Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 5 de abril de 2008

Respecto al audio...

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Bueno, al parecer, no a una mayoría le ha gustado el audio. Me ha costado mucho esfuerzo. Por otra parte, a algunas personas sí les ha gustado y lo escuchan, de hecho, en la página del Podcast, van más de 400 personas que lo han escuchado. Así que, dejaré la encuesta de la barra de la derecha, un par de semanas más y entonces decidiré si se queda, o se va para siempre. Muchas personas dicen haberlo oído sólo al principio. Desde entonces a la fecha, creo haber mejorado la técnica. Quizá si escuchan el audio de los últimos días, podrían cambiar de opinión. Ya se verá que pasa cuando se cierre la encuesta.


Para mañana, habrá una pequeña innovación respecto a las imágenes.

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Gracias.

viernes, 4 de abril de 2008

“No es facil pero al leerlo parece más dificil...”

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Una vez que se había salido, permanecí inmóvil, quizá por inercia. Situación que V3 aprovechó para meterme un dedo en el ano. Preferí no quejarme y volver a gemir. Ya estaba muy húmeda, además de que el hombre se empapó su dedo en mis genitales, así que, no me causó un gran dolor; Sólo el placer que conlleva. Algo se dijeron entre ellos. No recuerdo que fue, sólo que rieron. El viejo comenzó a “cogerme” con su dedo en mi ano e, instintivamente, cogí la base de la verga de V.G.T.2 y comencé a jalársela.
Como ya mencioné, yo ya estaba muy húmeda y el anfitrión, la tenía tan parada como podía estar. El escenario estaba listo para mi segundo servicio con ellos. Me pidió que me pusiera en cuatro. Tomé el otro condón del buró y, así lo hice. Se lo puse y, bajé la cabeza, esperando su penetración. No hubo tal. En vez de eso, sentí un dedo en cada uno de mis orificios. Ambos viejitos me estaban dedeando. No demoró mucho. En unos instantes, V.G.T.2 exclamó de manera festiva: “Ya está tan cochina como me gusta”. Luego agregó algo en referencia que si no me la metía en el momento, se le iba a bajar. Me sacaron los dedos y levanté el culo, pensando que ya me la iba a meter pero, me pidió que me volteara para hacerlo estilo misionero. Ahora creo que de a perrito sería demasiado esfuerzo para él y, que de misionero se le facilitaba más.
Me coloqué de misionero, aproveché para revisar su condón, el cual estaba en su lugar. Y, al igual que a su amigo, puse la punta en la entrada de mi vagina. “Vente chiquito”, le dije para excitarlo más. Su miembro resbaló suave y cómodamente dentro de mi vagina. Comenzó a moverse, tal y como sabía: Despacito, sin prisa, haciéndome sentir cada centímetro de su verga. Sentí como me iba escurriendo el líquido vaginal en su descenso hacia las nalgas, a la vez que entre mis propios gemidos, escuchaba lenguaje sucio por parte de ambos viejitos. Lo único que recuerdo es que me preguntaban si me estaba gustando y, como podía les respondía con un gimiente, “¡Sí!”.
El último par de minutos transcurrió con esa misma tónica a excepción de que V.G.T.2 me pegó un beso en la boca, la cual no me soltó, incluso cuando comenzó a acelerar el ritmo. Cuando me vine, traté de gritar pero, el abrir más mi boca, le facilitó las cosas para meterme la lengua más al fondo, ahogando mi desahogo. Supongo que en ese lapso, el hombre que estaba de espectador, continuó con su lenguaje sucio. Yo no recuerdo nada y no sé si mi cliente pudiese haberlo escuchado.
Cuando más acelerados estaban sus movimientos, súbitamente se detuvo, me la sacó, se hincó y con la verga en su mano, mirándome a los ojos, me preguntó: “¿Te los echo?”. No tuve mucho tiempo para pensar, aunque quizá por instinto, vi ese hecho, como otro factor más para engancharlos como clientes asiduos, así que, tímidamente, asentí con la cabeza. Se sacó el condón y comenzó a masturbarse hasta que vertió su contenido en mi monte de Venus. Luego, tratando de embarrarme las últimas gotitas, me restregó los labios con la punta del miembro.
En eso estaba cuando vi que se le acercó V3. Primero no vi lo que traía en la mano. Después noté que se trataba del condón con el que me había cogido. Al igual que su amigo, vació el contenido del globito en los pelos de mi pubis. No quise discutir. Los dejé ser y hacer. Una vez que acabaron el “vaciamiento”, me pidieron que yo misma terminara de embarrarme con los dedos. No objeté, aunque en ese momento pensé que sería más erótico para ellos, hacerlo ellos mismos. Con el tiempo y con la experiencia, ahora sé que no lo hicieron ellos para no embarrarse los dedos con semen del otro. Esa especie de asco que se tienen entre hombres, aunque sean muy amigos...
Comencé a hacerlo y ambos viejitos se volvieron a excitar. Conforme describía círculos con mis dedos en mi pubis, embarrándome los pelos, ellos gritaron varias veces “¡Sí! ¡Sí!”. Hasta que uno de ellos dijo: “¡Más abajo, por toda tu panochita!”. Le di gusto. Me llevé los dedos hasta la parte más baja de mis labios, por ambos lados y, el otro gritó: “¡A ver si te alcanza para que te embarres los pelitos del culo!”. Traté de darles gusto hasta donde alcanzó la materia prima que ellos me habían dado.
Después nos fuimos de nuevo a la sala. Me pidieron que permaneciera desnuda mientras que ellos ya se habían vestido. No objeté, aunque sí pregunté de nuevo si no había riesgo de que alguien entrara. V.G.T.2 me dijo que nadie tenía porqué llegar en ese momento y que de todos modos la puerta tenía candado y pasador y, que en todo caso, yo me fuera a encerrar al closet de la recámara y ya. Me satisfizo la idea.
Estuvimos una media hora más en la sala. Trataron de cachondearme con picardías y, lenguaje sucio pero, en realidad fue al revés. Les resultó contraproducente. Todas las picardías dichas por ellos y contestadas por mí, les hizo volver a tener ganas pero, obviamente no podían. Sus mentes querían, sus cuerpos no podían. La ventaja de estar con viejitos. Valía la pena hacerles tantas concesiones...


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jueves, 3 de abril de 2008

"Doble Racion..."

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Haciendo un movimiento rápido, me adelanté a lo que me fuera a decir, me recosté sobre mi espalda y abriendo mucho las piernas, con ambas manos le hice la seña para que se recostara sobre mí, a la vez que le decía: “Vente papacito”. V3 se inclinó sobre mí y estaba a punto de poner la punta de su miembro en la entrada de mi orificio vaginal, cuando recordé que no le había puesto el condón. Así que, tuve que hacer una flexión de mi torso para alcanzar uno de los condones que había dejado sobre el buró. Después puse mis manos en su pecho para detenerlo y pícaramente le hice una seña negativa, acompañada de una sonrisa en el mismo tono, dándole a entender que sin condón, no era correcto. V3 se disciplinó y esperó a que yo misma se lo pusiera, no sin un “¡Apúrate!” que me dijo con mucha determinación.

A pesar de su orden, se la coloqué cuidadosamente para que no se le fuera a salir al calor de la “batalla”. Aproveché para reconocérsela mejor, le di unos apretoncitos y noté que la tenía gordita. Desde luego que ya lo había notado cuando se la mamé pero, quise comprobarlo. Como vi ciertos indicios de desesperación en su rostro, traté de atenuar el hecho, al decirle: “Mhmhmh... ¡Que buena la tienes!”. A esa edad intuía que ningún hombre podía resistir un halago a su masculinidad de esas proporciones. Al momento de terminar la frase, se la sentí un poco más dura. Todavía creo que no fue mi imaginación. Y supongo que el estar en medio de mis piernas, las cuales estaban totalmente abiertas y levantadas y observar lo que había en medio de ellas, coadyuvó un poquito más...

Se volvió dócil, atraje su pene a mi vagina y lentamente fue dejando caer su cuerpo sobre el mío, al tiempo que me iba penetrando con la misma lentitud. En un instante, ya estaba completamente dentro de mí. Fue cuando volví a exclamar: “Mhmhmh... ¡Que rico!” para después empezar a gemir.

Sabía que esa estrategia me iba ayudar. A pesar de notarse que era un hombre controlado, al igual que sus maduros amigos, cometió “el error” de empezar a metérmela y sacármela casi toda. Eso hace que se acelere el proceso de eyaculación. De todas maneras, se movió muchas veces, utilizando un lenguaje sucio, a veces a mí oído, y en otras, en voz más alta. “¡Puta!”, “¡Perra!”, y otras similares abundaron en esa cama en ese momento dichas por V3. Sabía que iba bien.

Sin embargo, en un momento dado, Escuché algo extraño, es decir, era algo diferente a mis gemidos y, a la voz de V3. En un principio no le di importancia, no le puse atención. Luego, V3 detuvo sus movimientos y volteó su cabeza a un lado. El sonido extraño era la voz de V.G.T.2. Se estableció un cortito diálogo entre ellos. Por fin pude entender algo de lo que decía el anfitrión de la casa: “Te la estás cogiendo muy rápido y fuerte, así no vas a aguantar mucho”. A lo que V3 al cubo respondió: “Es que me gusta mucho esta cabrona, otro día me la cojo más suavecito”. Soltó una carcajada y al hacerlo, sentí su verga vibrar dentro de mí. Se siente feíto...

Entonces, el dueño de la casa volvió a intervenir. Le preguntó a su amigo si ya estaba cerca al clímax y como éste respondió de manera positiva, V.G.T.2 me preguntó: “Tina Marie, ¿Hay alguna posición que puedas tomar para meterte la verga por la boca mientras V3 termina de cogerte?” lógicamente, debido a la situación por la que estaba pasando, mi capacidad de reacción era lenta, así que antes de que le respondiera, concluyó: “Para que tengas dos vergas dentro de tu cuerpo, una en la boca y otra en la panocha”.

Como pude, estrié las manos como pidiendo calma y a la vez, que V3 dejara de cogerme para poder pensar y hablar. Pasó un segundo o dos y luego hablé: “Sí”. Contesté, luego mirando a mi nuevo cliente, le ordené con cierto vigor: “Sácamela”. Me obedeció sin chistar. Entonces claramente le ordené al anfitrión que se recostara bocarriba en medio de la cama. Una vez que lo hizo, me coloqué en cuatro entre sus piernas, le agarré la verga y, antes de llevármela a la boca, volteé atrás de mí, miré al viejito y de nuevo, con voz autoritaria le dije: ¡Ya sabes que hacer!”. Es decir, sólo un niño, no hubiese sabido su función en ese momento.

Se la empecé a mamar a V.G.T.2, era, por decirlo así, terreno conocido para mí, a la vez que sentí las manos de V3 en mis nalgas. Señal de que estaba a punto de ser penetrada de nuevo por él. Así fue. Me empujó tan fuerte, tantas veces que, no se la pude mamar bien al dueño. La consecuencia fue que se vino muy pronto. Lo hizo con un grito estentóreo; Señal de que lo había disfrutado.

Dejé de chupársela a V.G.T.2 para esperar a que la verga de V3 saliera de mi vagina por sí sola. Con eso supuse que ya llevaba la mitad del camino...


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miércoles, 2 de abril de 2008

"...Y supe quien sería el primero..."

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Comenzaron a chuparme los pezones tal como les indiqué: Chupando y jalando hacia sí. Cuando alguno de ellos se extralimitaba en su énfasis se lo hacía saber. En pocos momentos lo empezaron a hacer muy bien. Como si me quisieran estirar los senos para hacérmelos crecer, chupando de las puntas. En algún momento, V3 dejó de mamarme, supongo que para tomar aire y volvió a exclamar algo relativo a mis pezones: “¡Que pezones tan enormes tienes!”. O algo así. Justo después de eso, volvió a la carga. Por mi parte, me relajé mucho al rodear a ambos con mis brazos. Esto hizo que rápidamente me excitara aún más, lo cual hizo que instintivamente abriera las piernas, juntando las plantas de mis pies y casi pegando la parte externa de mis extremidades sobre la superficie.
Para ser franca, por un momento dudé. Dudé entre esperar a que ambos se percataran de este hecho, o si yo misma les llevaba las manos a mi monte de Venus. Luego pensé que se suponía que la experta era yo y sabía exactamente qué hacer y en qué momento. Así que, me decidí por esto último. Llevé mis manos a mi cuerpo, las bajé y busqué las de ellos. Una vez que las así, las fui recorriendo hacia abajo poco a poco, hasta llegar a mi promontorio. Las solté y volví a abrazar a ambos. Tímidamente comenzaron a jugar con mis pelos. V3 dejó de mamarme para pegar su mejilla a mi pecho, como si me quisiese oír el corazón. Lo que hizo fue susurrarle a V.G.T.2: “La tiene bien peludita”. Dijo. A lo que el dueño de la casa respondió con una pequeña risa y un festivo, “Sí”. “Y eso que no has tentado más abajo”. Agregó.
Poco a poco, fueron explorando mi vulva, escudriñando sus pliegues y empezando a darme masaje. Como era de esperarse, comencé a gemir. Mis propios gemidos no me dejaron oír qué más estaban diciendo. El caso es que continuaron acelerando su tormento para mí. Eso sí lo sabían hacer bien.
Sé que puede ser importante pero, en estos momentos no recuerdo si me metieron los dedos, o no. Lo que recuerdo es que después de que dijimos varias cosas, se llegó al acuerdo en que el primero sería V3. Me pareció bien pero, cuando me aprestaba a mamarle la verga, V.G.T.2 sugirió que su amigo se recostara boca arriba y que yo se la mamara en cuatro, metida entre sus piernas. V3 le preguntó el porqué. V.G.T.2 le respondió riendo: “Para mamarle el panículo”. Estas palabras nos sorprendieron, así que V3 le preguntó: “¿Cómo?”. Riendo aún más, V.G.T.2 le contestó: “La panocha y el culo”. Ambos soltaron una carcajada. Si bien no me hizo mucha gracia, me uní a ellos en las risas para no quedarme atrás.
Sabía que V.G.T.2 era un experto mamador y que de no parársela rápido a V3, el primero me enloquecería. Así que usé una técnica para especial para lograrlo: Sin condón, me metí toda la verga de V3 en la boca y apretando fuerte las mejillas, se la estiré haciendo un movimiento de cabeza hacia atrás. Mientras bajaba, succionaba para no dejar que se le regresara la sangre al cuerpo. Me concentré mucho en lo mío, procurando no prestar atención a lo que ocurría, ni entre mis piernas, ni entre mis nalgas.
Una vez que la verga de V3 estaba bastante rígida y, como no conocía ni su organismo, ni sus reacciones, se la empecé a mamar suavecito pero salivando mucho. Buscando irrigársela toda. Que la saliva le escurriera hasta su pubis. Ahora era el viejito el que gemía y, literalmente, le gritaba a V.G.T.2: “¡Que buena mamadora es!”. “Ya te lo había dicho”. Le respondió el anfitrión, quien había dejado de mamarme para hacerlo, dándome un respiro.
Quise darle unas mamaditas más, por dos motivos: El primero para prepararlo mejor, si es que cabía, y, el segundo, para torturarlo un poquito, en venganza de lo que me había hecho a mí. Sin embargo, gritándome, me pidió que cesara mi actividad oral. Ya estaba listo para tomarme y yo para recibirlo...


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martes, 1 de abril de 2008

“Comiendo de mi mano”.

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Mientras sentía la lanceta de su lengua refrescar los pliegues internos de mi ano, me decía que había caído de nuevo con un mamador experto. Afortunadamente para mí, se cansó, o le faltó el aire, el caso es que dejó de mamarme. Aproveché la coyuntura para recostarme boca arriba sobre la cama, así tomaríamos unos segundos de descanso y respirar profundo.
Cuando me estaba preparando mentalmente, ya fuera para mamársela o que de una vez me cogiera, (Hasta ese momento, ni siquiera le había visto bien el pene), súbitamente la puerta de la recámara se abrió. Obviamente, me sobrecogí. No esperaba que V.G.T.2 se nos uniera, además, podría ser algo peor. Podría ser alguien más, algún familiar o qué sé yo. En casa ajena y que no conoces muy bien, se puede esperar cualquier cosa. De cualquier manera, se trató de V.G.T.2. Se acercó a la cama y me miró hacia abajo. Su vista estaba perturbada, como ida. Se formó un silencio que me pareció muy largo. Por mi parte, no sabía que decir. Quizá V.G.T.2 no tenía un plan realmente elaborado o, en caso de tenerlo, no sabía como llevarlo a cabo porque así pasaron unos segundos y luego, sin decir nada, empezó a desnudarse. Así pues. Los tres nos encontrábamos desnudos en el mismo cuarto: Un auténtico trío. Ambos se acercaron a la cama y, levanté mis dedos índices y les indiqué verbalmente: “Uno por uno, ¿Eh?” “En tu panochita sí.” Exclamó V3. Acto seguido, con una sonrisa realmente lasciva y libidinosa, V.G.T.2 agregó: “Pero tienes dos chichitas, una para cada quien”. Asentí con una sonrisa muy discreta, como consintiendo el hecho. Abrí los brazos, en señal de que los recibiría y, esperé a que se recostaran a mi lado.
Primero abrí los brazos en cruz y después los llevé a mi cabeza para reposarla. Ambos se posesionaron de un seno y continuaron lo que habían dejado pendiente en la sala. Lo hacían bien para ser primerizos. Me fui imposible no hacer comparaciones con respecto a mis tres amigos, los maestros de los tríos y las piras, con su inmejorable técnica y vastísima experiencia. Estos dos viejitos, lo hacían, digamos, por intuición. Y desde luego que lograban su cometido de calentarla a una. Siempre tener cada seno ocupado por una boca masculina diferente será la locura misma; El paraíso terrenal. Sin embargo, por instantes, no dejaba de compararlos con los maestros y que, los viejitos sí me dejaban forma de pensar un poquito.
Continué con los brazos atrás de mi cabeza porque sabía por experiencia que los conocedores gustaban de aventurarse más al norte, pasando por las axilas hasta llegar al cuello o, aún más arriba. Con los viejitos no fue así. Se concentraron únicamente en las tetas. Así que aproveché para darles una pequeña dosis de conocimientos: Con una mano, tracé un línea imaginaria que me partía en dos de manera sagital y les dije que una mitad era para uno y la otra para el otro, que no rebasaran esa línea, que se mantuvieran en “su propio terreno” y que todos estaríamos felices. Dejaron de lamerme para echarse una mirada de sorpresa para que luego, uno de los dos le dijera al otro: “¡Como sabe esta chiquilla!”.
Esa mirada, aunada a esas palabras, alimentaron mi autoconfianza y quizá, también mi ego. Así que tuve claridad para pensar mejor que hacer. Había retomado el control del juego. Ellos eran expertos en el uno-a-uno. No en el dos-a-uno. Sentí que era el momento de ser más agresiva y, los rodeé con mis brazos y les dije: “A ver, cada uno chupe la puntita del pezón, el puro pezón, sin tocar las areolas.” Me obedecieron como perritos adiestrados. “Ahora jalen tantito el pezón, suavecito para que no me duela.” Agregué. Siguieron mis órdenes al pie de la letra. Los tenía comiendo de mi mano. Había empezado a mandar.



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lunes, 31 de marzo de 2008

“Preparada para recibirlos...”

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Me alejé de ellos poniendo mucha atención a lo que escuchara. Me interesaba oír lo que expresaran conforme me alejaba. Desafortunadamente sólo escuché cuchicheos de nuevo. Por ahí escuché la palabra “culo” y algo más. Todo indicaba que estaban contentos con mi trabajo los viejitos.
Llegué a la recamara, puse mi vestido sobre algún sillón o mueble, vi como estaba la distribución de los mismos, noté mejor donde estaba la ventana por donde me veía V3 (la primera vez con V.G.T2 no me había quedado tan claro), me asomé y vi los colchoncitos y me fue fácil imaginar el espectáculo que desde ahí se veía cuando estuve con “chavito”). Luego, pensé en como acomodarme para que lo primero que vieran al entrar fuera mi entrepierna. Me coloqué en la cama de tal manera que así fuera, poniendo las plantas de los pies sobre la superficie y las rodillas flexionadas.
Para ser sincera, en ese momento no me interesaba quien sería el primero. Ni siquiera pensé al respecto. Puse mis brazos alrededor de mi cabeza, miré al techo, (el cual no recuerdo ni de qué color era) y, respirando profundamente, me relajé. Ahora a esperar a los viejitos.
Después de un par de minutos en los que me encontraba muy serena y relajada, se abrió la puerta. El primero en entrar fue V3. No quise que pensara que yo le daba importancia, así que sólo lo vi de reojo y, seguí viendo al techo. Tardó en llegar a mi lado. Obviamente lo que vio le llamó mucho la atención, así que mientras yo miraba hacia arriba, el lo hacía en el sentido opuesto.
Pasaron unos segundos y escuché un “hola” de su parte. Volteé a verlo y le respondí el saludo junto con una sonrisa ingenua. Se formó un corto silencio. V3 se detuvo a mirar más de cerca la parte superior de mi cuerpo, mientras mis brazos seguían atrás de mi cabeza haciendo las veces de almohada. Entonces me preguntó si me molestaría que él se quitara la ropa. Por toda respuesta, le sonreí y negué con la cabeza. Continué con la vista al techo.
Después de que se hubo desvestido, V3 volvió a acercarse a mí, se inclinó y me dio un beso en la boca. Se lo correspondí sin moverme. Puso sus manos sobre mis codos para impedirme que moviera los brazos. Y comenzó a lamerme el cuello. Enseguida, bajó de mis clavículas a la parte más alta de mi pecho, para después pasar a mi axila. Luego siguió su camino de regreso hasta llegar a la otra axila. Descendió su boca para pasar directamente al pezón que estaba más alejado de él. No se quedó mucho tiempo ahí, ya que, pronto se pasó al otro pezón.
No sé porqué, quizá mi estrategia de recibirlos con las piernas abiertas surtió efecto pero, el caso es que pronto dejó de chuparme el segundo pezón y se pasó a hacerme oral. “Otro mamador experto”, me dije. No era sólo que supiera mover muy bien su lengua sino ese lenguaje sucio... El decir lo adecuado en el mejor de los momentos... El hacer que te calentaras en lugar de apenarte por andar sucia o sudada y querer abrir más las piernas para entregarle más, para darle más... Difícil de explicar. El saber excitarte con el accionar de lengua en forma de lamidas y de palabras... inenarrable.
Como dije, hacen que quieras entregarles más. Así que entre gemidos y lamentos de mi parte, simulé que ya no quería que me siguiera mamando, intenté voltearme pero, me tomó de las caderas y quedé en cuatro con mis nalgas frente a él. Desde esa posición siguió lamiéndome. Entonces sí tenía acceso a toda mi intimidad. Y lo aprovechó. No dejó un solo resquicio sin lamer, entre la unión superior de mis labios mayores, cerca de mi clítoris, hasta donde se unen mis nalgas casi al llegar a mi cintura. La sensación me provocó que comenzara a mover las nalgas de un lado a otro, “cacheteando” al viejito. Éste se dejo “castigar” por unos segundos. Después volvió a coger mis caderas con fuerza para detener el movimiento.
Esa manera de abrirme las nalgas y clavar la punta de la lengua en mi ano comenzaba a enloquecerme. De nuevo las palabras no dicen lo que estaba sintiendo. Se suponía que yo tenía todo bajo control y de nuevo olvidaba que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Otra vez había calculado mal...


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domingo, 30 de marzo de 2008

"ad hoc".

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Esta semana por poco y no alcanzo a subir nada. He estado muy atareada... Para no variar. Honestamente, subí la primera imagen que pude. Preferí eso que fallar. Además que se puede decir que están "ad hoc" con respecto a la cronología.
Las imágenes durarán hasta la noche del Domingo. -06.00. G. M.T.
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Daguerrotipo.

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Cámara de Cajón.

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Van Dyck.

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Color Antiguo.


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Actualización:

Ya las quité.

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