Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

viernes, 20 de abril de 2007

Tina Marie 6

miércoles, agosto 09, 2006

Aunque el beso no me gustó, me excitó

La conocí por medio de amigos mutuos, no recuerdo bien como fue, pero la llamaré Marthis.

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Yo tenía quince años, ella uno mas, era morena aperlada, delgada, cara bonita y traviesa. Yo era más alta, igual de delgada. Ella tenía el cabello rizado, me gustaba como se le veía.

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Era el tipo de chica risueña y algo alocada, con ideas y ocurrencias que me hacían reír o asustarte. De mente muy abierta para su edad y se la pasaba bromeando o tonteando.

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Si digo que me gustaba, es decir algo diferente si lo dijera un hombre, puede gustarme una mujer pero no con fines eróticos o sexuales.

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Si digo que tal artista me gusta no quiero decir que si tuviera la oportunidad me la llevaría a la cama. Si un hombre lo dice quiere decir que a fin de cuentas lo haría.

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Hay artistas a las cuales admiro su belleza, me gusta su cara, su cuerpo, como baila o mueve las caderas, pero llevármelas a la cama no es lo mío, mis hormonas o mis tendencias no me llevan por ese camino.

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Así pues, Marthis me gustaba, siempre diciendo estupideces que nos hacían reír a todas. Nació en mi país aunque llevaba tres o cuatro años en el país del norte, vivía con unos tíos, no lo recuerdo con claridad porque los recuerdos que me quedaron de las experiencias con ella no me son tan gratos como con los hombres.

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No que hayan sido malos, simplemente como ya mencioné mis tendencias no me llevan por esa ruta. Algo que recuerdo de manera muy viva es al día siguiente de estar con ella, mientras me ponía crema en los pies pensaba: "N' hombre está cabrón, pinche peste hija de la chingada y sabor tan gacho, pinches machos pendejos que les gusta eso, pinche monstruo en miniatura ( la vulva)...

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Habíamos ido a una reunión, había pedido permiso de quedarme en la casa de Marthis, habíamos planeado que me quedara en su casa pero nunca fue la intención el tener sexo, posiblemente a esa edad y a cualquiera, me hubiera negado.

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Aunque tuve relaciones lésbicas en el futuro, algunas de ellas, sin mediar el dinero, nunca fueron planeadas ni las intuí. Siempre fueron espontáneas un poco contra mi deseo, lógicamente mi temperatura subía y reaccionaba a los estímulos.

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En su recámara tenía una sola cama matrimonial, ahí dormiríamos ambas. Afuera la temperatura era gélida. En mi mente, tengo la idea de que un primo había ido por nosotras a la reunión. Su casa estaba a temperatura muy agradable gracias a la calefacción.

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Después de platicar respecto a la reunión y bromear un rato, enfundadas en nuestras respectivas piyamas, Marthis toco un tema interesante para mí, los muchachos. Que si fulano era más guapo que zutano, o que como la tendría mengano, o que a perengano ya se la había visto porque había estado con él, o cuando menos ya se la había chupado.

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Todos eran chicos que conocía y algunos habían estado en la reunión. Esos temas acaparaban mi atención, me hacían embeberme en el tema.

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Fue cuando tocó el tema del lesbianismo, la dejé hablar sin decir nada, hasta que salió con la idea de que nos diéramos un beso, le contesté que era una locura y que mejor durmiéramos.

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Ya estábamos recostadas en la cama pero al salirme con eso le di las buenas noches y me volteé dándole la espalda. Se me acercó y me decía pendejadas al oído, le contestaba que no y que mejor se durmiera, pasó un dedo en medio de mis nalgas, sentí como si algo dentro de mí se encendiera, no quería pero tenía meses sin que nadie me tocara.

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No pude reaccionar para detener ese estímulo, únicamente alcancé a decirle ya un par de veces. Se me grabó que me dijo que mis nalgas eran atrayentes o excitantes y que probablemente los chicos que me habían cogido se la pasaron acariciándomelas.

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Volteé medio cuerpo para verla a la cara y decirle: "Soy virgen" con una ligera sonrisa en mis labios, me vio con asombro como si viera al fenómeno de circo.

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"¡Que pendeja cómo que eres virgen!" Me dijo con los ojos desorbitados. "Sí, apoco voy a coger nada más para darle gusto a los demáhhh…" Le respondí y no me dejó terminar la frase cuando me plantó un beso en la boca.

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Traté de oponer resistencia pero tantos días sin que me tocaran y sin que me besaran me hizo ser débil y reaccionar contestando a su beso. No me gustó el beso a pesar de que nuestras bocas estaban entrelazadas al igual que nuestras lenguas.

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Era un beso muy diferente a los que estaba acostumbrada, un beso tenue, sin la energía del hombre, quizá eso hizo que las luces de alarma en mi cerebro se encendieran o se apagaran.

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Me tenía abrazada boca arriba, encima de mí, mis brazos pegados a mi cuerpo y los de ella rodeándome sin dejarme "defender".

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El tiempo que había tenido de abstinencia sexual, la conversación de los chicos y ese beso tenue casi insípido hicieron que empezara a excitarme. La excitación llegó cuando Marthis metió su mano bajo mi piyama y calzón. Sentí sus dedos hurgando por entre mis piernas, por entre mis pliegues.

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Mi cuerpo lo pedía, lo necesitaba, así que en lugar de oponerme me dejé llevar, traté débilmente de quitarle la mano sólo al principio, no lo recuerdo, pero a final la dejé llegar, le pedí únicamente que no me metiera el dedo, se sonrió y me dijo: "OK".

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En el momento no entendí la razón de su sonrisa, pasarían meses o años, y con más experiencia pude entenderla. Su sonrisa se debió a que al decirle que no me metiera el dedo, implícitamente aceptaba todo lo demás.

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Son las cosas que se van entendiendo con la experiencia, era obvio que Marthis tenía más que yo, tanto con mujeres como con los hombres.

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Quizá nunca había estado con dos hombres como yo, pero no era virgen y es probable que hubiera estado con varios. Había sentido hombre dentro, y yo no.

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Con las mujeres ni hablar, era muy evidente que sabía que hacer, estaba más que dispuesta a poner en práctica sus conocimientos conmigo.



jueves, agosto 10, 2006

Adiviné sus intenciones y me dio terror

En algún momento tenía su mano en mis genitales, estiré mi mano como reflejo, acostumbrada a que cuando alguien tenía su mano ahí, si yo estiraba la mía encontraría un pene, en esta ocasión no era así, no había pene a mi disposición, sentí que me faltaba algo.

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De cualquier modo la necesidad de mi cuerpo era tal, que la dejé ser y hacer. Sabía que hacer de manera natural ya aprendida. Considero que es más fácil repetir algo que se hace sobre tu cuerpo, que aprenderlo en cuerpos anatómicamente diferentes. Si la otra persona tiene lo mismo que tú, sabes que hacer para excitarla y complacerla.

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No jugueteaba con mis pelos como los hombres lo hacían, iba directamente a la hendidura y como su dedo era delgado casi no me abrió los labios, su dedo cabía muy bien sin que tener que apartarse.

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Me estuvo estimulando unos minutos, sacó su mano y con ambas me empezó a bajar el pantalón del piyama junto con el calzón al mismo tiempo, no puse resistencia, por el contrario, levanté mis caderas para facilitarle la maniobra, quedaron en mis tobillos y yo misma lo retiré usando mis pies.

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La blusa de su piyama era cerrada y se la quitó antes de retirarme la mía, le vi los pechos bien formados, los pezones de color rosa bastante pálido para el resto del color de su piel. Conozco chicas con ese color rosa pálido o más pálido aún pero son extremadamente blancas, Marthis era morena aperlada, no muy blanca.

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Pensé que si hubiera sido hombre ahí mismo me los comería, se los chuparía hasta que me dolieran las quijadas pero siendo yo en vez de alentarme, me intimidó un poquito.

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Al quitarse la blusa y como tenía muy abundante y rizado el cabello se le atoró en el cuello y cabeza quedando con los brazos hacia arriba dejando los senos a la vista y sus ojos cubiertos por un instante. Procedió a desabotonarme la mía, yo quedé completamente desnuda y ella en topless.

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Antes de que se quitara el pantalón y calzón, me dio curiosidad morbosa de ver como la tenía. No era deseo ni mucho menos, sólo curiosidad, de quedar las dos desnudas.

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Al quedar ella totalmente desnuda vi que era evidente que se rasuraba el área del bikini, se dejaba un área bastante amplia con pelos formando una especie de "V" bastante ancha, era tan peluda que no se le veía la piel donde nacen los pelos.

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Sin decir palabra se agachó a besarme los senos, pasaba de uno al otro. En un momento levanté los brazos y los puse junto a mi cabeza y las manos encima de ella.

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Marthis sin dejar de chupar levantó la vista, vio lo que acabo de describir y siguió chupando, otro síntoma de rendición y aceptación de mi parte.

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Me besaba y lamía cada vez más abajo pasando por el ombligo donde se detuvo un poco más lamiéndolo como si quisiera limpiarlo, eventualmente llegó a mi pubis.

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Su posición era incómoda así que de nuevo sin mediar palabra pasó por debajo de una de mis piernas, las levantó un poco y las abrió.

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Acercó su boca a mi vagina hasta casi pegarla, le dio besitos de cariño, provocó que me dieran cosquillas muy extrañas que me indujeron a aumentar mi excitación.

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Me empezó a lamer de forma que para mí era muy rara en ese entonces. Lamía de manera muy suave, extremadamente suave, sólo sentía la punta de su lengua rozándome acariciando mi vulva, no ejercía ninguna presión.

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Sentí la punta de su lengua atravesar mi vulva desde abajo hasta a arriba descendiendo por el mismo trayecto, faltando presión, la exagerada suavidad me desconcertó al principio.

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Me empecé a desesperar, le dije que se dejara de tonterías, de chingaderas, que me lo hiciera bien. Desde en medio de mis piernas escuché su risa y dejé de sentir la punta de su lengua que me desesperaba. Otro síntoma de mi sujeción a su voluntad, todo iba saliendo como ella quería.

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Retomó el cunnilingus que me estaba martirizando, continuó con ese subir y bajar sólo rozando, no lamiendo. Empecé a mover las caderas y, los muslos me empezaron a temblar como árboles en medio de un terremoto. Siguió el suplicio hasta que exploté de la desesperación y con voz exigente le dije: "¡No mames, házmelo bien!" con voz burlona me contestó: "Por fin, ¿mamo o no mamo?"

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No tenía la cabeza fría para responderle y con mi desesperación a tope cerré los muslos y aprisioné su cabeza. Marthis dio un gritito, y con los hombros levantó un mis piernas e hizo un movimiento muy rápido de manos, me pico el ano para que la soltara. Me hizo gritar y sólo acerté en decirle "¡Ay Pendeja !"

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Después de serenarnos me tomó los muslos y con fuerza los separó, quedé como si fuera pollo asado con las piernas bien abiertas, y así me empezó a lamer bien, lo que decimos en forma coloquial se le llama mamar. Era buena haciéndolo, evidentemente tenía con quienes practicar hasta llegar al nivel que había alcanzado conmigo.

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Al final de su cunnilingus metió mi clítoris en su boca, lo succionó lo más que pudo como queriendo arrancarlo y al mismo tiempo puso sus labios a su alrededor haciendo presión contra mí cuerpo y moviendo su cabeza de forma circular.

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Eso me hizo abrir las piernas hasta donde pude, luego las cerré presionando con mis muslos su cara, empecé a decirle que ya bastaba, le repetí él "¡ya!" Varias veces, no me hacía caso así que puse mis pies en sus hombros para tratar de retirarla. Marthis aprovechó ese movimiento para colocar un dedo en la entrada de mi ano, moví mis nalgas a ambos lados para no permitirle que lo introdujera, pero ese movimiento al tener pegada su boca en mi vulva y clítoris me excitó más.

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Alcanzó a meter una parte del dedo, calculo que fue la primera falange y sin dejar de hacer succión en mi clítoris empezó a moverlo dentro de mí como tallándome el recto.

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Llegue al orgasmo que sin ser de los que te revientan el cerebro, me hizo gritar, tomé la almohada poniéndola en mi cara para ahogar el grito.

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Como tenía mis pies en sus hombros los estiré para alejar su boca de mi vulva, lo logré pero no sacó su dedo, su cara quedó alejada de mí entre mis piernas pero su brazo quedó estirado con su dedo en mi recto. Le dije que lo sacara o le daba una patada en la cara, por fin lo sacó.

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Quedé boca arriba bastante relajada, no como con un hombre pero mi cuerpo ya necesitaba algo así, se paró y se dirigió a un mueble, abrió un cajón, extrajo algo, cerró el cajón y se volteó hacia mí.

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Con una sonrisa pícara en la cara y subiendo y bajando las cejas blandía algo con sus manos como si fuera una pequeña espada. Era un dildo, un consolador en forma de pene que a simple vista no sabes si vibra o no.

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Marthis se dirigió a la cama, adivine sus intenciones, no me dio miedo, me dio terror…




viernes, agosto 11, 2006

¡No por favor!

"¿Qué es esa madre?" Le pregunté, no me respondió, se limitó a sonreír mientras se acercaba a la cama.

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"Dime que es esa pinche madre" le dije en voz baja que parecía ser un grito. Siguió sonriendo y me contestó con una pregunta, "¿a poco no sabes que es…?"

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"¡Conmigo ni madre!". Recuerdo que esta frase se la repetí muchas veces en menos de un minuto. "No, yo ni madre, yo ni madre"… tres, cuatro, cinco veces repetí esta frase.

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Marthis me preguntaba el porqué de mi negativa y continuaba asegurándome que no me pasaría nada, que muchas han usado cosas de esas y a nadie le ha pasado nada.

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Le hice ver que siendo virgen, nada habría más triste que perder la virginidad con un pedazo de plástico, y agregué que si de por sí fuese patético perderla con el dedo de un hombre con esa "madre" no tendría nombre. "Bueno entonces por el culo", me respondió.

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"No, ni madre… Tampoco." Le respondí mientras estiraba mi brazo moviendo mi dedo índice en señal de negación.

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Tratando de atenuar la situación le pregunté en son de broma que a quien se la había cortado, sonrió de manera más amplia y me dijo que era como si me fuera a coger un negro. Le contesté que el día que quisiera estar con un negro, sería con una persona masculina de piel negra y no con "esa cosa".

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Seguí diciéndole varias veces "yo ni madre", hasta que soltó una carcajada y yo entré alarmada y todavía excitada le pregunté que de que chingados se reía. Mi pregunta la hizo que soltara una carcajada tan fuerte que se dobló hacia delante de la risa y tuvo que taparse la boca con ambas manos.

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Le repetí la pregunta con un tono más grave y me respondió que tanto mis palabras como mi cara de asustada en conjunto eran de lo más cómico. "Es que está cabrón, si me la tratas de meter a huevo voy a reaccionar como si fuera una violación y voy a empezar a tirarte golpes, patadas y arañazos, ya te dije." Esa fue mi contestación.

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Comprendió que mi negativa era rotunda. De forma consciente o inconsciente reconoció cuales eran mis límites y me respondió preguntándome que como a ella si le gustaba que le metieran esa cosa.

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Respondí diciéndole que a ella si quería iba al cuarto de su primo por el bate de béisbol y que se lo metería por el culo hasta que le saliera por la boca.

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A mis palabras reaccionó con una mueca de fastidio imitando una sonrisa forzada como diciendo que no le causaba ninguna gracia lo que acababa de decirle. Hubo un silencio por un instante, ella se llevo el dildo a la boca y le dio un beso, me miró con cierta ironía y me pregunto si no se me antojaba.

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Tardé un par de segundos para pensar que decirle, tragué saliva y le contesté que "si fuera real, sí". Me volvió a decir que se la había cortado a un negro y bla, bla, bla.

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Al ver que no me convencía con ningún argumento puso ambas rodillas en la cama, dejó el dildo a un lado debajo de una almohada y se subió encima de mí. Me rodeó el cuello con sus manos y me empezó a besar. De nuevo eran besos suaves, tenues, algo insípidos y después de la discusión que acabábamos de tener no tenía ningún deseo de beso de mujer.

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Traté de voltear la cara pero me la tenía sostenida de las mejillas, me dio una chupada en la nariz, volvió a besarme y regresó a la nariz para besármela, su ternura me hizo regresar a los terrenos de la comodidad, no estaba acostumbrada a tales cosas con los hombres que me habían tenido en una situación similar. Seguía besándome la boca y la nariz sosteniéndome de las orejas.

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Hay hombres que son iguales o más de tiernos y los he conocido con el plus de tener pene, espalda ancha, pecho plano y velludo con voz ronca pero hasta ese momento no me había tocado conocer a nadie así.

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Se empezó a concentrar únicamente en mi boca dejando la nariz en paz, comenzó a mover sus caderas de tal forma que nuestros pubis se juntaron. Siguió con el movimiento de un lado a otro y no de arriba abajo, no sé como a pesar de que tenía mis piernas casi cerradas empecé a sentir que con su pubis me estaba abriendo los labios vaginales en su parte más alta. Así no me quedó más remedio que ceder…

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Por instinto abrí las piernas lentamente hasta que sus caderas quedaron en medio. Volvió a sonreírse y de nuevo le pregunté por qué lo hacía, me dijo que yo era muy hembra ya que reaccioné instintivamente ante su acción.

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Le pregunté si ella no lo era y me contestó que también pero que ella cuando lo hace es voluntariamente y lo mío había sido un acto reflejo absolutamente involuntario.

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Dentro de mis escasas posibilidades sonreí y la dejé seguir con sus besos hasta que sentí por primera vez algo que no podía creer. En ese momento y por muchos años, no hubiera podido explicarlo, de hecho no sé si sea capaz ahora.

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Con su clítoris había localizado el mío dándole topecitos de forma horizontal primero y pasando después de manera vertical terminando con movimientos circulares. Sentía esa bolita de carne en la mía, sus labios rozando y abrazando los míos, su pubis topando con el mío y nuestros pelos enmarañándose. Eso sólo se siente con otra mujer, necesitas ser mujer y estar con otra mujer para sentirlo.

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A partir de ahí me dejé llevar por los sentidos, toda aquella repulsión natural y/o aprendida hacia las mujeres la olvidé por los siguientes 10 minutos. Creo que puedo decir que en todo caso es más excitante que satisfactorio, es decir, excita, calienta, hasta puedes llegar al orgasmo en un momento dado pero no es como con un hombre.

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Me excité tanto que levanté más mis piernas, estiré mis brazos, le agarré las nalgas y la empujaba hacia mí para que me diera empujones más fuertes, empecé a mover mis caderas de arriba abajo para que nuestros pubis realmente chocaran como carneros.

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Después de unos instantes empecé a sentir mucha humedad en mi parte íntima, me di cuenta que el líquido vaginal de Marthis estaba cayendo en mi vulva, primero me dio asco, después me alegré porque pensé que si nos hacíamos oral su parte estaría relativamente limpia por estar arriba de mí, mientras que la mía tendría una cantidad enorme de ambos líquidos mezclados.

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Hizo que me viniera otra vez, también tenue sin que me explotara el cerebro, pero con dos orgasmos tan seguidos, cualquiera vuelve a la vida y se le endulza el carácter, me invadió una sensación de bienestar al término del segundo orgasmo.

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Sin bajarse de mí me volvió a tomar de las mejillas y me dijo, "¿ves que si te iba a gustar chiquita?". Le contesté, "ay me tratas como si fueras hombre"

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Y me respondió, "pues aquí la vieja eres tú, de plano, eres bien maricona, para que reacciones hay que tratarte siempre como la vieja."

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Me siguió diciendo más de lo mismo, ya no recuerdo que más, que qué bueno que no había sido hombre y que otras mujeres "straight" (heterosexuales) no necesariamente son tan femeninas hasta para la cama.

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Al terminar de decírmelo estiró su brazo y tomó una cajita de pañuelos de papel que había en el buró, se quitó de encima de mí y sacando unos cuantos empezó a limpiarme. ¡Ah! El toque femenino de su parte, una mujer supone que también las lesbianas puras prefieren a la otra chica aceptablemente limpia de su parte, mientras que el hombre aprovecha la humedad para penetrarla con más facilidad. Desde luego que ella aprovechó para limpiarse.

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Se colocó de su lado de la cama y me dijo, "ven" al mismo tiempo que hacía una señal con ambas manos que indicaban lo mismo que sus palabras. Ya sabía lo que ella buscaba, quería que le pagara el favor, sería mi turno de probar por primera vez, senos, pezones, nalgas… vulva y ano. ¡No, eso último no, por favor!

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sábado, agosto 12, 2006

De lesbianas, "Don Q" y retos

En esta semana me han escrito varios comentarios o a mi correo haciéndome preguntas acerca del lesbianismo.

Lo que puedo responder es que no es mi fuerte ni soy experta en el tema.

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Respeto mucho a las lesbianas y a todas las minorías. Simplemente que a mi una mujer, a pesar de lo que esté diciendo mi diario íntimo hasta el momento, no me atrae sexualmente.

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No soy misógina. No odio a las mujeres. Tengo muchas amigas, muchas de ellas muy guapas, a las cuales quiero mucho pero, no me atraen como me atraen los hombres.

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Reconozco la belleza en otras mujeres, cuando me parecen atractivas. He notado que los hombres ven a la mujer de una manera y las mujeres de otra. Es decir, una chica me puede parecer guapa y a muchos hombres no. O viceversa.

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Sólo puedo decir que las mujeres no son mi fuerte pero eso no significa ni que las odie ni nada por el estilo

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En fin, si hay alguna chica lesbiana que me lea y deseé responder las preguntas en los comentarios, será bienvenida.

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Por otra parte, ayer hablé con "Don Q". Prácticamente me pico el amor propio y me retó a que coloque una foto más reveladora que las anteriores.

Le pregunté si algo así como la foto que està al final del post y me dijo que si pero que fuera en positivo aunque sean en blanco y negro.

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Le dije que no me atrevía y fue cuando me empezó a calentar el buche.

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Por lo pronto, ya coloqué esta de cuerpo entero. Quizá mañana coloque el positivo.













domingo, agosto 13, 2006

Frontal sin Don Q

Este fin de semana, no me tocó ver a Don Q más que unas cuantas horas ya que ambos tuvimos ocupaciones y viajé solo para eso. Verlo unas pocas horas. Así que hablamos más por teléfono.

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Y por teléfono se dio una situación muy rara que fue la de picarme la cresta, como mencioné ayer. La de incitarme hasta incluir la foto en positivo.

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Como ya lo había anticipado, sería en blanco y negro y en ligeramente alto contraste pero frontal y en positivo. Espero que Don Q quede satisfecho. También espero que se vea porque en otras ocasiones la subo pero no se ve. Aunque la de ayer en negativo, sí.

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Me han pedido que comenta más acerca de mi relación con Don Q, en especial como me llevo con sus hijos y más especialmente aún con sus hijas.

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Espero el próximo fin de semana, dedicarle cuando menos un post al tema.

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Sinceramente espero que no me salga ningún comentarista conque no cree en los textos o en las imágenes. No gano nada aquí ni busco promocionarme, ni obtener clientes. Ese oficio, quedó en el pasado para mí.

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Por favor, me avisan si se ve la imágen.
Quizá algún día me anime a colocar a color, por ahora, no.

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Durará todo el domingo.

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ACTUALIZACIÓN:





Ya la quité

Publicado por Tina Marie ex puta




lunes, agosto 14, 2006

No me gusta pero lo hago cuando debo

Recostada boca arriba me pidió que le besara los senos. De entrada no me pareció agradable la idea pero conforme transcurría el tiempo y se los besaba y succionaba cada vez más me fue pareciendo al principio soportable y después incluso medianamente agradable.

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Después de todo, se trata de un montículo de carne relativamente blanda con sabor simplemente a piel aderezada con algún perfume aplicado en alguna zona cercana o directamente en donde estás besando y chupando.

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La situación se agravó cuando me pidió que bajara la mano hasta su monte de Venus. Recuerdo claramente la sensación que experimenté. Todavía se me pone la piel de gallina cuando recuerdo esa primera vez que mi mano tocó un monte de Venus ajeno.

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Sé que mucho tuvo que ver mi edad y la cultura donde crecí. Así que estaba y quizá sigo estando prejuiciada contra cosas como el lesbianismo y de que te sientes como manchada si tocas una parte íntima femenina que no sea la tuya. Sientes como si hubieses cometido un pecado en el cual no hay perdón.

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Además mis tendencias son netamente heterosexuales, así que cuando estiro mi mano y siento ese promontorio de carne totalmente cubierto de pelo, reaccioné como si me hubiera dado un toque eléctrico e inmediatamente quité la mano.

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Marthis algo me dijo que me hizo regresar la mano a su monte de Venus, en esta ocasión me armé de valor y la dejé más tiempo, no sabía que hacer así que empecé a recorrerlo con las yemas de mis dedos tratando de "despeinarla" si es que cabe el término porque si mal no recuerdo los tenía bastante despeinados, esponjados y rizados.

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Yo continuaba besándole el busto, le chupaba el pezón izquierdo cuando me dijo que metiera la mano "más abajo", dándome a entender que mis dedos cruzaran la barrera del monte de Venus y se internaran de lleno en sus labios. No le hice caso, simulé que no la había oído y la seguí chupando, mi mano no había avanzado más allá de su pubis.

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Con un movimiento rápido Marthis abrió sus piernas, tomó mi mano y la empujo hasta que sentí en mis yemas una vulva ajena por primera vez.

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No quiero ser injusta por lo que a continuación diré. Marthis era muy guapa, limpia y agradable, estoy plenamente segura que cualquier hombre quisiera tenerla en su cama.

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Pero cuando mis dedos rozaron sus labios menores sentí un escalofrío que me recorrió toda la espalda, se me revolvió un poco el estómago, lo admito, casi quería llorar.

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Me recordó mucho cuando iba un súper y en la sección de pescadería, por accidente metía los dedos donde están los moluscos, pulpos, calamares, etc.

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Una piel súper suave, delgada, en extremo tersa, húmeda y viscosa y hasta con olor similar. Aunque claro, estando en su busto, en ese momento el olor no lo percibía.

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Pasaron mil cosas por mi mente. Una fue que me dio un enorme gusto dentro de la sensación de escalofrío y estómago revuelto, ser mujer, porque de ser hombre tendría que lidiar con eso con mucha frecuencia, de hecho, es algo que he pensado muchas veces y lo sigo pensando.

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Al sentir Marthis mi rechazo estiró su brazo por atrás de mi espalda y alcanzó a acariciarme al nacimiento de mis nalgas, debido a mi postura no me las alcanzaba completamente.

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Para ser honesta esa idea sí me gusto. Deje de besarle los senos y me volteé, me puse en cuatro viendo hacia sus pies, casi le puse las nalgas en la cara.

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Con ambas manos me las acaricio mientras yo me limitaba a rozarle levemente los labios más que con la yema, con la uña. Puso su yema en mi esfínter, en la entrada del ano y empezó con movimientos circulares empujando cada vez más fuerte tratando de entrar.

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Estaba seco, no podía entrar, retiró su dedo de mí y se lo llevó a la boca para ensalivarlo, luego lo pasó por toda mi vulva para impregnarlo de lubricante natural, volvió a ponerlo en la entrada rectal y regresó al movimiento circular que me estaba haciendo. Después de varios intentos lo logró.

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A diferencia de otras ocasiones con los chicos, especialmente JManuel y Raúl1 esta vez no sentí dolor y sí bastante placer.

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De nuevo sólo metió una falange, máximo medio dedo, me enardeció, me calentó, me excitó inmediatamente como cuando se enciende un motor.

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Yo reaccioné tocándole mejor la vulva, coloqué firmemente la yema y oprimí un poco, sentí lo que parecía el clítoris y empecé a darle masaje. Era lo que yo llamaría "un dialogo silencioso", durante unos minutos no emitimos ni una sola palabra.

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El encanto terminó cuando Marthis me sacó lentamente el dedo y me pidió que se la mamara. No sé que cara habré puesto ya que Marthis comprendió que no estaba lista y que por mis reacciones quizá nunca lo estaría, así que me dijo algo que se me grabó tanto que todavía lo recuerdo bien: "Bésamela, me conformo con que me la beses y te mojes las trompas de mí"

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Tampoco me agradaba esa idea pero no supe negarme y tal vez, muy en el fondo, sabía que podría ser la única oportunidad en mi vida de averiguar "a que sabía una mujer".

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La miré a los ojos, estaba hincada en la cama de espaldas a ella y con el torso volteando a su cara, nos miramos fijamente en absoluto silencio.

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Llevé mi cabeza atrás y miré al techo, respiré hondo y volví a verla a los ojos. Sin mediar palabra me fui moviendo hasta quedar en medio de sus piernas y le vi de nuevo su parte íntima, me fui acercando hasta que mis rodillas estaban entre sus talones.

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Ya no tuve valor de verle la cara, le miraba del ombligo hacia abajo, estaba pensando donde darle el beso, decidí dárselo lo más arriba posible donde se unen los labios menores. Fui arqueando mi espalda conforme mi cara se acercaba a su vulva, esta se veía cada vez más y más grande y su olor era más y más perceptible.

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Días después recordando ese preciso momento, comprendí porqué hay tantos chistes y es del conocimiento popular la analogía con el olor a pescado.

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Mi cara se encontraba a unos centímetros, su olor me estaba aturdiendo y cerré los ojos de manera inconsciente, automática. Detuve mi avance, se me había terminado el valor de acercarme más, ya no podía.

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Súbitamente sentí las manos de Marthis en la parte trasera de mi cabeza, venían en mi ayuda. Ella entendió que por mi misma, los labios de mi boca jamás harían contacto con sus labios vaginales, suavemente me fue atrayendo hacia ella hasta que se realizó el contacto.

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No me fue agradable por sí mismo pero el hecho de que ella me hubiera ayudado a corresponderle me hizo ser más receptiva y sobretodo cooperativa.

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No me gustó el sabor aunque a fuerza de ser sincera, esperaba algo peor, aún así me pareció muy amarga, a diferencia del hombre que es entre dulzón y agridulce.

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Me parece que su sabor es menos fuerte que su olor, me lo pareció con Marthis y con otras chicas con las que tuve experiencias lésbicas.

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Después de plantarle el beso me hizo un ademán de que me le subiera. Me dije que prefería los besos en la boca o en los senos antes que darlos allá abajo, así que reaccioné rápidamente a su invitación de acostarme sobre ella.

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Así lo hice, nos besamos un poco, me bajé de ella, me recosté en mi lado de la cama y le di la espalda estando desnuda todavía argumentando que estaba cansada y que en un momento me vestiría.

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La verdad es que lo que realmente deseaba era que "me cogiera" con dos dedos como lo había hecho Jesús H, todavía me quedaba un poco de ganas para eso.

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Sin embargo Marthis levantó la almohada sacó el dildo que estaba ahí y se paró a dejarlo en el cajón de donde lo había sacado. Ella se daba por satisfecha que la primera vez que mis labios se habían impregnado de líquido vaginal era el que provenía de su vagina era "un triunfo" para ella, así lo percibía yo, eso que flotaba en el ambiente, y su cara de satisfacción, su leve sonrisa afable lo reflejaba.


martes, agosto 15, 2006

Me sometió pero aprendí a mandar


Cuando desperté tenía un cierto remordimiento, una sensación de culpabilidad mayor que mis primeras incursiones en el sexo con Raúl1 en mi pre - pubertad.

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Después de bañarnos por separado, nos dimos cuanta de que había un olor extraño en el ambiente. Cuando estás teniendo sexo no lo notas. Pero te bañas, regresas a la recámara y te da un cierto tufo a pesar de que habían pasado varias horas.

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Nos vimos a la cara y sin articular palabra nos dijimos que si cuando hay una mujer teniendo sexo deja el cuarto oliendo, cuando son dos juntas el olor se multiplica al cuadrado.

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Así que en silencio Marthis regresó al baño de la recámara y de abajo del lavabo sacó un desodorante ambiental, cuando lo estaba usando simplemente asentí con la cabeza en son de aprobación.

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Son esos pequeños detalles los que para mí implicaban ir perdiendo la inocencia paulatinamente, más aún el sexo en sí, el borrar "las huellas de la batalla" que te delataran, es entonces cuando empiezas a perder la inocencia.

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"Apoco no te gustó" me preguntó, le contesté que sí pero que sentía que había faltado algo. Me preguntó que si me refería a un pene y le respondí que sí.

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En tono irónico me preguntó si había algún macho disponible en la habitación y ante mi respuesta negativa continuó para reprocharme que hubiera rechazado el consolador y que al no haber macho cerca lo que hicimos fue bastante llenador.

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Encogí los hombros como señal de indiferencia, me llevaron a mi casa y pensé que esa sería la única experiencia lésbica de mi vida.

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Con Marthis estuve unas cuatro o cinco veces, no más y antes de mencionar a otras personas con las que tuve algún tipo de encuentro sexual en mi exilio estudiantil, quiero recordar una de esas ocasiones que estuve con ella.

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Durante los días siguientes, incluso un par de semanas, cuando ella me invitaba a pasar de nuevo una noche en su casa yo le contestaba que sí pero sin sexo.

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Sin hablar se sonreía y negaba con la cabeza, sin darme un "no" rotundo. Así que me encontraba temerosa a pasar otra noche en su casa.

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Fui invitada a otra reunión a la cual asistiría Marthis, unos días antes me dijo que si quería podía quedarme en su casa, que me sería más conveniente.

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Le agradecí el gesto aunque estaba renuente sabiendo lo que pasaría si iba. Pero días después de su invitación mi cuerpo volvió a sentir la necesidad de caricias, empecé a ver de buena manera la posibilidad de pasar otra noche en su casa.

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Cuando la volví a ver, un día antes de esa reunión, acepté abiertamente tratando de no mostrar ningún entusiasmo al respecto. Fui a la reunión, ahí estaba ella, conviví con la mayor cantidad de gente posible y me divertí bastante como en cualquier "get together". Tampoco recuerdo quien nos llevó a su casa. Supongo que sería su primo otra vez.

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Cuando estábamos en su recámara y ya nos habíamos puesto la ropa de dormir salió con la idea de ver una película porno que tenía escondida, esa misma tarde la había tomado del lugar donde su papá guardaba todas sus películas y al día siguiente pensaba regresarla a su lugar.

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Respondí que sería mejor no verla porque podrían despertarse los demás, las películas porno son "muy ruidosas", me dijo que la veríamos con el volumen bajito y así no habría problema.

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A regañadientes acepté porque estaba convencida de que no la podría disuadir con ningún argumento, ver la película no era problema para mí pero tenía miedo de que nos descubrieran viéndola.

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La puso y la empezamos a ver, era una película porno de las que abundan, puras parejas en varias posiciones, luego un trío de dos mujeres y un hombre y alguna escena de lesbianismo, siempre hay escenas de lesbianismo en las películas porno.

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El ver todo eso me excitó, no recuerdo las escenas en sí, sólo recuerdo que terminé excitada, mi cuerpo ya me estaba pidiendo hacer lo que veía y si bien no tenía hombre a la mano no estaba sola.

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Al terminar de ver la película quedé tan húmeda que con el pretexto de ir a orinar fui al baño a limpiarme, obviamente no le diría le verdad, si le hubiera dicho que estaba muy húmeda y me iba a limpiar hubiera sido presa más fácil de lo que era.

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De poco me sirvió, al entrar al baño vi que el calzón estaba más manchado de lo que pensaba, no me atrevería a regresar al día siguiente con una ropa en esas condiciones, así que decidí lavarlo en el lavabo con el jabón líquido para manos, lo dejé colgado a un lado de la regadera.

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Al salir del baño Marthis me estaba esperando de pie justo afuera, le iba a decir que me había tomado el atrevimiento de lavarlo cuando me tomó de una mano y de la cintura y me dio un beso.

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Como apenas iba a empezar la frase me tomó con la boca abierta, era tal mi excitación, o quizá porque le tenía la confianza de ya haber estado con ella que le respondía con la misma energía el beso. Nos abrazamos como hombre - mujer sin despegar nuestras bocas.

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Eso le dio confianza a ella, me explicaré: Al ver que yo le respondí bien nos dejamos de besar y me pregunto que qué le iba a decir. Si mi respuesta hubiera sido tibia, fría o de rechazo no me hubiera soltado hasta excitarme, pero al ver mi reacción se dio tiempo para preguntarme que qué le iba a decir.

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Le dije lo del calzón y lo primero que me dijo era que si quería ella me daría uno nuevo, que tenía varios, al rechazarle su ofrecimiento me dijo que lo acercara un rato al ducto de la calefacción y luego lo metiera entre toallas, así amanecería seco, así lo hice y todo bien.

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Nos metimos a la cama y se acercó a mí, me dio un beso de pico y bajó su mano a mi entrepierna, yo traía una bata hasta la rodilla y como es obvio suponer no traía calzones.

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Llegó a mis genitales y al tocármelos abrió mucho los ojos y me preguntó, "no que habías ido a miar", le respondí que claro que sí y me volvió a cuestionar, "¿no te limpiaste o que?", mi respuesta fue un "claro que sí", sólo que esta vez con mayor énfasis, "pues pareciera que no" Replicó.

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"Ay cabrona hasta parece que te acabas de untar mantequilla" (esa analogía la escucharía otras veces en mi vida, con variantes, como mayonesa o crema).

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Empezó a hurgar más profundo en mis genitales, siempre respetando el no penetrar mi vagina, me quité la bata argumentando que tenía mucho calor. Marthis se limitó a sonreír

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Continuó besándome y frotando mi vulva hasta que me dijo que me volteara, giré mi cuerpo rápidamente para quedar boca abajo, la rapidez de mi movimiento hizo que Marthis soltará una risa que ahogó con su mano, le pregunté de que reía y me dijo, "no que no te gusta" me limité a decirle, ¡cállate!

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Al sentir su mano y en especial sus dedos rondando mi ano levanté las nalgas para facilitarle la inserción. Me metió un dedo, cada vez era más hábil y experimentada, sentía rico pero necesitaba más, así que le pedí que metiera otro, como sus dedos estaban muy lubricados de mí sabía que no me dolería. Al hacerle la petición me dijo en tono de burla, "así me gusta, que me lo pidas" Le respondí en venganza que si así les pedía ella a los fulanos.

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Mi pregunta la hizo enojar y con coraje me metió de empujón el otro dedo al mismo tiempo que ahora ella me decía en tono determinante ¡cállate!

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Con la enorme necesidad física que tenía y dos dedos dentro de mi ano Marthis me tenía sometida, aún así recuerdo que entre el placer y el dolor logré reunir fuerzas para continuar con nuestro diálogo pícaro – lésbico –femenino - adolescente.

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Le dije, "cuando los saques te chupas los dedos" y dentro de todo el torbellino de sensaciones en mi cabeza reí como pude, a lo cual Marthis respondió con un empujón mayor de ambos dedos tan al fondo como pudo. "Y te callas o son tres" me dijo, me amenazó con meter un tercer dedo, "grité" en "voz baja" un "no" muy largo.

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Así me tuvo sometida por un lapso que me pareció un siglo y también un segundo al mismo tiempo. Esta ocasión si me hizo venir con más fuerza, de esas que te estallan en la parte trasera del cerebro.

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Ese juego de palabras me había enardecido un poco y comprendí que estaba en una situación muy diferente a la que se tiene con un hombre. Con una mujer puedes emparejarte, con una mujer puedes lograr la empatía, someter y ser sometida, su cuerpo tiene las mismas debilidades que el tuyo.

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Vi que mi momento de saber que se siente "mandar" durante el sexo estaba esperando por mí, tan próximo que lo podía palpar.

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miércoles, agosto 16, 2006

El dildo podía esperar

Después de hacerme venir yo seguía tendida boca abajo y Marthis sacó los dedos y empezó a recorrer mis nalgas con su mano.

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Sabía hacer bien las cosas con un dedo recorrió la raya entre mis nalgas deteniéndose por lapsos cortitos en el ano y luego retomaba la trayectoria de camino ascendente y luego hasta abajo otra vez.

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Yo sabía que era cuestión de segundos para que mi momento de regresar a terreno prohibido llegaría, terreno prohibido por mi cultura, mi crianza, mis ideas familiares y en especial, por mi mente y mi corazón.

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Aun así lo deseaba no como alguien que desea sexualmente algo. Yo no veía ni sus nalgas, ni su vulva, ni su ano como algo que revistiera el más mínimo interés sexual en mí, no había deseo ni morbo.

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Mi interés consistía ahora principalmente de un cierto deseo de venganza, un deseo de emparejarme, sólo con una mujer puedes tener esa sensación de igualdad.

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Solamente otra mujer tiene en su cuerpo los factores que la harán ser sumisa y abnegada en la cama, con un hombre esto no se puede lograr.

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Otro factor que me motivaba en menor medida era el saber qué se siente, como se siente una mujer por dentro, que siente un hombre cuando le mete los dedos a una mujer por el ano y la vagina y desde luego, a que sabe una mujer.

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Quería ver en esa cara siempre risueña y bonita un gesto de dolor-placer y más que nada de sumisión. Quería saber si ella también se rendiría ante el placer y se sometería a mis maniobras como yo lo hacía ante las de ella y ante las de los hombres.

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Sentía curiosidad por ver si ella contestaba con un "si" de manera casi humillante o sin el casi a alguna pregunta que le hiciera durante mis caricias. Sabía que todas las mujeres reaccionamos de esa manera, todas lo intuimos desde que somos muy pequeñas pero quería corroborarlo.

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Así que cuando dejó de acariciar mi trasero me volteé boca arriba, se inclinó sobre mí para besarme de nuevo, ese beso fue suave, cuando retiró su boca de la mía nuestros labios se habían pegado y se separaron lentamente como cuando abres una bolsa hermética, es decir, nuestros labios no se separaron de golpe sino que empezaron a separarse por las comisuras y el centro quedó pegado al último, estirando nuestros labios un poquito.

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Ella se recostó boca arriba y sin que me dijera nada me incorporé y le regresé el beso, sólita llevé mi mano hasta su pubis, se lo rasqué e hice cierto ruido con sus pelos y ella se sonrió, primer síntoma de sumisión.

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Comencé a hurgar más adentro e hice "de tripas corazón" como decimos aquí, es decir, aguante la sensación de repulsión que me invadió, la cambié por la idea de ver esa carita chiquita y juguetona por una cara de sufrimiento-placer que ya estaba logrando.

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Llegué a su clítoris y vi como se le abrieron los ojos de manera desorbitada, como si le hubieran clavado una estaca a Drácula. Supongo que muchas le hacemos así pero ni nos vemos ni reflexionamos al respecto, esa es una de las ventajas de superar la repulsión y traspasar nuestros propios límites.

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Continué dedeándola mientras le manipulaba toda la vulva y regresaba a su clítoris que tenía muy bien localizado. Marthis suspiraba por la nariz, si es que cabe la expresión, ya que no la dejaba de besar y por momentos el aire que exhalaba lo aventaba directamente dentro de mi boca.

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En un momento de respiro que le di, de debajo de la almohada sacó el dildo, después supe que cuando yo había ido al baño aprovecho para sacarlo del cajón y lo escondió ahí. Me miró y abrió mucho los ojos, muy motivada y exaltada, únicamente extendió su mano para dármelo y me dijo "ten". No me dijo más en ese momento, como si yo ya supiera que hacer exactamente, lo tomé, nunca había tenido uno en mis manos, tocas el tallo y su textura es muy parecida a la de un hombre de verdad, de la forma, ni hablar, es idéntico.

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Se volteó para ponerse en cuatro, me coloqué atrás de ella. En un momento que no me veía, aproveché para darle un besito al dildo en la punta y luego chuparle la cabecita, sólo quería saciar mi curiosidad sin que ella me viera para que no se fuera a burlas posteriormente.

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De nuevo vi ese extraño espectáculo que solo se ve si estás detrás de una mujer que se encuentra en cuatro. Pensé que como cambiaba una mujer desde otro ángulo, la vista es radicalmente distinta, me explico. Marthis era muy bonita de la cara, siempre peinada, arreglada y bien perfumada, siempre pulcra y con una imagen amable a la vista e invitando a que te le acercaras, no importando tu sexo.

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Pero desde allá atrás era otra cosa, el par de nalgas, lo más adentro de las nalgas era más oscuro que el resto, el ano en medio de ellas como si fuera el cráter de un volcán o algo así, oscuro e intimidante.

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Más abajo su área perineal y más allá su vulva llena de pelos y pliegues, los pelos llegando hasta el área perineal, todo un caos en medio de las piernas.

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Obviamente comprendí que esa imagen pavorosa que podía observar en ese momento Jesús H, JManuel y Raúl1 la habían observado conmigo y en general todo hombre que se encontrara en la misma situación en la que yo estaba en ese preciso instante.

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Estaba a punto de llevar el dildo a la entrada de su vagina cuando tuve la idea de empezar a calentarla más con mis dedos, el consolador vendría después.

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Respiré hondo, tragué saliva y agradecí de nuevo ser mujer y no tener que lidiar con esto toda mi vida. Le puse la yema del dedo cordial de la mano derecha en la raya de las nalgas mero arriba.

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Sabía que hacer puesto que con Marthis eran ya cuatro personas que lo habían hecho conmigo. Fui bajando el dedo, pasé por su ano sin detenerme, estaba suave y no muy húmedo, seguí más abajo, su área perineal rasposa y un poco más húmeda que el ano.

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Descendí más, hasta el orificio vaginal, un pantano, humedad extrema, sensación muy suave que se acrecienta con la sensación de viscosidad. Ya había recorrido todo el terreno prohibido, la zona de "pecado mortal" y seguía con vida, seguíamos con vida.

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Era mi momento, el momento de la verdad. Introduje con cuidado un dedo en su vagina, sé que fui torpe al principio o quizá toda la sesión. Me impresionó su humedad, tanta humedad dentro de ese agujero me parecía inconcebible, humedad y también mucho calor.

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No sabría calcular pero por dentro tendría varios grados más que su temperatura exterior que de por sí ya era caliente. Se me ocurrió la idea de meterle un dedo en el ano con la otra mano, así lo hice. Son sensaciones muy diferentes, el ano es más cerrado, más estrecho que estrangula el dedo. La vagina es más amplia, tanto el orificio como su interior.

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Por dentro la vagina es suave, sus paredes son como carne acanalada, no es lisa por dentro, es corrugada con pequeños bordes como si estuviera recubierta por dentro de una esponja corrugada.

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El ano por dentro es totalmente liso, su interior, las paredes del recto se siente como se siente la boca por dentro, muy lisa y suave e igual de húmeda, más amplia como si estuviera abombado, como un pequeño globo por dentro.

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Estaba empezando a satisfacer mi curiosidad y era yo quien tenía el control, era mi momento de ver caras de sumisión y éxtasis, era mi momento.



jueves, agosto 17, 2006

Si no entra, lo hacemos entrar…

Tenía un dedo en cada agujero de Marthis, por mi mente pasó un "flash back" de lo que me habían hecho a mí los hombres que he descrito en mi historia.

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Meter un dedo mientras sacas otro, a mi únicamente me lo habían hecho por el ano pero tendría que ser la misma técnica. Mi instinto salvaje me dijo que no me apresurara, que primero le metiera otro dedo en la vagina y después otro en el ano, y cuando tuviera dos en cada hoyo metiera y sacara como un pistón.

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Le saqué el dedo de la vagina por completo sin sacar el del ano, al entrar de nuevo lo hice con dos dedos, el índice y el cordial. En este momento mis movimientos en su vagina no eran de meter y sacar, sino como si los estuviera atornillando, mientras que en el ano sí era de meter y sacar mi dedo.

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Empezó a gemir con sonidos como una "mmm" prolongada, le metí otro dedo más en el ano, jajájajá, perdón pero todavía me causa gracia, al metérselo emitió un ¡ah! muy sonoro y doloroso.

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Solo reí por dentro, aguante las ganas porque sabía que de hacerlo perdería una amiga y lo que era peor, ganaría una enemiga, sólo reí por dentro, mi venganza empezaba.

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Traté de entender mejor a los hombres, al ver como se pierden tus dedos dentro del cuerpo de otra persona me parecía interesante, no como para desear hacerlo todos los días de mi vida pero si llama la atención como se pierden dentro de los hoyos de carne.

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La vista tampoco era algo que me excitara mucho, las dos nalgas, los dos agujeros y mis dedos perdiéndose en ellos, sin contar el olor que entre más los metía y sacaba iba en aumento. La persona que lo hace percibe primero y mejor que la persona a la que se los meten.

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Ya había estado en ambas situaciones y lo comprobé, además cuando estás excitada con dos dedos dentro de ti y algunos recorriendo tu vulva no te importa, no recapacitas en eso, ni té molesta que te estén ensuciando, ya habrá tiempo de limpiarte.

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Después de sentirme lista y sentirla lista a ella empecé con los movimientos de meter y sacar, mientras metía mis dedos lo más que podía en su ano, sacaba los que estaban en su vagina y así sucesivamente.

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Marthis, empezó a hacer sonidos típicos con la boca, de haber sido hombre creo que me hubiera excitado oírla, emitía un sonido silbante que se logra cuando aprietas muy bien los dientes y abres la boca y aspiras muy fuerte.

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Me parecía tan divertido que no me interesaba ensuciarme los dedos, era la primera vez que lo hacía y no sabía que luego batallaría para quitarles el olor, en especial a los que habían estado atrás.

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Después de un lapso en que no me detuve y ya sudando por el ejercicio de meter y sacar con tanta fuerza y velocidad, Marthis tomó el dildo y estirando su mano para atrás me lo dio. Saque los dedos de su ano, lo tomé y le pregunté, ¿por el culo?. ¡¡¡No!!! me respondió alargando el sonido, casi gritando. ¿Por la panocha?, le pregunté y reconozco que fue una pregunta tonta. "Lógico pendeja", me respondió…

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¿Pendeja yo? no soy yo la que está empinada esperando a que le hagan lo que sea, la voy a hacer que ladre a este hija de la chingada me dije a mi misma, no lo exterioricé. Para que decirlo si tenía su culo a mi merced y un dildo en la mano.

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La verdad no sabía que hacer, no sabía si meterlo todo de lleno o poco a poco. Lo que noté fue el dildo era mucho más amplio que su orificio vaginal, entonces le dije, "no te va a caber es muy ancho".

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Yo no sabía que la vagina se puede extender hasta recibir un pene de cualquier tamaño. Ella me respondió que se lo fuera metiendo despacito, que esa era la manera.

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Me sentí mal, mi instinto "sádico" y mi sed de venganza se habían extinguido casi por completo ante la idea de meter algo tan grueso en un espacio tan estrecho.

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Sentí miedo y le pregunte si estaba bien segura de lo que íbamos a hacer, ella me respondió que totalmente, le insistí en que si le habían metido precisamente este dildo y no uno más pequeño.

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Me respondió, "como se ve que eres virgen, cualquier verga es mas gruesa." (no era un dildo demasiado grande pero sí bastante grueso, era igual que un pene promedio).

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Le respondí, "es que la boca es más amplia que la panocha wey, con cierto fastidio me respondió que sí, pero que sí le cabía, cállate y mételo. Antes de metérselo en son de broma haciendo los ojos hacia arriba en señal de más fastidio dijo, "Vírgenes, quién me manda meterme con una". Y para darme una puya antes de que le metiera el dildo me dijo, "ya verás cuando te revienten, verás como te cabe eso y más."

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Le puse la punta del dildo en la entrada, cerré los ojos y empecé a empujar suavecito, sentí como mi mano avanzaba, señal de que estaba entrando. Cuando abrí los ojos casi toda la cabeza estaba adentro, eso me dio valor y empecé a empujar un poco más.

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Por instinto hice un movimiento circular como de tornillo, con la diferencia de que mientras a un tornillo se lo giro por completo varias veces sobre su propio eje yo daba vueltas al dildo primero con el sentido de las manecillas del reloj y luego lo opuesto. Hasta que hubo un momento en que no avanzó más, topó y traté de retirarlo pero estaba atascado, atorado. Lo tomé con ambas manos y jalé con fuerza, saliendo hasta sólo quedar la punta adentro.

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Los quejidos y pujidos de Marthis y su "ay" continuo ya no me estaban causando gracias, me estaban enardeciendo. Me pareció muy interesante ver como un pedazo de plástico tan ancho entraba en ese orificio de carne diez veces más estrecho.

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El ver como se abre la carne amoldándose al tamaño de la circunferencia era una visión surrealista. Antes de eso ya respetaba mucho el cuerpo del hombre, la forma en que crece su pene ante tus ojos me parecía maravilloso, y la forma de cómo se siente al crecer dentro de tu boca es una maravilla que aun me aturde y enloquece.

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Pero ver la majestuosidad de la carne al ceder ante la presión del objeto, amoldarse, tomar su forma y abrasarlo por completo con la vagina me hizo tener también respeto por el cuerpo femenino.

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Conforme pasaban los segundos y metía y sacaba el dildo, salía más brilloso y los contornos del orificio vaginal más húmedos, en un minuto Marthis estaba empapada, toda su vulva estaba inundada. Sin darme cuenta su líquido vaginal se había extendido hasta la punta de los pelos.

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Cada vez me era más fácil meter y sacar, su vagina se expandió y el líquido vaginal ayudo a lubricar era mucho más sencillo que al principio.

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Le dije que levantara más las nalgas como apuntando al techo, lo hizo y empecé a darle con mayor dureza como si la estuviera apuñalando. Por momentos lo hacía con ambas manos para ejercer mayor energía y firmeza, luego cambiaba de una mano a otra porque me cansaba.

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Me causó sorpresa oír el sonido que se escuchaba en cada movimiento de meter y sacar, un "splash" y un "squish", se escuchaban con cada "puñalada" que le daba a Marthis".

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Más sorpresa me causó ver que el líquido vaginal estaba escurriendo desde la vulva pasando por las ingles y llegando a la mitad del muslo si mal no recuerdo.

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Después de unos minutos Marthis estando de lo más excitada, me dijo que acelerara los movimientos lo más que pudiera y no bajara la velocidad hasta que ella me dijera. Le hice caso y aceleré todo lo que pude, Marthis empezó a gemir haciendo sonidos desde la garganta que asemejaban un animal hasta de llego al clímax emitiendo un grito ahogado que refugio en la almohada, fue muy prolongado.

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Parecía que la estuvieran matando, lo primero que pensé es que era muy exagerada, luego recordé que yo había reaccionado así con los chicos y eso que nunca me habían penetrado vaginalmente…

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Después de terminar le pregunté si quería que le sacara el dildo, me dijo que no que esperara un momento. Frunció su trasero y vagina y lo empujó un poco hacia fuera, entonces entendí que era la señal para que se lo sacara. El dildo y mis dedos quedaron hechos un asco.

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Acerqué el dildo a mi vista y me pregunté si ese dildo en particular algún día entraría en mí…



viernes, agosto 18, 2006

Todo lo que quieras, pero con reglas

Seguí viendo a Marthis eventualmente, tuve dos o tres relaciones lésbicas más con ella. En el ínter tuve un novio gringo, una de esas relaciones que yo calificaría hasta cierto punto de insípidas. Mark era como muchos gringos de su edad, guapisimo, cuerpo de atleta, todos los músculos abdominales bien marcados, facciones finas, muy alto, de 1.82, en fin un cuero.

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Era amable, educado, considerado, agradable, le enseñé algunas palabras en especial muchas maldiciones y nombres de partes del cuerpo. Le aclaré que no debían decirlas en público. Cuando aprendes una nueva palabra, no tienes la noción de que tan fuerte es o no la palabra.

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Traté de hacerlo más pícaro y con el tiempo lo logré, no mucho pero logré que despertara un poco, tenía diecisiete y yo quince.

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Practicaba lucha, creo que grecorromana en su escuela, y yo adrede, de pícara le decía que me enseñara movimientos o como se llame. Él de buena fe trataba de enseñármelos, lo que menos me interesaba era aprender ni quería usarlos en mi defensa, pero esa disciplina se presta mucho para la unión física de dos cuerpos.

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Con mucha frecuencia me invitaba a su casa y muchas veces delante de la mamá, el papá y la hermana practicaba conmigo, nos poníamos a echar maromas en medio de la sala sobre la alfombra antes de cenar, desde luego que esto lo hacíamos únicamente cuando yo traía pantalón.

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Ya éramos novios y nos besábamos afuera de mi casa o la suya, cuando traía falda y no podíamos jugar a las luchas o como se le diga lo que hacía era buscar el momento de estar solos y con cualquier pretexto dejaba caer algo, un lápiz o lo que fuera y me agachaba para tomarlo. Supongo que no siempre me habrá visto los calzones pero imagino que con ver las piernas muy arriba desde atrás puede haberle causado alguna impresión.

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Mark no se alarmaba ni abría los ojos al verme hacer eso, están acostumbrados a que las gringas no se preocupen demasiado por esos detalles, ven calzones casi todos los días, ya no les llama la atención.

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La primera vez que hubo algo más fue en un mirador, un lugar específico para que se estacionaran los autos y vieran el panorama, los que usaban el lugar frecuentemente eran los adolescentes.

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Me invitó a salir y afortunadamente para mí esa vez si andaba en mis días, de no andar no sé que hubiera podido pasar puesto que Mark siempre me respetaba mucho y nunca había excedido los "límites".

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Fuimos a cenar y de ahí al mirador, después de unos minutos de conversación y de hacerlo practicar las palabras en español que conocía nos empezamos a besar, de manera por demás discreta, me desabrochó los botones de la blusa, fingí que nada pasaba y seguía rodeando su cuello con mis brazos.

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Traía un brassiere de los que se abrochan por el frente lo cual le facilitó sacarme los senos. Me sorprendí un poco y a la vez me dije que por fin se animaba, pensé que de tan respetuoso que era, capaz y me pediría permiso de besármelos. No me lo pidió, me empezó a chupar los pezones un rato y luego me pasaba las manos por la espalda tratando de acariciarme las nalgas, logró hacerlo en su parte más alta, nos enfriamos un poco, me cerré el brassiere y blusa, y empezamos a conversar.

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Me dijo que le gustaría pasar un rato de mayor intimidad conmigo, al preguntarle que donde sería eso propuso su recámara ya que su familia respetaba mucho su privacidad y nadie entraría sin tocar, que incluso podrían pensar que simplemente estaríamos conversando o escuchando música como en otras ocasiones. Le dije que sí pero que era virgen, tanto anal como vaginalmente y quería regresar así a México, que sí él aceptaba eso, por lo demás todo lo que él quisiera.

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"Everything I want?" ¿Todo lo que yo quiera? preguntó de manera picaresca, casi diabólica que me dio miedo, se le arquearon las cejas y volteó a verme girando la cabeza lentamente como si fuera una especie de robot o poseído.

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"As long as it's 'tween you and I" (Siempre y cuando sea entre tú y yo, detuve de tajo la posibilidad de querer incluir tríos o cosas así). Le respondí sin titubean para no dejarlo que me fuera a salir con alguna novedad. Afortunadamente aceptó de buena gana, me dijo que desde luego, que no pensaba en nada "kinky" cuando hizo su pregunta.

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Volví a confirmar que era un buen muchacho y que en su casa y a solas no correría ningún riesgo. Era mejor idea eso que los moteles a los que van los adolescentes o aún los paraderos como en el que estábamos rodeados de otros coches con sus respectivas parejitas calenturientas.

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Hubo un silencio de los que siempre ocurren cuando estás en pareja, silencios que aproveche para pensar en lo que estaba diciendo para adelantármele.

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Pensé que era buen momento de probarlo, le iba a pedir que me dijera claramente que quería que hiciéramos y así vería hasta donde era capaz de cachondearme y ser erótico.

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Me dijo que su idea original era que tuviéramos relaciones sexuales completas pero ya que yo no aceptaba y sí aceptaba todo lo demás, pues quería que hubiera todo lo demás, pregunté qué era todo lo demás, ya que era virgen podría ser que hubiera algo que no aceptara y sería mejor saberlo y decidirlo de antemano.

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Le dio un poco de vueltas, me dijo que quería verme desnuda, le respondí que era obvio, me dijo que quería recorrer todo mi cuerpo con sus manos y su boca, que hubiera oral mutuamente, respondí que sí pero que me lo dijera en español, después de insistir me dijo: "Quero mamate la pochona", le dije que entonces no iba a haber nada porque no tenía ninguna parte del cuerpo que se llamara así. Después de vacilar un rato acepté.

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Tocamos temas íntimos, me preguntó que tanto había hecho en el sexo, comenté de Jesús H, Raúl1 y JManuel, todo a grandes rasgos pero no tratando de ocultar nada.

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Le dije que había tenido algunas experiencias de lesbianismo con una chica cuya identidad prefería mantener en secreto, como caballero no me preguntó nada de esa chica, sólo le dije lo que habíamos hecho.

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Tenía una enorme curiosidad porque me dijera acerca del tamaño de su pene pero como quedamos de vernos al día siguiente me detuve y me dije que si había esperado tantos meses para volver a ver un pene bien podría esperar un día más.



sábado, agosto 19, 2006

De viajes, de "Don Q y otras cositas.

Como dije la semana pasada, ahora hablaría más de "Don Q".

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No entraré en muchos detalles del como lo conocí puesto que lo haré a fondo y a detalle cuando llegue ahí en la historia.

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Ya he escrito algo sobre como nos conocimos pero para aquellos que me han insistido en que lo vuelva a decir, aquí está:

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Conocí a "Don Q", siendo prostituta. Él vive en otra ciudad y se encontraba en la mía en plan de negocios con respecto a alguna de sus empresas.

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Como muchos hombres, al estar lejos de casa, sano y con dinero, contrató los servicios de una prostituta.

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No era la primera vez que lo hacía. Para ese día, ya conocía a algunas de mis compañeras pero, también como muchos hombres, prefería "la variedad".

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A los hombres les gusta que entre más mujeres tengan en su haber, mejor. "Don Q", no era la excepción. Probablemente, esto se debía a que, a pesar de que había estado con algunas verdaderas bellezas de entre mis compañeras, no lo habían llenado en ciertas áreas y por eso cada vez que venía a mi ciudad, prefería estar con alguna nueva para él.

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Al terminar de estar la primera vez con él, me pidió una manera de contactarse directamente conmigo, de tal forma, cada que viniéra, nos viéramos.

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Así pues, al principio, venía una vez por semana por sus negocios. Para la tercera o cuarta semana, me pidió que todas mis horas de trabajo, se las dedicara sólo a él.

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Me pagaba más del doble de lo que era en realidad. Dicho de otra manera, Si hubiera trabajado como día normal y hubiera tenido cinco trabajos como promedio, él me pagaba como si hubiera tenido diez o doce o más.

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Al poco tiempo después, se quedaba un día más para estar conmigo... Y ¡Vaya que me hacía desquitarlo!

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Eventualmente, a los pocos meses, me empezó a pedir que fuera a su ciudad, en especial, los fines de semana. Tardé unas semanas en decidirme, no por temor a él, puesto que ya sabía que era un caballero educado, de los que quedan pocos, sino porque no sabía que decir en mi casa. Cuando pude idear un plan, lo empecé a visitar.

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Jamás me dio un trato de puta o de prostituta. Nunca. Siempre fue el de una dama. Pero en su casa, sus consideraciones, mimos y cariños, se acentuaron más.

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Desde que llego al aeropuerto o las pocas veces que me ha mandado su avioneta a mi ciudad, empiezan los mimos. Ha llegado el momento en que me siento un poco mal por tantas atenciones que estoy más que conciente no merezco.

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Con todo su círculo social, me ha presentado como su novia. Incluyendo a su familia, en especial a sus hijas, que son quienes más me preocupan de que fueran a decir algo de que yo pasara algunas noches en casa de su papá.

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Me ha pedido matrimonio como 30 veces. Él tarde o temprano va a leer esto y no me dejara mentir. Simplemente no puedo aceptar. El porqué, lo diré en su momento, así que por ahora, por favor, no pregunten.

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Eso sí, hay algunas reglas en su casa que debo obedecer.

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La más importante es que al poner un pie dentro, debo quitarme la ropa y no me vuelvo a vestir hasta que llega la hora de regresar, así sean 48 horas de estancia.

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Si le cocino algo o él a mí, o si me siento en el comedor o la cocina a comer o si veo la tele o hasta si meto algo de mi ropa a la lavadora o lavo a mano: Desnuda. Haga l0 que haga en su casa, desnuda. Es la regla principal en su casa, o quizá la única.

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Por supuesto que cuando recibimos visitas o vamos a un restaurant o a cenar a casa de sus amistades, me tengo que vestir. Pero a solas, debo de andar desnuda todo el tiempo. Enciende la calefacción o el aire acondicionado y además de unas sandalias, no me tiene permitido usar nada más.

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Si alguien llama a la puerta, sale él y yo me voy a la recámara y espero ahí hasta que regresa "Don Q" para decirme que el camino está libre.

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Una de sus hijas sigue soltera y estudia en el extranjero, es la única más o menos de mi edad, el resto de hijos varones y mujeres son mayores que yo.

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Pues bien, decía que su hija menor, regresó a casa y claro, a pasar unos días con su padre. Lógico. Yo pensaba que "Don Q", en esos días me pediría que dejara de ir por razones obvias. La más obvia era que yo no pasara las noches en la recámara del papá y la hija a unos metros bajo el mismo techo.

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De ser posible, mañana continuaré adelantando un poco más de mi relación con "Don Q".

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Por ahora dejo el negativo de una foto de ambos, quizá mañana incluya el positivo.

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domingo, agosto 20, 2006

Acerca de "Don Q"y de comentarios


Sé que quedé de seguir hablando de "Don Q" hoy, en especial del como me llevo con sus hijas, de lo cual puedo decir que de lo mejor, pero tengo el tiempo muy recortado y me limitaré a subir el postivo de la foto de ayer. Por favor, me dicen si se ve.

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No quiero despedirme sin aclarar algo.

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Ayer, en los comentarios, una persona me pregunta si no me parece denigrante el andar desnuda en casa de "Don Q" todo el tiempo.

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Responderé a eso diciendo que, el hecho de que un hombre pase las 24 horas diciéndote lo que admira y le gusta tu cuerpo y que a la vez te lo demuestre con hechos, no lo considero denigrante por ningún lado que lo vea.

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Lo único que no le gusta de mí y lo digo publicamente, son mis pantorrillas, ya que dice que están sobre trabajadas. Que se "me pasó la mano" en el ejercicio. Fuera de eso, dice (Y me lo demuestra a cada segundo) gustarle cada parte de mi cuerpo.

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El que todo el tiempo me diga que me ama y que cada dìa me ama más, más su trato cotidiano que es encantador, no es denigrante, sino halagador y el peligro consiste en que se me suban los humos a la cabeza y pierda piso. No es denigrante por ningún lado.

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Que todo el tiempo me diga literalmente: "..Y tarde o temprano, te voy a dar mi apellido y te voy a hacer dos o tres hijos, que llevarán nuestros apellidos..." No me parece denigrante bajo ninguna óptica, sino halagador.

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Que no le moleste mi pasado aunque sí le interese, también lo encuentro halagador.

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Siempre será encantador que haya una persona que contigo nada le de asco y por el contrario, le guste todo de tí a excepción de tus chamorros.

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En fin, aproveché unos minutos después de una sesión erótica en la que lo dejé para el arrastre, jajajajaja y está descansando.

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De nuevo: Por favor me dicen si se ve la foto. Creo que durará hasta la tarde o noche puesto que todavía no tengo el plan de mi día.

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Ah por último, algo más que quería mencionar.

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Ayer una chica comentó que le gusta leer los comentarios dada la diversidad de opiniones que hay.

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Estoy de acuerdo. Considero que cuando los comentarios son bien intencionados y respetuosos, enriquecen el blog y por ello, para mí, son más que bienvenidos.

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Las personas que aquí comentan, me han ayudado a mejorar mi blog. En la introducción dije, que no los respondería pero con el tiempo vi que había personas con preguntas e inquietudes legítimas y me pareció una grosería no responder, es por eso que cambié de opinión y desde hace mucho que los respondo.

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Me avisan si se ve la foto. Siempre quedo con esa duda. A veces pienso que sólo yo la puedo ver

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lunes, agosto 21, 2006

La mamada sorprendió al gringo

El día siguiente llegó y nos encontrábamos en su recámara, muy al estilo americano, es decir, sin muchos preparativos y cachondeo me pidió que me quitara la ropa. Lo convencí de que lo hiciera él primero.

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Me gustó bastante lo que vi, su piel blanca y sus músculos bien definidos, bajé un poco la vista y ahí estaba, un pene blanco y carnoso, totalmente dormido, tal como me gusta verlos de inicio. Debido a mi experiencia, podría decir que los penes dormidos se clasifican en dos partes.

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Los que se arrugan y contraen como un acordeón y que al pararse se estiran cinco o seis veces su tamaño original. Y los que aún dormidos están estirados y al pararse no crecen más de 20 o 30% del tamaño en estado de reposo. El de Mark era de los segundos.

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Se quitó la ropa dejándose la trusa que era de esas que tienen una abertura al frente, que sirve para que la saquen al orinar.

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Cuando se quitó la trusa vi que su pene estaba estirado y apuntando al suelo, era grueso pero no tanto como el de JManuel, quizá el de éste por ser corto se veía más grueso, como un rollo, mientras que el de Mark era más alargado como una salchicha. Tenía circuncisión y la cabeza era puntiaguda como flecha.

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Me pidió que me desnudara, le volví a recordar acerca de mi virginidad, y lo volvió a aceptar. Sin decir nada se acostó en la cama boca arriba y yo le di la espalda para empezar a quitarme la ropa.

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Sin Voltear a verlo empecé a quitarme la ropa, desafortunadamente no recuerdo la ropa que traía, supongo era blusa y pantalón. Quedé en ropa interior, no volteé a verlo, hice una pausa y escuché su voz pidiéndome que continuara.

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Desabroché el brassiere, me lo quité, hice otra pausa y empecé a bajarme el calzón lentamente, dejando a la vista el nacimiento de las nalgas, bajé un poco más hasta la mitad de la nalga, mis pelos sobresalían al frente, baje el calzón hasta los muslos sabiendo que le estaba mostrando el trasero y escuché el típico "Wow!" de los gringos.

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Su exclamación me dio valor y me animó a seguir adelante, fue una exclamación de aceptación o de admiración, eso es un aliciente en este tipo de casos.

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Me lo quité con cuidado, tenía que levantar una pierna para hacerlo y existía la posibilidad de que viera algo más íntimo de mí, cualquier mujer sabe que viene hasta el final o cuando menos no tan al principio.

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Cuando voltee a mirlo casi caigo del asombro, ya la tenia parada, no semi parada estaba totalmente parada como el mástil de un velero.

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Lo miré, su mirada se cruzó con la mía, fue sólo un instante y como cualquier hombre su mirada descendió como relámpago hacia mi pubis.

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Después de mirar mi monte de Venus siguieron algunos piropos que me relajaron un poco más, hasta me hicieron reír.

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Me acosté junto a él, me abrazó y empezamos a besarnos, no sabía que esperar, nunca había estado de manera tan íntima con nadie de otra cultura. Con los chicos de mi barrio como Raúl1 y JManuel era algo similar cuando estaba con ellos, ya tienes idea que esperar y como reaccionar.

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Después de besarnos un rato recorrió con su mano mi espalda hasta llegar a las nalgas, la puso en medio y con un dedo empezó a recorrerme la rayita tímidamente, y digo tímidamente porque no era como en otras ocasiones similares que empiezan a hurgar hasta llegar al fondo de la raya y siguen hasta llegar al ano y una vez ahí estacionan la yema del dedo. Mark lo hacía con suavidad y delicadeza, haciéndome cosquillas.

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Esas cosquillas y ese recorrer lento, suavecito y respetuoso de arriba abajo hizo que me empezara a excitar. Puse mi cabeza en su pecho, así estaría más cómoda y relajada y a él le sería más fácil seguirme acariciando la raya. Al tener mi cabeza ahí veía lo planito de su vientre y al final como un monumento su pene "apuntando al sol".

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Esta vista era muy tentadora y este wey no me pedía ni que se la agarrar ni nada. Yo no podía aguantar más, tenía la tentación terrible por tocar ese pene, me incorporé y senté al lado de su pene, de frente a Mark.

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Estiré mi mano, tomé la base y me asombre por su dureza, a cualquier mujer le asombra la dureza de un pene.

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Me dije que esto era lo mío y me sentí cómoda como pez en el agua, al sentir esa carne dura en mi la palma de mi mano volví a ser yo. Esto último en alusión a la relación que había tenido con Marthis.

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Subí y bajé mi mano suavecito, al llegar arriba le cubría la cabecita con mi palma y de nuevo bajaba hasta sentir sus testículos con el dorso, lo hice varias veces, no dejaba de asombrarme la dureza con el tiempo que llevaba con la erección y sin estímulo.

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De repente se me ocurrió una idea loca, le tomé la punta y empecé a simular los movimientos de la palanca de velocidades de un auto, le dije sonriendo que con él practicaría para enseñarme a manejar.

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Mark siguió la broma y en ocasiones me decía que no había entrado bien la velocidad porque no había sacado o metido bien el clutch, yo imitaba el sonido del motor acelerando y desacelerando. Me encantó esa empatía que tenía con mi sentido del humor que no todo mundo tiene.

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Dentro de su tranquilidad anglosajona tuvo un rasgo de picardía al decirme que "esa palanca" funcionaba mejor como asiento. Le pregunté que como lo sabía, que si otras personas la habían probado de asiento, no me respondió ni yo insistí, no se tocó el tema más.

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Sin que me lo pidiera le di un beso a la punta del pene y me disponía a colocarme entre sus piernas para hacerle el oral cuando me dijo que me detuviera y en pocas palabras que me le subiera para hacer un sesenta y nueve. Me trepé y lo empezamos a hacer, sabía lamer bien, lo hacía con cuidado y me excitaba, usó una técnica que me calentó de más, me empezó a dar golpecitos en la entrada del ano con la punta de la lengua, de la sensación, sin querer le mordí el pene, era increíble, lo tenia tan duro que no le dolió.

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Después de unos minutos me dijo que no podía terminar, que sí me ponía entre sus piernas para hacerle el oral normal y ayudarlo a venirse. Accedí a su petición, empecé a chupar, me pareció muy rica, por momento lo dejaba de hacer, me la sacaba de la boca la tomaba con las manos y se la veía. Me encendía verla tan blanca y pulsante, brillando por mi saliva, le dije que se pusiera de pie y me hincaría frente a él, así tenía más libertad de movimientos para mi cabeza.

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Hice algo que ya sabía hacer pero a él le encantó, abrí mi boca lo más que pude, relajé la garganta y poco a poco la fui tragando hasta que mis dientes tocaron sus raíces.

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Al parecer las gringuillas con las que había estado nunca se lo habían hecho, se fascinó con eso. Honestamente no recuerdo las cosas que decía mientras se la chupaba, era muy educado y respetuoso para decir el típico "Who's your daddy?" Cuando a un gringo se la están chupando.

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Él terminó, yo no me vine, sin embargo quedé contenta, no sé por qué, quizá no esperaba mucho más o por haberlo hecho con mi novio en ese momento o por ambas cosas.

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Me dirigí al baño de su recámara y él me siguió, a eso no estaba acostumbrada, no puse objeción. Nos limpiamos uno frente al otro mientras platicábamos sin el menor remordimiento o sentimiento de culpa. Mark era gringo, no había pecado, no había de que arrepentirse.

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Le dije que quería orinar y me dijo que estaba bien pero no hizo por salirse, se dirigió al lavabo a enjuagarse la boca.

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No me quedó más remedio que sentarme en la taza, estaba frente a mí dándome la espalda y viendo por el espejo, me seguía hablando mientras estaba sentada y el chorro caía en el agua de manera muy audible, diferencias culturales.

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Me dio una pastilla para el aliento y tomó otra él, nos reintegramos a la sociedad, saludé a los miembros de su familia que se encontraban en casa, y salimos a pasear.

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Me preguntó que como me había sentido, que si me había gustado, que si me había gustado su pene, a todo respondí afirmativamente.

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Yo le pregunté si yo le había gustado y me dijo que estaba mejor sin ropa que vestida, luego pregunté si le había gustado como se le había hecho el oral a lo cual me respondió que era magnífica para hacerlo, que lo hacía de manera increíble y que si todas las mexicanas sabían hacerlo como yo. Le respondí que yo era de las más torpes, que las mexicanas son maravillosas pera eso, por eso hay tanto gringo que se casa con mexicana.

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Hasta aquí todo bastante bien, lo más loco, la faceta más "kinky" de Mark estaba por salir a la luz…








3 Comentarios:

  • A la/s agosto 29, 2007 10:17 a.m., Anonymous Anónimo dijo...

    Vamos bien :)

    Entendiendo las bases.
    Un saludote!

     
  • A la/s noviembre 06, 2007 4:32 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

    OK...PRIMERAMENTE, DEBO FELICITARTE POR LA IDEA Y EXCELENTE REDACCION...¡VAYA MANERA DE ENVOLVER AL LECTOR! (BUENO...AL MENOS EN MI CASO...Y...SUPONGO EN EL DE MUCHAS PERSONAS)
    ACLARO QUE ME ENCUENTRO CON ESTE "INTERESANTISIMO Y EXCITANTE BLOG", DESPUES DE SUS 18 MESES DE INICIADO.
    SUPONGO POR LO POCO QUE HE LEIDO, QUE DE MUCHAS COSAS ME HE PERDIDO (EJEM.: IMAGENES)...NO SE SI PUEDA DISPONER DE ESOS ARCHIVOS.
    ESPERO DESDE AHORA...PODER ESTAR AL CORRIENTE

     
  • A la/s junio 10, 2008 7:00 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

    Wow... en tan sòlo 3 dìas llevo leido tanto... estoy en el trabajo y sòlo siento como humedezco y aprieto mis piernas... la verdad no sè si es real la cosa o no, pero de que es FASCINANTE, lo ès.

    si aùn checas lo que entra despuès de mucho tiempo te mando una gran felicitaciòn

    Dana

     

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