Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

viernes, 20 de abril de 2007

Tina Marie 7Bis

Tina Marie 7 Bis

miércoles, agosto 30, 2006

El menor de los males

Desabotoné la blusa y sentí todas las miradas sobre mí como una pesada losa, abrí los brazos para que la blusa se deslizara por ellos, quedé en brassiere, vi los ojos de todos, los hombres, desorbitados y sin pestañear para ver lo que realmente les interesaba. Mi brassiere era de botón al frente, color beige y encajitos, les di la espalda, me lo quité y lo deje en el brazo del sillón.

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Todos palmeaban y en coro pedían que volteara, tapé mis senos con las manos y me volteé, me pedían que quitara las manos, Mark me pidió que levantara los brazos como queriendo tocar el techo, lo hice y todos se arremolinaron a mí alrededor.

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He llegado a pensar que su curiosidad por ver mi pecho es porque a ellas ya se los habían visto, los “wow” eran estruendosos y constantes. Con nervios y pena sentía el bullicio a mí alrededor, todo era confusión en mí, todos mencionaban la palabra “Cartwheels” y PR dijo “gomas”, imagino hacia referencia a mis senos.

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Como habíamos quedado nos paramos las chicas en fila y los hombres quedaron frente a nosotras, rotando como en carrusel, frente a mí el gringo muy sonriente y eufórico por estar viendo tres pares de senos y sin pagar, me sonreía y decía “bonitas tetas”.

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Llega el turno para PR, él me incomodaba, me intimidaba por ser latino, mañoso, pícaro, sucio de mente. Al terminar la primera “inspección” nos pidieron que permaneciéramos en nuestros lugares, se alejaron para hacer una conferencia, estaban planeando algo.

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Al regresar, nos dijeron que qué nos parecería si por sorteo, a cada chica nos tocaba uno de ellos que nos besara el busto.

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La gringa dijo “I don’t mind” (no me importa, no me molesta). Marthis dijo como ellos quisieran, yo sí salté, me opuse y dije que siguiera entre ellos y yo me retiraba.

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Para convencerme después de discutir cambiaron la propuesta, a ellas se las mamarían, a mí sólo me las tocarían. Acepté con la condición de que Mark tampoco se las mamara a nadie más, todos estuvieron de acuerdo, ahora el asunto consistía en ver quien me tocaría a mí.

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El gringo con Marthis, Mark con la gringa y PR conmigo. Cuando PR se paró frente a mí me pidió que levantara los brazos, le dije que sí pero que no llegara a los pezones, que solo los senos, puso las yemas de sus dedos en mis axilas y las empezó a bajar hasta donde nacen los senos.

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Tuve sensaciones encontradas, ya estaba excitada sentir sus yemas me excito más y al mismo tiempo me sentía mal por lo que estaba ocurriendo.

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Era la chica de Mark y otro me estaba tocando una parte muy íntima, y a unos centímetros Mark le hacia lo mismo a otra mujer. Para ser honesta los dedos de PR en mis axilas y senos no me dejaba voltear a ver a mi novio.

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PR puso sus manos bajo de mis senos como si fueran cucharas, me subía uno y bajaba otro con ritmo y empezó a tararear alguna canción y a mover sus pies como bailando, me sentí sucia y muy excitada. PR me decía que no bajara los brazos siempre hablando en español.

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Contrario a mi costumbre en ese momento no dije nada. no podía, estaba trabada por la mezcla de calentura y vergüenza. No vi si Mark respetaba las reglas que había pedido, en cambio vi el bulto muy notorio bajo el pantalón de PR. En mi pantalla mental vi su pene muy erguido de la ocasión anterior y cuando se lo besé. Lo deseaba y no lo deseaba.

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Mi voluntad estaba debilitada pero no como para aceptar de buena gana chupárselo, mis principios seguían firmes en el fondo de mi psiquis, pero ya estaba dispuesta a dejarlo que me mamara los senos, esa posición de brazos arriba me excitaba más, me hacía sentir indefensa aceptando lo que cualquiera quisiera.

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PR seguía “bailándome” los senos hasta que quitó sus manos, las subió hasta poner un pulgar en cada axila y los demás dedos atrás de mis brazos, fue bajando recorriendo mis costados hasta mi cintura, sentía una corriente eléctrica recorriendo cada célula de mi cuerpo, volvió a subir sus manos tan lentamente como las bajó, otra vez a mis axilas y a los brazos. Lo hizo varias veces, no sé cuantas, después me comentaron que empecé a gemir no muy fuerte.

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Cuando volví en mí PR atendía mis pezones, ya no me importaba, me los pellizcaba suavecito. Intenté bajar los brazos, me dijo que no lo hiciera que si me había cansado, pusiera mis manos en la nuca, así lo hice.

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Cuando había estado con Mark de lo excitada que me había puesto más la alegata para acceder al concurso, olvidé acomodar mi calzón que había quedado de lado dejando mi vulva sin cubrir.

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Lo menciono porque con la calentada que me estaba dando PR empecé a lubricar demasiado y al no tener un calzón que detuviera el flujo me empecé a escurrir, el líquido vaginal llegaba a los muslos.

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Por cierto, ese día le regalé el calzón a Mark y me regresé a mi casa “a rais” como decimos acá. Sólo me limpié no podía llegar con un calzón tan sucio y que en la casa donde vivía pudieran verlo, sería una falta de respeto que supieran que estaba haciendo cosas que propiciaban tanta humedad.

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PR seguía pellizcando y “bailando” mis senos, se acercaba y se alejaba de mí, volteaba y veía la humedad en mis muslos, bajó su mano deslizándola por mis muslos trayendo la humedad, se vio la mano y sin dejar de “bailar” me miró y la lamió.

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Sonreí con pena y calentura que me envolvían. Se acercaba a mí, pasó su mano por mis muslos, me la puso en la boca para que la lamiera, moví la cabeza negándolo, insistió diciéndome “las puntas”, entrecerrando los ojos chupé las yemas de sus dedos, iba a sacar sus dedos de mi boca y yo adelanté mi cabeza para chupárselos hasta la mitad.

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PR cometió un error conmigo, se brincó algunos pasos, bajó de nuevo su mano hasta pellizcarme el frente de la vulva, hizo que despertara del embeleso, le dije que no, y le retiré la mano, me dijo que un poquito, sólo para embarrarse los dedos, de nuevo mi respuesta fue negativa.

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Volvió a los pellizcos de pezón, pasó sus manos atrás de mí, me abrazaba hasta mis nalgas, fue entonces cuando empezó a chupar mis senos con tal fuerza que hizo que se doblaron mis piernas, baje mis manos poniéndolas en su cuello, sentí su pene durísimo sobre mi muslo y pensé, “seguro que esta verga va a entrar en mí, si ha de ser así que sea por la boca”, para mí “el menor de los males” era que el pene de PR entrara a mi boca, que se lo chupara.

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El problema consistía en que nada me garantizaba que la boca fuera la única cavidad de mi cuerpo por donde entrara su pene.

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jueves, agosto 31, 2006

Dedos con manteca, enorme placer

PR me seguía chupando los pezones mientras tenía sus dedos en medio de mis nalgas, por momentos subía su boca y me preguntaba en español si me estaba gustando, yo le contestaba en voz baja que sí, mencionó algunas palabras, sólo le entendí raja y supuse que quería ponerme los dedos en la vulva, dije que no. Aún así se colocó atrás de mí y empezó a lamerme cuello y nunca, con ambas manos en mis senos seguía apretando y pellizcando, deslizo una mano sobre mi abdomen hasta que me levantó la falda llegando mi vulva, la empezó a acariciar y sobar, no tuve la voluntad para impedirlo. Lamía mi oreja al mismo tiempo que me pellizcaba un pezón y con la otra frotaba la vulva buscando el clítoris.

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Me dieron ganas de guiarlo y decirle que hacer para hallarlo pero tuve un ligero asomo de cordura, preferí quedarme callada y dejarlo que lo encontrara por si mismo, si fallaba mejor para mí.

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Como ya no estaba frente a mí cuando abría los ojos veía que el gringo estaba con Marthis en el sofá acariciándole la vulva, y Mark del otro lado de la sala con la gringa dándome la espalda, presumo que se estaba limitando a acariciarle los senos. PR me hablo quedito al oído, me dijo que le hiciera oral, ante mi negativa insistió en hacerme oral él a mí, abrí los ojos y vi a los demás, con esto entendió que me sentía incómoda de que nos vieran.

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Me dijo que fuéramos a la recámara, no creo haber tenido fuerza para decirle que no, pero pude negar con la cabeza. Siguió trabajándome para excitarme cada vez más después de unos momentos volvió a hablar, esta vez para decirme que fuéramos a la cocina, no le dije que sí pero tampoco pude decirle que no ni con la cabeza.

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Pensé que mi único límite sería la virginidad, de por sí ya era mucho lo que estaba ocurriendo frente a Mark y no se quejaba, por otra parte Marthis estaba enloquecida con lo que le hacía el gringo, me dije que lo que pasara sería por culpa de Mark, nunca fue mi intención ser de otro hombre, ni siquiera a medias.

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PR tomó mi mano y me jaló hacia otra pieza de la caza que se encontraba camino de la cocina, al cruzar el umbral sin estar a la vista de los demás tomó mi cintura y bajó a mis nalgas, así seguimos el camino hasta la cocina.

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Al llegar me empujó con su cuerpo suavemente hasta un “counter” (la barra) que había, me empezó a besar y le correspondí cada beso frenéticamente, ya no aguantaba, sola le pedí que me metiera el dedo, me preguntó que si en la vagina, me concreté a decirle no, por atrás…

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Me quité el calzón, lo coloqué en el counter, me volteé para que me lo metiera, me dijo “espera”, me sorprendió que no deseara hacérmelo inmediatamente, mayor fue mi sorpresa cuando abrió el refrigerador, buscó durante un momento, extrajo una cajita, lo que llaman allá “lard” o manteca, en ese momento no supe que era.

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Me pidió que subiera mis rodillas al “counter”, lo hice, me puse en cuatro dándole las nalgas a él. Metió sus dedos en la cajita de manteca, los sacó impregnados, la aplicó en el ano y empezó a hacer movimientos circulares.

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Tuve la lucidez de preguntarle si hacía lo mismo con Marthis (siempre de curiosa con respecto a otras mujeres), PR rió y siguió su atendiéndome. Sentí riquisimo, me metió un dedo que se deslizó con toda facilidad sin arderme. La manteca resultó mejor para eso que la saliva de los chicos o de Mark, quizá mejor que mi propio lubricante.

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Con su simpático acento caribeño me preguntó, ¿te guu-ta?, respondí sí, que qué rico papi, me preguntó ¿tú quiere má dedo?, alcancé a darle un sí bajito y prolongado. Me metió otro dedo, igualmente sentí muy rico pero diferente a otras ocasiones que me lo habían hecho, sentía como si se me abriera el ano.

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Cuando más me hacia pujar y gemir, me preguntó si sabía yo lo que me estaba haciendo, bajé la cabeza, tomé aire y alcancé a dar un “no” aspirado y bajo. Me dijo que estaba abriendo y cerrando los dedos dentro de mi ano como si fueran tijeras, no recuerdo haberle respondido nada, cuando mucho un “OK”.

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Después comenzó a hacerme lo más común en los hombres que fue sacar y meter sus dedos más rápido, no sé si seria por tensión o nervios pero no alcancé el orgasmo. Sacó los dedos y empezó a morderme las nalgas, me hizo dar algunos grititos no muy fuertes, me abrió más las nalgas para abrirme el ano y ver en su interior, le dije que me dolía que no buscara porque adentro no iba a encontrar nada, me contestó que esa era la puerta de la felicidad o el placer, algo así, no lo recuerdo bien.

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Me tomo de la parte más baja de las nalgas, me las levantó hasta que mi ano apuntaba al cielo, empezó a lamerme la vulva, pude pedirle que no me metiera los dedos a lo cual no me respondió nada. Sin soltarme las nalgas me puso la lengua en el orificio vaginal hasta meter la puntita, no me opuse porque sabía que había usado Tampax y para perder la virginidad apenas un dedo o el pene mismo.

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Empezó a mover su cabeza como martillo de adelante hacia atrás, cada vez que me metía la punta de la lengua me enloquecía más, hasta que no aguanté y llegué al orgasmo.

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Al terminar de emitir un sonido gutural a causa de mi orgasmo PR alzó lo más que pudo mis nalgas y me dio una mordida en la vulva, di un grito más fuerte y le dije, ¡me dolió pendejo!. Después de su carcajada por mi expresión facial y verbal me dijo que era mi turno, que bajara del counter y se la chupara.

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Para mí es mayor intimidad que un hombre te haga oral porque te ve la vulva, el ano, los pelos y te huele lo más íntimo que tienes, pero hacerle oral a un hombre es mayor entrega, me era más difícil hacérselo por el simple hecho de que tenía novio, no importaba que Mark hubiera propiciado todo esto, no me importaba si él estuviera en una situación similar o más íntima con la gringa, me importaban mis principios, creo que lo peor es serle infiel a un hombre y así me sentiría si se la chupaba a PR.

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Me bajé titubeante del counter, me puse frente a él, se bajó los pantalones y el bóxer hasta las pantorrillas. Es raro pero recuerdo mejor sus piernas que su pene, quizá por el color achocolatado de su piel, pensé que sería mi primer verga mulata, casi negra, pero por otro lado seguía mi conciencia diciendo que no.

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viernes, septiembre 01, 2006

Súper mamada caribeña, pero preferí la gringa

Se acercó hacia mí, me tomó las manos y me atrajo hacia él, hasta que la punta de su pene rozó mis labios mayores y tocaron mis ingles, se la agarró y estiró hacia para que apuntara al techo, me abrazó y empezó a besar, bajó sus manos y volvió a tomar mis nalgas.

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Sentí humedad en dos partes, en mi entre pierna y muslos, me estaba escurriendo en mi abdomen, él se estaba escurriendo también, de su pene salían gotas y pequeñas cantidades de semen.

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PR me dijo que fuéramos a coger, con la cabeza rechacé su proposición, bajó sus pretensiones al pedirme que se la mamara, acepté en silencio, no dije no, el que calla otorga.

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Al retirarse de mí su cuerpo quedó junto al mío, fue la punta de su pene, al despegarse de mi abdomen siguió conectado por un hilo de semen cuyos extremos se encontraban uno en mi abdomen cerca del ombligo, el otro en la punta de su pene, con un movimiento brusco el hilo de semen se despegó y quedó colgando desde su pene como un péndulo. Me hinqué y tomé la base de su miembro, con la otra mano pensaba limpiarlo cuando me interrumpió al pedirme que sólo usara mi boca para hacerlo.

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Bajé mi cabeza hasta el extremo colgante del hilo, abrí la boca y saqué la lengua hasta sentirlo en ella, fui subiendo con la boca abierta recolectando todo su semen en mi lengua hasta que llegué a la punta.

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En ocasiones posteriores que lo he hecho a otros hombres o simplemente se han venido en mi lengua con la boca abierta me han dicho que se ve como una pequeña montaña de gelatina. Obviamente como cualquier mujer en muchos casos nunca he podido ver ese espectáculo, me he limitado a que los hombres me lo cuenten más tarde.

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Tragué el semen, era mucho, más de lo que a simple vista parecía, con Mark había vuelto a retomar la práctica, lamí bien la cabecita y la empecé a chupar.

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PR emitía algunos adjetivos como “mamadora” o “mejor mamadora”, en realidad no los recuerdo, ni en ese momento me sentí halagada.

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Como estaba tan excitada en lugar de hacerlo gozar o sufrir como lo hacía con Mark la chupé para disfrutarla yo, lo que hizo que eyaculara muy rápido.

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Al terminar me la sacó, cuando trataba de incorporarme me tomó de la cabeza para impedírmelo, seguí hincada y sacudió el pene en mi cara, inclusive me dio unos cuantos “latigazos”.

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Sentí los últimos hilitos de su semen en mi cara, ahora si pude levantarme dirigiéndome al counter para tomar una servilleta, pero PR me dijo que él me limpiaría.

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Me limpió la cara y después los muslos, en vez de limpiarme mi parte íntima la volvió a dedear, le dije que me limpiara o yo lo haría, respondió que así me quedara, que se veía y se sentía rico, opté por no ponerme el calzón para no ensuciarlo más.

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Me beso en la boca, contesté cada beso pero en esta ocasión se me ocurrió una idea. Regrese a la sala a pedirle a Mark que me ayudara a venirme con su oral o dedeo en la cocina o ir a la recámara.

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Por primera vez podía pensar en algo mientras me besaban y/o cachondeaban, el pensamiento tenía que ser relativo al sexo, ni modo. Volvimos a la sala, PR me tenía abrazada, yo traía en la mano mi calzón que deje junto a mi blusa cuando vi la escena.

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En un sofá estaba Marthis boca abajo, el gringo encima de ella, las nalgas de Marthis embarradas con lo que parecía ser semen, como si hubieran terminado de perrito y estuvieran relajados y reposando.

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En otra parte de la sala Mark de pie todavía agarrando los senos a la gringa, ella doblando las rodillas y gimiendo, lo cual me indicaba que Mark no había roto su promesa e hizo que llegar al orgasmo.

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Me acerque a ellos y les dije “excuse me” quiero que me ayude a terminar bien, quiero darle mi orgasmo más fuerte y que él me relaje con sus manos y en especial con su boca. Mark me desabrochó la falda cayendo al suelo, él la aventó con el resto de mi ropa. Quede totalmente desnuda delante de todos, si me importó en el momento.

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Él estaba vestido y se desnudó en un santiamén, quedando su poderoso y hermoso pene frente a mi vista. Me cargó, pensé que me llevaría a la cocina o a la recámara, para mi sorpresa me depositó en un sillón de los que llaman “love seat”.

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Mark se hincó y con un ligero ademán de cabeza le dije que no, estaba frente a todos, si abría las piernas me la verían, aunque de los cinco, tres ya me la habían visto, fue esta razón la que me hizo ceder cuando Mark me abrió las piernas, pero la razón más poderosa fue mi excitación que me hacía ser irracional.

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Ahí me encontraba, reclinada con las piernas bien abiertas siendo el centro de atracción de todos, observe a la gringa cabalgando a PR en otro sillón.

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Mi excitación era tal que olvidé pedirle a Mark que primero me limpiara, siempre se lo pedía por cortesía para con él, a Mark no le molestó en lo más mínimo.

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Se esmeró bastante en hacerme el oral, me hizo terminar una vez, ya me sentía satisfecha, sin embargo le pedí más para darle más, que fuera su boca y su lengua las que estuvieran más tiempo allá abajo y arrancaran más gemidos míos, quería que la mayor entrega y mayor honor fueran para mi hombre y no para un afortunado que me había sabido calentar.

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Me seguía lamiendo, mis piernas estaban en el aire, me metió un dedo en el ano, empecé a mover las caderas al ritmo que me lo metía y sacaba, logré oír que Marthis dijo que yo era buena para batirlo y que me salía muy bien el chocolate. PR con su acento dijo, que bien, mueve tú el culo, chica.

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Al terminar Mark puso sus rodillas al lado de mis caderas y me puso el pene en la boca, se lo empecé a chupar él empujaba como cogiéndome por la boca, que no es lo mismo que hacer oral.

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Debido a mi confusión olvidé cerrar las piernas, ya no necesitaba tenerlas abiertas, así que les di tiempo extra de espectáculo sin querer.

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Para terminar Mark me la sacó y me dijo que abriera la boca y sacara la lengua, lo hice, sólo atinó con los primero chorros que sentí en la lengua y en el fondo de mi boca, la siguió exprimiendo, me chorreó la cara, los pómulos, las mejillas, la nariz y hasta la frente.

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Cuando esto ocurrió se escuchó un aplauso de los demás, había sido el centro de atención por ser los últimos en terminar, los demás nos estaban rodeando muy de cerca para no perder detalle, sólo les faltó sentarse en el mismo sillón.

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Abracé a Mark con las piernas, el se incorporó cargando mi peso, le di un beso de verdad, no sólo sexo, sino cariño, desnuda, mis piernas en su cintura, sus manos en mi espalda sosteniéndome y nuestras bocas pegadas recibiendo un aplauso.

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Cuando Mark me puso en el piso los demás se acercaron para abrazarme, todos encuerados me abrazaban y besaban en la mejilla felicitándome.

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Era una sensación muy rara, al abrazarme cada uno sentía sus penes o senos, no es común ese tipo de abrazos entre personas desnudas.

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Antes de vestirnos se dio una situación que para mí es erótica, para los gringos no lo era, los hombres empezaron a limpiar a sus parejas con servilletas, las mujeres sentadas en el sillón, piernas abiertas y guiando a sus respectivos hombres, “más arriba, más abajo, etc.” usando palabras como “ass”, “asshole”, “pussy”, etc.

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No me gustaba pero me estaba adaptando, tenía que hacerlo, me faltaban meses para regresar a casa…

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sábado, septiembre 02, 2006

Contestaciones

Durante estos días recibí, tanto por correo como por comentarios mensajes que de alguna manera me parecieron algo ofensivos.
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Una persona que me escribe como anónimo me dijo que prefería el blog de otra chica y que sentía asco respecto a mi descripción de los dedos en el ano. Y que el ano sólo era para excretar, con otras palabras.
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A esa persona le respondo que tal vez lo más aconsejable es que se dedique exclusivamente a leer los posts del blog que le gusta y que se evite la molestia de pasar por aquí.
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Asimismo le digo que no se preocupe, si es hombre, su mujer encontrará quien le atienda el ano. Si es mujer, su hombre ya encontrará otras mujeres cuyos anos pueda atender. A la larga todo mundo busca su entera satisfacción. Quizá la hayen.
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Por otra parte recibí un comentario anónimo, también de dudoso gusto, de una persona que da a entender que es mujer y que dice que le da asco mamar (sic) los penes y no sabe como no me daba asco a mí.
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A esa persona le digo simplemente que busque autoanalizarse mejor. Quizá es hombre o si es mujer tiene tendencias lésbicas. En mi opinión no me parece natural que siendo mujer le tenga asco al pene, aunque lo negara y tuviera una lucha interna. Tal vez sea hora de salir del closet para ella.
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Lo mismo le digo a otra persona que me dijo que le daba asco el semen. No sería mala idea que se analizara a fondo, a ver si encuentra algo interesante.
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Y a todos ellos les digo que no se vale entrar como anónimo, aunque dejen cualquier nombre ficticio, sólo para dejar comentarios agrios que encuentro agresivos. Me parece de pésimo gusto.
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Es extraño pero parece que hay personas que piensan que por la naturaleza de mi blog pueden entrar a insultarme y que me va a gustar. Siempre he tratado de ser amable con los comentaristas y, cuando voy a algún blog, o soy amable, o mejor no escribo nada.
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Para finalizar, aquí dejo un negativo de una foto, como siempre, si puedo, mañana incluyo el positivo

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http://photos1.blogger.com/blogger/7086/2893/200/TinaConDonQ_eNeg.jpg

Pd. Leyendo mi correo encontré que se repetía la siguiente pregunta.
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Que si había una tercera persona que nos tomaba las fotos a Don Q y a mí. Le respondo que hasta el momento, las fotos que he mostrado de ambos han sido tomadas por una cámara que tiene un botón que si lo oprimes se dispara solo después de algunos segundos y siempre es él el encargado de hacerlo.
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Pd2. Gracias a todos aquellos que han enriquecido este blog con sus comentarios y a quienes me escriben para hacerme preguntas al correo, el lunes cumpliré cuatro meses con mi blog. Cuando empecé no sabía si duraría ni una semana.

domingo, septiembre 03, 2006

Don Q nalgueador

Gracias a todos por sus comentarios de apoyo del post de ayer.
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Y perdón por la tardanza de meter el de hoy.
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Si lo desean, el próximo fin de semana retomo el tema de Don Q. O sigo respondiendo Posts. Es que así lo he venido haciendo.
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Unos fines de semana, los dedico a hablar de Don Q, otros a responder comentarios y preguntas que me hacen y otros, tema totalmente libre.
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También podría combinar varios temas en un post. En fin, ya veremos que me dicen en sus comentarios.
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Por lo pronto, incluyo el positivo de la foto de ayer.
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Aquí me reclino para darle un besito a Don Q y él, reacciona, pues como uds. podrán observar. Ya les he comentado que es bastante cachondón.
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La foto durará todo el domingo.
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El lunes continuaré con la cronología.
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Actualización

Ya la quité.
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lunes, septiembre 04, 2006

Todos me ofrecían tríos

Pasaron los días Mark y yo nos seguimos viendo, seguimos teniendo relaciones a nuestra manera, con mi oral como broche de oro. Al terminar me recostaba junto a él y comenzábamos a conversar hasta que me pidió que le comentara a fondo de mis experiencias sexuales con los chicos de mi ciudad.

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Conforme iba comentando veía la gran atención que me ponía, mi inglés desde mucho antes, quizá desde antes de irme a Estados Unidos ya era bastante fluido, sin embargo, me atoraba con algunas palabras, en especial para describir posiciones o actos. Le describí cuando se subían encima de mí y metían el pene entre mis piernas moviéndose hasta terminar, o estar a punto de hacerlo, boca arriba y boca abajo.

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En las siguientes ocasiones que nos vimos lo empezó a practicar conmigo, le faltaba pericia y malicia, lo ayudaba colocando su pene de tal manera que mis labios mayores lo “abrazaran”, por si las moscas mantenía mis piernas bien cerradas, eso además ayudaba a que hubiera más fricción y ambos disfrutáramos más, a veces se detenía para terminar en mi boca o cara, algunas veces terminaba entre mis piernas.

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Mark aprovechaba ese “aftermath” como le llamábamos, es decir, la conversación apacible después de que había terminado la tormenta para decirme lo orgulloso que estaba de mí y de mi comportamiento en las reuniones que habíamos tenido.

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Lo escuchaba y me reconfortaba, nunca había un asomo de reproche o burla, mi malicia y picardía latina me seguía dando vueltas en la cabeza, estaba plenamente consciente de que de haber sido latino sus reproches hubieran sido interminables.

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Me dijo que se notaba que todavía estaba bastante reprimida y necesitaba liberarme más. Mencionó que lo que necesitaba era estar de nuevo con varios hombres, tal como lo había hecho en el pasado.

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Le dije que si lo había hecho en su momento, era porque no tenía novio y que cuando no tengo novio me siento libre de hacer lo que me venga en gana porque no ofendo, ni lastimo a nadie, mientras que con pareja siento como si le faltara al respeto, y que no me gustaría que me lo hicieran a mí.

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Me dijo que mi forma de pensar era lo que lo hacía quererme más, que pocas personas a mi edad tenían desarrollado el sentido del respeto y la fidelidad, que me admiraba por eso.

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Continuó diciéndome que la infidelidad y el engaño eran las cosas más bajas que una persona le podría hacer a su pareja, por eso cuando yo había estado con PR en la cocina el se había limitado a agarrarle los senos a la gringa, porque en eso habíamos quedado, cuando tienes el permiso de la pareja no hay engaño, en especial si es delante de él o bajo el mismo techo sabiendo lo que estás haciendo en la otra habitación.

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Me pidió que meditara respecto a estar con él y otros, lo interrumpí preguntándole quienes serían los otros, me preguntó si eso importaría, le dije que probablemente sí, que si acaso lo iba a hacer, que fuera con gente con la cual me sintiera cómoda.

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Sin aceptar hacerlo llegamos a la conclusión de que si se llegara a hacer PR no estaría incluido, serían los otros dos gringos y él, desde luego sin penetración, tal vez dedos en el ano, ni penetración vaginal con el pene o dedos o anal con el pene. Aceptó mis limitaciones, aun así no lo aseguré pero me quise asegurar de quien no estaría y no pasaría.

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La razón principal por la que le había pedido explícitamente a Mark evitar a PR era que unos días después de la última reunión me había buscado para decirme que también él estaba orgulloso de mí por mi actitud y del cómo había superado mis traumas, que se “notaba” (había hablado con Marthis) que tenía muchas ganas y curiosidad de estar con un negro, me dijo que conocía a un par de chicos negros que eran buenas personas y que podría arreglar una reunión con ellos, picó mi curiosidad y cometí el error de mostrársela al preguntarle si eran tan negros como él. Me dijo que eran más negros por no ser latinos y que su piel era del color más oscuro que hay. Disimulé el interés que me dio sus palabras diciéndole que no me interesaba por tener pareja y que jamás engañaría a nadie. Me dijo que me admiraba y respetaba por eso, pero que la proposición estaría en pie por si cambiaba de opinión.

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Ese era el motivo por el cual si decidía a aceptar la proposición de Mark, PR debería de quedar fuera, por ser el más libidinoso y lascivo del grupo.

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En un “aftermath” Mark me pidió que fuéramos a una reunión donde sería la única mujer, me dijo que no habría nada que yo no quisiera, me dijo que para facilitar las cosas a todos yo diera las señales de hasta donde estaba dispuesta a llegar, esta sugerencia de “señales” me ocurrió otras veces en el futuro.

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Me dijo que si el día de la reunión, iba dispuesta a todo exceptuando penetración usara un vestido o blusa de tirantes con falda.

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Si estaba indecisa, falda y blusa sin manga o vestido sin manga sin tirantes, y si estaba decidida a no hacer nada, me pusiera pantalón y blusa de manga larga. Respecto a la a los tirantes no había problema con el frío, podía llevar abrigo y al quitármelo quedaría con la blusa que enviaría la señal de mi disposición. Todo me lo dijo con dos semanas de anticipación para darme tiempo para decidirme.

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En el ínter seguíamos disfrutando sus cogidas sin penetración liberando más mi mente, no lo suficiente para no inquietarme y sentir un nudo en el estómago cada vez que pensaba en ese día y que ropa me pondría. Sólo estaba segura de una cosa, el día llegaría.

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Tenía temor de mi misma, que de ellos que me habían mostrado ser muchachos decentes, no me forzarían a hacer nada que yo no quisiera y me daba confianza la seguridad de que PR no asistiría ni se enteraría.

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Aun así me incomodaba la idea de estar frente a mi novio, me apenaba la imagen de un de ellos besándome los senos frente a Mark y yo chupándoles el pene con la aceptación de mi pareja.

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Seguían habiendo enormes barreras culturales entre ellos y yo, no había podido superarlas del todo, era como si sí pudiera superar lo pasado pero no lo que estaba por venir, pero únicamente sabía que el día indefectiblemente llegaría.

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martes, septiembre 05, 2006

Triple dosis gringa esa tarde

El día de la reunión llegó y Mark pasó por mí puntualmente, al tocar el timbre abrió la puerta mi “mamá” americana. Salí de mi recámara y Mark me vio, me puse un pantalón de pana (corduroy) negro y una pantyblusa sin manga de color oscuro. Frente a él me puse sweater y abrigo, al verme con esa ropa se sonrió con paciencia. Al salir de casa nos dimos un beso y subimos al auto.

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Durante el trayecto estaba muy nerviosa. Mark me dijo que me tranquilizara porque nada que yo no quisiera pasaría. Le dije que tenía más miedo de mí que de ellos, que sabía la clase de personas que eran y no me forzarían a nada pero temía que estando ahí olvidara mis convicciones.

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Me contestó que si en realidad estaba decidida a no perder la virginidad era en momentos como ese que me lo podría probar, porque con mi mentalidad jamás aceptaría perderla con tres hombres, que en realidad corría más peligro si fuera un solo hombre.

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Estas palabras provenientes de una mente anglosajona me funcionaron como si de repente se me abriera el horizonte o como cuando entras a una habitación oscura y enciendes la luz, aún así no dejaba de sentir un nudo en el estómago. Los días anteriores había comido poco y ese día, mucho menos.

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Al llegar a la casa nos sentamos en el sofá de costumbre, todos amables y buena onda, sabían el propósito de la reunión y no hacían alusión al respecto, ni apresuraban las cosas, hablaban de cualquier cosa menos de eso. Mark me pidió que lo acompañara a la cocina, ahí, nos besamos y me pidió que me levantara el sweater para verme los brazos. Me dijo lo bonitos que eran y más los hombros, que si estaba dispuesta a quitármelo como señal de cierta indecisión, ya que el pantalón era una señal bastante rotunda de negación.

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Me disponía a quitármelo pero Mark me detuvo, me dijo que sería mejor esperar a regresar con los otros y que como pretexto que con la calefacción me había dado calor, me lo quitara, ya me dirigía a la puerta de la cocina cuando me dijo que me detuviera, posó una mano en mi nalga y me dijo que suavecita se sentía la pana, sonreí y regresamos.

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Me quité el sweater alegando tener calor y continuamos con la conversación, empezamos a hablar de sexo y relaciones humanas, temas que era bastante abierta, fueron llevándome de una y otra sin que me sintiera incómoda.

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Uno de ellos me preguntó que si sentía diferente un pene en la boca, después me preguntaron si sentía distinta una lengua de otra en mis genitales. Respondía abiertamente a los temas ya tenía edad.

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Cuando me preguntaron por qué no hacerlo con los tres, les expliqué que teniendo novio me sentía mal conmigo misma, no importaba que tuviera su “autorización” y consentimiento.

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Se vieron entre como sí les estuviera dando un concepto totalmente nuevo, era algo que no estaba en su archivo mental. Asintieron con la cabeza y dijeron que les gustaba mi forma de pensar y que era el momento de que expandiera mis horizontes, que si mi novio estaba al tanto y aceptaba de buena manera no me debería de sentir mal.

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Mientras conversaba con ellos Mark me tenía abrazada y me besaba el hombro, me hacía sentir muy bien pues sin proponérselo estaba “marcando su territorio”.

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Yo no era un objeto del bien común de los tres, estaba siendo tratada como la chica de Mark, aunque algunas feministas no aprobarían la propiedad, menos la propiedad de tres.

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Los gringos no tienen muy desarrollado el concepto de “propiedad” cuando se refiere a personas, los latinos sí la tenemos, es algo que produce sensación de vacío en las mujeres latinas que he conocido, produciendo anécdotas que me hacen reír, a menos que te ocurran a ti.

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El ambiente de la reunión era menos festivo que el de las anteriores, parecía reunión para estudiar y hacer la tarea, eso me relajaba, estaba equivocada sentía tener el control de la situación, sentía que no pasaría nada que yo no deseara que pasara, me felicitaron por la propiedad con la que me comportaba y el criterio que estaba mostrando.

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Mark y yo fuimos a la cocina, me dijo lo bien que estaba actuando, me beso, esta vez sí me cachondeó fuerte, me bajó el pantalón y el calzón, me dedeo las nalgas y vulva.

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Le dije si quería oral y respondió que todavía no, le pregunté si quería que se lo hiciera, de nuevo su respuesta fue negativa. Con su negativa logro fue hacerme pensar en que Mark pidiera prestada una recámara para que nos viniéramos a gusto, no alcancé a decírselo porque regresáramos a la sala. Ya me encontraba excitada como para preguntarles si para ellos era común estar con una sola chica.

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Me respondieron que había chicas con criterio amplio y chicas con criterio estrecho, que si quería saber más que investigara por mi cuenta, uno de los requisitos, era la más absoluta discreción, uno de ellos dijo que si considerase como una ofensa que se sacaran el pene y me lo enseñaran.

Por la excitación que tenía dije ya que Mark no se sentiría insultado ni engañado lo tomaría como algo educativo, me dijo que era inteligente y se sacaron los penes frente a mí.

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Me preguntaron que sentía de ver sus penes tan cerca, les respondí que era agradable verlos, incluso me alegraban el momento pero que no estaba dispuesta a ir más lejos, me preguntaron si me gustaba mamar, dije que sí y mucho, me invitaron a hacerlo con ellos.

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Titubeé, no sabía que contestar, les dije que no me sentía preparada para hacerlo en la misma casa donde se encontraba Mark, cedieron y me dijeron que se las agarrara, que sería un avance para mí.

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Acepté con la condición de que sólo sería eso y que nos prestaran una recámara, mis palabras les causaron risa y mis términos aceptables. Uno de ellos me pidió que me sentara con él, volteé a ver a Mark quien asintió alentándome a hacerlo, fui a su lado con nervios, tomó mi mano y la llevó a su miembro, volteé la cabeza y cerré los ojos, sentí ese grueso pedazo de carne que estaba endureciendo en mi mano, me encendí, me incendió por dentro, blanco y puntiagudo.

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Con su mano subió y bajó la mía dándome a entender lo que quería, lo empecé a masturbar, el gringo respetó su parte del trato y no me tocó.

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Empecé a sentir deseo alocado de besársela, chupársela pero me contenía, cuando estuvo a punto de eyacular, pidió que la chupara, volteé a ver Mark y con una seña me dijo que no había problema. Me incliné metiendo su miembro en la boca, no tardó ni un minuto en terminar.

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Tragué todo el semen, tomé unas servilletas y se lo comencé a limpiar, me dijo lo bien educada que era y de buenos modales, el otro gringo me llamo, miré de nuevo a Mark, sabía que me daría su aceptación y fui a donde me lo pedían, la tenía bien parada, era igual de blanca pero más gruesa, más venuda y más cabezona.

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Me dijo que fuera directamente al oral, no esperé mucho para chupar, tardé un poco más pero con facilidad. Con ellos no tuve necesidad ni quise emplear técnicas especiales de placer, eso se lo reserve exclusivamente para Mark, me dijeron que era muy buena para hacerlo.

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Yo misma dije que nos prestaran la recámara y lleve a Mark de la mano, casi levanto sus ochenta kilotes, unas 175 libras. Los otros rieron y aplaudieron diciéndole a Mark que era su hora de cumplir y que no me fuera a fallar.

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No describiré mucho de lo que hicimos en la recámara sólo remarcaré el hecho de que le había gustado “cogerme” sin penetrarme como lo he descrito anteriormente.

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Al salir de la recámara les dijo delante de mí algo que le había enseñado y le gustaba mucho, se refería al coger sin penetrar. Lo escucharon con atención e interés, diciendo que tenían que probarlo.

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Camino de regreso Mark volvió a decirme lo orgulloso que se encontraba de mí, que ya estaba preparada para dar un paso adelante, que en la siguiente reunión podría dar el brinco.

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¿¿¿Siguiente reunión??? ¿¿¿Quién habló de una siguiente reunión???

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Yo no oí que dijeran eso… Sin embargo la habría…

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