacidad y seguridad. A pesar de no hacer calor yo sudaba, los nervios me embargaban, sabía que esta vez si sería penetrada por GusG, lo que no me molestaba, incluso lo deseaba pero ahora sería en un lugar “publico” no en una cama cuya finalidad principal es que la gente duerma, sino en la cama que sirve para que se cojan a mujeres. Llegamos y en el lugar había una larga fila de Bungalós uno frente a otro y en medio un camellón, a lo lejos un empleado nos señaló a cual debíamos entrar, era una pequeña casa con cochera y al lado un cuarto. Al entrar GusG se bajó y habló con el encargado al que le pagó, bajó la cortina de metal o lona, no lo sé.

Cuando entré me paré en medio de la habitación sin saber que hacer, GusG cerró y se dirigió a mí, me abrazó y besó en la boca, comprendí que ya estábamos solos con la privacidad necesaria (parecerá obvio pero para una chica que va al motel por primera vez, nunca sabe que esperar) Así que respondí a sus besos, me metía toda su lengua en la boca y yo empujaba la suya sin sacarla, me desabrochó la blusa, me aflojó el pantalón y con un movimiento de hombros dejé caer la blusa y la aventé a un sillón que había a lado de la cama, nos separamos para desvestirnos por completo, aún de pie se acercó para besarme en la boca, pasó sus manos por mi espalda hasta llegar a las nalgas que apretó con fuerza, bajó la cabeza hasta uno de mis senos y lo empezó a mamar, al sentir lo fresco de su boca en mi pezón también sentí que me separaba las nalgas como si quisiera lastimarme, sé que no deseaba hacerlo, pero si excitarme y lo lograba muy bien, aunado a eso su boca estaba chupándome un pezón.

Cesó lo que hacía, me tomó los hombros y me llevo a la cama, frente a ella me dijo que me hincara, que me pusiera en cuatro, una vez que lo hice se colocó atrás de mí y continuó con lo que estaba pendiente, me abrió tanto las nalgas que volví a sentir que quería desgarrar mi ano, pero una vez más el bálsamo de su saliva estaba siendo aplicado por su esponjosa y suave herramienta llamada lengua, nuevamente escribió con saliva una línea que comenzaba desde mis labios mayores bajo mi Monte de Venus, hasta el nacimiento de mis nalgas bajo mi cintura, lo hizo varias veces en ambas direcciones, cuando llegaba al extremo regresaba hasta el otro, cuando terminó sentí la inconfundible mezcla de saliva y líquido vaginal esparcida por toda mi línea baja central, combinación de excitación, humedad e incomodidad que te mueve a mayor excitación.

Pidió que me volteara para quedar en la orilla de la cama, se paró frente a mí y pude ver su verga, era gruesa un poco más que la de ÁngelU o PonchI, quizá más corta que la de ellos pero diferente, tenía circuncisión, su cabeza era gruesa terminando en punta, hay cabezas gruesas y redondas, la de él a la altura del agujerito era puntiaguda. Si me había colocado ahí y él al frente era para que se la mamara, así que no esperé a que lo pidiera, incliné mi torso y estiré mi cabeza más adelante aún. No la tenía parada por completo, aunque no estaba dormida, así que me la metí y comencé a chupar, al contacto con mi boca y saliva se le paro brutalmente, si bien no se alargó más ni se engrosó, sí se endureció hasta parecer de madera gruesa, corta y dura, lista para gozarla.

Se la succioné hacia adentro de mi garganta y mientras me la iba metiendo y dando presión a la raíz del tallo la chupé tan fuerte que la parte interna de mis mejillas “abrazó” su pene logrando que GusG emitiera un grito y un piropo sucio en tono de alabanza, algo así como “que buena mamadora eres”, un piropo amable siempre es un halago y en la intimidad un piropo fuerte lo es, sin embargo el mayor halago fue arrancarle un grito a un hombre experimentado que rondaba los cuarenta, no se trataba de un pendejete acostumbrado a coger con niñas pendejetas, ese fue el mayor y mejor halago para mí.

La verdad me embelesé, olvidé que estaba con un hombre, con un ser humano y que ese ser humano no puede aguantar que se la chupes eternamente, así que GusG tuvo que separarme arrancándome de su lado mediante un ligero pero firme empujón en mis hombros. Se colocó el condón y sin que me lo pidiera me recosté para recibirlo en posición de misionero, con el índice me dio a entender que me volteara para quedar de perrito. Me pareció novedoso porque normalmente la primera vez con un hombre te la da al estilo misionero, aunque tampoco es una regla, me volteé y sentí como su miembro me abría la carne, no puedo describirlo era dolor y placer que siempre lo es, pero esta vez el entrar en mi tan ajustada y difícil lo hacía diferente, entro paso a paso, centímetro a centímetro de manera accidentada, tenía que dar empujones que lograban estremecer mi cabeza y cabellera. Por fin llegó al fondo y ahí se quedó un par de segundos diciendo que si quería podía desahogarme, gritar o gemir sin que hubiera problema, que estaba a salvo con él, sentí sus manos apretándome las nalgas y le escuché decir; “hasta que por fin eres mía”.

Con dificultad la fue sacando hasta dejar sólo la punta dentro, era mi impresión y quizá exagero pero escuchaba como si rechinara al sacar y meter. En un acto reflejo de masoquismo femenino, una vez que la tuve nuevamente hasta el fondo apreté caderas y vagina atrapando su pene y de nuevo lo escuché gritar, sentí como si la relación sexual se hubiese vuelto una guerra de poder, yo no lo dejaba salir y él, a intentar sacarla y meterla, me daba empujones fuertes que hacían que me balanceara como si fuera en un barco en alta mar, mi cabello caía sobre la cara y me hacía pujar y casi llorar pero yo no se la soltaba, en ningún momento pidió que lo hiciera. Considero que lo tomó como un reto sexual entre una mujer y un hombre que se desean, lo aceptó y no pidió tregua, tomó la postura rijosa del macho ante la hembra.

No sé que me ocurrió esa vez, por lo general soy bastante pasiva rayando en sumisa, pero lo ajustado de su pene en mi vagina me hizo aprisionársela, era como una espada con funda nueva muy ajustada. Ahí estábamos en mitad de nuestra guerra sexual, no se sabía quien ganaría ni cuales eran las reglas si las había, ni que se necesitaba para que hubiera un vencedor, simplemente estábamos entrelazados, unidos, pegados, incluso atorados, él empujaba para que cediera y gracias a su fuerza me mantenía apretando, gozando, pujando, gimiendo y sudando, me mantenía disfrutando el dolor y aprendiendo que en esta vida tanto goza quien penetra como quien es penetrada…

lunes, marzo 19, 2007

Los tres sabían atenderme, que me darían durante el cuarteto…

A cada empujón empecé a sentir mi sudor rodar por mi frente, cayendo en mis ojos que no podía tallar y limpiar porque mis manos estaban firmes en la cama, si las quitaba cedería ante sus arremetidas. Al sentir que lo tenía “atenazado” con mi vagina hizo “trampa” y echó su peso sobre mi espalda, por lo cual baje mi cuerpo hasta quedar con mi vientre sobre la cama.

Aún así apretaba con fuerza, en esta posición es más fácil hacerlo, continuó con su juego aun más sucio, me separó el cabello y beso mi espalda pasando a mis hombros para acariciarme las axilas, sus besos y sus yemas en mis axilas me derrotaron, así que aflojé el cuerpo. Al hacerlo “solté” su miembro, no mucho porque me había entrado justo, por fin pudo sacarlo poco a poco, una vez que lo hizo arremetió de nuevo y comenzó a cogerme pero perdí, es lo que toda mujer quiere cuando esta en la cama, perder la batalla porque cuando pierdes ganas…

No aguantó mucho, la metió y sacó algunas veces con gruñidos semejantes al de las fieras salvajes con movimientos electrizantes y característicos de cuando están a punto de eyacular. Cuando terminó quedó sobre mí y apreté mis músculos perineales para “succionar” su miembro y de nuevo lo hice gritar retumbando en mi oído. Hubiera reído de no ser por su boca que estaba cerca de mi oreja, penosamente su miembro perdió volumen y comenzó a deslizarse hacia el exterior, ya que estuvo fuera se quitó y se recostó a mi lado, quedé relajada y permanecí boca abajo, tiempo que aprovechó para apretar mis nalgas. Noté que había sudado más que de costumbre y comprendí que al “oponer resistencia” haces mayor esfuerzo que permitiendo libremente al hombre que haga lo suyo. Todo esto había tomado mucho tiempo y sin embargo sobraba, ya que sólo estaría con él, así que le dediqué el tiempo que ocupaba normalmente con ÁngelU y a PonchI.

Se colocó entre mis piernas y las levantó, dobló mis rodillas hasta tocar mis hombros pidiéndome que las sujetara para hacerme oral con una variante. Al parecer GusG pensaba que vulva, perineo, ano y raya de nalgas constituían un solo órgano ya que con su lengua seguía una línea recta, la mayoría separan el oral limitándose a la vulva y si acaso al área perineal haciendo “oral-anal” y sí acaso a la raya. Pero para GusG todo era una unidad que debía de ser atendida, hasta entonces no importaba la posición en que me colocara ya que siempre describía la línea del extremo anterior al posterior y viceversa.

Si bien esa técnica es más para excitar que para hacernos venir, GusG logró hacerme terminar en su boca con gemidos y hasta gritos. Nos bañamos, me urgía porque había quedado más que satisfecha y sospechaba que con GusG sería como con los otros dos y no me equivoqué, bajo la regadera tomó el pequeño jaboncito del motel, esos de poco olor y baja calidad, se concentró en mis genitales, ano y senos, cuando vio que no me agradaba me preguntó la causa y le respondí que prefería bañarme sola y que de haber sabido a donde me llevaría hubiera llevado el jabón de mi gusto, me preguntó sobre mis gustos en afeites de baño y me dijo que para la próxima en su casa tendría todo lo necesario, me gustó la idea, sonreí y asentí. El único problema era que al dedicarle tiempo doble a él, las sesiones serian tan intensas como ese día, aguantaría lo que faltaba de la semana y después vería como solucionarlo.

Al bañarnos metió su dedo en el ano y vagina con movimientos de deshollinador de chimeneas, era una dosis de sexo superior a la que mi cuerpo pedía, era erótico, agradable, excitante, pero no para todos los días. En ese momento no reparé en ello, pero más tarde comprendí que el hecho de que termináramos en posición de ranita, me decía que había mucha comunicación entre ellos, que se pasaban tips de como excitar y complacer a las mujeres que conocían, probablemente PonchI y ÁngelU le daban consejos, no me molestaba era para que yo disfrutara más, aunque el beneficiado era GusG.

Mientras me maquillaba se acercó y me abrazó con fuerza besándome la mejilla con entusiasmo, eran cariños diferentes, me dio las gracias y dijo que lo había hecho muy feliz, sonreí en respuesta y me pidió que no lo dejara, que cuando se me conocían bien, me hacia indispensable, me dijo que ÁngelU y PonchI me extrañaban, mi sonrisa se borró y le comenté que no tendría tiempo para verlos a los tres todos los días, contestó que buscaríamos la manera de acomodar horarios. Le dije que PonchI veía a una amiga que le había presentado y contestó que lo sabía y que aún así ambos me extrañaban, no veía la manera de verlos a los tres a diario aunque eso ayudaría que los encuentros fueran más rápidos, por ningún motivo les dedicaría más tiempo y se lo dije cuando íbamos de regreso, le comenté que el problema era la falta de tiempo y pregunto si en realidad era el tiempo o verlos a los tres, lo negué y le dije que por mi no habría problema, que incluso sería más cómodo, contestó que lo importante era que no lo viera con malos ojos.

El dinero del taxi me lo dio antes de salir del motel, lo tomé y guardé sin verlo, más tarde descubrí que era el equivalente a cincuenta dólares, unos quinientos pesos. Quedamos que nos veríamos al día siguiente y que yo le llamaría, la idea de estar cuando menos una vez más con GusG a solas era buena antes de verlos a los tres. La idea me asaltó mientras volvía a casa, una vez que ya había probado a GusG insistirían en hacer el cuarteto, y que lo más probable sería que no fuera el siguiente fin de semana próximo, sino ocho o nueve días después, tiempo suficiente para adaptarme al nuevo sistema triple, cuando menos eso creía yo…

Nota:

Aquí hubo una pausa por motivos de trabajo, sin embargo, continué con la cronología fielmente.

martes, abril 10, 2007

Me gusto más, pero no dejaba el asunto del cuarteto

Había quedado contenta con GusG, me había tratado bien y me había dejado satisfecha y me había hecho pasar por la experiencia del motel. Todo se había conjugado así que al día siguiente sin titubear lo llamé, me dijo que seria en su casa, me lleno de halagos y piropos y reiteró su deseo de verme todos los días. Pasó por mí y nos dirigimos a su casa, fue precavido en cada paso, quizá hasta lento a diferencia de ÁngelU. GusG no me toco durante el trayecto, poco antes de llegar preguntó si tenía prisa, le respondí que sí y se limitó a decir “entiendo”, eso me dio más confianza.

Al llegar nos dirigimos a su recámara y no esperó a que nos quitáramos la ropa, tomó mis hombros y comenzó a besarme, nos excitamos tanto que nos desnudamos de inmediato quedando frente a frente, bajé la mirada y vi que su verga estaba medio parada, para no perder tiempo me hinqué y se la empecé a chupar con gozo, se le paraba más rápido que a PonchI y lo digo porque a aquel apenas se le estaría engrosando cuando GusG ya la tenía gruesa y estirada, apuntando hacia abajo. Con mis mamadas y se la pare rápido y se la puse dura, con el contacto de mi saliva y el calor de mi boca se paro instantáneamente y fue cuando me hizo la señal de que cesara.

Volteé y vi la cama, sin que dijera nada me subí a ella, no esperé a que me lo dijera, me hinqué con la intención de quedar boca arriba pero GusG tomó mis caderas y las sujetó para inmovilizándome, quedé en cuatro patas, supuse que me cogería en esa posición pero me equivoqué, me hizo oral a su estilo trazando una línea desde mi vulva hasta atrás de mis nalgas debajo de la cintura, es imposible describir la sensación, pocas veces pasan de la vulva al ano y viceversa, pasó su lengua cuatro o cinco veces y cerró su oral con broche de oro dándome nalgadas con ambas manos, esa fue la señal para que me pusiera para recibirlo, no me equivoqué era lo que quería.

Mientras el se ponía el condón se hincó entre mis piernas, su pene palpitaba y bamboleaba al compás de sus movimientos, como si quisiera disparar. Como era gordito abrí las piernas lo más que pude y sentí la punta en el agujero, de nuevo la penetración fue ardua y accidentada, poco a poco y con cada empujón correspondía un pujido y un salto de mi parte. Cuando me la metió hasta topar se quedó sin moverse dándome placer y desesperación, se movía poco, intento sacármela unos centímetros para volver a meterla de golpe.

Esa ocasión como algo insólito y fuera de lo común GusG la dejó adentro mucho rato sin moverse algunos segundos que me parecieron siglos, sentía que tallaba suavemente mi vagina con su verga para volver a meterla y detenerse por completo. Cada vez que hacía su verga hacia atrás sentía que la sacaba extrayendo mi líquido vaginal que escurría hasta el ano, me desesperé tanto que le pegue con mis talones en las nalgas, era mi manera de pedirle que no me martirizara y se moviera más rápido o terminara de una vez. Esta sesión duró más de lo debido, ahora con mi experiencia sé que se movía cuando perdía rigidez y los movimientos lo estimulaban.

Mientras estaba dentro de mí besó mi boca, mejillas, me lamió el cuello y descendió a mis senos pero se concretó a besarme la boca, su lengua buscaba la mía para juguetear con ella. Estar boca arriba es una desventaja para la guerra de lenguas, a la larga siempre perderás, esa batalla es para que la perdamos las mujeres. Sentía sus chorros de saliva cayendo en mi boca mientras mi líquido vaginal rodaba a mi ano, se apiadó de mí y comenzó a moverse con rapidez haciéndome alcanzara otro orgasmo, traté de gritar pero su boca aprisionada la mía, lo único que logré fue soplar hacia dentro de su esófago y lanzarle mi saliva a su garganta.

Nada lo detuvo, siguió con su movimiento uniforme y acelerado, haciendo que en menos de un minuto tuviera otro orgasmo, esta vez casi me desmayo, afortunadamente él estaba cerca de la eyaculación, comenzó con el movimiento de pistón y por fin se vacío dentro de mí. Aún dentro me miró y sonreímos, gracias a mi malicia y picardía latina le propine un golpe sucio, a pesar de que “la batalla” había terminado y seguía dentro y apreté la vagina haciéndolo dar un saltó que lo hizo sacármela de golpe, no pude contenerme y solté la carcajada, eso me sirvió para probar su carácter, dentro del dolor sonrió y se limitó a decirme “que mala”, pero sin reproches.

Cumplió su palabra y me dejó bañarme sola, me sorprendí cuando vi los productos que le había comentado el día anterior y que yo usaba. Al salir me dijo que sería mejor que desde ahí me fuera en taxi para no perder tiempo en lo que él se bañaba, me pareció buena idea.

Volvió al tema diciéndome que sus amigos me echaban de menos y necesitaban verme, le respondí que no tenía problema pero que sería difícil verlos a los tres en un día, contestó que había hablado con ellos y que idearon que viera a ÁngelU en su oficina y que él y PonchI podrían esperarme en el departamento de este o en su casa, donde me encontrara en ese momento, entre peras y manzanas lo vería al día siguiente en su casa y que no pasaría de dos horas, me gustó el trato, ese día no habían sido más de dos horas y había quedado más que satisfecha.

Después de darme lo del taxi me dijo que pensar en el cuarteto, asentí porque no lo veía del todo mal, de hecho prefería al cuarteto con ÁngelU, PonchI, Ross y yo, en la primera sabía que pasaría, en la segunda no tenía idea de que pretendían los dos varones. Antes de abrir la puerta me tomó desde atrás pasando sus manos al frente de mi cuerpo y pellizco mi monte de Venus mientras besaba mi cuello, esas cosas me gustaban y no me gustaban, me gustaban por obvias razones pero despertaban mi excitación que duraba todo el día.

Iba en el taxi y abrí la bolsa para buscar los billetes que me había dado y que yo había guardado, eran cincuenta dólares en moneda nacional, me alegraba la idea de tener todos los días más dinero que el día anterior, sin embargo seguía sin darle importancia, además pensaba que al día siguiente sería erótico y que con GusG era cómodo y lo podía manejar, pero no sabía en ese momento que pasaría al día siguiente que lo haría tan especial…

Fui por un consejo y termine cogida…

Esa tarde por curiosidad decidí encender el celular, pense que de cualquier manera el sábado estaría ocupado y que ellos entenderían por ser su amigo mutuo. Una hora después recibí una, se trataba de ÁngelU. Después de saludos, halagos y diciendo que me necesitaba, me pidió que nos viéramos al día siguiente junto con PonchI. Me negué diciéndole vería a GusG y dijo que en ese caso, nos viéramos después de que terminara con su amigo, me volví a negar porque me pareció muy apresurado y quedamos que el lunes siguiente me llamaría para seguir con los rapidines.

Minutos más tarde volvió a sonar el celular, esta vez se trataba de PonchI que insistía que nos viéramos después de mi visita a GusG. Tanta insistencia me pareció una actitud halagadora, que no me parecía forzada y por otra parte tenían a Ross y a Perla y quien sabe cuantas más para invitarlas, sin embargo me insistían a mí, aún así me negué. PonchI al ver que no me convencía me sugirió que nos viéramos todos el domingo, es decir con ÁngelU, GusG, él mismo.

La idea me paralizó como si me hubiera caído un rayo, un escalofrío recorrió mi cuerpo como una serpiente navegando por mis venas, enmudecí y después balbuce alguna cosa. Al escucharme nerviosa y titubeante me dijo que lo meditara, que no tenía que responder en ese momento, a lo cual acerté a decir “está bien” en voz inaudible. Al colgar no supe que hacer, no sabía si llamarle a Ross, a Perla o a GusG, luego pensé que si le llamaba a cualquiera de ellas saltarían de gusto como si me hubiera sacado la lotería, así que decidí hablarle mejor a GusG. Al contarle la propuesta me dijo que lo tomara con calma y que al día siguiente lo hablaríamos personalmente a fondo, como siempre encontraba las palabras para tranquilizarme, me calme y decidí pensar en una cosa a la vez, lo siguiente era visitarlo y así lo hice.

Cuando llegamos a su casa me abrazó y beso en la boca haciendo un movimiento al que no me tenía acostumbrada, mientras me besaba bajó la mano y me cuchareó la vulva con suma puntería, no me rozó los muslos ni el bajo vientre, su mano se depositó en mis genitales directamente, estaba agarrándome confianza, nos dirigimos a la recámara, me gusto porque así habría menos juegos preliminares y menos desgaste físico y mental. Todo fue muy directo, GusG me traía muchas ganas por lo erótico y excitante que había sido lo del día anterior. Casi sin tocarnos nos desnudamos y me fui a la cama sin que me lo dijera, me senté en la orilla esperando que me dijera que hacer. Se me acercó y se hincó en medio de mis piernas haciendo que las levantara y abriera al máximo, comenzó a lamer mi vulva y siguió la trayectoria a la que ya me había acostumbrando, es decir en todo mi eje central. Súbitamente se detuvo y se enfocó en mi orificio vaginal, puso sus labios en forma de círculo alrededor, metía la lengua y succionaba como si quisiera extraer algo de la vagina, momentos después supe porqué lo hacía.

Permaneció metiéndome la lengua y succionando bastantes segundos, cuando dejó de hacerlo y bajé un poco las piernas comprendí lo que había estado haciendo, no succionaba precisamente, al contrario cuando metía la lengua metía cantidad de saliva para que se mezclara con mis líquidos vaginales, hecho que agradecí segundos después. Al bajar las piernas sentí un chorro muy caliente que salía de la vagina y se mezclaba con la saliva de GusG, había sabido lubricarme muy bien, ya no quería otra guerra sexual como la del día anterior, se levantó del piso y se hincó en la cama, se puso el condón mientras su verga me apuntaba a la cara como si fuera una pistola dispuesta a disparar.

GusG tomó mis muslos y levantó mis piernas hacia atrás quedando mis rodillas en sus hombros, se trepó poniendo sus antebrazos en mis muslos para que no pudiera bajar las piernas. Mi vulva quedó completamente expuesta y los labios quedaron a la vista, incluso mi orificio vaginal quedó abierto para que me la metiera. Puso la punta de su verga en mi vagina y la deslizo hacia adentro poco a poco con facilidad. Entonces mentalmente le agradecí el oral que me acababa de hacer, otro experto más para mí, había caído en la batalla sexual del día anterior pero no estaba dispuesta a pasar por ello de nuevo.

Empezó a moverse suavecito pero gracias a que la vagina apunta al techo y mi lubricación la metía hasta topar y la sacaba toda, sus movimientos eran suaves todo el tiempo. Luego cambió, en vez de meter y sacar cuando empujaba con toda su fuerza hacía palanca con sus manos y sus caderas arremetían empujándome hacia abajo poniendo todo su peso en cada arremetida, a la cuarta o quinta ves logre un orgasmo que lo tranquilizó, era de esos hombres que si no hacen venirse a la mujer no quedan a gusto a pesar de que ellos hayan eyaculado.

Luego empezó a empujar hacia arriba, hacia el “techo” de mi vagina provocándome una sensación tremenda, sentí sus testículos descansar casi sobre mi ano como si fuera una caricia suave y voluminosa, la eyaculación se la provocó moviéndose rápido sin sacarla, seguía empujando como taladrando y no con el movimiento característico. Al terminar me dejó de besar en la boca, me la sacó lentamente y se recostó a mi lado, a esas alturas no sabía si lo había hecho de manera rápida por traerme ganas o por complacerme.

Luego pensé que faltaba tiempo para que me dejara ir, así que comprendí que si bien sería día de rapidines GusG no tenía contemplado limitarse a uno solo, además de que más tarde comenzaría su convencimiento para al día siguiente de efectuara el tan solicitado cuarteto…

jueves, abril 12, 2007

Él insistía y yo dudaba, pero habría respuesta

Al terminar quedé húmeda y viscosa en mi línea central, es incómodo porque con cualquier movimiento sientes burbujas o algo así, sin embargo pensé que si no me lo pedía no me limpiaría porque cuando estas así de lubricada la penetración es más fácil y sin dolor. Ya había probado a GusG y me había gustado, cuando me había sentido cómoda y no me molestaba volverlo a hacer con él, ni otro día ni más tarde.

Pasaron unos minutos para reponerse, sin hablar ni una palabra estiró su mano y la colocó sobre mi monte de Venus, comenzando a juguetear, señal de que quería más, tenía razón, prosiguió chupándome un pezón, balbuceo diciendo que le gustaba mucho. Cuando un hombre tiene un pezón en la boca y no se lo saca es difícil entender lo que dice.

Se subió sobre mí y pegó su pubis contra el mío al tiempo que chupaba el otro pezón, se comenzó a mover suavecito simulando discretamente el movimiento de la penetración, subió su boca hacia mi cuello y comenzó a lamerme, yo tenía los brazos junto a mi cuerpo, el movimiento de su lengua me hizo abrirlos en cruz, era mi señal de que estaba lista para volver a recibirlo. Estiró su mano y tomó un condón, se lo llevó a la boca, y con los dientes abrió la envoltura justo frente a mi cara y se levantó para colocárselo.

Levanté la cara y vi entre mis senos que su pene estaba erguido lo suficiente para penetrarme, observé como se lo colocaba y bajaba hacia mi cuerpo de nuevo. Sin decir nada abrí las piernas, era el movimiento natural, sentí su pene en el umbral de mi vagina y las abrí más. Gracias a este movimiento y a mi lubricación abundante que desbordaba la vagina y labios, la penetración fue suave y gentil, fue una relación sexual “amable”. No me causó algún dolor que pueda recordar. Seguía moviéndose suavemente y así se mantuvo, cada vez que la sacaba sentía que brotaba un pequeño chorro de líquido vaginal muy caliente que escurría por el perineo anidándose en mi ano.

Todos habían sido amables conmigo en todo momento, incluso en el sexo, pero como es natural llegaba el momento que se ponían bruscos al momento de la penetración o durante los juegos preliminares, no me molestaba, comprendía que eran hombres y su naturaleza los hacia así, sin embargo en esta ocasión GusG estaba siendo demasiado “gentil”. Cuando recordé ese día para escribirlo aquí, llegué a la conclusión de que debía a ser su segunda vez en el mismo día y que eso le ayudaba a mantener más su control. Únicamente cuando estuvo a punto de eyacular encorvó su cuerpo, pasó sus manos bajo mis brazos tomándome de las clavículas y me mordió el pezón, la areola izquierda con mucha fuerza, de no haber estado excitada me hubiera dolido muchísimo, y comenzó a meterla y sacarla con rapidez y con furia, me daba empujones muy fuertes y mi cuerpo temblaba como si fuera de gelatina. Yo abría y cerraba los ojos mirando al techo y viendo de reojo su cráneo bajo mi quijada ya que no dejaba de morderme la areola y el seno trepidando como una montaña antes de un terremoto.

Logró provocarme un orgasmo, uno solo pero fue suficiente, sentí mi cabeza explotar arrancándome un grito penoso, GusG aceleró más sus movimientos hasta que eyaculó, su grito fue diferente, un “ah” prolongado y vacío que venia desde su estómago. Esta vez sí supe que él ya no querría más ese día, habíamos quedado exhaustos, más él que yo, si yo tuviera que tener más sexo en ese momento hubiera podido hacerlo aunque sin ganas, él ya no, había llegado al límite. Lo dejé respirar unos minutos y le pregunté por qué me había cogido tan suavecito, me respondió que él hubiera querido hacerlo una sola vez pero que yo era muy tentadora y no pudo resistirse, le cuestioné el porqué una sola vez y respondió que quería guardar energías para el cuarteto y que ese había sido el motivo de su suavidad. Aunque yo sigo pensando que la suavidad se debió a que era la segunda vez el mismo día.

A pesar de estar satisfecho puso su mano en mi monte de Venus y comenzó a hurgar mi vulva al tiempo que conversábamos, como todo hombre lo vi como se llevaba sus dedos a la nariz, ya lo he dicho, es instintivo y todos quieren cerciorarse a que huele o si huele. Comenzó a pedirme que aceptara el cuarteto, según el ya estaba lista y nadie mejor que yo para hacerlo, que la pasaríamos muy bien y que sabía perfectamente que me sentiría bien con ellos. Seguía reacia con miedo a una situación no familiar. Sexo en pareja sí, tríos sí, pero cuarteto no lo había hecho, no sé a que le tenía miedo, quizá a querer abandonar a la mitad, a no poder con los tres, no lo sé pero seguía negándome.

Después de bañarme y vestirme le dije que en el transcurso del día o muy temprano al día siguiente le daría una respuesta. No recuerdo como ni cuando me dio “lo del taxi”. Sólo recuerdo que en casa tenía quinientos pesos más que antes…

viernes, abril 13, 2007

Tres besos pagados… Y sin decidirme aun

Pasé una hora en mi casa y decidí salir a caminar para despejar mis dudas y ordenar mis ideas, pensé que si le llamaba a alguno de ellos y escuchaba su voz tomaría una decisión definitiva.

Me dije que sabría si sería buena idea o no asistir al día siguiente para hacer el multimencionado cuarteto. Ahora la pregunta era a quien llamar pero se me ocurrió hablarle a PonchI con el pretexto de Ross, le diría que tenía tiempo sin saber de ella.

Fui a comprar una tarjeta de teléfono, no sabía si seria para el celular o para el teléfono público, me decidí por la última, ya que no sería rastreable, y en caso de darles mi negativa no podrían localizarme. Le llamé a PonchI y al oír mi voz hizo fiesta, no me dejó hablar, me suplicó que tomara un taxi para ir a su departamento, que me estarían esperando los tres. Al escucharme titubear me dijo que no me preocupara, que no pasaría nada ese día pero que sería magnífico que nos reuniéramos los cuatro sin tener sexo antes de que se llevara a cabo el cuarteto, lo que quería era que nos viéramos los tres bajo el mismo techo y en el mismo lugar, quizá me ayudaría a decidirme más respecto a hacerlo o no.

Seguí titubeando y PonchI insistiendo, al grado que me dijo que nombrara a quien quería que fuera en su auto a recogerme o que si lo deseaba irían los tres por mí, le respondí con un “no” repetido, no-no y me dijo que entonces le dijera quien pasaría por mí. Me supo envolver de nuevo apareció la experiencia de un viejo lobo y no me dio opción a decir que no, sólo me dejo elegir quien pasaría por mí, con su palabra de que nada pasaría ese día. Al seguir indecisa me dijo en tono sugestivo y de manera que me sería imposible negarme, diciéndome; “quieres que sea sorpresa”. Balbuceante le dije que sí, que ellos decidieran, estaba decidido, ese día los vería a los tres con la promesa de que solamente sería para conversar.

Como no tenía planeado salir y de hecho solo había salido a caminar traía ropa casual, una blusa de color claro y unos jeans azul añil, no de los deslavados. Pensé en regresar a cambiarme pero se haría más tarde y no quería que me pescara la noche sin pedir permiso, como siempre, evitaba despertar sospechas. Busque un taxi y mientras caminaba sonó el otro celular, el de mi familia y amigos, era mi buena amiga la Oruga, diciéndome que ella y la Rusa querían salir esa noche a un lugar tranquilo, un lugar para personas maduras con música suave donde los hombres no te acechan como hienas. Me pareció bien la idea y le dije que sí que nos veríamos en su casa. Antes le había preguntado por las otras chicas y me respondió que seguían en el “carrusel” y que ella y la Rusa tenían ganas de pasarla tranquilas. La idea de pasar un rato con mis amigas para despejarme de la tensión y del nerviosismo que me causaba la idea de estar con los tres caballeros me gusto, además que en las últimas semanas ya había pasado mucho tiempo con ellos,

Tomé el taxi y llegué al departamento de PonchI, cuando abrieron ahí se encontraban los tres en el umbral con los brazos abiertos y con cara de alegría. No recuerdo todas las cosas que dijeron, transmitían alegría sincera, me la contagiaron y comencé a sonreír. PonchI y ÁngelU me llevaron abrazada suavemente no erótico hasta el sofá, simplemente rodearon mis hombros con sus brazos guiándome hasta el mencionado sofá, al sentarme ya tenía frente a mí una copa de whisky con Perrier, una vez más me estaban atendiendo como reina, la conversación fue amena desde el principio, no sé tocó el tema del sexo, solo me halagaban, me piropeaban y hacían comparaciones con artistas o actrices del momento, “salía ganando”.

A cualquiera le gusta ser bien tratada, además ellos estaban sembrando para cosechar, no era malo o dañino para mí ni para ninguna mujer, al contrario, me gustaba, en lo único que duda era la cantidad de dinero que iba a recibir, después de unos minutos de conversación GusG y PonchI se levantaron y me dejaron con ÁngelU que estaba sentado a mi lado. Cuando nos quedamos solos rodeó con su brazo mi espalda y me beso, tocó y apretó mis senos, después dejó de besarme, tomó mi mano y la puso en su entrepierna y me pidió que se la apretara, lo hice y sentí su verga como un rollo de monedas grandes bajo su pantalón. Bajé la mirada y ahí estaba el rollo manifestándose, subí la vista y lo miré a los ojos con asombro y escozor, ÁngelU subió y bajó las cejas varias veces de manera pícara como diciendo de lo que te vas a perder si no aceptas el cuarteto, así interpreté su movimiento de cejas. Le solté la verga y me dijo que me quedara donde estaba, se levantó y desapareció para ser reemplazado por PonchI.

Lo vi acercarse sonriendo, le devolví la sonrisa y se sentó junto a mí para hacerme lo mismo que su amigo. Me besó y abrazó, me bajó un poco la blusa y me besó en el nacimiento de los senos sin llegar a la parte más voluminosa ni al pezón. Regresó a mi boca y volvió a besarme cariñosamente, los últimos besos fueron de esos que pegan los labios y al retirarse un poquito se te estiran junto a los de él como si estuvieran impregnados de pegamento ligero. PonchI siempre fue más tierno, ÁngelU sin dejar de ser amable y hasta tierno fue más pícaro, y en ese momento no fue la excepción. Se levantó y apareció GusG, a pesar de la sesión sexual que habíamos sostenido ese mismo día tuvo lo que un hombre necesita para besarme y abrazarme con deseo sexual, quizá no hubiera podido sostener otra sesión de sexo pero sus besos sí fueron de hombre a mujer. Al terminar fue por los otros dos, se sentaron los tres y la conversación continuó como si nada hubiese ocurrido, minutos después les dije que tenía que irme y ÁngelU me preguntó como me había sentido, que respondiera con honestidad ya que estaba entre amigos y que no me harían daño. Le respondí que bien, y me hizo otra pregunta, me cuestionó que qué tan bien, si simplemente bien o muy bien, bastante bien dije, que no había pasado nada malo y seguía completita tal y como llegue. Entonces uno de ellos dijo que sería lo mismo si me decidiera por el “sí” refiriéndose al cuarteto, que sería lo mismo sólo que “completo” se refirió a la relación sexual. Asentí y nos levantamos los tres.

Me despidieron de beso y abrazo cada uno, antes de abrir la puerta ÁngelU me arrebató el bolso y metió algo. PonchI se encargó de acompañarme hasta la calle, rodeó mi espalda y me pidió que prendiera a la mañana siguiente mi celular para recibir la llamada de cualquiera de ellos, le pregunté que si aceptaba sería ahí mismo y respondió que donde yo me sintiera mejor que las casas de los tres estaban a mi disposición, me limité a asentir en silencio.

lunes, abril 16, 2007

El mundo adulto nos recibió muy bien

Tenía mil cosas en la cabeza, ir con mis amigas a un antro me haría bien, después de todo, quién te puede sacar de la cabeza a unos hombres maduro si no es otro hombre maduro?

Llegué a mi casa con la intención de hablarle a mi amiga para reforzar la idea y ultimar detalles, pero antes como una chispa en mi cerebro me entró la curiosidad de cuánto dinero “para el taxi” me habían dado,

hurgué en mi bolsa y no recuerdo la cantidad exacta pero eran como sesenta dólares, calculo que habrían acordado veinte dólares por cabeza sólo por mi visita y unos besos, más de mil pesos en un día, no me los acabaría ni yendo al antro más caro.

Tener cantidades así me daba seguridad sin contar el de los otros días, las otras semanas y a pesar de no necesitar todo lo llevaría para imprevistos. Esa noche en casa de la Oruga, la Rusa y yo elaborábamos nuestro plan. La Rusa dijo que sería bueno un cambio de aires, ir a un lugar para maduros y de ser posible conocer a algunos.

Oruga y yo aprobamos su idea, por ende el papel de lesbianas lo guardaríamos para otra ocasión, sabíamos que los lugares para maduros eran menos espectaculares que los antros para chavos, y que la música no sería precisamente de nuestro gusto. Arqueamos las cejas, ese sería el precio que tendríamos que pagar por estar en un lugar sin que nos molestaran y en donde podríamos conocer gente más coherente e interesante que en las discos comunes, no existe la perfección. Hubiera sido ideal una disco enorme donde hubieran miles de personas, de esas que no acabas de conocer en varias visitas con una cascada de luces estroboscópicas en donde la gente es madura, educada y centrada, soñábamos despiertas, una utopía y nada más.

Las dos iban muy bonitas, llevaban minivestidos oscuros que hacía resaltar la blancura de sus piernas además del dorado de sus cabellos sobre sus espaldas, serían muy afortunados quienes las sacaran a bailar y más aún aquellos que tuvieran el honor de conquistarlas, se veían muy bonitas ambas.

Llegamos al lugar que no era pequeño como nos habíamos dicho, nos sentamos en la primera mesa que vimos, teníamos por costumbre acercarnos a la cara para hablar, de esa manera si llegaba alguien inoportuno simularíamos darnos un beso o simplemente nos lo daríamos. Estábamos a gusto y no le poníamos atención a la música, procurábamos no echar de menos los juegos de luces sincopados, durante minutos nadie se nos acerco, llegamos a pensar que entre personas maduras las costumbres eran diferentes, que quizá las mujeres sacarían a bailar a los hombres o algo así, pero entramos en razón y nos dijimos que simplemente los maduros son más respetuosos y si ven a tres chicas conversando no las van a molestar.

Existe otra posibilidad que he aprendido con el tiempo, los hombres maduros en su mayoría perdieron la costumbre de acercarse a una mujer, de abordarla y por la misma razón son más tímidos, requieren más tiempo para “aventarse” que los chavos jóvenes quienes hacen eso casi a diario y en un antro varias veces en una misma noche. Repentinamente vimos entre la oscuridad una silueta que se acercaba hacia nuestra mesa, de no ser cobrador o de un mesero, era alguien que quería bailar con alguna de las tres. No tuvimos tiempo de hablar, únicamente nos miramos y nos dijimos a ver quien es la “afortunada”.

Llegó un hombre que no recuerdo bien, por penumbra, la gente y la música no permitía distinguirlo, sin embargo si recuerdo sus palabras.

Se dirigió a “La Oruga” y le preguntó si deseaba bailar, mi amiga siempre tan femenina en lugar de pararse giró en la silla aceptando, el caballero extendió su mano al tiempo que ella agradecía el gesto.

Cuando se levantó la tomó por el antebrazo y se dirigió a nosotras diciendo “hola chicas, no les molesta si les robo a su amiga unos minutos”. Sonreímos y algo contestamos, era un acto al que no se estábamos acostumbradas, cuando vives en un mundo de adolescentes o adultos jóvenes. Fue otra agradable muestra de en lo que pueden convertirse con el tiempo los chicos bobos y triviales si los educan y conviven en las esferas adecuadas. Todavía me causa gracia después de que “La Oruga” se nos perdió de vista rumbo a la pista de baile, “La Rusa” me miró abriendo mucho sus ojos, de por sí grandes, arqueó las cejas e hizo una mueca en señal de aprobación, sin decir palabra me dijo que valía la pena esa clase de personas, le respondí con una sonrisa, yo sabía que sí valía la pena darles una oportunidad a los hombres maduros.

De inmediato se me ocurrió una idea y se la dije a “La Rusa”, le comente que por ningún motivo diéramos nuestros teléfonos si conocíamos a alguien interesante y que si alguna de nosotras se interesaba en alguien le diríamos que la siguiente semana lo veríamos ahí mismo, de esta manera las cosas llevarían un mejor cauce, mi amiga volvió a hacer una mueca aprobando mi idea.

Recuerdo que esa vez cada una bailó con dos o tres, y “La Oruga” bailó casi toda la noche con el primero que la sacó. En un momento que esta fue al tocador, la alcancé para comentarle la idea y estuvo de acuerdo.

Cuando regresé a la mesa se encontraba vacía, una bailaba y la otra hacia una pausa para continuar. Me senté y al poco rato se me acercó un hombre de un poco más de cuarenta años con canas en las sienes y todavía con buen cuerpo, sin panza que se le notara bajo el traje, el cual muy cortésmente hizo una caravana frente a mí y me dijo que si le concedía el honor de bailar con él. Cómo negarme ante una petición tan amable, de hecho me sentí como pavorreal, le agradecí la cortesía y lo acompañé a la pista, afortunadamente aunque muchos ritmos no me gusten se me da el baile así que no quedé mal.

Comenzamos a bailar música más movida y de repente cambió a un ritmo más lento que es cuando te ponen la mano en la cintura y con frecuencia se pega pecho con pecho, trataba de no darle importancia al hecho de estar con él volteaba a buscar a mis amigas y las veía bailando tranquilas y sonrientes, sin razón me asaltó la idea de lo del día siguiente, ese hombre me hacía preguntas y yo contestaba, pero mi mente estaba en otra parte, seguía mi lucha interna entre el “sí” y el “no” del domingo.

El hombre mostró interés por mí y me dijo que le gustaría volver a verme, titubeé porque no sabia como decirle que en todo caso lo vería ahí mismo la siguiente semana, hasta que se me prendió una luz en la mente y supe que decirle, le respondí que si tenía interés en volverme a ver asistiera el siguiente sábado, que yo ahí estaría probablemente con las mismas amigas que había ido esa noche. No recuerdo más de esa noche, los nervios hicieron que muchas cosas se hicieran nebulosas, mis amigas me llevaron a casa temprano, tenía que dormir bien pero no podía decirles el motivo, acordamos que volveríamos la siguiente semana, nos habían gustado nuestras “conquistas” en especial por el trato y la conversación.

Una vez en casa me metí en cama tratando de dormir, faltaban menos de doce horas para tomar una decisión que para mí era de lo más importante a esas alturas de mi vida…

martes, abril 17, 2007

Tanto dudar para decir...

Esa noche no dormí, daba vueltas en la cama nerviosa y excitada, daba vueltas de un lado a otro tratando de conciliar el sueño y preguntándole a mi almohada lo que debía hacer, mi íntima amiga, la confesora con quien compartía mis secretos más íntimos, ella me diría que no lo hiciera. Desperté al día siguiente con la firme idea de rechazar la propuesta negándome rotundamente, conforme pasaban los minutos y despejaba mi mente esa decisión se fue diluyendo poco a poco, comenzaba a desvestirme para bañarme y mis ideas volvían a ser nebulosas.

Ahora considero que al bañarme inconscientemente lavé con mucho esmero todo mi cuerpo, en especial aquellas partes que podrían jugar un papel primordial en caso de aceptar, lo hice con esmero mayor al que cada día y me detuve “ahí” tallando por más tiempo. Ya en mi recámara me cambié de ropa varias veces, no sabía que ponerme, no sabía que sería adecuado, a pesar de no saber si aceptase el cuarteto. Empecé probándome ropa interior, veía en el espejo como me quedaba el bikini, la tanga o el hilo dental, al final me decidí por un bikini normal que sería apropiado para no mostrar ansiedad ni deseo, incluso llegué a pensar en no ponerme ropa interior, la idea de aceptar estaba ganando terreno…

Hice lo mismo con los vestidos, sabía que lo apropiado sería ponerme muy femenina, me decidí por uno de vuelo amplio, después de todo no tendría que caminar mucho, cambiarme de ropa desde calzones y vestidos viéndome en el espejo comenzó a excitarme. Mí liberadora comenzó a crecer, por qué no habría de hacerlo después de todo tenía experiencia incluso con ellos, había hecho tríos sin ninguna consecuencia y el que podría considerar nuevo era GusG y ya había estado con él con resultados agradables.

Por qué negarme pensaba mientras me vestía y desvestía, buscaba una buena razón para no hacerlo y no la encontraba, la excitación seguía creciendo, al acercarse la hora salí de casa para encender el celular que ÁngelU me había dado, me aleje unas cuadras y sonó, su sonido era distinto al propio, inmediatamente distinguí sabiendo que se trataba de uno de ellos, ni siquiera miré a la pantallita para saberlo, mi corazón latía más rápido y los nervios se apoderaron de mí, así que simplemente contesté. Era ÁngelU al escucharlo empecé a escurrir, busqué una barda y me detuve y me recargué para evitar mayor escurrimiento. Me preguntó si estaba lista y no respondí, no pude responderle, volvió a preguntarme y le respondí “ajá” desde el fondo de mi garganta.

Al escucharme intuyó que estaba excitada, preguntó que iría por mí, le dije que no sabía, me dijo si quería una sorpresa y le contesté “sí” para que mi excitación no fuera evidente, pregunté dónde sería y respondió que en su casa, le dije “sí” lo más indiferente posible. Al terminar de hablar en lugar de tomar el taxi para llegar a donde me recogerían, regresé a casa a limpiarme y cambiarme de calzón, ahora sí escogí un hilo dental pequeño que dejaba ver unos pelitos del pubis y de los labios mayores, estaba muy “ad hoc” para la ocasión además de que era más fácil de lavar, amen de mi excitación, ya estaba dispuesta a todo.

Al salir de nuevo me sentí húmeda, camine apretadita y tomé el taxi que me llevo al lugar de costumbre, cuando llegue ya me estaban esperando, vi el auto de ÁngelU y dos cabezas más, eran los tres esperándome, subí al asiento posterior junto con GusG, adelante manejando ÁngelU y a su lado PonchI, la sensación de ansiedad, nervios y excitación me invadía conforme avanzaba el automóvil, esa sensación se convirtió en ansiedad, a unas cuadras GusG puso su mano en mi rodilla y como era de esperarse la fue subiendo hasta anidarse en mi vulva, comenzó a dedearme con intensidad, reaccioné gimiendo y respirando profundamente, los del asiento delantero simulaban no percatarse de lo que ocurría a sus espaldas, traté con relativo éxito ser discreta, no me moví mucho ni gemí ruidosamente, no quería ser vista por la gente de los otros autos o los transeúntes.

Después de un trayecto largo los dedos de GusG estuvieron hurgando a lo largo de mi intimidad, ÁngelU detuvo el auto para comprar algunas cosas, me quedé con GusG quien había sacado los dedos de mi entrepierna, un par de minutos después dijo que iría a apurarlos, al regresar PonchI se sentó junto a mí, calles adelante repitió las acciones de su amigo GusG, el movimiento del auto y el accionar de los dedos de PonchI y estar con los tres me tenían a punto de estallar, tenía un volcán a punto de hacer erupción entre las piernas y cuya lava ya estaba escurriendo.

Mientras esto sucedía, PonchI me habló al oído para preguntarme si quería escoger el orden con el que me tomarían, no lo dijo tan claro pero eso me dio a entender, como pude le respondí que ellos se pusieran de acuerdo, con indiferencia asintió, sólo esperaba a que llegáramos para decirles mi respuesta, en un par de minutos llegaría a mi destino…

miércoles, abril 18, 2007

El cuarteto no iniciaría con cuatro

Cuando llegamos no se como descendí del carro ni como entré a la casa, lo que recuerdo es que una vez dentro GusG me tomó del brazo y me llevó a una de las recámaras, me plantó un beso, puso sus manos en los hombros y presiono para que me hincara frente a él, quería que le hiciera oral, se aflojó y bajo el pantalón hasta las rodillas, la tenía medio parada y escurriendo, me la metí en la boca y fue muy fácil parársela, duré unos segundos mamándosela y en un momento me pidió que me pusiera de pie, sacó un condón que se colocó de inmediato, me pidió que me volteara, levantó mi vestido, bajó el hilo dental, me pidió que me agachara y comencé a sentir la punta de su miembro recorriendo la línea de mi vulva, sentí sus manos en mis caderas y la punta de su miembro en mi orificio vaginal, la penetración fue fácil porque me encontraba extremadamente húmeda, comenzó a moverse y a meterla y sacarla con rapidez.

Por la prisa no cerramos la puerta del cuarto, empecé a gemir, probablemente se escuchaban hasta donde estaban los otros dos.

Cuando estás tan excitada con una pequeña luz de consciencia ya no importa que te oigan, así que dejé que me hiciera todo, me estaba gustando que se diera rápido a pesar de que me encontraba sorprendida, todo pasaba a un segundo plano mientras me penetraba. De meterla y sacarla cambió a meterla toda y empujar hasta toparme como tratando de que me doliera, mis gemidos ahora salían de mi garganta o quizá del estómago, con una mano comenzó a frotarme el ano al tiempo de volver a meter y sacar suavemente.

Con cada que arremetida todo escurría por mis ingles y muslos, dejó de frotar mi ano para tomar mis caderas con tanta fuerza que me dolió y comenzó a moverse sin consideración, estaba por eyacular. Recuerdo como la sacaba para volverla a meterla con “rencor”, cada empujón me hacía saltar y me arrancaba un grito, por fin se comenzó a moverse con rapidez y terminó. La fue sacando con suavidad y consideración, volvía el caballero, me pidió que no me moviera y yo obedecí, tomó unos pañuelos faciales para limpiarme, sólo quito el exceso de humedad, dejó que mi labios, vulva y ano conservaran la humedad. Me acomodé la ropa y cuando terminé GusG se acercó y me beso diciéndome que retocara mi maquillaje, mientras lo hacía le comenté que no esperaba que fuera tan rápido y de esa forma, respondió que no estaba planeado así, que no se aguantó y que esa vez no contaba.

Me le quedé viendo como diciendo que si él ya no seria parte del cuarteto por haberse venido, pero antes de que lo dijera, comento que no me preocupara que de todos modos más tarde podría de nuevo, quiso decir que me lo volvería a hacer, le dije que ojalá y no se hubieran dado cuenta los otros dos, que me daría pena y me respondió que no me preocupara y que no dijera nada, que me comportara de forma casual. Al salir sentí pena, esperaba que ellos hicieran alusión a lo que acababa de hacer con GusG o alguna broma o picardía, pero una vez más afloró la gentileza y buen gusto, me recibieron amablemente como si nada hubiera pasado, como si no sospecharan. Nos sentamos en la sala conversando de temas amables que nos hacían reír, no percibía morbo por ninguna parte, al instante que me senté me sirvieron una copa de whisky con Perrier. La conversación estaba aderezada con bromas y eso hizo que fuera perdiendo la pena y los nervios por lo acontecido o lo que estaba por acontecer y que yo misma no lo imaginaba… A mi lado estaban ÁngelU y PonchI, después de unos minutos ambos pusieron sus manos en mis rodillas, su actitud presagiaba lo que sucedería, las cosas nunca son como uno las prevé…

jueves, abril 19, 2007

Manoseada y bailando desnuda, era apenas el principio…

El hecho de que ÁngelU y PonchI pusieran sus manos en mis rodillas frente a GusG me hizo adivinar que algo más fuerte de lo que esperaba estaba por suceder. No sé explicar como reaccioné, por una parte moría de miedo, por la otra me derretía de ansiedad y deseo, tenía miedo a lo desconocido, no sabía que ocurriría, ni idea si ellos ya tenían un plan trazado o si las hormonas los estaba controlando. El sexo con GusG sólo había aumentado mi excitación y deseo, no había calmado mis ánimos, los había acrecentado…

A pesar del miedo y los nervios preferí simular que no pasaba nada y no darle importancia a esas manos en mis rodillas, manos que poco a poco empezaron a subir y en menos de que lo imaginé ya las tenía en la parte interna de mis muslos, muy cerca de su unión donde se forma un “V” invertida… Si bien ya no podía hablar, simulaba sonriendo a las cosas que decían, yo contestaba con una sonrisa.

El tema de conversación cambió radicalmente, comenzaron a hablar de mí, me daban piropos y halagos en abundancia, siempre amables y ligeros, estoy acostumbrada a agradecer explícitamente una palabra amable, así me educaron, sin embargo en esta ocasión me limité a responder con sonrisas a sus palabras. Los piropos iban subiendo de tono, sus caricias se hacían más íntimas, súbitamente PonchI coloco su mano en mi vulva abarcándomela toda y separando mis muslos con sus manos, al tiempo que se acercó y me susurró al oído diciéndome “que rico cojincito” refiriéndose a mi parte íntima.

Ya no podía sonreír, hice caso omiso de sus palabras, al ver que no reaccioné con lo que dijo me beso en la boca, cerré los ojos y en ese momento comencé a sentir las cuatro manos por todo mi cuerpo. Sentía manos que subían y bajaban por mi torso, el bajo vientre y el pubis, se detenían en mis senos y monte de Venus, las caricias se convirtieron en apretones y pellizcos, todo ello por encima de la ropa.

La boca de PonchI se alejó de la mía y sentí los dedos de la mano de ÁngelU en mi quijada, me volteo hacia su lado y él fue quien m beso ahora. Las cuatro manos seguían recorriendo mi cuerpo, hicieron a un lado mi calzón para acariciar mis labios mayores y menores libremente, sentía mil dedos, como un ciempiés recorriendo mi vulva de arriba abajo, bajaron los tirantes del vestido y desabrocharon el brassiere que se abrochaba por el frente quedando mis senos al aire. Mientras esos “mil dedos” estaban en mi vulva, y la boca de ÁngelU en la mía, sentí la lengua de PonchI que lamía un seno mientras que el otro era acaparado por la mano de ÁngelU.

No recuerdo cómo fui quedando desnuda hasta que sólo me quedé con los zapatos. Ahí estaba yo en medio de ambos completamente desnuda

teniendo por testigo a GusG, mientras ellos seguían vestidos. Hubiera sido fácil abrir las piernas para que tuvieran más facilidad al desarrollar sus habilidades digitales, sin embargo algo en mí me impidió hacerlo, quizá todavía había sorpresa y resquemor en mí, no me sentía acosada ni atacada, sólo sorprendida, no me había imaginado como sería, no había visualizado lo que pasaría, así que no me encontraba en el caso de que las cosas no estaban saliendo como lo esperaba, simplemente no sabía como reaccionar ante algo tan nuevo. Así que seguí con las piernas no muy abiertas, lo suficiente para que siguieran recorriendo mi intimidad con sus dedos pero no como para que me penetraran.

ÁngelU dejó de besarme para succionarme un pezón, la sensación me forzó a levantar la cara apoyando mi nuca en el sofá, movimiento que GusG aprovechó al colocarse e inclinarse para darme besos en la boca, situación completamente nueva para mí. Tenía tres bocas de hombres maduros en mi cuerpo, dos en mis senos, otra besándome y a punto de tener sexo con ellos, sentía manos en mi vulva y ano que se tocaban al acercarse a mi perineo, sin dejar de tener sus bocas en mis pezones y en la mía. GusG dejó de besarme y se dirigió al modular, puso música movida, nos habló a los tres pidiendo que les bailara desnuda, dejaron de manosearme y chuparme para apoyar la moción de su amigo. Estaba demasiado excitada para concentrarme además de que la música no me inspiraba, así que como estaba “libre” moví la cabeza de manera negativa, insistieron a lo cual persistí en mi negativa. ÁngelU extendió sus manos para que se las tomara y me dijo que lo siguiera. Como ya no seria espectáculo, bailaría con ellos uno a uno, pero desnuda… Para volverme loca de la excitación.

Me hizo caminar hasta un claro en la sala con espacio para bailar, al principio sólo se movía él, poco a poco fui animándome al verlo bailar y al sentir la música y comencé a moverme al ritmo de la música. Empezaron las exclamaciones como “wow” y esas cosas subiendo el tono de sus voces y movimientos cadenciosos. Me inundo la sensación de libertad y dominio, como si fuera dueña de la situación bailando desnuda con únicamente los zapatos puestos y sonriente como estrella de la pista. Hubiese pensado que ahí llegaría el máximo erotismo, pero como me ocurría a menudo estaba equivocada. ÁngelU salió con “el paso” de baile más erótico que hubiera concebido hasta ese momento de mi vida.

Yo movía las caderas de un lado y flexionaba las rodillas bajando un poco. ÁngelU me sostenía de las caderas, y las yemas de sus dedos alcanzaban mis nalgas clavándolas como queriendo abrírmelas, entonces me soltó y llevó sus manos a mis tetas, las tomó desde abajo y las empezó a menear de arriba abajo, me bajaba una mientras subía la otra como si fueran pistones. Sentí un chorrito que me escurrió por la entre pierna y sabía que rodaría por mis muslos o incluso caería al suelo. No me importó por el contrario me relajé, abrí los brazos y los levanté, seguí moviendo mis caderas y flexionando las rodillas. Vi a ÁngelU fuera de sus cabales, excitado por completo y no pude evitar esbozar una sonrisa. Estaba en control a pesar de que estaba sola con tres hombres que me doblaban la edad.

A pesar de mi excitación había logrado controlarme y ganar el control de la situación, la tortilla se estaba volteando, sin embargo no sabía, no estaba consciente de que seguiría. Era temprano, la sesión apenas empezaba, estaba bailando con el primero de los tres y aun podrían pasar un sinfín de cosas…

Hasta aquí llegó la cronología antes de ser hackeada. De hecho, este último post casi nadie lo leyó por que lo metí en la noche antes de esa canallada. Cuando abrí el nuevo blog, volví a meter los últimos tres que se encuentran aquí.