Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 19 de mayo de 2007

Un Negativo y Cronologia completa

Para quienes me pidieron alguna foto con algo de ropa, aquí coloco el negativo de una.
Como siempre, mañana pondré el positivo y continuaré con mi cronología de vida.

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Actualización:

Ya pueden leer la cronología completa desde Mayo del 2006 hasta cuando fui hackeada en Abril del 2007.
Tanto en este link CRONOLOGÍA COMPLETA como en el link del mismo nombre en la barra de la derecha.
Gracias por su interés.

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viernes, 18 de mayo de 2007

Suerte, hasta con el primer cliente fue rapidín

Después de escuchar que tocaban la puerta, nos miramos a la cara, hicimos un silencio y me dijo que vería quien era, preguntó y se escuchó una voz afeminada, abrió y se asomó. Yo quedé en mi lugar y reacomodé los tirantes del body, volteé y vi una puerta y aproveché para ver que había del otro lado, se trataba de un baño así que después me podría bañar, ya había aprendido algo más del lugar.

Regresé mientras el cliente despedía de quien había tocado y se trataba del gay que había olvidado darme un condón, el cliente me dijo que me mandaban “esto” mostrándomelo en su mano, noté que la interrupción lo había molestado y secamente me pidió que me quitara la ropa, debido a lo ligero de las prendas quedé desnuda antes que él.

Una vez que sé desnudo se paró frente a mí, me tomó los hombros y me vio de arriba abajo exclamando con gusto y morbo me pidió que me diera la vuelta al quedar de espaldas me empujó para que quedara en cuatro sobre la cama y me abrió las nalgas, vio en el interior y me preguntó que si nunca había trabajado en eso, olvidé los consejos recibidos y le dije que no que era mi primera vez, “se nota” y me preguntó que con cuantos hombres lo había hecho, no supe que responder así que lo primero que se me ocurrió fue decirle que sólo con un ex novio, “y muy pocas veces ¿Verdad?” me cuestionó.

Entonces me pidió que me sentara y su verga quedó frente a mi cara, preguntándome “pero sí has mamado vergas verdad, sí sabes como”, recuerdo que asentí con la cabeza, “mámamela" me dijo. Entonces recordé que la señora me había dicho que la que lo hiciera sin condón la correría, sin embargo no sabía como hacerlo con el condón puesto, así que se la comencé a chupar “a lo pelón” sentada en la orilla de la cama. Se le paró bastante pronto. Me detuvo y me dijo que me pusiera, me hice para atrás y me recosté con las piernas abiertas, tomó la parte interna de mis muslos y miró fijamente mi entrepierna haciendo un gesto como si se relamiera los labios y me la puso en la entrada vaginal.

Me fue penetrando poco a poco y exclamó qué estaba muy cerrada, comenzó a moverse mientras emitía palabras eróticas hacia mí y hacia mi cuerpo, elogió mis pezones y lo húmedo de mi vagina, cesó de hablar y comenzó a chuparme los pezones.

Me encontraba muy nerviosa para excitarme, simplemente lo dejé hacer, moverse y chuparme hasta que terminó, no fue muy exigente, sólo lo hicimos en posición de misionero, recuerdo que sudó mucho y me empapó el pecho, al final comenzó a moverse muy rápido, yo estaba húmeda pero no como acostumbraba con mis amigos, al terminar me dejó algo rozada y sentí la piel escoriada alrededor de mi orificio vaginal. Me iba a bañar cuando el cliente me dijo que lo dejara a él primero para luego tener tiempo de hacer lo que quisiera. Esperé a que saliera del baño y me despidió con un beso en la boca diciéndome que estaría un rato más en la sala por si deseaba acompañarlo, le di las gracias y se retiró. Segundos después antes de entrar al baño volvieron a tocar la puerta, pensé que sería el cliente que había olvidado algo, pero era el chico gay que traía mi ropa interior, me dijo que si quería ponérmela pero que no me vistiera por completo hasta que me fuera, que se vería demasiado raro una chica vestida en los salones.

Me bañé y me puse el calzón y el brassiere, me fui al vestidor a guardar el body, ahí había una chica alistándose para trabajar y me preguntó si era nueva y si ya había trabajado y con quien, le respondí que no sabía su nombre pero se lo describí y me dijo que era buena onda ese cliente, que iba seguido, me cuestionó si la señora no decía nada por traer tan poco maquillaje, le contesté que todo había surgido de repente y que en realidad no pensaba trabajar ese día, se mostró amable y me dijo que si quería podía ayudarme a maquillarme porque tenía “su chiste” y quizá no estaba acostumbrada a usar tanto, le sonreí y se lo agradecí porque era cierto, no es fácil maquillarse de manera especial.

Salimos del vestidor y recorrimos juntas el pasillo, me preguntó que en cual cuarto me había tocado, se lo señalé y me respondió que estaba bien. Al llegar a la segunda salita ella siguió a la sala principal y yo me dirigí a la oficina de la señora. Toqué y me abrió con una sonrisa, me abrazó y me dijo que estaba feliz por mí, que lo más difícil ya había pasado y agregó que había hablado con el cliente y estaba muy contento con mi servicio, se me acercó y me susurró al oído y me dijo, “eres muy buena mamadora, le encantaste”. Yo seguía nerviosa pero esas palabras me arrancaron una carcajada, de esas que abres mucho la boca aunque casi no hagas ruido, pero me puse seria y le dije que si quería me corriera pero que le había hecho oral al cliente sin condón porque no sabía como hacerlo con uno puesto, se volvió a llevar la mano a la barbilla de manera pensativa por unos segundos. Al terminar de meditar me dijo que estaba bien, que incluso pensaba presentarme como nueva a algunos clientes, uno por día, quizá hasta dos y que para que pareciera realmente novata estaría bien hacerlo así pero que sería sólo al principio, que ya me enseñaría a hacerlo con condón.

Seguimos conversando y le dije que los días siguientes no podría volver porque tenía los exámenes, me respondió que no había problema, que regresara el día y la hora que quisiera y que si podía antes de terminar los exámenes mejor, me faltaban unas dos o tres semanas para salir de vacaciones.

Me ofreció que me quedara otro rato a trabajar, le respondí que había terminado rozada y prefería irme, me recordó que tenía que comprar condones y lubricante y que los guardara en mi locker, me dijo que ahí tenía que usar más maquillaje, a todo le respondí afirmativamente y me dijo que la esperara porque me daría lo que me correspondía y le dije que mientras iría a despedirme de Perla y me respondió que ya se encontraba en la sala porque ya había gente, que si me animaba que fuera, sería mi primera vez en paños menores en una sala con clientes y compañeras.

Me excitó la idea de estar como lo había descrito la señora, así que le dije que sí y que me despediría de mi amiga, entonces me detuvo y me dijo que me proponía algo. Vi malicia, viveza y colmillo en su mirada tenía mucha experiencia para tratar con chicas y era evidente que era muy psicóloga para conocer a cada una y saber como meterse. Todavía con su mano en mi antebrazo y tragando saliva le pregunté “¿Que...?” y su sonrisa se hizo más evidente…


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jueves, 17 de mayo de 2007

Debut entre sorpresas y sobresaltos

Entré y la señora con cara de felicidad me dijo que me tenía buenas noticias según ella, que había llegado un cliente que tenía preferencia por las nuevas y me preguntó que si de una buena vez me aventaba el trabajo. Al verme dudar me dijo que no me preocupara, que con él las cosas eran rápidas y sin complicaciones, que en media hora estaría desocupada.

Seguí dudando y dijo que para que se me hiciera fácil lo traería a la segunda salita y así no tendría yo que ir a donde habría más gente. Sobresaltada y sin saber como reaccionar le pregunté “qué hago”, me contestó que no me preocupara que todo iría bien que sólo sería media hora y unas cuantas caricias, “te bajas a tocar corneta y luego, pa’dentro, es todo”.

Desde luego que seguí dudando, la señora no quería que se le fuera un buen cliente ni la nueva chica, así por ser la primera vez no cobraría su comisión, me dijo. Titubeante le dije que no iba mentalmente preparada para animarme, me dijo que me regalaba una de las piezas de ropa que me había mostrado, que escogiera la que quisiera. Antes de responderle trajo la ropa que me había mostrado y me preguntó que cual me gustaba y me la dio pidiéndome que me la pusiera, le pregunte que pasaría con mi ropa interior y dijo que ella la cuidaba, pero que cuando un cliente estaba dispuesto a pagar no había que dejarlo ir.

Como autómata me quité lo puesto y me probé la ropa, ya semidesnuda me dijo que antes de cada servicio debería cobrarle al cliente y dárselo al encargado, así fuera a ella, su secretario o los del turno de noche, y que cuando me fuera me harían cuentas y me pagaría, pero que esta vez cobrara y sólo le diera al secretario y que al final me lo daría entero sin la comisión. Para que no me retractara, llamo a su secretario y le dijo que acompañara al cliente a la segunda sala.

Permanecí junto a la señora unos segundos y me llevó de la mano a la salita contigua donde ya se encontraba el cliente, no recuerdo nada de él, sólo que era maduro, con canas y de unos cincuenta años. La señora le dijo que yo era nueva, que me tratara bien, algo respondió él con voz sonriente y yo traté de esbozar una sonrisa. El secretario nos guió a la recámara, sólo recuerdo su espalda caminando como si fuera mujer, y el cliente a mi lado. Al entrar a la recámara el chico gay se quedó atrás del cliente y con una seña de su mano me recordó cobrarle por adelantado.

El gay se retiró diciendo “que estén bien” o “que la pasen bien” y cerró la puerta. Tragando litros de saliva le dije al cliente la cantidad, metió su mano a la bolsa y me dio el dinero. El mundo se me vino encima como si toda mi vida se estuviera yendo por el caño. Tiempo después comprendí que no pasa nada, que simplemente es una profesión que te da más oportunidades que muchas otras, pero tantos años de programación mental y condicionamiento social son obstáculos muy difíciles de superar de buenas a primeras.

Salí de la recámara con los ojos nublados y me dirigí con la señora para darle el dinero, me interceptó el secretario y me dijo que le echara ganas y me deseó suerte. En camino a la recámara donde se estaba el cliente me dije que nada podía pasar, qué nada me podía hacer que no hubiera experimentado antes. Me recargué en la pared de costado, aspiré profundamente y seguí mi camino, antes de abrir la puerta esbocé una sonrisa, así que lo primero que él vio fue mi rostro sonriente. Di un paso y cerré la puerta, estaba decidida a ganarme el dinero que me habían pagado. Pero ¿Que seguía?, ¿Me desnudaba o esperaba que él lo hiciera?, o ¿Esperaba que se desnudara él primero o lo desnudaba yo a él?

Todas estas preguntas pasaban por mi mente sin que perder mi sonrisa, actué por instinto y me acerqué a él, que se encontraba junto a la cama, había escogido un body café de encaje que dejaba a la vista casi por completo mis pezones y pubis, por atrás era de hilo dental. Me bajé un tirante a medio brazo mientras daba un paso, al siguiente me bajé el otro y junté los brazos para quitármelo. Cada paso que daba sentía temor y hasta vergüenza me daba, afortunadamente el cliente me daba palabras de apoyo que en ese momento ayudan mucho. Camine hasta pegarle mi pecho, mientras oprimía mi busto deslicé el body de los senos dejando fuera mis pezones, él no los podía ver, pero en vez de abrazarme como era de esperarse bajó sus manos y agarró mis nalgas.

Desde que abrí la puerta hasta que me agarró las nalgas no habría pasado ni un minuto, aunque a mí se me hizo un siglo. Empecé a vislumbrar lo que pasaría, dejarlo que me manoseara, que me besara los senos y tener sexo, no sin antes hacerle oral, ya veía todo, cuando me estaba relajando escuché un “toc-toc” en la puerta, otro sobresalto más, no tenía idea quien podía ser, podría ser otro cliente buscando un trío o incluso varios, nada sabía yo, la boca se me secó en un instante así que no podía hacerle oral adecuadamente.

Por un momento deseé que alguien se hubiera equivocado de puerta, que fuera un cliente con otra chica buscando su cuarto, pero mientras imaginaba cosas, de nuevo escuché “toc-toc…”

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miércoles, 16 de mayo de 2007

Sin querer, estaba aceptada y en funciones…

Me quedé sola y no muy convencida pero muy lentamente me desnudé, estaba en ropa interior cuando regresó la señora, traía en la mano alguna ropa colgada de sus ganchos que puso encima de un mueble, se acercó y me miró como si viera un producto que mejorar, analizaba mi cuerpo y de nuevo me pidió que diera la vuelta para después abrir los brazos en cruz, pasaba su dedo por encima como midiendo la longitud de mis brazos y las curvas de mis hombros para después tallar mis axilas con la yema de sus dedos y haciendo un gesto de aceptación miro mi pubis. Me dijo que había traído ropa para que me diera una idea del tipo de atuendo que se usaba, y que para que me quedara bien debería de afeitarme cuando menos el área del bikini, no le contesté porque seguía muy nerviosa, únicamente asentí con la cabeza.

Me dijo que para calcular lo que hay que rasurar hay que ponerse la ropa y que los pelos que sobresalgan se recortan con tijeras lo más cortito posibles, y que los pelos chiquitos son los que se rasuran. Yo seguía muda, ella comprendía que no hablara, bajo esas circunstancias, todas las chicas se ponen igual en su primera entrevista. La señora me puso su dedo en medio de mis labios sin morbo, sin deseo, ni queriendo abusar, ni de calentarme y se lo llevó a la nariz, aspiró y dijo “normal”, supongo que se refería al olor, “eres limpia y eso me gusta, se nota que no tienes enfermedades, aquí ninguna de mis chicas está enferma, yo les pido que se cuiden mucho”. Todo pasaba mientras seguía desnuda y comenzaba a bajar los brazos.

Se dirigió a la ropa y fue poniendo las piezas una a una encima de mi cuerpo para calcular mi talla diciéndome que no me las podía probar porque era ropa nueva, además de que la ropa interior no se prueba pero que escogiera uno y si me quedaba a trabajar lo podía comprar, era ropa bastante exótica no fácil de conseguir y de buena marca, dijo que se las pagaban con el primer servicio y una vez que ganaban dinero le seguían comprando y agregó que como pensaba quedarme para darme a conocer me quedara con la ropa interior que llevaba, afortunadamente hacían juego el brassiere y el bikini que era de los que cubren casi toda la nalga. Me pidió que no me diera pena, que tenía bonito cuerpo aunque estaba delgada, me preguntó si hacía ejercicio y le dije que si, "se nota" dijo ella, cuando embarnezcas te pondrás mejor, ahora estas “flaquita” y me aclaró que era obligatorio bañarse al terminar cada servicio, y que llegara limpia al lugar. Yo seguía sin hablar, si acaso le respondía con un imperceptible “anjá”.

Me informó que en el fondo de la casa había un cuarto que servía de vestidor donde habían “lockers” para guardar nuestras cosas y que cuando las chicas se quedaban “de planta” se les daba una llave que podían llevar a casa, y que a las recién llegadas también se les daba pero la tenían que devolver al retirarse. Me pidió que me quedara en ropa interior y así anduviera, llamo a su “secretario” y le dijo que me mostrara el camino para guardar mi ropa ya que me quedaría un rato más.

Después de los agradecimientos mutuos salí acompañada por el chico gay hacia donde me esperaba Perla, salimos por la puerta de la izquierda, pasamos por un pasillo donde había puertas, él me dijo que esos eran los cuartos y al final se encontraba el vestidor. Había varias camas, después supe que ahí dormían las chicas foráneas, en una pared estaba el locker. El chico me asignó uno y guardé mi ropa, eran tan grandes mis nervios que no salude a las chicas que se encontraban vistiéndose, solo les di un simple “hola” y una sonrisa, supongo que me entendieron. Ni siquiera reparé en lo bien arregladas y sexys que estaban con sus atuendos como bodies, baby dolls, bikinis, ni en su maquillaje muy cargado con mucha sombra que después me gustó mucho. En lugares cerrados donde no hay la luz del sol y en este oficio el maquillaje es cargado.

De regreso con el chico gay solo en brassiere y calzón además de zapatos por supuesto, me dejó en la salita con Perla y otra chica lista para trabajar, las saludé y Perla dijo que iba a cambiarse para trabajar un rato pero que volviera con la señora porque había dicho que quería hablar conmigo, me pareció que la dichosa señora me tenía una sorpresa mas…

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martes, 15 de mayo de 2007

Entrevista de negocios, satisfactoria

Pasamos a un cuarto, ahí comenzaba la casa de la señora, de ahí hacia atrás nadie entraba, era “propiedad privada”, estábamos ahí por ser mi primera visita y me la estaban presentando. Trataré de resumir la conversación, recuerdo casi todas las preguntas y temas que se tocaron, pero no recuerdo con exactitud el orden.

Me preguntó si sabía en que consistía el trabajo, hice una pausa, en realidad sí lo sabía pero no “exactamente”, antes de responder Perla se adelantó y le dijo que me lo había explicado a grandes rasgos y que me había llevado para que la señora me lo explicara. Me observó de arriba abajo y pidió que diera una vuelta, preguntó mi nombre y edad, al decirle diecisiete años, me dijo que si alguien preguntaba dijera que tenía dieciocho de edad, y tres meses de trabajar.

Me dijo que su negocio estaba abierto veinticuatro horas y que podía llegar a la hora que quisiera, que siempre había clientes, no importaba si eran las ocho de la mañana, o las ocho de la noche y repitió que siempre había gente.

Cuando supo que era hija de familia y estudiante me dijo que podía llegar en las tardes y que cuando menos me quedara unas tres horas, que era lo mínimo que pedía, me dijo que en la otra parte de la casa había cuartos y que los clientes los usaban con las chicas, me comentó que daba servicio a domicilio pero que como yo era nueva lo que me convenía era estar ahí los primeros días.

Perla le comentó que ya había estado en tríos y cuartetos y la señora hizo una exclamación de aceptación diciendo; “si bien no es lo más común, cuando piden trío o cuarteto muchas chicas se niegan por miedo e ignorancia, claro es natural que tenga miedo a lo desconocido, pero una vez que lo haces, sabes que no pasa nada y tienes más dinero en el monedero del que tenías antes”, y reiteró su alegría al saber que yo no era completamente novata, mientras que Perla la interrumpía diciéndole que los hombres con los que había estado le habían dado buenas referencias mías, que siempre quedaban contentos. La señora volteó a verme otra vez de arriba abajo con sonrisa de satisfacción.

Luego para hablar de su negocio y darme tranquilidad me dijo que ella no se anunciaba en ningún lado, que no lo necesitaba, que la gente llegaba ahí por recomendación y siempre había gente, dijo que los días más tranquilos eran los domingos y sábados por la mañana, como ese día, pero que el resto de la semana había mucho trabajo y que necesitaba chicas ahí, porque muchas estaban dando servicio a domicilio ya que tenia gran demanda. Minutos después le pidió a Perla que nos dejara solas, eso me hizo tragar saliva y me alteró, Perla se levantó y se dirigió a la salita.

Al quedarnos solas me explicó la mecánica, dijo que a los clientes se les cobraba por entrar, que había servicio de bar aunque no era la idea, pero algunos querían tomar y por eso les vendía, dijo no tenía cantineros ni meseros porque son unos ladrones que roban al cliente y a la casa, que por eso sólo tenía dos o tres personas que la ayudaban como el chico gay y otros en la noche que además de su sueldo ganaban propinas. Mencionó que cobraba por el cuarto por una hora para que el cliente se acostara con la chica, y que rentaba también por media hora. Que las tarifas de las chicas eran fijas con un porcentaje para ella. Hice cuentas y me quedaba por cliente de media hora más dinero de lo que me daban mis amigos para el taxi, aunque era mucho menos de lo que después llegué a cobrar, para ser novata era mucho y en especial para una chica de diecisiete años.

Entonces cambió su cara de sonriente a seria y con voz grave me hizo preguntas personales, que si había hecho sexo anal, le respondí que no, encogió los hombros y me dijo que si me animaba se pagaba mucho más que por el servicio normal, preguntó si había hecho oral desde que el pene está dormido hasta que eyacula en la boca, le respondí que si, asintió con gesto de aceptación, me aclaró terminantemente que todo se hacía con condón y que si sorprendía a una chica sin hacer uso del preservativo la corría inmediatamente y al cliente no lo dejaba entrar nunca más, asentí con gusto y tranquilidad. También me dijo que las chicas debían vestirse con ropa sexy, medias, ligueros, bikinis, baby dolls, batitas cortas y transparentes, que de hecho todo debía ser transparente o semi transparente, en voz baja y entre cortada le respondí que estaba bien.

Siguió haciendo preguntas bastante íntimas, que si me habían hecho oral, que si me habían metido los dedos en la vagina y el ano, y si sabía masturbar correctamente a un hombre ya que era obligación para toda mujer hacerlo, especialmente para una chica que trabajara en el sexo ya que algunos hombres pedían sólo eso. Respondí abiertamente a sus preguntas como pude, traté de ser clara y no mentirle lo que le dio gusto porque me dijo que era común que muchas chicas nuevas le mintieran tratando de esconder su experiencia o que realmente no supieran hacer las cosas que había que hacer en el negocio.

Después reiteró que ahí se podía ganar mucho dinero en pocas horas y podía regresar a casa sin problema, se puso más seria y me preguntó si estaba decidida a trabajar. Pasaron mil cosas por mi mente, era el momento de decir no, pero al mismo tiempo era mi oportunidad de despejarme de mis tres amigos, podía ir cuando quisiera, quizá los días que no los viera a ellos, así que con voz trémula y con cara de indecisión le respondí afirmativamente. Al percibir mi indecisión la señora se llevó la mano a la barbilla en señal de meditación, me miró profundamente y me dijo que me pusiera de pie. Lo hice y exclamó “estás grandota, en poco tiempo vas a ser una caballona”, sus palabras me hicieron sonreír, me pidió nuevamente que diera otra vuelta y al terminar dijo “muy bien, desnúdate”, abrí los ojos mirándola con asombro, “sí desnúdate ahora vuelvo”, la señora desapareció por la puerta que llevaba al resto de su casa mientras que yo me fui quitando la ropa con más miedo que vergüenza, no sabía porqué me había pedido que me desnudara, ni porqué se había salido, pero mi corazón empezó a latir de nuevo como tamborcito.


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lunes, 14 de mayo de 2007

Dentro de esa casa tan común, empezaba el futuro…

No recuerdo esa noche, mi mente seguía en el futuro inmediato, lo que aún recuerdo es que la Oruga me dijo que había causado buena impresión en ambos caballeros, en especial en uno de ellos, mientras que la Rusa hizo lo propio con el otro. De regreso a casa se encontraban entusiasmadas por la velada y a compañía que había disfrutado.

A la mañana siguiente estaba nerviosa esperando la llamada de mis tres amigos, yo suponía que habría llamada, pero iría a la dirección que Perla me había dado, el teléfono sonó y mi corazón latió como tambor africano, titubeante y lo saqué viendo que era ella, saberlo me tranquilizó, me dijo que lo había pensado y que me esperaría cerca del lugar a donde iríamos, de esa manera yo no llegaría sola, sus palabras me tranquilizaron más.

Cuando llegué al lugar que era afuera de un pequeño local, la esperé y no tardó en llegar, como siempre arreglada, sonriente y caminando muy sexy, la saludé y me dijo que me presentaría a la persona que manejaba el lugar, pregunté que de quien se trataba y me contestó, es “una señora”. Le recordé que no iba preparada para “trabajar” y me respondió que el hecho de presentarme a los clientes lo considerara trabajo, a pesar de que no trabajar a fondo. El lugar no se encontraba lejos, era una casa antigua algo descuidada sin nada que llamara la atención, tan simple se veía que pensé que de ahí iríamos a otro lugar, pero no fue así. Perla tocó el timbre y se abrió una pequeña portezuela a la altura de la cara, un par de ojos nos miraron y se detuvieron en Perla, se cerró la portezuela y se escuchó el ruido de una aldaba y la puerta comenzó a abrirse.

Perla le preguntó a la mujer que abrió por “la señora”, enseguida nos llevaron a un pequeño recibidor que hacía juego con la fachada, era rústico y desarreglado como el de una casa humilde, desde ahí no veía hacia adentro, lo único que se alcanzaba a ver era la pared del fondo a no más de dos metros, se veían muebles vetustos y una puerta que luego supe que siempre debería estar cerrada.

Atravesando se encontraba una sala que era todo lo contrario a la primera, había cortinas elegantes de techo a piso, muebles finos y de alta calidad, al igual que mesas y adornos que las decoraban, había mesitas con floreros elegantes y cuadros de desnudos femeninos en las paredes. Me llamó la atención que a pesar de ser mediodía y que el sol brillaba con intensidad no entraba el más mínimo rayo de luz a la habitación, por lo cual era iluminado artificialmente por un candelabro.

Seguimos y encontramos la tercera pieza, era otra sala más pequeña y menos decorada donde nos sentamos a esperar a nuestra anfitriona, frente a nosotras había una pared y en el extremo unas puertas que llevaban a diferentes partes. De una de ellas brotaban voces de mujeres jóvenes, era lógico pensar que habría más mujeres, sin embargo hasta ese momento no lo había pensado, no tenía idea de lo que me esperaba. De una de las puertas salió una chica joven, a la cual le noté algo extraño que no supe precisar, se acercó y con nos dijo que la señora no tardaba, que por favor esperáramos un momento y desapareció de nuestra vista, cuando se fue Perla me dijo que se trataba de un homosexual que era el “secretario” de la señora.

Ni el lugar, ni las personas me daba mala vibra hasta el momento, aún así le pregunte a Perla que tan segura estaba de ese lugar, quería cuestionarle sobre cuántas veces había trabajado ahí, me surgieron muchas dudas y supongo que Perla lo percibió, me dijo que no me preocupara, que todo estaba bien y que había buena onda en el lugar, no me quedó más remedio que asentir. Súbitamente escuchamos voces diferentes a las de las chicas de momentos antes, eran voces de hombre y mujer que cada vez se oían más fuerte.

Se abrió la puerta y entro un hombre de mediana edad y tras él una chica joven que no llegaba a los veinte con un atuendo como el de una vedette. El hombre nos vio y a mí e hizo un leve movimiento con la cabeza a manera de saludo, la chica nos sonrió y ambos siguieron su camino rumbo a la sala. Miré de reojo a Perla como si estuviera castigada en la primaria y ella me la devolvió como diciendo no pasaba nada, todo estaba bien y me guiño el ojo.

Después de unos minutos se abrió la puerta de la derecha por donde había desaparecido el homosexual. Perla reconoció a alguien y se puso de pie y para no quedar mal la imité, era la señora quien nos dijo “pasen por favor”, y Perla me dijo “ven”.

En ese momento me presentaría a “la señora”, la persona que me ayudaría a conocer caballeros, a la persona que había ayudado a muchas chicas a salir de su tan terrible situación económica, ahora yo conocería “a la señora”.

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domingo, 13 de mayo de 2007

Un Domingo Mas

Ahora muestro el positivo del negativo de ayer. Sólo espero no salga alguien con que es una muñeca de cera o de trapo. Mañana continuaré con la cronología.



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Actualización:

Ya la quité.