Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 8 de diciembre de 2007

Nuevo detalle.

Mañana colocaré varias versiones completas del detalle que hoy muestro.


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viernes, 7 de diciembre de 2007

"En riesgo..."

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Quizá ese mismo día, o unos poquitos después, fui con Don Abarroto por algún motivo. Tenía un cliente o dos y dentro del mostrador, además del joven empleado, había otro hombre, de la misma edad. Al verme entrar me hizo una seña pidiéndome que me dirigiera hacia una pared donde había unos anaqueles.
Don Abarroto dejó que su empleado atendiera a la clientela y por detrás del mostrador se dirigió a donde yo estaba. Me pidió que pasara por un pequeño espacio que había entre los anaqueles y el mostrador. Así lo hizo y nos colocamos atrás de los primeros. Inmediatamente, se bajó el cierre del pantalón y me mostró el miembro, el cual estaba totalmente duro y apuntando hacia mí. Noté que su pene estaba algo brilloso, probablemente ya se la habían estado mamando alguna(s) de las chicas que dejaban sus cosas encargadas en la tienda. Por eso andaba literalmente como burro en primavera y no podía aguantar llegar hasta un lugar más apropiado.
Lo lógico era que nos saliésemos al pasillito donde ya le había pagado “en especie” el servicio que me daba. Sin embargo, el coito sería ahí mismo, mientras escuchábamos a la clientela llegar e irse, preguntar por algún precio o pedir algún producto.
Sentí que no me quedó más remedio que condescender con él, así que inmediatamente saqué de mi bolsa un condón y se lo intenté poner pero me detuvo para bajarse los pantalones y el calzoncillo. Aproveché para hacer lo propio. Una vez que su ropa estaba a la altura de sus tobillos, le coloqué el condón, el hombre se acercó a mi oído y dándome un pedazo de tela limpio me dijo que me lo metiera en la boca y lo mordiera. En ese momento no comprendí la razón de esa petición.
Mientras todo esto pasaba, se podían oír muy bien las voces de las personas al otro lado de los anaqueles e incluso el ruido que provocaban los autos al pasar por el frente de la tienda. Si bien mi entrada al comercio había sido discreta, y mi pase atrás de los anaqueles no había llamado la atención, el riesgo de que hiciéramos ruidos sospechosos e incluso delatores era muy alto, sin mencionar la enorme posibilidad de que los que estaban detrás del mostrador dieran unos pocos pasos y pudieran ver ese “show” gratis. Aún así, no quise tomar el riesgo de que se le bajara si yo le discutía, le di la espalda y me empiné, aunque olvidé morder con fuerza el pedazo de tela que traía en mi boca…


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jueves, 6 de diciembre de 2007

"La muñeca de carne y hueso inflable..."

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Durante un tiempo decidí intercalar el trabajo entre la casa de la señora y la plaza. Mucho del trabajo empezó a convertirse en rutina, haciéndome más difícil recordar en detalle la lista de los clientes. Sin embargo, hubo uno por aquellos días que ahora recuerdo por ser, a mi manera de ver, un poco fuera de lo común. No que fuera mejor ni mucho menos, simplemente era diferente.
Me encontraba en la plaza, sentada en la banca, todas las chicas habían pescado cliente y yo venía de un servicio. Se acercó un auto y me preguntó la tarifa. Nos pusimos de acuerdo, me subí a su auto y nos dirigimos al hotel.
El hombre a quien llamaré “El Ausente”, pagó en la administración y nos dirigimos a la recámara. En todo el camino no me habló, al llegar a la recámara nos desnudamos, me senté en la cama y me pidió que le agarrara el miembro y se lo jalara. Comencé a jalársela hasta que se le paró por completo. La tenía muy larga y arqueada y le coloqué el condón.
Entonces, secamente me pidió que me volteara, pensé que quería que me pusiera en cuatro para hacerlo de a perrito pero, para mi sorpresa, me dijo que me recostara boca abajo y que elevara un poco las nalgas.
Desde el momento que me penetró, comenzó a moverse con mucha rapidez y energía. Puso las manos sobre la cama y me pidió que bajara las nalgas. Su pene quedó atrapado en mi vagina aumentando la fricción.
No dejaba de moverse más que para tomar aire y continuaba con su accionar: En un momento dado comenzó a decirme, “Eres mi muñeca inflable”, repitiendo esta frase varias veces. Comencé a sentir dolor y un poco de ardor y lo único que pude hacer fue meter mi cabeza entre los antebrazos semejando un avestruz.
Cuando terminó, me sacó la verga de golpe dejando el condón atorado en mi vagina. Yo quedé adolorida, así que permanecí boca abajo unos minutos, el tipo se vistió y se fue, despidiéndose con un seco “Adiós”. Me saqué el condón y vi que lo llenó más de la mitad.
No era el primero ni fue el último que realmente utilizó mi cuerpo para satisfacerse, sin embargo, éste se me grabó al decir que yo era su muñeca inflable. Mucho tiempo después comprendí que había realizado una fantasía…



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miércoles, 5 de diciembre de 2007

"De Leona a gatita ronroneando..."

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No sé si sus palabras me hicieron sentir coraje o asombro o un poquito de ambas. Continuamos caminando y como me sentía muy agotada le dije que fuéramos a tomar un café, una gaseosa, una nieve o lo que fuera. Se le ocurrió que fuéramos a tomar una copa. Me pareció bien la idea y la acepté.
Cerca de donde nos había dejado Don Sienes había un pequeño bar que recordamos que había y ahí nos dirigimos. Una vez sentadas y después de haber ordenado nuestras bebidas, con voz alegra, una fiesta en sus ojos y la ya multimencionada sonrisa, volvió a decirme de lo fácil que le había parecido el trabajo. Después de que el mesero nos había servido y yo le había dado el primer trago a la copa, recobré fuerzas y ánimo para contestarle con la pregunta, “¿Pero cual fácil? Si fue una chinga”. Me respondió que no aguantaba nada. Mientras me lo decía recordé tríos en los que había estado con otras mujeres, como Marthis o Perla y con ninguna había sido tan agotador y así se lo dije. Me contestó que era importante trabajar bien a Don Sienes porque era un cliente asiduo y podría ocuparnos muchas veces. La interpelé al repetirle que había sido un trabajo muy pesado y que le habíamos dado de más. “¡Pero a ti casi ni te cogió! Me cogió más a mí y ni siquiera fue mucho, Por eso alargamos el lesbian show para que se calentara al vernos y no nos jodiera demasiado”.
Durante un momento no supe que decirle hasta que se me ocurrió otro punto digno de analizar y de “elevar” mi queja. Le reproché que el servicio hubiese durado casi una hora y quince minutos y que siempre los servicios sean como máximo de una hora o menos. “Lo que pasa es que tú y Perla son bien inútiles y con cualquier cosa se rajan y llenan, no aguantan nada…” Me replicó con una sonrisa que estaba a punto de estallar en risa franca. Había dicho algo que me hizo reflexionar, “tú y Perla”… O sea que ya había estado con Perla en tríos… Lo cual me llevaba a pensar que dada la intensidad con la que Ross realizaba el servicio y la manera tan honesta que tenía de desquitar hasta el último centavo había hecho que Perla se le rajara, que le huyera…
Después de continuar con nuestra conversación, en la que ella defendía su postura ante mis reclamos, llegué a la conclusión de que de alguna manera tenía razón. Me explicó que entre más largo fuera el show sáfico, menos duraría el sexo entre el hombre y cualquiera de las mujeres, por consiguiente, tendríamos menos desgaste. Sí tenía razón pero no me convencía, le dije que había hecho un trío con Perla y con GusG y que había sido mucho menos arduo. “Es que ese par de 'putos' me tienen miedo. GusG y ÁngelU, me huyen el par de cabrones. Y Perla no aguanta casi nada y tú, con un rozón que te den en la panocha te vienes y ya no quieres nada” Exclamó agregando que cuando ella apenas estaba entrando en calor, los dos caballeros mencionados ya habían quedado extenuados, a lo cual le contesté con la pregunta, “¿Y a PonchI también le pones esas chingas?” Ross ladeó su cabeza hasta tocar su oído en el hombro y con voz de gatita ronroneando me contestó, “A él sí lo consiento”.
Esa ida al bar me sirvió para, por fin, aclarar algunas de mis dudas. Ross había estado en tríos con nuestros tres amigos; Había estado en tríos con Perla, muy probablemente con Don Sienes como único hombre y, Entre ella y PonchI había algo especial.
Terminamos la reunión y nos despedimos con el acuerdo de que ella me llamaría si hubiese más trabajo. Al final del día recapitulé todo lo hecho, además de dudar si volvería a trabajar al lado de mi desquiciada amiga. Por otra parte, tenía la duda si regresar a la plaza, o con la señora…



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martes, 4 de diciembre de 2007

"¿Ves? Te dije que iba a ser facil..."

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La experiencia fue tan fuerte para mí que las lágrimas estuvieron a punto de desbordarse y rodar por mis mejillas. Afortunadamente pude contenerlas porque me sería muy contraproducente en un futuro. Si Ross se enteraba cabalmente que me había hecho vibrar con sus técnicas sáficas, muy probablemente trataría de subyugarme de alguna manera. No sé decir cómo, pero ya que siempre fue muy abierta en las cosas relativas a la sexualidad, quizá me insistiría en tener sexo con ella sin ningún motivo importante como lo era el trabajo. Esa posibilidad la veía aberrante y me parecía una pérdida de tiempo y energía.
Por otra parte el cliente podría usar esa debilidad en contra mía en un futuro servicio y quizá buscar el pagar menos o dejar de verlo como un servicio por el cual tenía que pagar. En fin, de cualquier forma no me convenía demostrar mucho el placer que me estaba causando esta última técnica utilizada por mi amiga.
Seguíamos en esa extraña batalla de culo contra culo cuando sentí que Don Sienes puso los pies sobre la cama. Como yo seguía con la cara contra la pared, únicamente sentí el hundimiento extra debido a su peso. Al poco tiempo comencé a escuchar que a los gemidos femeninos se le unían gemidos masculinos además de un jadeo, también del sexo fuerte. No quise poner mucha atención hasta que súbitamente sentí algo extra que estaba calientito sobre mis nalgas casi en la unión de ambas. Resultó que Don Sienes se había estado masturbando y al sentir que estaba a punto de eyacular dirigió la punta del miembro a las comisuras de ambos culos y ahí depositó su semilla. No sentí que el semen rodara por mi trasero, mucho menos que llegara hasta mi vulva, sin embargo, en los últimos “topes” de culo que nos dimos Ross y yo sentí que el líquido se había vuelto más denso y pegajoso como el de algún tipo de goma para pegar objetos.
Así termino este larguísimo (para mí) camino erótico en ese día. Don Sienes quedó rendido y se recostó boca arriba sobre la cama, mientras que mi amiga y yo nos sentamos en el borde. Yo también estaba exhausta y cabizbaja, tratando de reunir fuerza para pararme y meterme a bañar, mientras que ella tenía una sonrisa en la cara y demostraba estar entera, llena de vitalidad. Mientras miraba al piso, la vi de reojo y me limité a sacudir levemente mi cabeza de un lado a otro diciéndome que como era posible que ella pudiese ser así.
Cuando nos despedimos del cliente y nos dispusimos a caminar por la calle, ella hizo que ocurriera una revolución en mi cabeza cuando, con esa sonrisa perenne me dijo, “¿Ves? Te dije que iba a ser fácil…”


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lunes, 3 de diciembre de 2007

"Las expertas nalgas de Ross..."

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Unos segundos después de la broma de mi amiga, en que simuló que una parte de mi anatomía, además de mi boca, podía hablar, me pidió que de nuevo me pusiera en cuatro. Me dije, “¿Ahora que chingados va a hacer?” Realmente ya no quería saber nada, estaba satisfecha, extasiada, exhausta y hasta harta, mientras que Ross parecía todavía tener cuerda para algo más.
Sin presencia de ánimo alguno, la obedecí, de nuevo con la idea de sacar el trabajo lo más rápido posible y sin incidentes. Supuse que volver a tomar la posición de cuatro patas sería para que el hombre volviese a penetrarme. Sin embargo, como quedé casi en el centro de la cama, mi amiga me pidió que me fuera gateando hasta llegar casi hasta la cabecera. Como autómata perturbada y fastidiada, la obedecí, ya sin siquiera tener el ánimo de preguntarme para que me lo pedía. Únicamente vi que Ross se movió de su lugar, ya que como yo tenía la cabeza hacia la pared no pude ver más. Sentí movimientos en la cama, hundimientos normales a la altura de mis rodillas, entonces comencé a experimentar una sensación indescriptible… Resultó que Ross se colocó en cuatro también, atrás de mí y colocó sus nalgas pegadas a las mías, oprimiéndolas. Sentí la suavidad de su carne y de su piel sobre la mía y el cómo mis nalgas se comprimían debido a la presión que las suyas ejercían. Entonces comenzó a moverlas de un lado al otro, como péndulo y, la sensación de excitación regresó a mí. No podía creer cómo se sentía lo que me estaba haciendo. No puedo recordarlo con exactitud, pero en retrospectiva, puedo decir que estoy casi segura que comencé a gemir de nuevo. Luego esos movimientos laterales se convirtieron en verticales y ahí comencé a experimentar algo que todavía me pone la carne de gallina. De la suavidad de la piel de sus nalgas, pasé a sentir algo más áspero, más rasposo: Era la parte interna de sus nalgas con todo su contenido que frotaba su homólogo en mí. Sin que me lo pidiera, pu-se los antebrazos en la cama y mi cara en medio de ellos para empinarme más y que mi trasero se elevara. De esta manera pude empezar a sentir la vulva de Ross friccionando a la mía y como el movimiento seguía siendo vertical, eventualmente se la sentía en mi ano y luego sentía su ano en mi vulva.
Puedo describir a grandes rasgos lo que hicimos mas no puedo describir la sensación, quizá pueda expresar la emoción al decir que se me enchina la piel tan sólo de recordarlo ahora. También recuerdo con claridad la sensación de humedad que me cubrió toda esa área, desde casi el monte de Venus hasta el ano y sus alrededores. No pu-de haberme mojado sola, así que por lógica tuvo que haber sido la vulva de mi amiga la que me embarró el ano y su circunvecindad.
¿Cómo explicar que logré dos orgasmos muy diferentes a aquellos que te provocan cuando te trabajan el clítoris con el dedo o con la lengua? O incluso aquellos que te provoca un hombre con su miembro arremetiendo contra tus entrañas sin piedad. No sabría explicarlo. Quizá fue la sorpresa de recibir lo inesperado, no lo sé pero las nalgas de Ross me estaban sometiendo…



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domingo, 2 de diciembre de 2007

"A pesar del frio..."

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A pesar del frío que ha hecho en casi todas las ciudades, me di un tiempo en un lugar tibio y pude traer las imágenes para continuar con la tradición. Como de costumbre, las imágenes durarán hasta la noche del Domingo. -06:00 G.M.T.


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Daguerrotipo.

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Color Antiguo.

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Van Dyck

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Glamour.

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Platinum.



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Actualización:



Ya las quité.


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