Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 21 de abril de 2007

Tina Marie 10

TinaMarie10

martes, octubre 10, 2006

Necesitaba producto lácteo nacional...y lo encontré

Ese día la suerte y el destino estuvieron de mi lado, esperaba mi período menstrual para domingo o lunes, pero no, llego ese sábado. Si perdía los estribos esa noche debido a las tiranas hormonas no pasaría nada.

Esa noche me puse mas guapa que nunca y fuimos a la disco que nos gustaba a mis amigas y a mi, es una muy grande, es como una ciudad dentro de otra. Desde que entras al ambiente te marea, las luces, la gente, la música, todo es ideal para desatar tus instintos si se presenta el hombre que llene tus ojos. No menciono el alcohol porque no soy de tomar, con un poco tengo para embriagarme y perder.

Éramos cuatro chicas con pocos meses de conocernos, no puedo decir que éramos íntimas amigas, creo que a esa edad no tenemos amigas absolutas, algunas se convierten en el futuro pero en ese momento no se podría decir que lo fuéramos.

Nos sentamos en una mesa aunque es común en esos lugares que las mujeres estén en la barra que miden treinta a cuarenta metros. Pedimos nuestras copas, dos de mis amigas ya bailaba, yo estaba embobada viendo videos en las pantallas gigantes, pasaron dos o tres chicos a sacarme a bailar y los rechace usando los típicos pretextos, “que si estoy esperando a una persona”, “que si al ratito”, etc.

Súbitamente las pantallas se pusieron en blanco, mi amiga y yo decidimos ir al baño, caminamos unos metros y un chico me interceptó diciéndome que si quería bailar, acepté, mi amiga me dijo que me esperaba en la mesa.

Al bailar me hizo las preguntas típicas, le di mi nombre real pero le dije que tenía dieciocho años, le dije que estaba en preparatoria, él me dijo que estaba en la facultad de no sé que cosa y a punto de terminar, le dije que yo estaba en una preparatoria que se encontraba en otro rumbo de la ciudad, le mentí sobre donde vivía, que era en una colonia diametralmente opuesta a la de mi casa.

Era un chico promedio, agradable en su trato y físico, no era feo pero tampoco un adonis. No lo recuerdo bien, con las luces del antro y la oscuridad de la noche poco se ve un rostro, además con las copas que bebí ni su ni su nombre recuerdo. Así que lo llamaré “chico 1”, por ser el primero con el que tuve contacto físico desde mi regreso del exilio escolar.

Bailamos un rato, me dijo que fuéramos a tomar algo, volteé a mi mesa sin ver nada, busqué en la pista pletórica y no vi a mis amigas. Con emoción más por mí conociendo hasta donde soy capaz de llegar, que por él, fuimos a la barra que se encontraba mas lejos de mi mesa. Me tomé una copa que me mareó bastante, volvimos a bailar y hubo más cercanía física y psicológica, me anime más al bailar dejándolo que se acercara más.

A unos metros vi a una de mis amigas que bailaba sin ver la cara de su pareja. Nos miramos y sonreí, bajé la mirada aceptando que algo más podría pasar. Volvimos a la barra tomé media copa más, rodeó mi cintura invitándome a salir al estacionamiento para “tomar aire fresco”. Acepté y salimos, no sin que nos pusieran el típico sello de luz negra para poder entrar nuevamente.

No recuerdo que hablamos pero tocamos el tema de la música, por mi inexperiencia cometí el error de ser honesta, me mencionaba un grupo o tipo de música y contestaba que no me gustaba. Lo que buscaba era llevarme a su auto con el pretexto de poner un CD que me gustara y como nada me gustaba lo orillé a que escucháramos la radio en alguna estación de mi agrado.

Me sentí a gusto, conversábamos y no se acerco, me pareció buena señal que no quisiera meterme mano de inmediato, me dijo que se terminaban los cigarrillos que fuéramos a comprar mas, vi que le quedaba la mitad de la cajetilla aun, pero fuimos a la tienda, no solo compró tabaco sino seis cervezas en paquete, lo acompañe para no quedarme sola en el estacionamiento a esa hora, ya pasaban de las doce de la noche.

Al ponernos en marcha me pregunto a donde quería ir, con voz de obviedad y fastidio le pedí que volviéramos al estacionamiento de la disco. Acepto con aire de derrota y desaliento. Encontramos un cajón muy cerca de la salida, lejos del antro.

Charlábamos y un par de minutos después se acercó y beso mi boca, me hice la sorprendida, me tomó por la espalda y no dejó que me separara de él, así que no tuve más remedio que responder a sus besos, me sacó los senos con facilidad y mi complacencia, los acariciaba suavemente al tiempo que nos besábamos, sobra decir que me calentó muy rápido. Mientras me abrazaba bajaba sus manos a mis nalgas. Besaba y lamía mi cuello, bajo a mi seno izquierdo para chuparlo llegando al pezón que succiono y jalo rítmicamente para hacerlo crecer y poner mi pezón duro como roca.

A lo lejos vi a una pareja que hacían lo mismo que nosotros, sabia que en los estacionamientos grandes se hacía de todo sin que nadie interviniera e interrumpiera, de hecho así lo habíamos planeado, sin embargo era mi primera vez y tenía temor y desconfianza.

El ver a la pareja del otro auto como se manoseaban, y gozar la mamada y succión que el “chico 1” ejercía en mi pezón le pedí que dejara ese un momento y atendiera y me mamara el otro seno.

Lo hizo, me beso el cuello mientras me susurraba que quería “hacerlo” en ese momento, respondí con voz excitada y apenada que no se podía y le expliqué porque.

Me lo reprochó y preguntó si mentía, lo negué, esta vez no mentía. Me tomo por los brazos, me hinco en el asiento, pasó su mano por debajo de mi falda hasta que sintió la toalla femenina y dijo “ah sí”. Subió su mano hasta el elástico del calzón, la metió apretándome suavemente las nalgas, una por una.

Tomó mi mano y la llevó hasta su pene que estaba erecto y fuera del pantalón, se lo había sacado mientras nos besábamos sin que me diera cuenta. Lo tomé y se la apreté fuerte, eso lo hacia yo muy bien, me enderecé para agarrársela completa y se la empecé a jalar como solo yo sé hacerlo, me tomo la cabeza, entendí que quería servicio bucal, a la mitad del camino lo vi a los ojos fijamente, no opuse resistencia y baje sólita a donde me gusta estar.

Recuerdo más su verga que a él o su cara, era colorada oscura, no muy larga aun parada, pero razonablemente gruesa como me gustan, tenía las venas marcadas pero en la boca ni se sentían. Mientras se la chupaba me apretaba las nalgas, me excito más, se la chupe más rápido y mejor para agradecer lo caliente que me tenia.

Lo hice terminar en mi boca en poco tiempo, preguntó si ya lo había hecho, respondí que sí, nunca miento a menos que sea por mi seguridad, como en el caso de la identidad. Me dijo, “se nota eres muy buena mamadora, la jalas rico”, no todas las chavas que eh conocido saben hacerlo así, sonreí con pena, pero mi orgullo femenino estaba ensalzado y revaluado.

Bien dice Don Q que se conoce de inmediato a las chicas buenas en la cama cuando con maestría maman verga tragando todo sin que nos lo pidan.

Me dijo que quería volverme a ver, quería que lo hiciéramos completo, yo no tenía intención de hacerlo, no le dije nada de mi virginidad, me pareció que estaba de más. Todo quedó en que la siguiente semana nos veríamos en la misma disco para conocernos mejor. En ese momento comprendí que el plan que habíamos elaborado era efectivo y rendía frutos ya mismo…

Me dijo que tenía que tenia que irse no sin antes acompañarme a la disco, en caso de que mis amigas no estuvieran en la mesa permanecería conmigo hasta que llegaran para no dejarme sola.

Rodeamos el estacionamiento, llegamos a “la aduana” del sello de luz negra, mis amigas nos alcanzaron, los presenté y “chico 1” se despidió cortésmente. Otra amiga estaba en el estacionamiento, más tarde nos enteramos que ella sí “había recorrido la ruta completa” con el chico que había conocido.

Terminé la velada satisfecha, era mi primera aventura sexual en mi tierra y había salido bien librada, seguí invicta y cada día con más deseo e intención de perder mi primer partida.

Solo faltaba encontrar al “rival” con el cual yo decidiera perder…

miércoles, octubre 11, 2006

... Y conocí a pendejete 1

Todo salía de acuerdo a lo planeado, con el tiempo llegamos a aprendernos de memoria el rol de los antros, decíamos que el siguiente era el número “equis” en lugar de mencionar su nombre, sólo al principio nos confundíamos y hasta había discusión de cual seguía.

No siempre éramos las mismas, sin embargo no rompíamos el esquema de carrusel, si por alguna fecha especial en algún antro había evento no asistíamos y respetábamos el orden establecido. No recuerdo una sola ocasión que lo hayamos roto, por mi tranquilidad preferí seguir con lo que estaba funcionando, no faltaba disco que bajara de nivel o categoría, pero siempre surgía una nueva que la reemplazara, así que nunca faltaba a donde ir.

Como en la vida misma hubo noches que conocí hasta a tres hombres distintos, que no se conocían entre sí, y hubo noches que no hice nada con nadie. En cada ocasión hubo hombres que me sacaban a bailar pero me negaba, o andaban muy ebrios, o se veían ordinarios, o eran soeces, o tenían algo que no me inspiraba confianza ni interés. Después de todo siempre encontraría a alguien que me llenara la pupila.

Debido a la cantidad de anécdotas que viví, a partir de ahora la cronología no será tan exacta. En muchas cosas no sabría decirles que fue primero, aunque mi vida la puedo dividir en etapas como lo he hecho hasta el momento.

Recuerdo la primera vez que hice un doblete, es decir, conocer a dos hombres la misma noche y llegar a algo más que bailar con ellos. Era temprano y a pesar de eso no encontramos mesa, nos sentamos en la barra, la disco estaba atestada y eso que era de las más grandes, se me acercó un chico y me invitó a bailar, era joven, no feo, pero de los llamados “pendejetes”, es decir un chavo sin tema de conversación, era pura risa y rayando la superficialidad.

Noté todo eso mientras bailábamos, las preguntas de siempre, que en lo personal no me molestan, me parece obvio y hasta necesario que se hagan, por ejemplo; como te llamas, estudias o trabajas, cuantos años tienes, adonde vives, y esas cosas de rutina. Es una forma de mostrar interés en ti y no es motivo de rechazo. El problema es cuando terminan de preguntar y uno de responder, ahí es a donde empezamos a conocernos.

Era algo hueco, así que lo llamaré “Pendejete 1”. Mientras bailábamos su “pendejez” me hizo dudar de llegar a algo con él. No era feo, era fácil de manejar y aun era temprano, así que cuando me dijo que fuéramos a la barra a tomar una copa acepté. En el largo y aglomerado camino a la barra mientras hablaba de sus “pendejetadas” decidí que o se las ingeniaba para sacarme de ahí en ese momento o le diría cualquier cosa para deshacerme de él.

La copa me empezó a desinhibir y a hacerme reír, seguía consciente de mi plan y de lo que quería, el alcohol en mi sangre ayudó a que me viera más receptiva, era su ahora o su nunca. Resultó menos pendejo de lo que había calculado, aunque seguía siendo un pendejete pero no tanto. Me dijo que le gustaba y ahí quería besarme. Eso no era nada, vi parejas no sólo besándose sino metiéndose mano o mujeres bailando sobre la barra muy intoxicadas y otras cosas que ya les contare.

Sin embargo permitir que me besara atentaba contra mis intereses, además pensaba despachar temprano a pendejete 1. Quizá más tarde podría conocer a alguien más interesante pero si me veían besándome con este pensarían de mí lo peor o no se acercarían pensando que seguía con él.

Pendejete 1 siguió insistiendo, no lo rechace tajantemente, le dije que era muy pronto, que no nos conocíamos y que ahí había mucha gente. Me pidió que saliéramos a donde yo quisiera pero que nos besáramos, le advertí que del terreno del antro no saldría, respondió que si, le dije que iría al baño mientras lo pensaba. Al ponerme de pie me plantó un beso en la mejilla casi en la comisura de la boca, muy cerca los labios. En el baño, vi que todo estuviera en su lugar, mi viejo amigo el señor Tampón seguía en su guarida o como le decíamos, "colita del ratón" al auxilio porque aparenta que se te metió un ratón y dejó la colita de fuera.

Al salir pendejete 1 estaba esperándome, me pareció un detalle agradable, insistió que saliéramos, sin mostrar interés le pregunté que para qué si ya me había besado, contestó que para dármelo bien, que el anterior no valía, sonreí y le dije que no podía tardarme mucho, máximo 15 minutos que venía con mis amigas y no podía ausentarme mucho tiempo ya que se preocuparían, accedió con suavidad y yo también. Pasamos por la “aduana” del sello de luz negra, salimos al estacionamiento, que parecen estacionamientos de centro comercial o mall.

Me sentó bien respirar aire fresco, en la banqueta nos dimos el beso, me invitó al carro con el pretexto de que no me diera el sereno, comprendí que era un pretexto, pero cuando traes mini vestido y los brazos descubiertos puedes resfriarte, así que acepté.

Ya el auto continuó con su superficial conversación a tal grado que no recuerdo ni una palabra de lo que me dijo. Yo sonreía a pesar de su pendejetez, la sonrisa es la clave, si le sonríes a un hombre se siente con confianza para dar un paso más. Si continúas después de dar ese paso querrá más y el hombre seguirá avanzando y se animará a hacer lo que desea. Para que se animara yo seguía sonriendo, pero no me interesaba pasar toda la noche en su auto. Después de algunas frases tontas y más sonrisas se acercó y me besó.

Pendejete en la vida pero tenía nociones de que hacer con una mujer en su auto un sábado por la noche. Me abrazaba recorriendo mi espalda, acariciaba ni cuello, frotó mis mejillas y sobó mis muslos completamente, distaba de ser experto, estaba bien, prefería eso, la noche empezaba y quería terminar para regresar al antro.

Sin dejar de besarme metió la mano bajo el vestido, sus dedos fueron directos al elástico de mi calzón, dije no, le avise que andaba en mis días, me preguntó si en verdad así era, le contesté que sí. Sin quitar la mano de mi monte de Venus jugueteaba con mis pelos, me dijo que no sentía el bulto de la toalla femenina, le informe que traía tampón, metió un dedo en la unión de mis labios mayores y los frotaba suavecito hasta que sintió promontorio de mi clítoris.

Me recargué en el asiento y abrí las piernas, continuo tallando mis genitales, volteé a mirarlo y vi que bajaba el cierre de su pantalón, intuí que sacaba su verga. Estaba oscuro y aun la tenia dormía, no alcanzaba a ver nada desde mi perspectiva. Seguía llegando gente, algunos nos vieron al pasar, miraban dentro del auto y hablaban entre sí, no escuchábamos lo que decían pero me dije, “ahhhhh la ventaja de un antro grande y de mi sistema de carrusel”.

Ocurrió algo que no recuerdo si me había pasado antes, pero me ocurrió en el futuro varias veces. Pendejete 1 se llevó el dedo con el que me dedeaba a la nariz y aspiró, su verga se empezó a parar ante mis ojos sin ningún otro estímulo que mi olor. Me asombré pero ya deseaba que pendejete 1 me pidiera que se la chupara. Afortunadamente me lo pidió, como lo hacen muchos hombres sin mediar palabra me tomo la nuca y me jalaban en dirección de la verga. Antes de metérmela en la boca quería verla, contemplarla, conocer y sobar lo que iba a disfrutar en mi boquita, era larga, delgada y puntiaguda, nada que me enloqueciera. Mejor para mí, así podría terminar rápido y no afectarme no volverlo a ver en mi vida, ni como persona, ni por su “pendejetez”, ni por su verga me interesaba, había tranquilidad en mí para trabajársela bien, se la chupe suavecito jalándosela con la boca hacia arriba para que se le estirara y parara de una ves, con la otra mano le acariciaba los huevos como si fuera un gatito.

Esto me empezó a excitar y a él más, a diferencia de otros no fue directamente a mis nalgas ni a la raya, empezó a sobarme despacito el costado de la espalda. Conforme arreciaba mis movimientos bajo la mano me levanto el vestido y me sobo las nalgas. Se la chupé más fuerte y rápido para que supiera quien mandaba ahí, metió la mano hasta llegar a mi ano. Hice movimientos duros para hacerlo terminar él metió con fuerza la yema de su dedo en mi ano, el dolor era el suficiente para excitarme más paro no para enfriarme.

Mientras se la chupaba, él bramaba y gimia, yo dejaba salir con fuerza el aire por la nariz. Los hombres a punto de eyacular logran una dureza mayor. A esa edad lo había experimentado pero no había reparado en ello, pendejete 1 fue quien me avisó que estaba a punto de venirse para que yo arreciara mis movimientos de boca y cuello sobre su verga.

Joven, sano y excitado, lanzó al fondo de mi boca y garganta una enorme cantidad de lava hirviendo que tragué como pude, tosiendo algunas veces, es como cuando tomas agua y ríes, parece que te ahogas. Al terminar quedé muy excitada, él se vino completamente, lo deje seco, yo no, solo llegué a donde quería llegar.

Regresamos al antro, me pidió mi número le dije que apenas lo estaban instalando pero que nos volveríamos a ver ahí mismo, sonrió esperanzado, me dijo que supiera que le gustaba e interesaba, que quisiera tratarme en otro lugar y ambiente, no recuerdo que le dije para salir del paso.

Nos despedimos, busqué a mis amigas, las encontré y me declaré lista para conocer a alguien más esa misma noche. Era temprano, con una copa frente a mí y sin olvidar que pendejete 1 me había encendido, yo quería mas urgentemente y esa misma noche.

Estaba yo, ante lo que podría ser el primer doblete de mi vida.

Jueves, octubre 12, 2006

El maduro resulto veloz

El ambiente había subido, la gente intoxicada por el alcohol se movía más, todos caminaban, reía, las mujeres bailaban sobre las mesas y los hombres depredadores acechaban en busca de su presa.

Me gusto lo que había ocurrido en el estacionamiento minutos antes, fui al baño a asearme y regresé con mis amigas. La historia no se cuenta cuando estas a mitad de ella, las cuentas hasta que se ha consumado y ya “es historia”.

Así que ninguna hablaba de lo que habíamos hecho hasta ese momento, nos limitábamos a preguntar como nos había ido y a responder “bien”, las miradas decían más que las palabras. Pasaban los minutos, los sorbos a mi copa y la escasa conversación influía para que mi excitación creciera, las luces, la música estridente y la gente de un lado a otro me estimulaba más.

En los primeros minutos de que volví al antro, algunos chicos me sacaron a bailar, no me motivaron así que me negué. Tenían aspecto de ser más “pendejetes” que pendejete 1, no se me antojaba repetir algo así. Comentamos que era una lástima que en tan bonita disco, tan grande y bien equipada, la mayoría de los hombres fueran tan babosos y pendejos, una encogió los hombros y enchuecó la boca, la otra se rió y asintió con la cabeza.

Me levante a estirar las piernas, a unos metros del baño me interceptó un hombre, se veía maduro, tendría unos treinta años, se veía interesante. Desde ahora lo llamaré “medmad 1” porque no recuerdo su nombre, me hizo conversación y de inmediato me invitó a bailar, acepté sin mucho entusiasmo, sin dejo de fastidio simplemente acepté.

Se dieron las preguntas de rigor, él era ingeniero, mencionó su edad, donde trabajaba y en donde vivía. Mi interés esa noche era conocer personas para algo fugaz, sus palabras no me interesaban, me cayó bien, sonreíamos y de vez en vez nos acercábamos para decirnos algo al oído. Después de un rato nos fuimos a sentar, no se encontraban las chicas, se sentó junto a mí, ¡ah! esos pequeños y deliciosos detalles que tienen los hombres crecidos, me acomodo la silla…

Mi copa seguía como la había dejado pero dijo que no bebiera, llamó al mesero para que trajera otras, a la mía se le habían derretido los hielos y no sabría igual, otro detalle más.

Pasó su brazo por mi espalda recargándolo en el respaldo de mi silla como marcando su territorio, detalle que a las mujeres no nos molesta cuando queremos sentirnos acompañadas, trajeron las copas y sin mas me beso, me tomaba el hombro rozando mis senos. En algún momento le dije que no, que la mesa la compartía con mis amigas y que podrían regresar en cualquier momento, respondió que seguramente estarían haciendo lo mismo, que no me preocupara, me dio risa y aún así le pedí que no lo hiciera, tomó tiempo para pensar, me levantó y llevó a otra parte del antro detrás de una barda del mismo local, me abrazó, me besó y empujó contra la pared.

Tomó una posición que no sabría describir, restregaba su pubis contra el mío mientras nos besábamos, en realidad no era su pubis, era su bulto carnoso entre sus piernas. Pasó sus manos por mi espalda y cintura, comenzó a apretarme las nalgas, me dejó de besar poniendo su quijada en mi clavícula, yo hice lo mismo sin separarme de él un milímetro. A unos metros había una pareja de espaldas a nosotros, el hombre apretaba las nalgas a la mujer y ella fingía no sentir nada, en ese tipo de lugares se puede hacer de todo, así que ni quien se fuera a fijar en lo que me hacia medmad 1.

Lo interrumpí, me dijo que saliéramos de ahí a donde quisiera, le dije no, que venía con mis amigas y no saldría de ahí, me dijo vamos al estacionamiento a tomar aire fresco. Medmad había cedido hasta donde yo quería, simule indecisión pero acepté, todo el camino hasta el auto fue abrazándome y deteniéndonos algunas veces para besarnos, el estacionamiento esta rodeado de jardines, me llevó atrás de un árbol, puso sus manos en mi espalda, me besaba como si no hubiera visto y tenido mujer en años, jaló mis muñecas para que quedaran sobre sus hombros.

Sentí sus manos en la cintura, las bajo para subirme el vestido, bajó mi calzón para sobar y apretar mis nalgas, besándome el cuello me acabó de excitar, había bajado todo el calzón para apretármelas muy duro, empujaba su pelvis haciéndome sentir su rollo de carne dura que chocaba contra mi pubis. Cuando recuerdo la escena y las que siguieron me alegro de haber tenido puesto el bendito tampón.

Era más tarde que con pendejete 1, toda la gente estaba dentro del antro, no faltaban los que llegaban tarde o los que salían escuchando los sonidos que medmad y yo emitíamos por calientes.

Le pedí que se detuviera que podían vernos, entendió pero me dijo que no podíamos ir a su auto “así”, así cómo dije, no respondió sólo miró su entre pierna, seguí su mirada y vi el abultamiento que había entre sus piernas, lo lógico era dejar de tocarnos para que le bajara la verga, pero volvió a besarme bajándome el escote para lamer mis senos con furor, me calentaba mas y mas, pensé que nunca llegaríamos al auto. Le pedí que camináramos rápido, a regañadientes aceptó, iba bromeando para que se le pasara la molestia, lo convencí de que jugáramos carreras a ver quien llegaba primero al coche, esto ayudó a bajar la tensión que se había creado, pero la excitación crecía.

Era tal su calentura por mí que olvidó sus modales y abrió primero la puerta de su lado, reaccionó instantáneamente y la cerró para abrir la de mi lado, intenté entrar pero me sujetó por las caderas jalándome hacia él para pegarme en las nalgas su rollo de carne maciza que se paraba más. “No digas nada, no te muevas”, “disfrútame”, “siénteme”, me dijo, y claro que lo hice, sentí su verga dura recorrer de un lado al otro mi cuerpo, pero lo mejor era cuando empujaba en el centro, era delicioso realmente.

Estábamos intentando entrar a su auto vestidos, estaba oscuro, no había nadie que pudiera distinguir lo que hacíamos, estaba sintiendo muy rico, lo dejé que me manoseara bastante tiempo, le pregunté si no pensaba subir al auto, reacciono soltándome y se subió.

Era un principio bastante candente y a mi gusto, pero seguramente palidecería ante lo que vendría después…

viernes, octubre 13, 2006

El Tampón tuvo otra sorpresiva utilidad

Una vez dentro del auto me tomó entre sus brazos colocando los míos en su cuello, tomó mi pubis fuertemente como cuchara, yo respiraba con mucha fuerza cuando sentía sus dedos sobre el calzón, su mano abarcaba mi vulva, la frotaba como buscando ensuciar con ella la entre pierna.

Me dijo que nos moviéramos al asiento trasero, pregunté para qué y directamente dijo que quería hacerlo conmigo, antes de que pudiera contesta algo me preguntó que si prefería ir al hotel iríamos.

Respondí que no se podía, no mostré alarma, buscaba aparentar tener experiencia y mucho mundo, con calma le dije que andaba en mis días. “Ven acá sabrosa, de todos modos vamos atrás” me dijo con voz resignada, al decirme eso era un hecho que me tocaría recibir en mi boca una buena dotación de “bacilos búlgaros maduros”.

La idea me excitaba, si hay algo que me llama la atención desde esa edad y todavía, es ver la verga de un hombre, en ocasiones imagino la de los artistas y me pregunto como la tendrán.

Evité ser obvia y esperé que hiciera el primer movimiento, ya en el asiento trasero me ayudó a pasarme junto a él, ese lugar nos daba más privacidad o cuando menos así lo sentía, había menos luz, los cristales eran pequeños, en fin, me sentía agusto en el asiento de atrás.

Volvió a besarme con intensidad, táctica utilizada por los hombres, según ellos para que no nos enfriemos, al sentarme me abrazó con fuerza, sus besos eran como si me fuera a comerme como si quisiera arrancarme la lengua con las succiones que hacia.

Bajó los tirantes del vestido hasta dejar mis senos a la vista sólo cubiertos por el brassiere que bajó dejando mis pezones al aire. Abrió los ojos y levantó las cejas al verlos, le habían gustado, no hice movimiento alguno espere a que los tomara, empujé mis hombros hacia atrás para que se levantaran mas y viera lo hermosos que son. Con voz entrecortada dijo, “qué hermosas tetas tienes chiquita” “te los voy a comer despacito”. Estaba muy excitada, sonreí levemente ante el piropo.

Inclinó su cabeza y succionó el primer pezón. Pendejete 1 los había chupado, había residuos de su saliva que Medmad no detecto por desconocimiento. Me los chupo tanto que me dolieron, le pedí que siguiera con el otro, que los alternara, con picardía le pregunte sonriendo “qué no te gusta la otra”, acercando mi pecho a su cara para ofrecérselo.

Succionaba y estiraba mis tetas como queriendo hacerlas más grandes, yo me quería venir, estaba muy caliente. Me bajó el vestido hasta la cintura, bajó los tirantes del brassiere dejándome desnuda de la cintura para arriba, lamió suavemente mi torso, vi que el cierre de su pantalón estaba a medio camino, la erección de su verga lo había forzado a descender, se me acercó y me dijo, “que pezonzotes tan preciosos tienes”, “están ricos y muy duros”, me reí con su ocurrencia.

Apretaba mi vulva todavía sobre el calzón, me lamía cuello, mejillas, orejas, jalaba mi pelo y me decía que no sentía la toalla en mi entrepierna, traigo tampón le dije, solo un “ah” recibí por respuesta. Tomó el calzón me levanto las nalgas, lo bajo a los muslos, a las rodillas, a los tobillos, en fin, me lo quitó con mi evidente ayuda. Pensé que así me quedaría, pero no, estaba completamente desnuda en el auto. Me dio miedo no por lo que me fuera a hacer Medmad, sino por la policía, no sabía que cuestiones legales implicaría algo así. Mi excitación fue mayor, era la primera vez que tenía mi trasero desnudo en el asiento de un auto, estaba completamente desnuda y eso no es común, muchos tiene sexo en el auto y millones lo habrán hecho completo, pero dudo que se hayan desnudado, no lo sé…

Puso su dedo en mis labios vaginales mientras besaba mi cuello, diciendo una frase que me estremeció y aun recuerdo, me dijo: “que rica panochita tienes…” Esa palabra me evoca y quizá hasta me provoca; “pussy”, “cunt”, “concha”, “chocha”, “chucha” “chocho”, “coño”, etc. No me evocan nada ni me llega nada a la mente al oírlas. “Panocha” sí me evoca y me excita, la aprendí desde mi niñez a principio de mi pubertad, en mi lengua materna.

Simulé indiferencia, preguntó si me molestaba que dijera esas palabras, besadas y lamidas, encogí los hombros en señal de indiferencia, con su dedeo logró que alcanzara afortunadamente el primer orgasmo de una vez, soy muy escandalosa cuando ocurre, así que tuve que taparme la boca sin dejar de disfrutar.

Me tomó de los hombros e intentó voltearme, no lo consiguió me pidió que me pusiera en cuatro, una de mis rodillas en el asiento del auto, la otra estirada en el respaldo del asiento, tomó mis nalgas y las abrió y como siempre ocurre se toman un momento para ver el ano y la raya las nalgas, pareciera que se los enseñan en la primaria, como si fuera una inspección obligatoria. Al terminar empezó a apretarme las nalgas abriéndolas y cerrándolas al máximo y con fuerza, sentía su lengua en mi vulva, quizá por ser una desconocida o por andar en mis días evitó hacerme oral como debe ser, me dio la impresión de que solamente quería “probar a que sabía”.

Me sorprendió haciéndome sentir algo muy especial por primera vez, puso su dedo en mi vagina empujando el tampón hacia adentro, empujaba y soltaba, nunca había sentido algo así puesto que nunca me dejaba meter los dedos estando en mis días. Empecé a hacer sonidos desde el estómago, respiraba y sacaba el aire intentando gritar pero la sensación me ahogaba, quería detenerlo pero ya no tenía voluntad, me estaba gustan mucho de verdad.

Medmad me bajo la cabeza hasta posarla sobre el asiento me levanto las nalgas, se acercó y abrazó mi trasero para ir abriéndomelo, sentí dos o tres veces que escupió acertadamente en mi ano y empezó a meterme el dedo, la lubricación de su saliva facilidad la inserción logrando meter la mitad de ellos en mi ano.

Yo experimentaba mezclas de revoltura de estómago, deseo de ir al baño y una enorme sensación de indefensión y vulnerabilidad, si bien ambas sensaciones son desagradables, mezcladas causan un rico placer difícil de explicar.

Medmad con un dedo empujaba el tampón y con el otro en el ano, no tardé en llegar a otro orgasmo y luego al tercero que hizo que sintiera que algo salía de mi boca, fue como dicen, “se me salió el alma por la boca”.

Le pedí que ya no, me dijo espera, me mordió fuerte las nalgas, me dolió, mi piel estaba muy sensible, grité muy fuerte tapándome la boca para no sé escuchada afuera del auto. Me sentó a su lado y me dijo, “ven chiquita”, se sacó el pene, la tomé entre mis manos para verla mejor, no tenía circuncisión, le bajé el pellejito, lo solté y volvió a subir. La tenia dura como piedra, baje a ella como hipnotizada ya la deseaba, se la empecé a lamer de abajo hacia arriba, le daba besitos, me la pasaba por la cara, cuando vi que ya salían las primeras gotitas, puse la cabecita en mis labios y se la chupé como solo yo se hacerlo jalando de nuevo el pellejito hacia abajo.

Me pidió que se la chupara rápido, que ya no aguantaba, me dijo; “tu boca es especial, lo haces mejor que otras”, “chúpala mamacita”, “ya no aguanto”. Tardo más en escribir, que lo que él tardo en eyacular en mi boca. Sentí su chorro caliente de semen entrar, era el segundo en la misma noche, mi primer doblete hasta esa día.

Con la misión cumplida lo que faltaba era vestirme, acomodé mi brassiere y con prisa me puse el vestido. Medmad dijo que para no caminar fuéramos en el auto hasta la disco, que me dejaría ahí porque había quedado adolorido de un testículo, nunca supe porque.

Atravesamos el estacionamiento a baja velocidad para no llamar la atención, al llegar nos despedimos con un beso, me pidió mi teléfono, y le respondí lo mismo que a pendejete 1.

Una vez dentro note que había dejado mi calzón en el auto, regresé a buscarlo y se había ido, me molestó que se quedara con mi calzón pero pensé que si era casado, o tenía novia y le había sido infiel a su pareja, se vería en serios aprietos y se lo tenía merecido, a pesar del buen servicio que me dio.

Si tenía mujer nunca sabría de quien era ese calzón, sólo que era de alguna chica, mi identidad quedaría intacta y a Medmad le iría bastante mal, eso me hacía sonreír aún estando sola.

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sábado, octubre 14, 2006

Mas vale tarde...

Mucha gente, a lo largo de la semana me estuvo escribiendo al correo para pedirme que escriba las reglas de una pira o hable más al respecto.

Bueno, hoy me toca ir a ver a Don Q y ya me voy, pero en el transcurso del día haré todo lo posible por redactarlas todas.
En caso de que no me sea posible, cuando menos meto el negativo de la foto de mañana y, mañana sin falta, meto todas las reglas.

Son muchas y llevan sus debidas explicaciones. Por eso quizá no las termine hoy mismo.
Pido un poco de paciencia y agradezco a todas esas personas que se tomaron la molestia de escribir, tanto en mi correo como en mi blog.

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Me tardé pero ya pude meter el negativo... El escaso único tiempo libre que tengo y blogger, para no variar, me falla...

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http://photos1.blogger.com/blogger/7086/2893/1600/TinaMarie14Oct06aNeg.jpg



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Creo que me salió demasiado grande para ser negativo, así la dejo porque ya blogger me trae loca.
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Mañana coloco el positivo que al parecer se va a ver enorme.
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domingo, octubre 15, 2006

Reglas de una “Pira” (Gang Bang)

Reglas de una “Pira”

1.- El primer requisito para que se lleve a cabo una “Pira” es indefectiblemente que la mujer la pida. Algún (os) hombre(s) de su confianza se lo pueden sugerir pero a final de cuentas, será ella quien, estando segura de lo que quiere, específicamente la pida.

2.-Se considerará como “Pira” cuando en un mismo lugar haya solamente una mujer y tres o más hombres. Si hay más mujeres se considerará orgía. Sí sólo hay dos hombres, se considerará trío.

3.- La mujer deberá tener cuando menos un amigo de confianza a quien ella le pida organizar la pira.

4.- El amigo de confianza (el organizador), una vez que ella se lo ha pedido, buscará entre sus amigos y conocidos a un mínimo de dos. Para comunicarle la idea y hacerle la invitación de participar.

5.- Los requisitos que los miembros masculinos que conformen la pira deberán de ser claramente especificados por la mujer. Un requisito indispensable e invariable es la discreción. Por ende, será la mujer que pida que requisitos deban tener los hombres y el organizador tratará de buscar entre sus amistades a aquellos que más se acerquen al perfil que se busca.

6.- El organizador tendrá que buscar un lugar donde se lleve a cabo la pira. En caso de que consiga una casa o departamento prestado, el dueño o habitante del inmueble tendrá derecho a participar en la pira.

7.- La mujer claramente y de antemano, le comunicará al organizador si desea o no, que haya sexo anal en la pira. En caso de de que la mujer rechace el sexo anal en dicha pira, los participantes masculinos estarán obligados a respetar sus deseos. En otras palabras, habrá sexo anal si la mujer claramente y de antemano ha dado su consentimiento.

8.- La mujer estará obligada a llevar a cabo el felatorismo con cada miembro masculino de la pira. Sin embargo, debe de ser cada hombre quien estando en plena intimidad, se lo pida abiertamente.

9.-Únicamente el primer hombre en el orden de la pira, estará obligado a hacer el cunnilingus. A partir del segundo hombre será opcional. La mujer podría pedirlo pero del segundo en adelante no estarán obligados a llevarlo a cabo.

10.- Se recomienda que la mujer y el organizador lleguen al lugar de reunión cuando menos una hora antes de la hora señalada. De esta manera, si ella no conocía el lugar, se familiarizará y se ambientará, además de que es preferible que sean ellos dos quienes reciban a los demás participantes puesto que tienen el papel de anfitriones en la pira. (Es común que si entre todos cooperaron para comprar gaseosas, refrigerios etc., los demás participantes le hayan dado su aportación al organizador de antemano, de tal modo que se tenga todo disponible y en orden a la hora indicada).

11.- Es necesario que el lugar donde se lleve a efecto la pira, no sea una simple habitación de hotel. No cuando sea la primera vez de la mujer con ese grupo determinado. Se requiere de una casa, un departamento o una suite de hotel. La mujer esperará a cada hombre, uno por uno, en la recámara y los demás permanecerán en cualquier otra parte de la casa o apartamento, de preferencia en la sala.

12.- Una vez que estén todos los miembros que vayan a participar, es muy conveniente que se sienten en la sala a conversar con la mujer para que ésta se relaje y adquiera confianza. Es recomendable que por ningún motivo se toque el tema del sexo y que se procure hacer sentir bien a la mujer.

13.- La mujer tiene el derecho de escoger el orden en que tendrá sexo con los hombres. Si la mujer declina este derecho, los hombres tendrán que ponerse de acuerdo y escoger a su entera discreción el orden en que estarán con la mujer.

14.- La señal que la mujer emitirá al organizador de que está lista a ir a la recámara a empezar la pira, será la de disculparse e ir al baño. Una vez que ella se levante, el organizador ira atrás de ella y le preguntará si ya está lista.

15.-La pregunta del punto anterior, el organizador deberá hacérsela a ella en privado y en caso de que la respuesta sea afirmativa, él deberá entonces preguntarle si ella desea escoger el orden. Le preguntará quien quiere ella que sea el primero, quien el segundo, etc. Es en este momento en que ella puede escoger el orden o declinar a su derecho y dejar que los hombres se pongan de acuerdo.

16.- Si la mujer prefirió declinar y dejar a los hombres que se pongan de acuerdo, una vez estando en la recámara, ella no tendrá derecho a preguntar quien es el siguiente en el orden, siendo siempre el siguiente una sorpresa para ella.

17.- En caso de que la habitación que se ha designado para efectuar la pira no cuente con baño propio, el organizador y el resto de participantes se obligan a proveer a la mujer con productos necesarios de higiene, como puede ser abundante dotación de papel del baño y una tina con agua y desodorante para pisos en caso de que la mujer deseé orinar, ya que la mujer no deberá abandonar la habitación hasta que la pira haya concluido. Sería incómodo y penoso para ella salir al baño entre un hombre y otro. Este punto quedaría nulo, si la mujer de antemano pide poder salir al baño si lo desea.

18.-La tradición exige que, una vez que la mujer ha quedado sola en la habitación, el primer hombre espere entre cinco o diez minutos puesto que ella deberá de esperarlo desnuda, tendida en la cama, boca arriba.

19.- Como dice el punto 9, solamente el primer hombre estará obligado a realizar el cunnilingus con ella. Del segundo en adelante será opcional y aunque ella lo pida, él podrá negarse. Por el contrario (Punto 8), ella estará obligada a realizar el felatorismo con cada participante.

20.- A menos que la mujer haya especificado de antemano lo contrario, todas las posiciones sexuales con válidas en una pira. Es común que la primera vez, sólo se lleven a cabo la posición de misionero y la de perrito con algunas variantes en ambos casos. La razón es que ella no conoce ni el tamaño ni la forma de los penes de sus compañeros de pira. Es recomendable evitarle dolor e incomodidad innecesarios a la mujer.

21.- Cuando uno de los miembros masculinos haya terminado con la mujer, es muy importante que ella quede como él la dejó. Ella deberá de esperar al siguiente hombre y una vez que éste entre a la habitación, después de saludarse, ella le preguntará si él desea que ella se aseé. Ella sólo lo hará si él se lo permite.

22.- La mujer siempre estará obligada a terminar cuando menos una ronda, es decir, si ella pidió tener cinco hombres y en el tercero desea dar por terminada la pira, deberá aguantar hasta el final. Después de todo, fue ella quien escogió el número de hombres.

23.- La tradición dice lo siguiente: La pira no terminará cuando el siguiente hombre esté listo para una cohabitación más. Dicho en otras palabras: Si son cinco hombres en una pira y el quinto ha terminado pero el primero ya se repuso y podría estar de nuevo con la mujer, ella deberá aceptarlo y atenderlo y, así sucesivamente hasta que se rompa el orden, es decir, si el primero ha terminado una segunda ronda, el segundo no se ha repuesto y el tercero desea ocupar su lugar, no podrán brincarse el orden y la pira deberá terminar en ese momento. Es la tradición.

24.- El punto anterior se puede modificar si la mujer de antemano establece que sólo está dispuesta a terminar una ronda. En ese caso, los hombres que deseen participar, deberán acatar y respetar los deseos de la mujer.

25.-Es deseable que la mujer y el organizador sean los últimos en abandonar el lugar y que ella despida a cada participante de uno por uno.

25.- Si la mujer se sintió a gusto en la pira, podrá volver a pedirle al organizador que organice una más.

26.- Si lo desea, la mujer puede pedir que uno o varios de los miembros de la pira anterior no vuelvan a ser invitados y sustituirlos por otros nuevos. O incluso, ella puede pedir que se aumente o disminuya el número de participantes masculinos.

27.- Se recomienda que los pasos anteriores se lleven a cabo al pie de la letra cuando menos las primeras dos o tres piras de un grupo con los mismos miembros o con la misma base de miembros. Esta es la manera más segura para iniciar una pira entre personas que nunca han estado juntas.

28.- Después de algunas veces que lo hayan hecho juntos, podrán pasar al segundo nivel de la pira.

29.- En el segundo nivel de la pira, todos podrán estar en la misma habitación. Un hombre estará con la mujer, mientras los demás vestidos o desnudos observan. A la larga esto es más fácil para todos, en especial para la mujer. Los hombres que observen estarán muy excitados cuando les toque su turno y durarán menos con ella, haciéndole más fácil terminar una ronda completa.

30.- Se recomienda que si el grupo ha ascendido al nivel dos, lo hagan un mínimo de dos o tres veces antes de ascender al nivel tres.

31.- El nivel tres es idéntico al anterior a excepción de que los hombres podrán tocar a la mujer, besarla, lamerla etc. Y ella podrá tomar con sus manos los penes de ellos mientras otro hombre la penetra. Igualmente podrá haber doble penetración, sea ésta oral-vaginal o vaginal-anal. Esto último deberá de haberse tratado de antemano entre los participantes.

32.- Por motivos obvios, los niveles dos y tres, sí se pueden llevar a cabo en un cuarto de hotel.

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Hasta aquí las reglas. Batallé mucho para recordarlas y redactarlas. espero haber complacido a las personas que me las pidieron.
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Ahora dejo el positivo de la foto de ayer. No sé si se vea, como siempre, por favor me avisan.
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La foto durará hasta la noche del domingo. No muy tarde. Hasta aprox. las 04:00 A.m. Hora del meridiano Greenwich.


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lunes, octubre 16, 2006

Traiciones

Entre semana en la preparatoria o en mi círculo social seguía recibiendo invitaciones para salir, la mayoría las rechazaba y algunas las aceptaba poniéndoles límites a quienes me invitaban.

Pasaron varias situaciones similares a las anteriores, de hecho fueron muchas, no sentía ninguna urgencia por perder la virginidad, pero sí por tener relaciones sexuales, para ser clara, deseaba mucho sentir hombre cerca de mí. Hasta ese entonces a mis casi diecisiete años las experiencias que había tenido se remontaban a la disco (antros), pero hubo alguna excepciones.

Alguna vez mencioné que las mujeres en ciertas ocasiones nos “traicionamos” de buena fe queriendo ayudar a nuestras amigas facilitándole las cosas con algún hombre que muestra interés en ellas. Muchas hemos sido víctimas de “traición”, yo no soy la excepción.

Una amiga a la que llamaré “Lita” tenía un novio quien a su vez era amigo de un tal “MemoT” (la “T” de traición) a quien yo sin saberlo le gustaba. Un día me enteré que le había pedido a Lita y a su novio que nos presentaran y para que tuviera todas las facilidades conmigo.

Durante algunos días Lita me dijo que saliéramos los cuatro, en principio no me intereso salir con un desconocido, las citas a ciegas me han repugnado siempre, solo tenía en mente los antros, la música estridente, las luces estroboscópicas y lo que venía al final, además de que el alcohol me ayudaba a desinhibirme, así que solamente me concentre a decirle a Lita que a ver que pasaba, “a ver que día”.

La primera trampa fue un día que me pidió que la acompañara a hacer compras, al salir de la tienda pasaban su novio y MemoT. Lita me lo presentó, me pareció guapo, agradable, alto como de 1.82, blanco, fornido, cabello castaño claro. Lo que no me gustó fue la coincidencia de que pasaran por ahí a la hora exacta de que íbamos saliendo, siempre he pensado que el verdadero hombre te habla directamente y en público, no se vale de terceros ni busca el momento de estar a solas para hablarte, algunos podrán decir que es por timidez, pero yo contemplo a la timidez como media hermana de la cobardía, acto poco masculino, afeminado. No quiero decir que MemoT fuera afeminado, de ninguna manera, pero el no acercarse directamente me parecía algo decepcionante.

Estábamos en plena acera cuando a alguien se le ocurrió ir a comer, no supe como reaccionar, yo no quería, pero no tenía excusa, nosotras habíamos quedado en comer, no podía argüir falta de tiempo y excusas como la de que me duele la cabeza, no las conocía hasta el momento, me faltaba viveza y madurez. Me quedé callada mientras se ponían de acuerdo, le dije a mi cerebro ¡piensa! ¡piensa!.

Mi cerebro me escuchó y me dijo que hacer, metí mi mano en mi bolsa y oprimí el botón del celular para que sonara solo, lo saqué y me alejé unos metros, simulé una conversación en donde me apuraban y hasta me regañaban porque me necesitaban en otro lado mientras andaba de compras, fingí cara de sometimiento ante una autoridad superior y terminé la llamada. Me acerqué con cara compungida y les dije que tenía que regresar que me esperaban en casa y que no se molestaran, yo podría regresar sola.

Inmediatamente vi las caras de tristeza, la más desolada era la de MemoT que querían acompañarme pero le pedí que siguieran con sus planes, me despedí de ellos con rostro serio pero amable me di la media vuelta con una sonrisa de oreja a oreja, pasé por una puerta de vidrio que asemeja a un espejo y vi mi cara de “smiley”.

Llegué a casa con la conciencia tranquila, no era yo la que estaba tratando de forzar las cosas ni me estaba valiéndome de mis amigos para acercarme a una persona, nunca utilizo a las personas pero tampoco acepto que me utilicen.

Hubo una segunda traición por parte de Lita. Me empezó a hablar maravillas de MemoT, me dijo que recién había terminado su carrera y que ya tenía trabajo, que era buen muchacho, me preguntó si me gustaba, le respondí que me era indiferente, le mentí, MemoT era guapo pero sí lo decía su labor de convencimiento se convertiría en perorata que no estaba dispuesta a aceptar.

Días y conversaciones con su debida dosis de labor de convencimiento, Lita me dijo que ellos nos invitaban a salir el fin de semana, no me gustó la idea, la dejé hablar y le dije que ya veríamos, lo tomó como un sí y como estábamos en su casa levantó el teléfono para decirle a su novio que yo aceptaba, que se lo comunicara a MemoT.

Durante el resto de la semana pensé en como deshacer la cita, iríamos a cenar y después a bailar. Un día antes fui a una disco, no recuerdo si hubo doblete o no, lo que recuerdo es que conocí gente y sí tuve uno, dos o más orgasmos hasta quedar totalmente satisfecha y sin necesidad agobiante por días. Cuando llegó el sábado, gracias al día anterior había olvidado la dichosa cita con Lita su novio y MemoT.

Lita me llamo y me dijo que me preparara porque vendrían por mí, la confusión que había en mi cerebro, el alcohol remanente en mi torrente sanguíneo y los orgasmos explosivos no me permitieron maquinar alguna idea para zafarme del compromiso, balbuceando le dije esta bien, los espero a esa hora.

Después de un buen baño y un mejor almuerzo, me recosté boca arriba en mi cama una media hora, pensé que estaría bien ir con ellos y que al parecer MemoT no era de los que de buenas a primeras se lancen sobre una. Llegó la hora, pasaron por mí y nos dirigimos al restaurante. Pedimos de comer y todo iba bien hasta que dijeron que iríamos a casa de MemoT por su auto y de ahí a bailar y que él me llevaría a casa. Mantuve la calma pero me alarmó el grado de sofisticación de los planes. Parecía un complot contra mí, no dije nada, asentí con la cabeza.

Rápidamente pensé que hacer, me gustó más la idea porque todavía ni nos servían, le pedí a Lita que me acompañara al baño, ahí le dije que no estaba de acuerdo en el plan y que yo tenía un plan mejor. Abrió los ojos y sonrió ilusamente pensando que mejoraría el que ya tenían. Le dije que me ayudara a salir sin que nos vieran, que me acompañara a tomar un taxi, el baño estaba del otro lado del salón y mesas y personas bloqueaban la visibilidad.

Lita se rehusó pidiéndome que no fuera mala, que ellos lo hacían de buena fe, me reí y le contesté que no era buena fe eso de andar en autos separados, agregué que era obvio que me habían tendido un cuatro y no era tan pendeja para caer, que ultimadamente si no me ayudaba saldría sola pero que jamás le volvería a hablar, vio en mis ojos la decisión con la que se lo dije, agachó la cabeza en señal de derrota y aceptó, el plan de los tres habían fracasado.

Salimos sigilosamente le pedí a un mesero que si preguntaban por nosotras les dijera que nos había visto en el baño y que aun no salíamos. Eran los últimos clavos para el ataúd de sus planes.

En la acera estaba feliz disfrutando mi triunfo, me reía y hasta le contaba chistes a Lita olvidándome del par de cabrones que habíamos dejado adentro, aún así le pedí que camináramos un par de cuadras para alejarnos y no quedar a simple vista. Tomé el taxi de regreso y no podía aguantar la risa, era un triunfo para mí y una derrota ridículamente vergonzosa para ellos tres.

Como me hubiera gustado ser invisible y estar en esa mesa cuando Lita regresara sin mí.

¿Qué porqué habló de MemoT en este diario? porque él fue el primero en depositar su semen en mi vagina…
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martes, octubre 17, 2006

Entré al mundo de los adultos

Camino a casa tuve la idea de ir a una disco, sin embargo no sabia a quien llamarle a esa hora, aun era temprano, y mi estómago me recordó que no había cenado, me encontraba en esa encrucijada, muy banal por cierto…

El taxi se detuvo en una luz roja, pensé en una amiga que no saldría esa noche por tener tarea atrasada, pero podría serle benéfico salir a cenar y después continuar con su tarea. Le llamé y aceptó mi invitación a regañadientes, argumenté que le serviría despejar su mente un ratito.

La cité en un restaurante que quedaba por donde iba pasando el taxi, no le dije que me encontraba ahí para que no me dijera comodina, le dije que tenía ganas de ir ahí y sabía que a ella le gustaba ese lugar.

Iris1 (así la llamaré) tendría que arreglarse y desplazarse, supuse que tardaría una hora, así que me fui al departamento de libros y revistas, hojee revistas, eché un vistazo a los libros y un hombre que estaba junto a mí me dijo algo, me preguntó que si me gustaba leer porque me había observando hojear muchos libros. Le contesté de manera afirmativa y la conversación continuó, me invitó a tomar un café, le dije que no podía que esperaba a una amiga para cenar. Me encontraba fastidiada por lo que había ocurrido con MemoT, hasta ese momento no había volteado a verlo, dejé el libro que tenía en la mano y volteé a verlo.

Era un hombre que para mi edad, era maduro, de unos treinta y cinco años, no guapo pero sí interesante, algunas canas en las sienes, complexión normal con un poco de pancita, piel aperlada, cutis muy terso, éramos casi de la misma estatura, dos o tres centímetros más alto que yo, lo llamaré “ÁngelU”.

Al saber que esperaba a mi amiga sugirió que cenáramos los tres, le dije que no podía garantizarle nada porque mi amiga no estaba enterada y no sabia como reaccionaría, respondió “no hay problema entiendo perfectamente”. Todo estaba que ni mandado a hacer, el hombre era como me gustan, de los que no presionan, ni imponen, ni molestan.

Me excusé y fui al departamento de regalos, le pedí a ÁngelU que me esperara ahí mismo, le llamé a Iris1 para contarle lo que me había ocurrido, ya venía en camino, pensó en regresarse y dejarme sola con él, le insistí que nos acompañara, esto me daría margen para conocerlo mejor.

Regresé con ÁngelU y le dije que fuera con la hostess y pidiera mesa para tres, que mi amiga había aceptado y estaba por llegar. Mis palabras le causaron alegría, me tomó del brazo y nos encaminamos al restaurante. Fue muy amable me colocó la silla, era simpático, bromeaba cuando había que hacerlo y hablaba de cosas interesantes en el momento oportuno. Me tenía interesada en su conversación.

El restaurante estaba lleno, cuando llegó Iris1 no nos localizó, después de un momento la vi, me levanté y la traje a la mesa, los presenté y empezamos a cenar, fue una velada muy agradable, Iris1 y él se llevaron bien, conmigo ni hablar, todo fue risa y conversación amable y agradable. Nos pregunto por nuestros hábitos, que después de cenar que haríamos, le respondimos que éramos afectas a ir a bailar los sábados por la noche, nos dijo que nos invitaba a un lugar para bailar tranquilo, diferente a los que estábamos acostumbradas.

Iris1 se disculpó diciendo que tenía que regresar para avanzar en su tarea. ÁngelU tranquilamente le dijo que otra vez sería, me gustó su actitud, nada de presionar ni de joder como los jovencitos, en especial los pendejetes.

Cuando me invitó a mí me quedé callada, traté de escabullirme diciéndole que no acostumbraba llegar tarde a casa, me dijo que regresaríamos cuando yo gustara, ni un minuto después, sonreí y mientras comía empecé a urdir un plan, iría al baño, no recordaba si traía tampón en la bolsa, en caso de traer iríamos al lugar que él sugería, en caso de que no, iríamos al antro donde estarían mis amigas, yo sabía cual por aquello del sistema de carrusel, no faltaría alguna que trajera un Tampax extra en su bolsa.

Me disculpé, Iris1 me acompaño al baño, me dijo, sigue adelante, “yo regreso a casa sola”, le pregunté si no se molestaba, volvió a alentarme a seguir la velada que se veía muy interesante, afortunadamente sí traía tampón y ahí mismo me lo coloqué. Regresé con la sensación de incomodidad que se siente al ponérselo, al caminar me dio tranquilidad y seguridad, mi mente asociaba la incomodidad en la vagina con seguridad.

Continuamos la conversación, ÁngelU insistió en que fuéramos a bailar, Iris1 lo apoyaba diciéndome que aceptara, que la pasaría bien,

Traté de simular indiferencia, de darme a desear, sabía que estaba preparada, puse algunos pretextos respecto a como regresaría Iris1 a su casa, ella respondió que podía hacerlo sola que era temprano. ÁngelU no la dejó terminar, la interrumpió diciendo que nosotros la llevaríamos, otro rasgo de caballerosidad.

Terminamos de cenar. Por supuesto que no nos permitió pagar lo nuestro. Y fuimos a dejar a Iris1 a su casa, quien al bajarse del auto, me dio un beso en la mejilla y al retirar su cara, me guiñó el ojo de la manera más pícara que pueda haber. Me dijo tanto con ese gesto… Pasé de sentirme una leona que se iba comer a un becerrito, a una corderita que iba a ser devorada por un león. Le respondí con una sonrisa nerviosa.

En el camino ÁngelU me decía que ese lugar era muy bonito, tranquilo que se podía bailar muy bien, me preguntó si sabía bailar de pareja, pegaditos, respondí que sí, me dijo bien, porque lo vas a necesitar. Comencé a ponerme nerviosa, nunca había ido sola con un hombre en su auto, este no era ningún pendejete, me doblaba la edad, me aventajaba en experiencia, me atraía su porte, su tranquilidad para hablar y todo lo había empeorado el guiño maquiavélico de Iris1, me sentía muy vulnerable.

Conforme nos acercábamos al pinche antro empecé a sudar frío, traté de disimularlo con risas, le preguntaba más sobre el lugar a donde me llevaba, su ubicación, como era por dentro, puras pendejadas producto de los nervios.

Llegamos y no era como los que conocía, no tenía estacionamiento, había que buscar alguno cercano, nos detuvimos a dos calles, me ayudó a bajar tomándome por la cintura y luego del antebrazo. Me dijo estas helada, el aire acondicionado del restaurante me puso así comente. Por fin llegamos, habíamos recorrido ese millón de kilómetros que para mí significaban la distancia entre el auto y el antro. Entramos, nos sentamos e inmediatamente pidió una botella con servicio, nada de bebidas individuales, él mismo me sirvió la copa que bebí despacio, desde el primer trago me relaje, me sentía cómoda, su conversación ayudaba para sentirme mejor, se notaba que por primera vez estaba con un hombre de mundo, con un adulto.

En una pausa durante la plática pense que él mismo alguna vez, también fue un pendejete y que los pendejetes de la actualidad, algunos dejan de serlo para convertirse en hombres interesantes y amenos como en ese momento era ÁngelU.

Tomé una segunda copa, en ningún momento me presionó para bailar, otro punto a su favor. A esas alturas presentía que podría este hombre ser trascendente en mi vida, pero estaba muy lejos de imaginar cuánto lo seria...

miércoles, octubre 18, 2006

Besos y mentiritas esa noche

Por fin me invitó a bailar, me tomó de la mano y me llevó a la pista, la música en ese momento no era exactamente suave, era retro o del recuerdo, camino a la pista halagó mi vestido, dijo que se me veía muy bien, traía un vestido no muy corto, un poco arriba de las rodilla, de color azul oscuro que ante la poca visibilidad del antro, parecía negro, era sin mangas, alabó mis brazos, dijo que se me veían muy bien, que le gustaban mucho, no pasó de ahí, otro punto a su favor. No mencionó ni mis piernas, ni caderas, ni busto, se estaba haciendo costumbre que hablara exactamente lo necesario, sabía que decir y hasta donde llegar con sus palabras.

La música era para bailar en pareja, tomó mi mano y colocó suavemente su pulgar en la palma rozando ligeramente mi cintura con su la mano. Bailábamos y conversábamos, fue tan caballero que nunca preguntó mi edad, en realidad nunca hizo una pregunta que me molestara, no me sentí interrogada por la KGB como sucede comúnmente con otros hombres.

Bailaba bien sin ser un profesional ni mucho menos, la gente va a bailar para divertirse e incluso con el pretexto de ligar, no veo la necesidad de que se esmeren tanto como si se tratara de un concurso, por lo mismo no me interesaba como bailaba.

Me preguntó si tenía novio, le dije que no, después de todo era cierto, me preguntó si en mis visitas a los antros había ligado con alguien, respondí que había conocido chicos de mi edad pero no los había vuelto a ver, tampoco mentí aunque la información que le proporcioné no estaba completa.

Después de unos minutos regresamos a la mesa, seguimos tomando y hablando, cuando cambio el ritmo de la música y se volvía más pausada, más “romántica” coincidió con la hora en que tenía que regresar a casa. Ese era el defecto que tenía el plan que había elaborado, ¿cómo iba a regresar a casa?. Nunca había permitido que me llevara nadie, solo mis amigas con las que salía.

Había tomado unas tres copas, no me mortificaba mucho el defecto de mi plan pero ya quería regresar, no podía darme el lujo de tener problemas en casa, así que le pedí que nos retiráramos.

Me dijo, “concédeme el honor” de bailar dos piezas contigo” (sic), de las tranquilas, como negarme, no recuerdo cuántas bailamos, pero fueron más de dos. Por el baile nos acercamos más, esta vez me rodeó completamente la cintura y mi busto se pegó a su pecho, nuestras caras quedaron muy cerca, casi nariz con nariz, note que le agradaba mi aliento en su rostro porque cuando me decía algo que me hacía sonreír ÁngelU respiraba más hondo. Con los pasos suaves del baile comencé a sentir algo más duro entre sus piernas, eran roces ocasionales cuando nuestros pubis chocaban dulcemente al compás de la música.

No me quería ir como cenicienta pero tuve que pedirle que nuestros suaves choques de pubis y pechos terminaran, a lo cual simplemente contestó haciéndome una ligera e imperceptible caravana, “cuando la dama guste”. ¿Quién que tenga sangre en las venas no se emociona así?.

En el trayecto a la mesa comenzó nuevamente a halagarme, me dijo que estaba muy agradecido por tan deliciosa velada, que sería inolvidable para él (más lo sería para mí por razones que después contaré), que ese día se había levantado con el pie derecho.

Salimos del antro, me traía abrazada, caminamos media cuadra, nos detuvimos, me tomo del brazo y me hizo girar hasta quedar frente a él, me tomó de la cintura de manera delicada y grácil acercándome tiernamente hacia él. Nos besamos prolongadamente, subí mis brazos y rodeé su cuello, nuestras bocas empezaban a conocerse, nuestras lenguas exploraban nuestras bocas, no era una batalla de lenguas como la había conocido, era conocer mejor al otro, era un intercambio de saliva en un acuerdo tácito. Como Ángel1 me dijera tiempo después, era la miel de la vida que yo le estaba prodigando.

Sin emitir ningún sonido seguimos caminando hacia el auto. Cuando llegamos abrió la puerta y a punto de subirme me tomó nuevamente por la cintura, esta vez por mi posición su pubis rozó mis nalgas brevemente. A pesar de la excitación seguía respetándome.

Volteé y volvimos a besarnos, nuestras lenguas nos reclamaban la separación, tuvimos que ceder antes sus reproches, de nuevo rodeé sus hombros mientras que me tomaba de los costados de mi cuerpo.

Los fue subiendo poco a poco de manera imperceptible mientras las puntas de nuestras lenguas se amaban. De la cintura pasó a mis costillas y al llegar a mis axilas estacionó sus pulgares ahí de manera exquisita que no me perturbó ni me desconcentró.

Dentro del auto volvimos a besarnos, mi excitación no me dejó pensar en otra cosa por algunos minutos más hasta que tomamos un descanso para respirar y empezamos a conversar. Me dijo que le gustaba mucho, no sólo como mujer sino como persona. Siguió hablando hasta que me dijo que quería que… Y aquí pensé que me iba a invitar a algún hotel o a algún lugar para tener sexo… nos volviéramos a ver.

Pensé rápido, me dije que a este hombre sí me gustaría volver a ver, pero no que me estuviera llamando a casa y que pudiera crearme algún conflicto. Le dije que no acostumbraba ver de nuevo a las personas que conocía en un antro, le aclaré que es muy fácil mal interpretar a una mujer por haberla conocido en esas condiciones y que muchas chicas que yo conocía eran realmente honorables, sólo que tenían sangre en las venas y necesidades físicas.

De nuevo con el temple que da la experiencia sacó otro as de su manga, respondió que me comprendía perfectamente, que aquí la que tendría que quitarse esa idea de la cabeza era yo porque él me tenía en un altísimo concepto, que era mujer y él era hombre, que había química entre nosotros y que por eso por comprenderme no me lo volvería a pedir.

Sus palabras me impactaron aun más, si es que eso era posible. Estaba acostumbrada a batallar con discusiones sin fin con los pendejetes jóvenes, no supe que responder, guardé absoluto silencio.

A pesar de la magia del momento había otro tema que tocar. ¿Cómo regresaría a casa? Se lo dije y desde luego se ofreció a llevarme, me dijo que por ningún concepto me dejaría sola en un taxi a esa hora, que aunque me enojara y no volviéramos a vernos, por ser él hombre yo estaba bajo su responsabilidad y que me llevaría, que no me preocupara de que se enterara donde vivía, me repitió que si se lo pedía no me buscaría nunca más.

A pesar de todo, a pesar de mi embriaguez etílica y hormonal no perdí la lucidez, le dije que se lo agradecía pero no podía aceptar, que era demasiado pronto para que supiera donde vivía. Algo respondió pero no lo escuché, mi cerebro de nuevo acudió en mi auxilio, recordé que todavía era hora de que las muchachas siguieran en el antro en turno, le dije a Ángel1 que le llamaría a una de ellas a ver si seguían ahí y que de ser así me hiciera el favor de llevarme.

A regañadientes aceptó. me dijo que insistía en ser él quien me llevara pero con mucho gusto me llevaría a la disco, la cual quedaba muy lejos de donde nos encontrábamos, llamé a dos amigas, la primera ya estaba en su casa, la segunda seguía ahí, le dije a grandes rasgos mis pretensiones y respondió que ahí me esperarían, era un lugar específico que yo conocía, inmediatamente encendió el auto y nos dirigimos hacia donde me esperaban.

En el trayecto se me ocurrió la maliciosa idea de no decirle donde estarían ellas esperándome, de esta forma nos estacionaríamos un rato en algún lugar apartado…

Ángel1 no conocía esa disco, le indiqué donde estacionarse y en segundos siguió nuestro desenfreno hormonal, entonces sí a pesar de su caballerosidad y sin perderla nunca de manera sutil rozaba mis nalgas y pechos, esos rozones en las nalgas se convirtieron en apretones hasta que al no estar acostumbrado a esa situación y no saber hasta donde llegaríamos me dijo que si íbamos a “otra parte”. Le pregunté qué a donde y me dijo que a un hotel, para no cerrar la puerta respondí que andaba en mis días, si me hacia la digna, quizá se hubiera alejado por completo y apenado.

Tomó aire, respiró profundo y me dijo “no hay problema”, después de hacer una pausa me dijo que si me interesaba volver a verlo, no quería mi número de mi celular, que tomara el suyo, asentí y saqué una agenda electrónica, lo apunté con cuidado, lo verifiqué y guardé.

Estaba a punto de decirle que fuéramos en el auto a buscar a mis amigas sabiendo exactamente donde estaban cuando me volvió a besar con auténtica pasión. Se me pararon tanto los pezones que se distinguían bajo el vestido, cuando dejamos de besarnos extendió una mano y me los pellizco suavecito, me gustó como lo hacia y de ese gusto no evité dibujar una sonrisa en mi rostro.

Con ese saber hacer que le daba la edad y su experiencia, me dijo que había alguien que me quería conocer, eso me intrigó, pregunté quien, señaló hacia su entrepierna, deslicé mi mirada y vi el bulto, me pregunto ¿quieres conocerla?. Respondí que sí pero después, como si no me hubiera escuchado se bajó el cierre, me tomó la mano y la llevó a su entrepierna. En el umbral del cierra me soltó la mano y hurgué por entre su ropa hasta que la encontré, estaba algo gruesa, ya no muy dura, no húmeda si viscosa, no sé si había eyaculado, lo dudo, pero era evidente que se había chorreado mucho.

La tomé suavemente y la empecé a apretar, quería conocerla, después de todo él me la estaba presentado, sentirla en mi mano me enloqueció y el foco de alarma se encendió lo cual me hizo recapacitar y sacar la mano de ahí. Aun así tuve el temple de lamerme la mano, estaba totalmente impregnada de su semen, al terminar le pedí que encendiera el carro y fuéramos a buscar a mis amigas.

En el trayecto usó por primera vez una picardía, me dijo así como yo me te presente a mi amiga, tu no me presentaras a “mi amiga”, bajando su vista a mi entre pierna. No recuerdo con exactitud las palabras que usó pero recuerdo muy bien que me concreté a decirle, “después”, ¿es promesa” me preguntó, le contesté que sí.

Me salió natural y hasta ese momento no sabía si le cumpliría la promesa.

jueves, octubre 19, 2006

El adulto fue determinante y me dejo a medias…

La encrucijada era si llamarle o no, dormí muy inquieta esa noche, estuve repasando lo que había ocurrido entre ÁngelU y yo, de MemoT ni me acordé, era más guapo definitivamente, no era tan pendejo al hablar, para su edad reunía características favorables, pero no me gustaba la forma que había usado para acercarse a mí.

Durante el domingo pensé que era mejor darme a desear, no hablarle ese día ÁngelU, además por ser día de asueto tendríamos más tiempo libre, más tiempo para doblar las manos ante su personalidad.

Esperé hasta el martes, le llamé y me respondió con voz atareada, estaba trabajando, al saber que era yo cambió y noté que le dio gusto oírme. Después de los saludos de rigor me invitó a cenar, acepté pensando que entre semana y con el tiempo limitado corría menos peligro, me gustaba, me interesaba pero todavía no estaba lista para dar ese paso. Pasé el resto de la tarde pensando en lo que vería, pasó por mí a la hora señalada, subí al auto y me incliné para besarlo en la mejilla pero giró la cabeza y aunque pude evitarlo nos besamos en la boca, de los llamados de pico.

Fuimos a un restaurante informal, así lo había sugerido yo, traía un pantalón beige y una blusa abotonada de tirantes color crema, no tenía ganas de arreglarme para una cena más formal, a esa edad no se antoja muy a menudo hacerlo.

Antes de llegar me sugirió pedir para llevar y comerlo en un mirador para platicar tranquilamente, me pareció bien y acepté. Estando ahí conversamos de todo un poco, minuto a minuto me hacia reír con alguna ocurrencia. Me dejó ser, me dejó ponerle la servilleta en la pierna, abrir la cajita de comida y preparársela como me gusta, así soy, así me gusta ser, claro que no con todos, pero si un hombre me inspira me gusta atenderlo bien en todo.

Terminamos de cenar y nos pusimos serios, flotaba en el aire la idea de que teníamos que seguir los pasos naturales de una relación heterosexual. El siguiente paso se dio, se acercó y nos besamos, ahora en nuestro juicio, en mi juicio, los nervios habían dado paso a la exaltación.

Con sus besos y caricias mostraba interés por conocer mis senos, y yo quería mostrárselos, desabotonó mi blusa, gire para dejarle un seno cerca y fuera más fácil sacarlo del brassiere. Lo extrajo y lo acaricio, lo miraba como si fuera una joya, ponía especial atención en el pezón, su forma de observarlo me excitaba más, empezó a lamerlo, pasaba su lengua por toda la superficie de mi seno hasta que empezó a succionarlo, me daba mordiditas en el pezón moviendo sus dientes con mucha rapidez. Comencé a gemir, a inhalar, a exhalar, puso su nariz en mi boca y dijo “que rico aliento tienes, se nota que eres muy sana”, confirme lo que había pensado el sábado anterior, le gustaba respirar mi aliento.

Siguió dándole el mismo servicio a mi otro seno, yo deseaba que sacara su verga y me pidiera que la agarrara, o se lo jalara, o se lo chupara, o cuando menos que me lo enseñara completa.

Dejo de chuparme, puso su cabeza a la altura de la mía, pasó sus manos atrayéndome hacia él para besarme nuevamente, tomamos un respiro y comenzamos a charlar, preguntó si tenía problemas para llegar tarde a casa, mi respuesta fue afirmativa, calló un momento como pensando lo que iba a decir. Me dijo que le gustaba mucho y que esperaba que en el futuro hubiera algo más entre nosotros, que mi edad (no la sabía) no sería un obstáculo, que con el tiempo se podría superar y agrego que quería tener relaciones sexuales conmigo, algo saltó en mi interior, al instante le dije que aun estaba en mis días.

Con tranquilidad dijo que no estaba hablando de ese momento, que había afinidad entre ambos y que deseaba hacerlo conmigo, que le gustaría que la próxima vez que nos viéramos lo hiciéramos. Le pregunté que a donde me llevaría, a un buen hotel afirmo, ya no estoy para hacer estas cosas en el auto debajo de un puente, o entre matorrales, “te voy a dar lo mejor, y el mejor trato…”

Me pidió que estuviera consciente de que si deseaba volverlo a ver termináramos cogiendo en una cama, que si quería volver a llamarlo lo pensara bien, que si él volvía a escuchar mi voz en el teléfono era porque estaba consciente y dispuesta a hacerlo sin limitaciones.

Mientras hablaba yo asentía pensando si le decía que aun era virgen, me devanaba los sesos, la cuestión era de ética. Concluí que si se daba la próxima reunión tan especial para mí, antes de que empezaran los juegos preliminares se lo diría claramente, con seguridad él sabría tratar a una chica virgen. Él seguía hablando de lo mucho que me deseaba y gustaba, que si era fina y delicada, mucho bla-bla-bla, yo me limité a dar las gracias.

Estábamos en eso cuando pense que ya había visto y probado diversas vergas en mi vida, pero la de él, la que quizá me penetraría por primera vez, aun no, se la había agarrado pero no es lo mismo verla que saborearla en mi boca, con eso te das idea de que te van a meter profundamente por donde ellos quieren, además cuando se la agarré en el estacionamiento no la tenía bien parada, solo la tenia “gordita”.

Deseaba que ahí mismo me pidiera más, que se la agarrara, jalara y chupara por horas, yo la deseaba mucho, pero no me lo pidió, o era un caballero, que sí lo era, o era un hombre muy inteligente que sabía como hacer que una adolescente lo deseara cada día mas, o ambas cosas…

Quedamos que le llamaría cuando yo quisiera, con todo lo que implicaba. Al llevarme a casa hubo una pequeña discusión, insistía en llevarme hasta la puerta, y yo a que me dejara a algunas calles, al final yo gané, me vio decidida a bajarme del coche y tomar un taxi, tuvo que ceder, es una ventaja de trabajar desde adolescente y tener tu propio dinero siempre a la mano…

Lo pensé todo el miércoles, no solamente mi cuerpo me pedía sexo, sino que sería un bonito recuerdo perder la virginidad con un hombre con tantos puntos a favor, no sería con alguien de quien después me avergonzaría o repudiara, lo más bonito fue como lo había planteado, sería una entrega absoluta, yo misma lo buscaría sin presiones y sin chingaderas, iría por mi gusto a entregarme sin pretextos.

El fin de semana sería ideal para que sucediera ya que a principios de la siguiente me bajaría la regla y no tendría de que preocuparme, le llamé el jueves. Contesto el teléfono con la alegría que le caracterizaba (y con la alegría que le provocaba mi llamada). Después de los saludos me dijo que ese fin de semana saldría de la ciudad por trabajo, no pude ocultar mi desencanto, estaba mentalizada a perder mi virginidad con él ese fin de semana, me pidió que lo volviera a llamar la siguiente semana, dije que sí y le deseé suerte.

Al día siguiente saliendo de la escuela acompañada de unas amigas caminábamos por la acera cuando vi un cuerpo alto y portentoso, no sólo yo lo vi, las demás también se percataron de la masculinidad de ese cuerpo que se acercaba a nosotras, las ramas y anuncios tapaban su cara hasta que por fin coincidimos en un punto, era MemoT, nos detuvimos a saludarlo, me dijo que necesitaba hablar conmigo, que era muy importante, pero que fuera a solas.

Me despedí de mis amigas y caminamos sin rumbo, dijo que le interesaba conocerme y me invitó una nieve, por maldad le dije que estaba a dieta, entonces me invitó una gaseosa dietética, me hizo gracia y acepté. En la cafetería me dijo que le diera una oportunidad, que aceptara su invitación sin compromiso, que porqué había sido así tan mala con él. Fui honesta, le dije que no me gustaba como estaba procediendo al utilizar al par de pendejos (sic) de Lita y su novio, me ofreció disculpas explicándome que no se le había ocurrido de que otra manera se podría acercar a mí, ¡puff!, Me sentí halagada con sus palabras y baje la guardia, era todo lo que pedía de un hombre, que fuera honesto y machito para hablarme de frente, y MemoT lo estaba haciendo, me pidió mi número de teléfono y se lo di.

Más tarde llamó para invitarme a salir el sábado, no quería sacrificar otro sábado sin mis amigas y sin disco, me dijo que aunque fuera a merendar ese mismo sábado, sabía que se acababa de graduar y apenas había encontrado trabajo, después de las molestias que se había tomado no lo quería hacer gastar, le dije que sí pero con la condición de que cada cual pagara lo suyo, en la ocasión que fuimos a cenar me comentó que había estudiado inglés y que había pasado un verano en Estados Unidos así que usé la expresión ‘dutch treat’. No acepto mi condición, pero para no discutir escogí un restaurante económico con comida típica deliciosa, ambos acordamos eso.

En ese momento estaba muy lejos de imaginar lo que me esperaba ese fin de semana con MemoT.

viernes, octubre 20, 2006

¿Ni fu ni fa, o de tin marin…?

Llegó la fecha, MemoT llegó puntual, por teléfono me había preguntado si no había problema si nos desplazábamos en transporte publico, eso nunca fue problema para mí, ya eran muchas las molestias que se había tomado, así que le dije que no había inconveniente.

Fuimos al restaurante y durante la charla no pude evitar las diferencias con mi otro pretendiente. Con MemoT la conversación era mas sosa, menos piloteada, menos acomodada y más espontánea, había menos risas, menos ocurrencias, pero mucha honestidad.

ÁngelU conduce la conversación como un capitán a su barco, lleva los temas y frases con la misma pericia que un piloto su avión, sabe, exagerando un poco, en que momento añadir puntos y comas, jamás toma el riesgo de aburrir a su compañera. Afortunadamente siempre fui rápida en mis pensamientos y estuve siempre a su altura.

La franqueza y honestidad de MemoT empezó a cautivarme, empecé a ver en él lo que por mala voluntad no vi antes, era bastante guapo, grandote, cabello castaño, hombros anchos, nada tosco de facciones, considerado, no presumido, no era pesado en ningún aspecto.

Todos esos atributos entre otros lo hacían una persona agradable, empezaba a hacer que mi armadura se reblandeciera y resquebrajara en pedacitos, sonreíamos al charlar, dicen que cuando una mujer devuelve la sonrisa cualquier cosa puede pasar. Empecé a sentirme a gusto, se me quitaron las ganas de ir a la disco así que cuando él lo mencionó le dije que había pospuesto la salida con mis amigas, no sé que motivo le di. Mi plan era pasar más de tiempo con él, no para llegar a altas horas en su compañía, estaba tan a gusto que si se atontaba y no aprovechaba las horas extras le daba, me regresaría a casa sin más.

Cuando lo comenté le brillaron los ojos de alegría, los hombres son más lentos que las mujeres al decidir, les es difícil proponer las cosas, que sé yo, el caso es que se alegro pero no dijo que pasáramos más tiempo juntos. Fui al baño y aproveche de avisar a mis amigas que no iría, dándole tiempo para que me pidiera más de tiempo con él. Cuando volví pasó algo que me conmovió, se abrió de capa diciéndome que quería estar más tiempo conmigo, pero que no traía dinero para invitarme a otra parte, me conmovió y conmocionó, las mujeres no estamos acostumbradas a la honestidad masculina. Tratando que no se sintiera mal le dije que nos veríamos en otro… No me dejó terminar, me pidió que fuéramos a su casa, que estaba su familia, sus papás y que a la hora que decidiera me llevaría en el auto familiar. No quise ser intransigente y sonar interesada pero le pregunté si estaba seguro de poderme llevar ya no quería andar sola muy tarde, dijo que sí su papá no le prestaba el auto, me llevaría en taxi.

Fuimos, me presentó a sus padres y a su hermana menor, todos me inspiraba buenas vibraciones, pasamos a un pequeño estudio donde escucharíamos música, fue por refrescos dejándome el control remoto del modular para que escogiera la estación de radio o el CD que yo quisiera. Al volver se sentó junto a mí, me dijo que había hablado con su papá y le prestaría el auto, así que podíamos quedarnos el tiempo que yo quisiera. Por ser la primera vez no era prudente que me quedara hasta muy tarde, pero al ser sábado, podríamos alargar la velada un par de horas más, me sentí cenicienta y decidí que a las doce era buena hora, tres horas juntos y solos, bastaban.

Tenía muchos CD’s que me gustaban, eso hizo más agradable mi estancia, el estudio era acogedor con luces tenues lo hacían un lugar cálido, los sillones eran mullidos, todo eso rompió la tensión que sentía al principio, estar con un hombre en un lindo rincón de su casa inquieta. Tenia las piernas cruzadas un poco a la defensiva, pero me relaje poniendo las piernas juntas pero sueltas.

Pasaban los minutos y convivíamos muy rico con la música y la platica, tocaron la puerta, era su mamá avisándonos que irían a acostarse, fue muy amable hacia mí, haciéndome sentir bienvenida me dijo que podía disponer de la casa como gustara, sin duda eran gente decente y educada, se despidió dejándome con un grato sabor de boca y un mejor estado de ánimo.

Nos sentamos y MemoT me rodeó con su brazo, su actitud la vi de dos maneras, el lado positivo y el negativo. El positivo me decía que teníamos horas convenciéndonos de que había química entre nosotros y aun no se había avorazado. El negativo me decía qué era un oportunista el wey, mejor opté por la primera…

Sabía lo que seguía, en cuanto volteé me beso, mi instinto hizo que se lo devolviera, al terminar me quite diciéndole que nos podrían ver sus papás, respondió que ya estaban en su cuarto y su hermanita también, que no me preocupara, no viéndome convencida se levantó y cerró con llave. Nos volvimos a besar, fue muy tierno, en algunos momentos dejaba mi boca y besaba mis mejillas, a mas besos, mas intensidad.

Hizo lo que esperaba, me beso el cuello, lo hacía con ternura natural, no con la destreza adquirida por años. Se detuvo y conversamos de nuevo, sentí honestidad y respeto, estaba embelesada por su limpieza mental y moral que me excitada. Volvía a la carga, para ser sincera, volvimos a la carga, besos largos, tiernos, jugueteo de lenguas como niños que quieren conocerse mejor, nos abrazábamos, poco cachondeo y mucho no sé que, cariño diría yo, muy diferente a todo lo que había experimentado antes en mi vida.

Empecé a decirme “ahora no, pero porqué no”, sé que suena confuso, lo que quiero decir es que no era el momento de perder mi virginidad, pero me preguntaba “por qué no con MemoT”, supuse que porque era muy poco tiempo.

Al dar cuarto para las doce le dije que debíamos partir, me dijo que al día siguiente su familia saldría al campo todo el día, que me invitaba a pasar el día juntos, respondí de forma afirmativa, me invitaba a su casa desde el mediodía hasta la tarde noche, ahí comeríamos y veríamos televisión o escucharíamos música, como esa noche no me desvelaría sonaba perfecto en todos los sentidos su plan. Me llevo a casa despidiéndonos con un beso.

Al meterme en la cama pensé lo irónica que es la vida, me había mentalizado en perder la virginidad con ÁngelU, y podría ser que la perdiera con MemoT. Me emocionaba hasta hacerme temblar el imaginar que se sentiría tener algo grueso y largo en mi vagina, me dormí temprano para levantarme fresca y estar entera al día siguiente.

sábado, octubre 21, 2006

De regaños

Bueno pues en esta ocasión recibí una ligera regañada por parte de Don Q ( a larga distancia). Me dice que no les de gusto a esas mujeres anónimas que me piden que hable de como hacer oral a un hombre.

Pensándolo bien, tiene razón. La que quiera saber o pedir algo, que de la cara con algún blog. Ya se verá si se puede llevar a cabo la petición.

Por ahora dejo el negativo de una foto. Ésta no muy reciente, es como de principios de año o de finales del año pasado. Algo así.

Mañana coloco el positivo.



http://photos1.blogger.com/blogger/7086/2893/1600/TinaMarieFrontal1gNeg.0.jpg

domingo, octubre 22, 2006

Agradecimiento

Ayer llegó una comentarista nueva.

Me dijo que había aparecido en actualizados y por eso llegó aquí; Lo cual no sería nada raro, sólo que yo tenía horas de haber actualizado.

Ya me ha ocurrido varias veces que veo mi blog en actualizados. Lo cual me indica que hay una persona que me hace el favor de tomarse la molestia de actualizar mi blog.

A esa persona que no sé quien es, desde aquí, le mando mi agradecimiento.
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Bueno pues hoy coloco el positivo, tal como quedé ayer. Como ya dije, no es muy reciente. Es de hace algunos meses, como de principios de año o cuando menos de antes de que empezara el blog.

No sé si se vea, como siempre, les agradeceré mucho si me avisan.

Mañana continúo con la cronología.







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Pd. La foto es a color porque en blanco y negro, de nuevo parecía bruja. La foto durará hasta la noche del domingo

lunes, octubre 23, 2006

Tenía poca experiencia, puntería ninguna

Desperté con la misma emoción con la que me acosté, desde temprano estaba arreglada, estuve haciendo labores de casa para disimular mi emoción y queriendo despejar mi mente, cada que sonaba el teléfono se me aceleraba el corazón.

Se acercaba la hora en que me llamaría, faltando quince minutos para la hora y lo hizo, escuchando su voz el corazón se me salía, dijo que en unos minutos pasaría, pero para que no caminara lo esperaría en un lugar cercano para que tomáramos el camión. Nos encontramos en el sitio acordado, dijo que tomaríamos un taxi, como no me iba a invitar a otro lado y para que no se sintiera mal acepté.

Sus padres habían salido, su casa y en especial el pequeño estudio era muy acogedor. Cuando llegamos tenía preparados refrescos y botana, los CD’s que más me gustaban en el modular, listos para ser escuchados. Desde que cruzamos el umbral de la puerta me beso, sentados en el estudio nos besamos mas, no había demasiado manoseo, tomábamos un descanso para beber algo y comer alguna botanita, traía un vestido amarillo con lunares café oscuro de tirantes, escotado. Minutos después se animó y comenzó a besarme el cuello, subía a la mejilla y pasaba a la oreja, esas acciones me empezaron a excitar. Siguió besándome y bajo al pecho, en el centro, en medio, arriba, mi respiración era honda con la boca abierta, suspiraba, me sacó las tetas, al verlas abrió los ojos como sorprendido por mi tranquilidad y confianza, con agrado admiraba lo que veía.

Sin experiencia notoria fue directamente a chuparme los pezones, los chupaba sin la malicia que otros habían usado, su honestidad la transmitía, me estaba gustando no por el erotismo en sí, sino por mi disposición a la entrega y la manera en que él la estaba recibiendo, continuaba chupando mis pezones, los mamaba como bebé, por decirlo de alguna forma.

Me volvió a dar descanso y acomodé mi busto en su lugar, le di otro sorbo al refresco y hablamos sin profundidad, volvimos a la carga, de nuevo con los besos, tomó la corva tras mi rodilla, fue subiendo su mano lentamente por el muslo sin despegar nuestras bocas hasta llegar justo debajo de mis nalgas y mi cadera.

Estaba segura de que mi hora había llegado, estaba preparada y receptiva para el momento trascendental en mi vida, pero en ese momento sonó el teléfono, era su prima que vendría a visitarlo con una amiga. A él no le quedó más remedio que decirle que las recibiría. No me molestó la noticia porque la virginidad no era algo que me estorbara o pesara, cuando me tocara lo haría y ya. Pasamos la tarde muy a gusto, MemoT supo disimular su decepción por no haberme hecho suya, me llevó a casa y me dijo que me llamaría al día siguiente, y lo hizo. Me dijo que el martes o miércoles volvería a estar solo que me invitaba a vernos, acepté convencida que ese día si perdiese mi virginidad.

Desde que nos vimos nos besamos con mucha pasión, seguía siendo distinto a ÁngelU, diferentes tipos de pasión pero pasión de hombre al fin. Le dije que no podía quedarme todo el día que había quedado de ver a unas amigas, no recuerdo. Se lo dije con tiempo por si tenía en mente atenderme como debía y para que no se anduviera por las ramas, era un buen muchacho y no quería jugar con él, esperaba que midiera su tiempo y dejarlo llegar hasta donde él quisiera.

Nuevamente al traspasar el umbral nos abrazamos con un beso prolongado, fuimos al estudio, no le di oportunidad de ir a la cocina, nos sentamos y nos besamos dé tal manera que no pudo soltarme ni pudo pensar en otra cosa, me volvió a tomar la pierna hasta el nacimiento de las nalgas, se retiró y con voz grave y titubeante me preguntó si quería ir a su recámara, dude no porque no quisiera, sino porque si decía lo primero que pensaba seria “para que” o “a que”, sería como negarme y lo enfriaría y quizá le dolería mis preguntas. Si le contestaba con un rotundo “sí”, sería una forma soez y grotesca de entregarme dándole a entender que lo deseaba como él a mí, por instinto acepte con un movimiento tenue de cabeza sin verlo a los ojos. Nos levantamos y me tomó de la mano mostrándome el camino hasta el segundo piso donde se encontraba su recámara, una vez dentro cerró con llave la puerta y me beso estando de pie, me fue llevando hasta la cama donde nos sentamos sin despegar nuestros labios, me empujo sobre ella y quede recostada boca arriba, aun vestidos se subió encima de mí, me bajó los tirantes del vestido, debido a su inexperiencia era difícil quitármelo, se levantó y yo sola me lo quité, mientras tanto el se desnudaba hasta quedar en trusa.

Me fije con atención en su entre pierna, quería saber que me iba tocar, vi un bulto bastante prominente, me dio miedo por ser más voluminoso que el de ÁngelU, sin mencionar que confiaba menos en la pericia de MemoT. Quedé en brassiere y calzón, me dijo que me lo quitara, dándole la espalda y me lo quité, el sólito me jaló el elástico del calzón hasta bajarlo por completo, ayudándome de los talones me lo saque totalmente, se me montó comenzándome a besar desenfrenadamente, sentí su pene bastante voluminoso entre mis piernas y mi vulva hasta mi ombligo, pero todavía no se la veía.

Mamaba mis tetas bajando por mi vientre, mi ombligo no lo tomó en cuenta sólo lo lamió, pasó por mi monte de Venus y lo relamió como para mojarme los pelos hasta que por fin llegó a mi vulva, me separó los pelos y lamió más. Era evidente que no era su primera vez con una mujer, sabía como éramos las mujeres y que hacernos en el momento indicado, no era un perito como ÁngelU pero tenía cierta experiencia.

Me lamía suavecito de arriba para abajo sin detenerse, cada vez me excitaba más, tenía las piernas abiertas con las rodillas dobladas, mirando al techo, mi curiosidad por vérsela crecía pero en esa posición no se podía, me calentó mucho pero no me llevó al orgasmo, quizá me quería lo más caliente posible o simplemente no sabía como hacerlo. Dejo de lamerme, se hincó en la cama y dijo “ahora tú a mí”, me hinqué entre sus piernas y por fin pude verla, me sorprendió y me aterrorizó pero me excitó mas, era larga y gruesa como la de Mark o JManuel, la diferencia era que las de ellos no me atemorizaban porque sabía que nunca me penetrarían mientras que la de MemoT en unos minutos la tendría dentro y él me estaría cogiendo.

Comencé a chupársela con la mejor técnica que conocía, gran error, con esa técnica los hacía que se vinieran de inmediato, pero estaba desquiciadamente excitada, me había encantado su verga, su textura dentro de mi boca y su sabor estaban golpeando el fondo de mi cerebro. Llegó el momento y MemoT me dijo ya no, es suficiente, o no escuché o no quise escuchar, seguí mamando como si quisiera comerme todo el interior de su organismo, como si quisiera dejarlo en la piel, sin órganos, sin carne, ni huesos.

MemoT había gimiendo pero ahora gritaba, al hacer caso omiso a sus gritos me tomó por los hombros y con fuerza me retiró hasta que su miembro muy parado salió de mi boca por completo, en forma seca me dijo “ponte”, me recosté boca arriba como si me fuera hacer oral, abrí las piernas y comenzó a hurgar entre mi vulva separando los labios y pelos, no encontraba el orificio vaginal, tomo mis corvas y me levantó, fue un momento ultra excitante y espeluznante para mí.

Sentí topecitos de su verga en mi vulva arriba del orificio vaginal, cada vez los sentía en un lugar diferente, me preguntó si “era” más arriba o más abajo, refiriéndose al orificio. Lo tuve que guiar porque no lo encontraba, hasta que por fin dio, me dijo “que agujero tan chiquito tienes”, “es que ya no aguanto”. Ahí estaba yo con las piernas completamente abiertas por primera vez en mi vida, con la verga de un hombre en mi orificio vaginal a punto de penetrarme, me dio varios empujones sin lograr penetrarme, su verga era diez veces más grueso que el ancho de mi orificio y él no podía lograrlo, llegó un momento en que empezó a gemir, se movía muy rápido y gritaba pero había eyaculado dentro de mí sin penetrarme, en otras palabras, había depositado su semen en mi vagina y yo seguía siendo virgen.

Me acurruqué junto a él, rodeó mi espalda, estaba muy apenado me causo asombro y extrañeza, aun no entendía el orgullo masculino, para mí había sido algo muy bonito, pero él se sentía mal por no haberme penetrado. Traté de reconfortarlo, me dijo que le prometiera que le daría otra oportunidad, no le contesté, solo bajé las pestañas concediendo, saqué pañuelos de papel y se la limpié, no estaba sucia, sólo la punta tenía mi líquido vaginal y residuos de saliva. Cuando me limpié olí el papel, le pregunté si se había venido dentro y contestó que si, en el agujerito dijo, todo lo había depositado en mi interior…

Me fue a dejarme a donde encontraría a mis amigas, aun no había compromiso con él y yo estaba absolutamente excitada aquella tarde, se me ocurrió llamar a ÁngelU con todo lo que eso implicaba.

Busqué su número, lo pensé dos, tres o más veces, y al final marqué para escuchar en mi oído los primeros “ring, ring…”

martes, octubre 24, 2006

Un dedo como lápiz y...

Escuche que su teléfono timbraba y mi corazón se acelero, por fin contestó y traté de serenarme, lo saludé de la forma más casual que pude, le pregunté como estaba y que como le había ido, a todo me respondió que bien, le dije que solo le llamaba para saludarlo e hice como que ya me despedía, me dijo que quería verme que necesitaba hablar conmigo lo más pronto posible, de preferencia ese mismo día, le dije que estaba con unas amigas, me preguntó que en que rumbo, me dijo espérame ahora voy por ti. No me dio tiempo a reaccionar, pensé que si pedía verme sería más tarde o al día siguiente, la cita estaba hecha, ÁngelU venía en camino.

Decidí hablarle a una de mis amigas para avisarle que llegaría más tarde, que me había surgido una cita inesperada, no quise decirle hasta que punto era importante en mi vida esa cita para que no me hiciera preguntas que me pusieran más nerviosa. Experimente una extraña sensación de nervios y excitación, después de todo no hacía más de una hora que tenía la lengua de MemoT haciéndome oral y la punta de su miembro empujando en mi orificio vaginal. Los nervios me hacían tiritar, mis piernas se doblaban, no recuerdo lo que hice o pensé mientras esperaba a ÁngelU, no recuerdo ni como llegó, ni como nos vimos, solo recuerdo ir en su auto haciéndome él amena la conversación, yo sonriendo un poco a lo que él me decía, buscaba controlarme y aparentar calma.

Por alguna razón llegamos a su casa y no a un restaurante, nos sentamos en la sala, me ofreció una bebida alcohólica, la que acepté.

Con su experiencia comprendió que debía ir con calma, algo habrá visto que lo hizo llevarme con calma. Me ofreció otra copa, la bebí más pausadamente que la anterior, creo que puso música, no lo recuerdo, lo que sí recuerdo es que no me tocó, no me rodeó con su brazo, sólo nos sentamos en el mismo sofá.

En algún momento estiré mi brazo para alcanzar la copa y aprovechó para rodearme, ya estaba más relajada, puse mi hombro es su costado quedando cabeza con cabeza, nuestras sienes se juntaron, me sobaba el brazo, volteé a verlo y me dio un beso, me estremecí toda la humedad de sus labios me aturdía, su sagacidad y conocimiento de que hacer dentro de mi boca me hizo desearlo más.

Dejé el vaso en la mesita para tener libres las manos, seguimos besándonos y abrazándonos, con su multimencionada experiencia pasó las manos por mi espalda y sin darme cuenta desabrocho mi vestido, yo misma lo bajé hasta quedar como si fuera falda, sin sentirlo sus educadas manos me despojaron del vestido y quedé en ropa interior, después de mas escarceos se levantó y sin decirme ni una sola palabra me tomó de la mano y sin soltarme atravesamos su casa hasta llegar a la recámara.

Continuamos besándonos, con un movimiento me dio a entender que me quitara el brassiere, lo hice, tomó del elástico del calzón y lo bajó hasta dejar mi pubis y nalgas al aire, siguió besándome sólo que ahora apretaba mis nalgas, de forma pausada pero fuerte, me las levantaba y separaba sin dejarme de besar, me pidió que fuera a la cama, mientras lo hacia él se despojaba de su ropa, tenía un cuerpo regular, no era atleta como MemoT, ni mucho menos como Mark.

Por fin pude ver su pene, en ese momento no sabría describirlo ni como llamarlo, ahora a ese tipo de penes los llamo “cómodos”, no muy largo, grueso, sin ser de los que lastiman y te abren en dos, cabezón para sentir rico cuando entra o cuando le haces oral, simplemente cómodo, nada espectacular. Seguramente al vérsela salivé, sabía que esta vez él mismo me pediría que se la mamara o yo tendría que hacerlo.

Se acercó a mí desnudo, con su miembro colgando, engrosado no erecto, se recostó a mi lado, me beso en la boca, lo correspondí dándole gran parte de mi ser, empezó a besar mi cuerpo, primero besó y lamió mis mejillas, pasó a una oreja, regresó a la mejilla, lamió (no besó) mis labios, siguió a la otra mejilla hasta legar a la oreja.

Bajó a mi cuello para lamerlo de un lado a otro, tomó mi mano y la besó siguiendo a la muñeca, pasó al antebrazo, el bíceps y terminó en el hombro, después hizo exactamente lo mismo con el otro brazo.

Volvió al cuello, al pecho, lo besaba y lamía, pasó en medio de mis senos a los que pasó por alto, llego al vientre y detuvo un buen rato su lengua en mi ombligo. Continuó su camino descendente, pasó por mi bajo vientre hasta mi pubis, mi monte de Venus lo lamió con mucho deseo, parecía que su afán era dejar mis pelos lo más mojados posible.

Instintivamente abrí las piernas, era de esperarse que me haría oral, despreció mi oferta lamiéndome la ingle, sólo la ingle, luego la otra, era una sensación que no conocía que me hacia estremecer.

Por un instante sentí que separó los pelos de la vulva, quería conocer el terreno que iba a penetrar, pasó a mi muslo que lamió hacia abajo humedeciéndolo todo, siguió con la rodilla hasta la espinilla, besó mi pie y mordió sutilmente el dedo gordo. Pasó a la otra pierna empezando desde abajo, beso el pie y lamió la espinilla, siguió a la rodilla hasta mi muslo y dejándolo completamente húmedo.

No tenía idea de que pretendía, es decir, era obvio que quería sexo pero no sabía en que momento o cuantas cosas me haría antes de penetrarme, nunca había estado con un hombre con tal experiencia, no sólo en el sexo, sino en el erotismo. Al llegar con su lengua a la parte más alta de mi muslo me pidió que me volteara, lo obedecí quedando con el estomago sobre la cama. Puso sus rodillas a lado de mis caderas, levantó mi cabello para lamer la nuca, ya no pude más y empecé a gemir, sin despegar su lengua de mi piel bajó a mi espalda, sentí escalofríos que recorrieron todo mi cuerpo, en ese preciso momento sentí un ligero chorro escurrir por la vagina.

Seguía en mi espalda, mis omóplatos, supongo que mis gemidos eran el termómetro, si eran altos y “angustiosos” permanecía más tiempo en el mismo lugar. Después de varios gemidos para hacerme “sufrir” continuó su descenso por el centro de mi espalda, mi espina dorsal, al llegar a la parte más baja emprendió el ascenso por el mismo camino hasta llegar a mi nuca, y otra vez hacia abajo llegando hasta mi cóccix que lamió varias veces como si quisiera despegar algo como cuando se lame un dulce, mis escalofríos eran más poderosos y despiadados, me estaban partiendo en pedacitos y desde luego me habían robado por completo la voluntad.

Lamió mis nalgas cubriéndolas de mordidas, como todo hombre tenía mi trasero a su merced, me abrió las nalgas para ver lo que había en su interior, sació su curiosidad y siguió con sus mordiditas torturantes. Cesaron las mordidas y sus magistrales dedos reemplazaron a su boca, pasaba las yemas “dibujando” figuras sobre mis glúteos. Las paseaba a lo largo y ancho de mi trasero ascendiendo a mi espalda continuando con sus eróticos trazos dactilares, con una sola yema imitó los movimientos de un lápiz y comenzó a escribir cosas tiernas o eróticas en mi espalda.

Recuerdo que la bajó a mi trasero y escribió al mismo tiempo que lo decía en voz alta, “nosotras somos las nalgas de Tina Marie y somos muy hermosas y antojables”.

Para ese momento él había rebasado todo límite del erotismo conocido por mí, me tenía enloquecida aunque trataba de ocultarlo manteniendo la calma, sólo mi vulva me traicionaba dejando ver lo excitada que estaba, ya no únicamente me sentí húmeda y escurriendo, sino que al hacer algún movimiento oía un “splash” que me delataba. No me daba pena en ese momento, estaba altamente erotizada y enloquecidamente excitada para darme pena. Pero si algún sentimiento predominaba era lo desconcertada que estaba por no saber en que momento tomaría lo que estaba dispuesta a regalarle.

Era cuestión de tiempo, y lo sabía, pero cuándo…

miércoles, octubre 25, 2006

No hay plazo que no se cumpla…

Me volteó boca arriba y nuevamente colocó sus rodillas junto a mis muslos, se inclinó y sentí sus testículos posándose suavemente en mi monte de Venus, sentía sus pelos rozarme la piel. Comprendí sus intenciones, ahora si atendería mis senos, comenzó con el izquierdo besando la parte más alta trazando una línea con su lengua de manera descendente, siguió de forma horizontal hasta que lo cubrió de saliva, únicamente dejó el pezón sin probar, siguió con el otro seno, hizo lo mismo, sentía la frescura de su saliva en mi piel que hervía, de nuevo pasó por alto el pezón.

Regresó al primer seno a hacer lo mismo sólo que esta vez si se detuvo en el pezón, lo comenzó a chupar succionando con suavidad, una vez que clavó sus dientes en él y sin despegarlos me preguntó si me gustaba, con voz temblorosa contesté afirmativamente, mucho o poco dijo, mucho respondí, hizo silencio y siguió succionando y jalando el pezón.

Me estaba llevando a mis límites, cambió de golpe al otro pezón como un vaquero cambia de caballo, ascendió por un costado del seno hasta llegar a mi axila, me dio una mordida bastante fuerte, grité no sólo por el dolor, sino por la sorpresa ya no la esperaba, me preguntó si me había gustado la mordida, para no romper la magia dije que sí, no tenía caso decir si me había dolido o gustado, era innecesario.

Desde mi pecho volvió recorrerme con su lengua hasta mi pubis, se preocupó por mojarme los pelos hasta dejarlos empapados, levante las piernas para darle acceso, suponiendo que se aprestaba a hacerme oral, supuse mal, volvió a lamerme las ingles, aun estaban húmedas, es más erótico y excitante de lo que puedo describir. Abrió los labios y separó los pelos de mi vulva, pensé que hora si haría oral, ya era bastante martirio, en esta ocasión acerté, comenzó a lamerme desde abajo casi desde el ano, conforme subía la lengua empecé a temblar como gelatina, lamió con mucha gentileza, yo estaba a punto de explotar, mi cerebro ya lo había hecho.

Dejó de mamarme por un segundo y preguntó, ¿te gusta mamacita?, le contesté gritándole con un prolongado ¡sí!, y continuó con voz tranquila, “que rica la tienes, que rico sabe”, en ese momento pude decirle otro ¡sí!, no por falta de modestia o presunción sino que fue todo lo que acerté a contesta. Siguió mamando hasta que empecé a retorcerme de placer, supo en que momento detenerse, estaba a punto de decirme que era mi turno y que se la chupara cuando le dije, ángel soy virgen, eres virgen pregunto, sí le contesté, de verdad insistió. ÁngelU asintió con la cabeza y guiñó un ojo, como diciendo, no te preocupes yo me encargare de todo, por lo menos así lo interpreté.

Me pidió que se la chupara, se paró a los pies de la cama y me hinqué frente a él, no quise hacer trampa así que no se la toqué con las manos, dirigí mi boca hasta la punta y la metí apoyándome en sus caderas, comencé a chupársela suavemente para estirársela, su sabor era suave y dulce aunque no como la de MemoT cuyo sabor aun tenía fresco en mi paladar, pues dos horas antes le estaba haciendo lo mismo a él.

Ya que se la había estirado al máximo inicie la técnica del endurecimiento, al metérmela abría toda la boca y al sacarla la cerraba para causar fricción y presión en sus vasitos sanguíneos, cuando la sentí lo suficientemente dura lamí la parte de abajo de la cabecita para terminar de endurecérsela con el suficiente cuidado de que no pasar lo mismo que con MemoT.

Mientras se lo hacía ÁngelU se deshizo en alabanzas hacia mi persona y mi técnica oral hasta que pidió que cesara, me dijo que fuera a la cama, estaba acostándome boca arriba cuando dijo con voz de alarma, que esperara, y que me pusiera una almohada bajo mis pompis (sic), se dirigió al buró sacando un tubo que parecía de pomada, no tenía idea de que era, tiempo después lo llegué a usar bastante, era gel “Soft Lube” para lubricación vaginal, se hincó mirando mi vulva con atención, exclamo un “mhmhmh” y dijo; “aunque eres muy estrecha, afortunadamente estas muy lubricada y eso nos ayudara mucho”.

Aplicaba el lubricante mezclándolo con el mío, al contacto con mi piel los pelos y mi líquido vaginal lo frío del gel se volvía caliente, me quemaba, me excitaba todavía más. Cada vez comprendo mejor la experiencia de ÁngelU en el sexo, colocar la almohada facilitaba tremendamente la penetración y disminuía considerablemente mi dolor, la almohada ayudo a no engendrar algún trauma por la desfloración y si creo un gusto muy sano por el sexo completo, no sólo oral con caricias.

Después de lubricarme me pidió que levantara las piernas lo más posible y al igual que MemoT me tomó con firmeza las corvas, ahora era el momento de la verdad, no tenía escape y me daba gusto, en diez segundos dejaría de ser virgen. Si pudiera arrepentirme de algo en ese momento fue no tener una cámara de vídeo para captarlo y guardarlo para siempre. Cuando me tomó de las corvas me dio miedo y fruncí el ano hasta que sentí la punta de su verga en la entrada de mi vagina, cerré los ojos cuando sentí más presión cuando se abrían mis carnes, era una mezcla de dolor, ardor y placer, no mucho, pero era más dolor y ardor.

Sentí su carne dentro de mí, di un grito ahogado desde mi esófago, imposible de transcribir en letras. ÁngelU preguntó que si me dolía mucho, traté de disimular, después de todo era por lo que tenía que pasar tarde o temprano y que mejor que con él, que con alguna bestia salvaje quien pudiera hacer peor mi primera vez. Preguntó si me gustaba, como pude se lo di a entender, realmente no me estaba gustando pero traté de no desalentarlo. Siguió entrando hasta que topó, me sentía empalada, atravesada, partida en dos. Cada centímetro que me metió le costó trabajo, desde el punto de vista machista fue su triunfo, pero desde el mío fue un logro para ambos, hizo mucho esfuerzo y yo aguanté estoicamente, no lo había logrado sólo, lo habíamos logrado ambos.

Recordé sesiones anteriores, lo “abracé” con mis piernas rodeando su cintura juntando las plantas de mis pies, trató de sacármela pero la tenia tan adentro y soy tan estrecha que sufrí cada milímetro cuando la fue sacando. Digo “sufrimos” porque él emitía sonidos de queja y dolor combinados con placer, nos convertimos en un dueto de gemidos y quejidos, aunque a la que le dolía en carne viva era a mi, mis gemidos eran más audibles y agudos.

Cuando por fin la sacó dejando sólo la cabecita adentro, no tardó en emprender una nueva penetración, escuché el sonido de un chisguete. Al meterla de nuevo me sacó cantidad de líquido vaginal, sentí escurrirme y sentí algo en lo que muchas veces no reparamos, eran los testículos toqueteando la parte baja de mis nalgas y mi área perineal. Ahora si pudo meter y sacar con más de libertad haciendo movimientos más fluidos, me la metía y sacaba con movimientos típicos de la relación sexual, ahora si un hombre me estaba cogiendo de verdad.

En cada movimiento la sensación era diferente, no puedo describir la mezcla de placer y dolor, deseaba que no terminara nunca y vivir el resto de mi vida gozando la sensación de ser cogida. Pregunto si quería que se viniera, por no saber que responder dije de forma imperceptible que sí, echó su torso sobre el mío y me beso con furia no sólo con pasión, acelerando sus movimientos de penetración. Fue climático, comenzó a rozarme por la fricción y mi estrechez, la sensación aceleró mi orgasmo, sentí una energía que subía por la espalda hasta mi cerebro, mientras ÁngelU seguía cogiéndome con movimientos cada vez más rápidos.

Exploté y grité como desquiciada, esto “enfureció” a ÁngelU y aceleró sus movimientos, no me vi desde luego, pero dado la velocidad de movimientos supongo que lo hacía como “perro a su perra”, aunque la posición no era esa. Aceleró más y al terminar fue como si le hubiera caído un shock eléctrico, en segundos logré un segundo orgasmo, sentí su sudor en mi pecho y alguno pelillos que le había arrancado entre mis senos.

Seguía arriba de mí y todavía dentro, yo con las plantas de mis pies juntas y luego en la superficie de la cama, me beso apasionadamente sin salirse de mí, con mucho cuidado y despacito quito la almohada diciéndome cosas agradables que me hicieron sonreír.

Ya no era virgen, no me sentía mal por haberla perdido, este hombre me estaba haciendo feliz, todavía me faltaba mucho por vivir a partir de este mágico día…