Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

jueves, 5 de junio de 2008

"Matando al oso a lancetazos..."

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Llegamos a la recámara y me empecé a quitar la ropa sin que me lo pidieran. De esa manera me pude meter rápidamente a la cama. De no haberlo hecho, de nuevo me hubieran hecho sándwich entre todos, sacando como consecuencia, más besos y manoseo, lo cual alargaría más la sesión. Aún así, cuando me metí desnuda en la cama, mientras gateaba para colocarme en el centro, sentí manos entre mis nalgas y en mi vulva. Con la mayor rapidez que pude, me recosté bocarriba.
Recostada bocarriba, con los brazos pegados a mi cabeza y las piernas abiertas, con las rodillas flexionadas, “apuntando” en direcciones opuestas y las plantas de los pies sobre la superficie, era la mejor manera de recibirlos. Ni mis brazos, ni mis piernas les estorbaban para hacer lo que quisieran. Eso lo aprendí con las experiencias previas que había tenido con ellos. Les gustaba manipularme a su antojo y, yo los dejaba sabiendo que eso coadyuvaría a acelerar las cosas.
Por le general, cuando me tocaba trabajar con los tres, V.G.T 1 y 2 me atendían los senos, mientras que V3 se enfocaba a darme cunnilingus. Si bien, a veces había alguna variante, casi siempre era igual. Esta ocasión no fue la excepción. V.G.T. 1 y 2 no se limitaban a chuparme los pezones, me lamían todo el seno hasta llegar a la axila y se pasaban al cuello, luego bajaban de nuevo hasta el punto de partida, mientras que V3 lamía con paciencia y sabiduría toda mi vulva, dándole especial atención a los labios menores, lamiéndolos individualmente, separando cada uno del conjunto de los genitales. Sin embargo, en esta ocasión, se concentró en mi clítoris, y de ahí no bajó jamás. Luego, más tarde me dijo que notó mi abundancia de humedad y que no quería “barrerla” con su lengua. Comprendí muy bien su punto.
Ya sabía lo que seguía: Uno de ellos me metía un dedo en el ano, mientras que el otro hacía lo propio en mi vagina, y el último de ellos me daba masaje circular en el clítoris. Más adelante, el que tenía su dedo en mi ano, agregaba uno más y, el que lo tenía en mi vagina, lo imitaba, hasta que terminaban “cogiéndome” con sus dedos. Y todo eso antes de la verdadera penetración. Para ese momento, mis piernas ya estarían señalando al techo, es decir, las plantas de mis pies, y mis rodillas casi estarían pegadas a mi pecho. Cada vez era igual, no así en esta ocasión. V.G.T. 1 y 2 se apoderaron de mis orificios dejando mi torso completamente libre, cuando V3 dijo en voz normal, es decir, no como queriendo ocultarme nada, ni dirigiéndose directamente a mí, que iría por... Mencionó un nombre, el cual no escuché debido a mis propios gemidos y quejidos.
No le di importancia. Cuando tienes dos dedos de un hombre en tu ano, y dos dedos de otro, en tu vagina, te es muy difícil concentrarte en las cosas que se dicen en ese momento. Tus propios gemidos bloquean tu oído y tu concentración. Y la sensación allá abajo, es como para quererte volver loca, como para querer morir de placer... Cuando volteaba para tratar de verlos, sólo alcanzaba a mirar de sus codos hacia arriba o de sus antebrazos hacia arriba. El movimiento de sus brazos asemejaba que estuvieran matando a un animal a cuchilladas... Arriba... abajo... Como lanzas...
Me recordó una frase que usan los hombres pícaramente y que la usan para invitarte a tener sexo con ellos: “Vamos a matar al oso a puñaladas”...
Así pues, tenía a dos hombres mayores de sesenta años ensartándome sus lanzas, y a un tercero que había ido a buscar a un cuarto que me era totalmente desconocido...



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miércoles, 4 de junio de 2008

"¡¿Un invitado?!"...

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Ya me había acostumbrado, y hasta me gustaba, que al llegar me recibieran con un abrazo muy fuerte y un beso bastante prolongado. Esta vez estaban los tres. Primero, lógicamente, V.G.T.2, quien, como dueño de la casa, me abrió la puerta. Me hizo pasar, y de un empujón la cerró. Me abrazó fuerte y me plantó un beso metiéndome la lengua en mi boca. Sin soltarme, ni despegarse de mí, poco a poco, me fue girando hasta que yo quedara de espaldas a sus dos amigos. Entonces, comencé a sentir su mano clavándose en mis nalgas. Era obvio que quería que sus compañeros vieran lo que me hacía para presumirles. Puse de mi parte y, lo rodeé del cuello con mis brazos lo más que pude. Al mismo tiempo, me paré de puntitas para que sus dedos se clavaran mejor entre mis nalgas y el pantalón se me metiera. Algunas exclamaciones de aprobación por parte de los otros dos viejitos alcancé a escuchar, aunque mi enfoque se encontraba en corresponderle el beso al viejito en cuestión.
Después, simplemente me volteó y me sujetó de la cintura, para que mis nalgas quedaran pegadas a su entrepierna y mi espalda quedara pegada a su pecho. V.G.T.1 se me acercó pegó su pubis al mío y ahora él me plantó un beso. En ese momento sentí manos por todas partes. Las que sentía que me apretaban los senos, probablemente serían las de V.G.T.2 y en mi culo y en mi vulva, deberían de haber sido las de V.G.T.1. Esto no era nuevo para nosotros. Así solían darme la bienvenida ÁngelU, GusG y PonchI, y yo discretamente, en alguna ocasión anterior, se lo había comentado a los viejitos. Además de ser un recibimiento que realmente te hace sentir bienvenida y deseada, y que te estimula para excitarte dando por resultado que te desinhibas y logres una mejor actuación de tu parte en la cama, también estimula mucho a los hombres, logrando que se calienten más y cojan menos. Ya no recuerdo qué y cómo me hicieron cuando tocó el turno de recibirme” a V3. Sólo recuerdo que el número de manos aumentó en un par y, cada parte de mi cuerpo recibió una mejor atención.
Ya para ese entonces, la atmósfera era bastante relajada. Después de la acostumbrada “bienvenida”, nos sentamos todos en la sala. Por fin comenzaron a hablar del mencionado plan que tenían. Resultó que se les había ocurrido la idea de que antes de que alguno de ellos entrara en acción, me pondrían a “alguien más” para dejarme a su entero gusto. La idea me conmocionó un poco y lo primero que se me ocurrió contestar fue decirles que en esa ocasión me encontraba “de esa manera”, es decir, “a su gusto”, y les expliqué el motivo.
Había quedado sentada entre V.G.T.1 y V3 quienes mientras hablaba, me metieron las manos abajo del brassiere y comenzaron a pellizcarme los pezones suavecito. Vi como sus caras iban reflejando la satisfacción, e incluso excitación al escuchar mi reciente historia y, el como había procurado evitar el alejarme del “estado ideal” para ellos. V.G.T.2, quien se había sentado en un sillón cercano, me interpeló recordándome que, “... Te vamos a pagar cabalmente por todos, incluido el invitado...” Mis débiles objeciones, en caso de que lo fuesen, no fueron escuchadas. Alguien cortó la conversación al ordenar que todos nos dirigiésemos a la recámara. La pira estaría por empezar...




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martes, 3 de junio de 2008

“Lo que da inseguridad, también puede dar seguridad...”

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Cuando llegó el día señalado, trabajé relativamente poco en la placita. Quizá tuve un par de clientes, además de darles servicio completo a “Tontón” y a “Don Abarroto”. Este último, algo verdaderamente rápido y sin mucho esfuerzo. En el patio de siempre, en su tienda, después de mamársela un ratito, me bajé el pantalón y el calzón, le di la espalda, me penetró de un golpe y con fuerza me cogió hasta que se vino. Ya estaba bastante acostumbrada a eso, así que me fue fácil.
De ahí fui con “Tontón” a recoger el dinero ganado ese día. En vez de dármelo directamente, me pidió que pasara a la recámara del fondo. Cuando esto sucedía, ya sabía yo que cuando menos iba a querer oral. Todo dependía si durante el día se cogía a otra chica. Podía ser que al llegar yo, todavía no se hubiera cogido a nadie pero, que ya tuviera planeado cogerse a alguna en particular, y por lo mismo no pedirme nada, o como máximo, una simple mamada.
En esa ocasión quiso un servicio completo. Lo hicimos estilo misionero. Desde que terminamos, pensé que, como pocas veces, mi cuerpo estaba “preparado” al gusto de los viejitos. Esa sensación la confirmé al salir del depósito de “Tontón” y sentir la humedad, y más que humedad, viscosidad en mi entrepierna. Cuando andas así, te sugestionas, al grado de creer oír sonidos que provienen de allá abajo y, no sólo eso, sino que piensas que todo mundo en la calle los oye también. Cada paso que das, sientes como se te pega y se te despega alguna parte de allá abajo, quizá inconscientemente lo visualizas en la mente y crees que los demás lo oyen.
Aún así iba muy decidida a casa de V.G.T.2 a hacer la pira. Digo “pira” porque ya me habían dicho que estarían los tres viejitos, cosa que no siempre se daba. Esta sería apenas la tercera o quizá, cuarta vez que formaría una con ellos. Casi siempre o tríos, o uno solo conmigo.
Ya antes, en tríos o piras, se habían quejado de que me faltaba “el entremés” con “chavito” y, habían tenido alguno que otro problema, en especial con la penetración. Así que ahora iba con la seguridad de que me encontrarían más ad hoc de acuerdo a sus necesidades. Sin embargo, Seguía teniendo la duda respecto a que solución habían encontrado por su parte, respecto a dicho problema.
Cuando toqué en la puerta de la casa, mi duda creció y al mismo tiempo, mi seguridad aumentó, al sentir que mi humedad había llegado hasta mi trasero y que el calzón que traía me sería imposible lavarlo hasta dejarlo inmaculado, así que al llegar a mi casa tendría que deshacerme de él y ponerme uno limpio... “Toc, toc...”.





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lunes, 2 de junio de 2008

“Sigue la historia...”

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Las cosas me estaban saliendo bien. Había decidido hacerle caso a mi amiga y el asunto de los viejitos lo tenía bastante dominado. Pasaba por afuera de sus casas con cualquier pretexto, y me hacían pasar, logrando “convencerme” de que les hiciese oral por un momento. Eventualmente, una vez a la semana o dos me ocupaban, en donde los tríos con V.G.T.2 y V3 eran lo más común. Como ya he dicho, hacían más placenteros los servicios al ser expertos con sus lenguas...
En una de las ocasiones que pasé por la casa de V.G.T.2, que me invitó a pasar y terminé chupándosela por un ratito, me pidió que regresara en un par de días puesto que “tenían preparado algo...” Obviamente me dio mucha curiosidad saber el qué, a lo cual me contestó que posiblemente ya habían resuelto el problema de la ausencia de “chavito”. Intenté averiguar más, sin embargo me pidió que me fuera debido a... No recuerdo si me dijo que esperaba una llamada o si esperaba a alguien. Así que me tuve que ir de ahí con la duda respecto a cual solución habrían encontrado a dicho “problema”...



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