Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 29 de marzo de 2008

Detalle y Pixeles.

Para mañana, la foto completa en varias versiones.



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viernes, 28 de marzo de 2008

"Todavia no lo han de olvidar..."

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V.G.T2 me obedeció y sin que se lo pidiera dos veces se sentó a mi lado. A los pocos instantes, su celo afloró y reclamó mi boca. Tuve que voltear para calmar su sedienta boca con mis besos. Al igual que a V3, permití que me metiera la lengua tan profunda como pudo para luego yo responder en la batalla, haciéndola retroceder hasta que la mía se anidaba casi en su garganta. Por su parte, mi nuevo cliente me lamía la oreja izquierda. Al notar que estaban muy sumergidos en sus respectivas actividades y, que mis manos estaban libres, discretamente tomé el escoté de mi vestido y lo bajé hasta dejar libres mis senos. Fue muy fácil debido a que era de un solo tirante. En un momento de respiro que me dio V.G.T.2, Levanté la cara al techo seguida de mis brazos hasta que mis manos quedaron atrás de mi cabeza. De esta manera me relajaría aún más y sería muy visible para lo viejitos lo que les estaba ofreciendo. Tal como lo preví, ambos notaron que mis senos estaban a la vista y sin mediar una sola palabra, se apresuraron a chuparlos, tal y como si se los hubiese ordenado. No tardaron las exclamaciones eróticas: Comenzó V3 al exclamar: “¡Mhmhmh! ¡Que buenas tetas tiene!”. V.G.T.2 hizo caso omiso del comentario porque se precipitó directamente a chuparme un pezón y, sólo después de unos segundos exclamó algo así como, “¡Qué ricas chichitas!”
Continuaron con su actividad oral por más tiempo, sólo V3 se detuvo por un momento para exclamar, “¡Que sabrosos pezones! Más parecen ‘dolarones’...” Haciendo un juego de palabras respecto a pezón, igual a peso y, ‘dolarón’, igual a dólar. Su ocurrencia me arrancó una carcajada estruendosa y sincera. Me hizo reír sin tener muchos deseos.
Poco a poco empezaron a desprenderse de mis pezones y comenzaron a recorrer mis senos con sus lenguas. Por momentos llegaron a mis axilas, sin detenerse demasiado ó, también, llegaban a mi cuello, donde sí trataban de abarcar la mayor área posible.
Todo iba bien y, de hecho, lo estaba disfrutando, hasta que sentí manos en mis muslos y entrepierna. Eso no estaba en el guión. De por sí no era experta en tríos (Ni en nada), y sobre todo, no conocía los organismos de los viejitos. Era posible que si se las paraba en ese momento, no llegarían al cuarto en las mejores condiciones, dando por resultado que se cebara el trío, por ende, que se frustraran y les quedara una mala impresión. Pensé rápido y les quité las manos de mis ingles. Insistieron pero, les dije que ya era hora de que se pusieran de acuerdo en el orden para ir a la recámara. Me fastidiaron un poco cuando me pidieron que yo escogiera pero al ver que estaban perdiendo el tiempo y enfriándose y, enfriándome a mí, se callaron. Les dije, “¡Ya sé! Voy al baño y de ahí a la recámara y ahí los espero de a uno por uno”.
Hice el intento por pararme cuando V.G.T.2 me detuvo para decirme, “No te vayas a limpiar la panocha... Ni el culo, ¿Eh?” Pensé por un segundo y le respondí que en ese caso me iba directamente al cuarto. Entonces sí me levanté pero uno de los dos, creo que V.G.T.2 me tomó de las caderas para dejarme inmóvil. Luego sentí una mano en mi espalda que me empujaba hacia adelante, buscando que me empinara. Cedí ante la fuerza y me empiné hacia adelante. Sentí que levantaron la falda de mi batita y me abrieron las nalgas. Obviamente querían ver lo que se encontraba en su interior, sin embargo, no escuché lo que decían. Sólo cuchicheos y susurros. Recuerdo que alcancé a escuchar algunas risitas lascivas, nada más...
Una vez que me soltaron y permitieron que me incorporara, de nuevo se me prendió el foco y tuve una idea que a mi entender, aderezaría aún más la situación: En vez de irme directamente a la recámara, caminé justo frente a ellos para alejarme unos pasos del sofá. Les di la cara, sonreí de la manera más pícara y maliciosa que podía a esa edad, y, con un dedo, corrí el tirante de la bata por el hombro... fue cayendo poco a poco hasta el codo y por último, después de pasar por mi cintura, cayó al suelo. Había quedado completamente desnuda ante los viejitos. Al momento que sentí en mis pantorrillas que el vestido me había dejado sin cubierta alguna, procuré que mi sonrisa fuera más invitante y hasta cierto punto, descarada. Recogí la prenda, me la puse al hombro, me di la vuelta y me dirigí al cuarto...



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jueves, 27 de marzo de 2008

"Conoci a V3..."

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Ese segundo hombre volteó y tartamudeando me devolvió el saludo. Quedó boquiabierto. Supuse que estaba simulando el no conocerme y que le había gustado mi apariencia. V.G.T.2 Nos presentó. A este hombre lo llamaré de ahora en adelante V3. Inmediatamente me invitaron a tomar asiento en el sofá. Como ya tenía una estrategia elaborada casi por completo y, digo casi porque siempre habrán de salir detallitos que tienes que solventar en el momento, no me senté en una orilla sino prácticamente en el medio del mueble. V.G.T.2 me invitó una cerveza, le agradecí agregando que hacía mucho calor y que me caería muy bien. Mientras el anfitrión fue por la cerveza, V3 de la manera más discreta que pudo, hablando de cualquier cosa sin importancia, se sentó a mi izquierda en el sofá. Esta cercanía sirvió para que siguiera hablando; Hable y hable como perico. Por mi parte, le mostraba una buena sonrisa a casi todo lo que decía. Pude ver que V3 era de la misma edad que los otros dos viejitos. Superando ligeramente los sesenta.
Llego V.G.T.2 y vio con cierta sorpresa que V3 ya se encontraba a mi lado. No puedo explicar como reaccionó. Se suponía que si había invitado a alguien más era porque eso era lo que él deseaba, sin embargo, cuando menos al principió, sí noté algo a lo que se podría llamar celos.
A los pocos segundos de que me sirvió la cerveza y, mientras yo le daba un trago, el anfitrión me preguntó si les podía decir a grandes rasgos de que trataría la reunión, o cómo se llevaría a cabo el trío. Terminé de dar el trago y le pedía que me diera unos momentos, ya que estaba algo acalorada y cansada y, que la cerveza me estaba cayendo bien. Entonces, V3 dijo que había que dejarme que me la tomara a gusto y que no se precipitaran. Le agradecí su consideración justo antes de dar otro trago. Y era verdad, me sentía acalorada y con sed, así que la bebida me la tomé rápido. Al ver esto, V.G.T.2, sin preguntarme, se levantó inmediatamente del asiento y dijo que me traería otra. Me pareció buena idea. Al quedarnos solos, V3 comenzó a piropearme, que qué bonita era, etc. Después de que yo le agradeciera su amabilidad, me preguntó si estaba muy cansada. Le respondí que sí lo estaba pero más que nada, me sentía acalorada, “Es un trabajo algo pesado...” Concluí mientras le lanzaba una mirada pícara con una caída de ojos que nunca falla para cautivar a los hombres. Y antes de que me respondiera, añadí que haría todo lo que estuviera de mi parte para que no se arrepintieran de haberme llevado ese día. “¡Que buena onda eres!” Exclamó como respuesta a mis palabras.
Regresó V.G.T.2 con la cerveza y después de que le di un par de tragos, cambié mi semblante, me relajé y empecé a sonreirles más para darles pie a que entraran en materia. Si tenían dudas o preguntas, podían empezar. Volvieron a tocar el tema del cómo y les respondí que lo primero era que se pusieran de acuerdo en respecto a quien sería el primero y quien el segundo. Ambos abrieron mucho los ojos como sorprendidos. Su actitud de sorpresa me sorprendió a mí más. Les pregunté qué pasaba y ambos dijeron que era sorprendente que una chiquilla de mi edad supiera tanto de estas cosas y bla, bla, bla. Sonreí de nuevo ante su respuesta. Entonces dijeron que no se habían decidido del todo. Pensé rápido y para mi beneficio les dije que la única manera era que lo hiciéramos dos veces, en dos ocasiones distintas. Y que en cada vez, alternaran turnos, así sabrían que le gustaba más, si ser primero o segundo. Entonces V.G.T.2 me dijo, “La verdad es que ambos queremos ser el último y queremos que seas tú la que decidas...” Me quedé callada un momento para pensar. Después de ese instante, les dije que lo justo sería que de todos modos se hiciera dos veces, así a ambos les tocaría ser el último. Se sonrieron. Les había gustado la solución que les di.
“Es que me gustas muchos cuando andas sudadita y pegajosita...” Me dijo V.G.T.2. Era una frase algo fuerte para ser dicha enfrente de una tercera persona que recién acababa de conocer. Así que reaccioné como me habían dicho que lo hiciera ante circunstancias similares “Entre más fuerte el piropo, más fuerte la carcajada y después dar las gracias, m’hijita”. Recordé las palabras de la señora, solté una carcajada que me relajó bastante, me recargué en el respaldo del sillón y no sé si a propósito o no, me recargué en V3. Éste me abrazó y comenzó a besarme. Desde luego que le devolví los besos lo mejor que pude. Era mi primer acercamiento con un nuevo cliente y como dicen, la primera impresión cuanta mucho, así que, dejé que me metiera la lengua en lo más profundo de mi boca, para después contraatacar y hacer lo propio en la suya. Después de varios segundos y sin despegar mi boca de la de V3, con la mano que tenía libre, le hice una seña a V.G.T.2 para que se acercara y después de di unos golpecitos suaves al asiento a mi derecha dándole a entender que se sentara ahí. En pocos instantes, ya me encontraba en medio de ambos viejitos. Estaba donde había planeado estar y, los tenía donde los quería tener. Me decía que tenía que hacerles un trabajo que no podrían olvidar jamás...




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miércoles, 26 de marzo de 2008

"Uno con miedo al infierno y otros anhelando entrar..."

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Estaba a punto de abrir la puerta de la cocina cuando volteó y me dijo, “Me gustó el bizcochito”. Comprendí que iba bien en el camino de obtener otro cliente asiduo más y tratando de ser lo más pícara posible, y que mi persona se le grabara más en su mente le respondí, “Dicen que es el infierno y se le mete el demonio...” Sonreí al tiempo que el chico reaccionaba con cierta mezcla de sorpresa y estupor y antes de que se volteara para desaparecer por completo de mi vista terminé diciéndole, “Piérdele el miedo al infierno...” En un intento fracasado de sonrisa, se volteó y atravesó la puerta.
Me quedé sentada en la parte sombreada del colchón que, por cierto, esta vez lo habían acomodado de tal manera que le diera más sombra que en la ocasión anterior. Esperé un poquito de tiempo hasta que la puerta de la cocina se abrió de nuevo. V.G.T.2 se me acercó con una sonrisa maliciosa hasta llegar junto a mi oído y decirme en voz muy bajita, “Que pícara y cabrona eres. Te oí”. Bajé la cara y me sonreí y entonces continuó, “¿Qué es lo que quieres, que el niño ande arrastrándose en las banquetas por ti?”
El tema no pasó a mayores puesto que para el cliente, “chavito no era el tema principal. Me ayudó a ponerme de pie y como siempre, me abrazó con morbo. Luego, me tomó de la mano e hizo el amago de jalarme rumbo a la puerta de la cocina, al mismo tiempo que me dijo, “Ven... Te voy a presentar”. Jalé mi brazo para zafarme de él y le dije que no, que no era apropiado que me presentara así con un amigo. Trató de convencerme diciéndome que era de confianza y que además ya me había visto, con esa, desnuda dos veces. Le respondí que de cualquier manera no era apropiado y que además, ya que yo era la “experta” en lo que iba ocurrir, me dejara seguir con mi plan. Abrió mucho los ojos con muestras de sorpresa y me preguntó y en realidad tenía un plan. Asentí con la cabeza. Encogió y me preguntó que hacer. Le respondí que se llevara al amigo a la sala y que ahí me esperaran ambos, que yo sabía lo que hacía. Me obedeció, no sin antes recordarme que “No usara el agua”.
Y creo que sí sabía lo que hacía. Después de todo no era tan difícil. Ya había pasado verdaderas pruebas de fuego con mis tres amigos, tanto en tríos como en piras. Lo del viejito y su amigo, quien fuera, debería de ser mucho más ligero y sencillo.
En mi bolsa traía, quizá por intuición o como talismán, un atuendo que había adquirido con la señora, que consistía en un minivestido, como de manta blanco con ribetes dorados de un solo tirante, semejante a una batita o toga griega o romana y haciendo juego, unas sandalias con correas hasta las pantorrillas. El atuendo estaba bien para una ocasión así. No era transparente, no se traslucía nada, aunque no me atrevería a portarlo en la calle a la luz del sol. Era tan cortito que al sentarte se te veían los calzones... o se darían cuenta que no traías. Guardé mi ropa de calle en la bolsa y me puse el atuendo con un maquillaje algo pesado, después de todo estaría bajo techo y con relativamente poca luz, además que antes de salir de ahí podría lavarme la cara y bañarme. Respiré profundo y entré. Dejé mi bolsa en la mesa de la cocina, volví a respirar y me dirigí a la sala.
Me fui acercando a la sala y vi que frente a mí estaba sentado V.G.T.2. Se notó que le gustó mi atuendo por la forma en que abrió los ojos y me miró. Me pidió que me acercara más. Así lo hice y noté que a mi derecha en un sillón que estaba de medio perfil casi dándome la espalda se encontraba el otro hombre a quien no podía ver bien. Llegué justo a la altura de este último, llevándome las manos a la espalda y con mi mejor sonrisa, saludé. “Buenas tardes...”



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martes, 25 de marzo de 2008

"Acostumbrate..."

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Después de tragar saliva por segunda ocasión y apartando su verga de mi boca con un ligero movimiento de cabeza apuntalado por mi lengua, de manera titubeante le dije, “No... No está bien que me presentes a alguien en esa situación, mejor cuando se haya ido el muchachito...”
No recuerdo ni como reaccionó, supongo que resignado. Volví a meterle miembro en su lugar y me puse de pie. Me retoqué rápidamente el maquillaje y me asomé por la ventana. Ya estaba chavito en la esquina y así se lo hice ver a V.G.T.2. Me dirigí de nuevo hacia la puerta para entreabrirla y le pregunté al hombre, “¿Por qué a mí y no a Ross?” Se notó que no esperaba la pregunta. Su cabeza dio un movimiento hacia atrás. Entonces me dijo que no la había localizado, que tenía tiempo buscándola sin resultados. Su respuesta me satisfizo de momento y me asomé por la puerta, chavito venía en camino. Le dije que ya venía y me respondió que yo hiciera como la vez anterior, que lo llevara al patio, que ya había dos colchoncitos y no uno, esperándome. Amagó con retirarse cuando me repitió, “Pones el culito viendo a la cocina, ¿Eh?” Asentí con la cabeza y con la cara hice un gesto de que se apurara en desaparecer de la vista.
Apenas se esfumó el viejito y “chavito” aparecía frente a la puerta. La abrí un poco más y sin hablar me lo llevé al patio vía la cocina. Una vez en el patio vi que estaban los dos colchoncitos, uno sobre el otro, tal como había dicho el dueño de la casa y después que me había dado el dinero en la mano y mientras chavito y yo nos desvestíamos, me llegó la idea de que la mamada que le había dado a V.G.T.2 hubiera sido ahí mismo. Con suerte y el amigo, quienquiera que fuera, lo hubiese visto por la ventana y se empezaría a excitar, recortando mi tiempo de trabajo.
Una vez que quedamos totalmente desnudos y de pie, “chavito” intentó besarme un seno. Le dije que esperara un momento. Me recosté en el colchoncito superior, boca arriba con mis piernas apuntando directamente al resquicio de la ventana de la cocina donde sabía que podría estar observándome V.G.T.2 y le dije al chico, “Ven...” Se hincó junto a mí, le tomé una mano, abrí las piernas, de manera que mi vulva quedara muy expuesta hacia el punto indicado y puse su mano ahí, al tiempo que le dije, “Bésame...” Conforme se iba inclinando para besarme, mi mano comenzó a buscar su miembro, una vez que lo encontró, comenzó a jalársela suavecito. El beso de chavito fue insípido. Así lo esperaba, sin embargo su pene comenzó a ponerse de nuevo como si fuera de madera en cuestión de nada.
Después de unos segundos, despegó sus labios de los míos para preguntarme “Y acá abajo... ¿Qué hago?” Le respondí que sólo la sintiera y se me salió decirle “para que te vayas acostumbrando”. Entonces se la apreté un poquito más y noté que estaba durísima, tiesa... Le dije que ya empezáramos a hacerlo. Me preguntó el cómo y le expliqué que se recostara boca arriba con la cabeza apuntando hacia determinado lado “para que no te dé el sol...” agregué. Todavía estábamos hincados en el colchón cuando le dije, “Lo que vas a ver... Es de todas las mujeres, ¿Eh?” No comprendió mi idea pero, en vez de aclararle le pregunté si tenía novia. Me respondió negativamente, entonces proseguí diciéndole que la novia que él llegara a tener iba a tener lo mismo que yo y que si hubiera intimidad entre ellos ella iba a querer que él le hiciera el oral. Añadí que conmigo no era obligatorio que me lamiera, con que sólo la tuviera muy de cerca era suficiente. En ese instante le pregunté si ya había hecho oral. Negó con la cabeza y mientras se recostaba boca arriba y yo me acomodaba de tal manera que mi trasero quedara apuntando a la ventana y también justo arriba de la cara del chico, de la manera más amable que pude le dije, “Para que te vayas acostumbrando... Eres hombre y es lo que te va a tocar en la vida...” Bajé el trasero para que si quería me lamiera los genitales o lo que se atreviera y comencé a chupársela. La tenía hirviendo... De nuevo sentía que me quemaba los labios y por dentro de la boca, lo que me hizo que se la chupara con más rapidez para tener que abrir la boca y con el movimiento entrara aire en la misma y se refrescara un poco. El chico comenzó a gimotear y en un momento me preguntó, “¿Te puedo abrir las pompis un poco?” No quise dejar de hacer mi trabajo porque veía que el fin estaba cerca, así que con la boca llena alcancé a exclamar una especie de “Ajá” que por el tono de voz se comprendía que era un “sí” a su pregunta.
Después de abrírmelas, probablemente vio algo que le interesó. Tímidamente puso la punta de un dedo en mi orificio vaginal y, conforme aceleré mi mamada, el fue metiéndolo hasta que en segundos, su dedo se convirtió en el sustituto de un pene, metiéndolo y sacándolo. Me hizo respirar fuerte, incluso le di un par de mordidas involuntarias, que por la dureza de su miembro ni notó y aceleré aún más. El muchacho se vino con varios gritos y pataleando, doblando sus rodillas y estirando los pies. En ningún momento su lengua o sus labios tocaron mis genitales. Me sacó el dedo a una orden mía, pidiéndole que tuviera mucho cuidado y que lo hiciera con suavidad. Así lo hizo y entonces, dijo algo que me arrancó una ligera carcajada. “Parece un bizcocho de los que venden en la panadería...” “Acostúmbrate... Acostúmbrate...” Le dije, luego le pregunté, “¿Te gustan las mujeres?” Me respondió con un “Sí” gigantesco que se habrá oído hasta no sé donde, (Poco a poco, aprendí que a los hombres no hay que hacerles preguntas que pongan en duda su masculinidad, ni su virilidad), Como que le había molestado mi pregunta. “Pues acostúmbrate...” Terminé.
Me quise portar algo mala o traviesa, así que cuando saqué su pene de mi boca, me incorporé un poquito y, a propósito, me senté muy levemente en su cara, asegurándome que alguna parte de mi vulva presionara su boca y, quien sabe, quizá mi ano, su nariz; Nunca lo supe a ciencia cierta. A pesar de que el contacto fue muy corto, evidentemente al chico no le gustó lo que vio, olió o saboreó, el caso es que lo hice toser. Me moví a un lado para que tosiera mejor y se sentó, tosió un par de veces más y luego inhaló con fuerza otras tantas. Me dije que después de todo, el hacer el sesenta y nueve había sido su idea y que el declinó el derecho de lamerme, yo no se lo había impedido.
El chico sabía el procedimiento. Me dio un beso y comenzó a vestirse mientras yo permanecí desnuda sentada en los colchones. Al igual que la vez anterior, la prueba de fuego estaba por iniciar... Y ahora sería mayor...



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lunes, 24 de marzo de 2008

“El morbo...Otra vez el morbo...”

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Como era muy común en Tontón, el trayecto hacia el depósito me iba apretando las nalgas y al salir me soltaba. Pasé por la banca y me despedí de las chicas que ahí había y me dirigí a la que se encontraba “chavito”. Pasé por su lado, no me senté con él, volteé a verlo y como no había nadie con él, le hice una seña con la mano de que me siguiera. Al haber caminado una cuadra, volteé y vi que venía atrás de mí a prudente distancia. Asentí discretamente y seguí caminando. Llegué a la esquina donde lo había dejado la vez anterior que fuimos a la casa de V.G.T.2 y esperé a que me alcanzara. Una vez que lo logró, le pedí que me esperara igual que la vez anterior. Asintió con la cabeza a la vez que sonreía amablemente. Me dirigí a llamar por teléfono al viejito y una vez que descolgó y nos saludamos me preguntó si me acompañaría mi cliente joven. Le respondí afirmativamente, su voz se aceleró y se le notó la emoción. Esta vez al terminar de hablar, no tuve que ir hasta su casa para luego regresar por chavito. Me regresé directamente a la esquina donde me estaba esperando.
Desde casi una cuadra pude ver su delgadita figura. Mientras me acercaba se me ocurrió la descabellada idea de que, por ser tan joven y, estar pensando en lo que iba a pasar, podría tener una erección involuntaria, así que conforme me acercaba más, en lugar de dirigir mi mirada a su cara, la dirigía discretamente a su entrepierna. Afortunadamente parecía que no había señales de cualquier cosa que me pudiera abochornar al caminar junto a él. Me detuve en la acera de enfrente y con una seña le pedí que cruzara la calle. Al llegar él, le dije que hiciésemos lo mismo de la otra vez. Me interrumpió para decirme que me había tardado menos que esa vez y que él quería ir a la tienda para comprarme alguna cosa. Le agradecí pero denegué su oferta. Lo que más me interesaba era agua y traía una botella casi llena en mi bolsa.
Volvimos a hacer la misma operación, el atrás de mí hasta que llegué a la casa del viejito. Él me debería de esperar unos cinco o diez minutos en la esquina para darme tiempo de arreglar todo. Cuando llegué, V.G.T.2 me recibió con el ya para entonces tradicional beso en la boca. Y como iba en plan de trabajo de lleno, se lo devolví con mucha intensidad. Sabía que por su edad no había mucho peligro, así que mi lengua jugueteó con la suya dentro de su boca un ratito. Eso lo calentaría pero no lograría la erección. Como era de esperarse, se despertó su morbo. Primero me preguntó donde venía el chico. Le respondí que estaría por llegar a la esquina donde me esperaría unos minutos. Sin más, me sacó un seno y me lo besó, luego hizo lo propio con el otro. Entonces, teniéndome abrazada me dijo, “Que te coja el muchacho ese...” Inmediatamente exclamé algún tipo de negación a lo que el viejo insistió, “Yo te pago el servicio...”. Le respondí que si “chavito” se iba con la idea de que se lo había dado gratis, podría pensar pendejada y media, incluyendo que podría hacerse mi amante, mi padrote, mi novio, o no sé qué, que sería un error del cual posiblemente me arrepentiría siempre. Se llevó la mano a la barbilla, bajó la cabeza e hizo un gesto de aceptación sin estar del todo convencido. Entonces me pidió que me hincara. Mientras lo obedecía, sonreí al saber el doble motivo por el cual me lo pedía, al momento que V.G.T.2 me decía, “que desquité lo que se va a ahorrar...” Seguí sonriendo mientras le bajaba el cierre del pantalón y le sacaba la verga. Se la empecé a chupar... Aunque esta vez se me ocurrió hacer algo que encendería más al viejillo... Se la empecé a lamer como si fuera una paleta; “Eso... Así... Déjamela bien limpia y que se quede todo el sabor en tu hociquito...” “¡¿Hociquito?!” Me dije, sin dejar de lamerla, “...Lenguaje sucio, está funcionando...” Termine de decirme.
Todo iba muy bien hasta que me dijo algo que me alarmó: Había erotizado tanto al viejo que se le ocurrió una idea fuera de lugar. Me dijo “De una vez mámasela a mi amigo, está aquí en el cuarto”. Dejé de lamérsela y miré hacia arriba buscando sus ojos. “Sí, para que traigas el sabor de las dos vergas cuando estés con el chavo aquel.”
Por nervios tragué saliva y comencé a preguntarme, “¿Qué le digo? ¿Qué le digo?”...



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domingo, 23 de marzo de 2008

Nueva Invitada.

En esta ocasión, no tuve tiempo de mostrar una imagen reciente, aunque si es nueva aquí, inédita. Ya que el nombre de "Perla" no es su nombre real y que pixelé y difuminé mucho su rostro, me he atrevido a mostrarla en lugar de cortar la imagen. De Ross, como ya es sabido, tengo su autorización.
Por otra parte, Perla sí ha tenido una participación muy importante en mí cronología. Ese es otro motivo por la que la muestro.
Las imágenes durarán hasta la noche del Domingo. -06:00 G.M.T.


Pd. Debido a que ayer hubieron comentarios encontrados respecto al audio, lo dejaré a prueba una semana. espero poderlo mejorar en esos días. Me sería muy pesado hacer lo que me han pedido. Además, este es un blog de texto. Las fotos y ahora el audio, son extras. Las fotos se quedaron porque desde un principio recibieron buena respuesta. De no haber sido así, ya se hubiesen ido. Ahora, al parecer a varios no les gustó la idea del audio. De cualquier modo es trabajo doble para mí, si no es apreciado, no me molestará dejar de utilizarlo. Cuando se me ocurrió la idea, pensé en la gente que por algún motivo no puede leer o que le es difícil hacerlo. El audio originalmente no era una idea meramente cosmética.



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Color Antiguo.

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Daguerrotipo.

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Efecto Cruzado.

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Van Dyck.

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Cámara de Cajón.

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Vívido.


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Actualización:

Ya las quité.


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