Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 26 de abril de 2008

Fin de la encuesta.

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Se ha cerrado la encuesta. Gracias a todos los que se molestaron en votar. Al final, a 147 personas sí les gustó el audio y fueron 152 las que votaron de manera negativa. Además de otros votos en general. Por lo tanto, mantendré el Podcast por más tiempo, siempre tratando de mejorarlo. De cualquier modo, como no meto la cajita que te dan, no perjudica en nada a quienes no lo escuchan.
Muchas Gracias!!!
Mañana mostraré la imagen completa del detalle que publico hoy.


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viernes, 25 de abril de 2008

"Bien sincronizados"

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Nos juntamos las tres y empezamos a posar de muchas maneras mientras PonchI nos tomaba las fotos. Casi siempre, Ross se colocaba en el medio, aunque en general, variamos. Sentadas y paradas. Después de un par de minutos de posar ante la cámara, Ross nos tomó de la cintura y casi a rastras, nos llevó a la recámara. Él hizo lo propio atrás de nosotras. En ese momento, no recapacité que PonchI había traído la cámara consigo.
Desde el momento que entramos al cuarto, Ross comenzó a desvestirse y con un ademán de su cara, nos pidió con determinación, que la imitáramos. Perla y yo, comenzamos a desnudarnos casi en el centro del lugar, mientras que nuestros amigos lo hacían cerca de la pared, frente a un peinador.
Una vez que todos quedamos desnudos, ellos se acercaron a nosotras. Luego, Ross nos tomó de la cintura y casi nos repegó a PonchI, entonces, tomó sus manos y las llevó a nuestros culos. Es decir, no vi a Perla pero, por el movimiento de Ross, hizo lo mismo en ambas. Con eso, invitaba a PonchI a que recorriera nuestros traseros. También, dijo alguna referencia a nuestros anos y a que los encontrara, que estaban escondidos pero que si los buscaba, los encontraría. Traté de permanecer con una sonrisa, pero la mano de PonchI comenzó a hurgar a “demasiada profundidad”. Empezaron a escucharse algunos pujiditos, tanto de Perla, como de mi parte. Luego el mismo PonchI nos jaló del trasero para que nos acercáramos más a él, y sin soltarnos, empezó a besarnos en la boca a una por una. No recuerdo con quien lo hizo primero. Sólo recuerdo que me besaba en la boca, sin permanecer demasiado, ni entrar mucho en ella, para luego voltear su cara ligeramente y besar a Perla, cuya cara, en ese momento, ya se encontraba muy cerca de la mía.
PonchI, como siempre, fue bastante amable, cuando su dedo encontró mi ano, me lo acarició con la yema, sin jamás hacer el intento por penetrar. Me excitó bastante sin lastimarme, sin causarme ningún dolor. Después de unos momentos, sentí que mi ano se liberaba de la presión de su dedo, y en cambio, su mano comenzaba a apretarme suavemente ambas nalgas. Lo que nuestro amigo quería, era agacharse un poco para poder lamernos los senos a Perla y a mí. De hecho, quedamos frente a frente ella y yo, y nuestros pezones casi se rozaban, sólo se interponía la cara de aquel hombre que pasaba de chuparme un pezón, a chupar uno de Perla, para después regresar a mi otro seno, y así sucesivamente.
Esta escena sí duró un poco más. Él se regodeó con ambos pares de senos, y no fue interrumpida hasta que Ross se colocó del lado opuesto a su hombre, nos tomó un seno a Perla y a mí, y los hizo que chocaran en los pezones. Empezó a hacer movimientos circulares como buscando que la saliva que había en mi pezón, se mezclara con la que había en el de Perla. Fue tan buena su intervención, que PonchI, en un momento dado, prefirió convertirse en un espectador muy cercano.
Luego, ella acercó su cara y la puso en medio de ambos senos y empezó a chuparlos, uno a la vez. Entonces, los volvió a unir, y como pudo, se metió un poco de ambos a la boca al mismo tiempo. Al terminar, se abrió paso entre nuestras tetas y le plantó un beso en la boca de PonchI. Comenzaron a besarse, y Perla y yo nos tomamos de los brazos para jalarnos, y hacer presión con nuestros senos sobre las caras de nuestros amigos, en especial en las mejillas. Veía como mis senos se aplastaban contra sus caras, haciéndose redondos. Los de Perla, también se aplastaban pero por ser más pequeños, la vista me pareció menos llamativa.
Como si hubiesen estado de acuerdo de antemano, súbitamente sentí la mano de Ross en una nalga y la de PonchI en la otra. Lo cual me indica que ya lo habían hecho con alguna o algunas otras personas en el pasado. No lo puedo asegurar pero, supongo que hicieron lo mismo con Perla. Para terminar con este punto, se dejaron de besar y, ambos voltearon hacia Perla, y le comenzaron a besar ambos pezones. Luego hicieron lo mismo conmigo. “Sí”, me dije, “este par de cabrones ya lo han hecho con alguna otra vieja”.


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jueves, 24 de abril de 2008

“La Orata hubiese sido más adecuado...”

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Noté que PonchI trató de desacelerar la situación, como diciendo que iban muy rápido y quizá Ross terminaría mucho antes de lo previsto. Trató que sacar su mano de la panocha de mi amiga, pero esta, le tomó la muñeca a su hombre, al parecer con bastante fuerza y, a nuestro amigo no le quedó más remedio que seguir dedeándola.
Los pujidos de ella continuaban hasta que, en un momento dado, le apretó la muñeca a PonchI y le dijo que no quitara la mano de ahí y, ella se levantó la falda, con sus manos cogió el elástico del calzón y comenzó a bajárselo, hasta desprenderse por completo de esa prenda. Si bien la mano del hombre cubría casi todo, pudimos verle mejor los pelos a nuestra orate amiga. (Ahora que lo pienso, quizá hubiera sido mejor que aquí la hubiera llamado “La Orata”, hubiera sido más ad-hoc. Aunque supongo que ya es tarde para eso.)
Al parecer el movimiento de piernas para quitarse el panty, hizo que el dedo de PonchI por fin pudiese clavarse en la vagina de ella, ya que soltó un gritito y empezó a ordenarle de la manera más cachonda como continuar: “¡Así! ¡Así!” casi le gritaba a su hombre. Cuando más gritaba Ross, azuzando a PonchI, se me ocurrió gritar: “Pícale el culo, métele todo el dedo”. Ella hizo una pausa casi imperceptible, me miró de manera también muy discreta aunque con ojos alegres y me lanzó un alegre guiño. Lo interpreté como una forma de agradecerme por poner de mi parte y echarle más condimento al caldo que se estaba cocinando en ese instante. Me estaba poniendo de su parte. Nuestra amistad se solidificaba más. Aunque para no parecer tan obvia, dentro de sus pujidos y jadeos, ahora con los ojos cerrados y la cabeza semi levantada, resoplando respondió: “Ahorita te lo va a reventar a ti”. De nuevo logró arrancarnos una ligera carcajada a Perla y a mí.
Mientras ella seguía gimiendo, él continuó dedeándola por un buen tiempo, que de haber sido yo, me hubiera parecido una eternidad, aunque en realidad, no pasó de un par de minutos. Hasta que por fin, nuestro amable amigo le dijo jadeante: “Ross, mi amor, ya me cansé, ya me duele la mano”. No recuerdo como se destrabaron de esa llave.
Una vez que quedó liberada de su mano, Ross se paró justo en medio y frente a nosotras y con ambas manos nos hizo la indicación con sus dedos índices de que nos acercáramos. Sin chistar, Perla y yo la obedecimos. Cuando nos habíamos acercado lo suficiente, nos tomó de las muñecas, ahora a nosotras y, de un jalón fuerte, nos atrajo hacia ella.
Hizo el intento por tratar de desvestirnos pero, fue interrumpida por nuestro amigo quien le gritó: “¡No! ¡Espera! Primero quiero tomarles unas fotos así”. Entonces ella como respuesta, se dirigió a nosotras y nos dijo: “Pero quítense los calzones”. A lo cual una de nosotras le respondimos que qué caso tenía si íbamos a salir con nuestros vestidos o faldas, que quien iba a saber que no traeríamos calzones en las fotos. Con una sonrisa de oreja a oreja, de la manera más festiva que pudiese haber, nos respondió: “¡PonchI!”.
Nos convenció la respuesta. Perla y yo nos quitamos los calzones, y comenzó la primera de muchas sesiones fotográficas que tendría con PonchI, en especial, y con los tres amigos en general.




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miércoles, 23 de abril de 2008

“A veces, ver es mas erótico que hacer...”

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A pesar de que Ross se encontraba en medio, y por una distribución física, ella debería de seguir, PonchI se la brincó y atrajo para sí a Perla. La abrazó y comenzaron a besarse. Ella se encontraba dándome la espalda, así que, sólo pude ver como se meneaba su cabeza de un lado a otro. Súbitamente, la mano de PonchI empezó a recorrer el trasero de Perla, como reconociéndolo, nalga por nalga, hasta que por fin encontró la mitad diametral, el centro de su culo. Lugar donde clavó la mano por el resto del tiempo que la besó. Y, Ross encantada... Yo volteaba de vez en vez, de reojo para ver sus reacciones y mi loca amiga mantenía la sonrisa de aquella a quienes las cosas le están saliendo tal y como las había visualizado y programado de antemano. La sonrisa de la satisfacción.
PonchI y Perla, duraron más o menos el mismo tiempo que nuestro amigo duró conmigo. Su mano se regodeaba entre las nalgas de Perla, rascándole la línea que las divide, hundiéndole el calzón por debajo de la falda, casi levantándola en vilo. Poco faltó para eso.
Hasta ese momento, Ross había permanecido callada, únicamente sonriente. Entonces, PonchI soltó a Perla, quien regresó a su lugar. Aquel miró a Ross con ojos pícaros y ella le devolvió la mirada acrecentando su, ya de por sí, enorme sonrisa. Él extendió los brazos, como quien recibe a un ser amado que no ha visto por algún tiempo y, ella, sonrió aún más, incluso abriendo la boca, e inmediatamente se lanzó a los brazos de su hombre-cliente. Se besaron con mucha pasión. Eso sí lo puedo corroborar porque quedaron casi de perfil a mí. Sin embargo, se percibía esa pasión-cariño que se obtiene mezclando atracción física mutua con un sentimiento intenso, igualmente mutuo. Él la bamboleaba de un lado a otro, no únicamente se la estaba “agasajando”, como lo hizo con Perla y conmigo. Incluso, creo que por un momento, su abrazo fue tan enérgico que logró que ella despegara los pies del suelo.
Con un movimiento rápido, ella se volteó, quedando de espalda al pecho de PonchI y, doblándose un poquito, le repegó el culo a la entrepierna. La verdadera parte erótica entre ellos había comenzado...
La mano del cliente, comenzó a explorar un muslo de mi amiga. Colegí que la cosa se iba a poner mejor y me moví hasta quedar casi de frente a ella. Perla, a su vez, ya había hecho lo propio. Queríamos tener buenos lugares y no perder detalle del show.
Esa mano siguió subiendo. Subiéndole la falda a la cachonda de Ross. Llegó tan arriba que pudo encontrar el elástico de su calzón. Poco a poco fue metiendo la mano, hasta que, evidentemente, mi amiga comenzó a gimotear y a jadear. PonchI estaba dedeando a Ross frente a nosotras.
El lenguaje sucio no se dejó esperar. Frases como: “Que viscosita andas” y, “Ya me embarraste toda la mano”, por parte de él y: “Es tuya papi, esa panocha es tuya, papi”, al igual que “embárrate más chiquito, te vamos a dejar el lugar apestando a pescado” (Esta última, arrancándonos unas ligeras risitas a Perla y a mí), “...para que te acuerdes de mí cuando no esté”, por parte de ella, empezaron a escucharse en aquel departamento.
Era una visión bastante erótica en verdad. PonchI le estaba tallando el área genital a mi amiga, que seguía gimiendo, y pujando y, cuando levantaba la mano, le levantaba, igualmente la falda, dejándonos entrever la parte más alta de los pelos de mi loquísima amiga. Luego, ella levantó ambos brazos hasta asir a PonchI de la nuca y, comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás como un enérgico péndulo. Prácticamente, ella estaba ahora cogiéndose sola, usando la mano de nuestro amigo como herramienta para tal efecto.
Muchas veces, ver eso es más erótico que hacerlo...



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martes, 22 de abril de 2008

“Buena como amiga, generosa como pareja...”

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Ross me había dicho que como regreso con el grupo y en especial con PonchI, quería algo especial. No un “solo” de mí con él, ni siquiera un trío. Un cuarteto. Quería un cuarteto para hacer feliz a quien la hacía tan feliz. Cuando me lo dijo, no me opuse ni objeté. De cualquier modo, me sería un trabajo más fácil.
Llegó el día y ella, se comportó como toda una verdadera organizadora. Es más, diría que se comportó como las esposas que contratan alguna prostituta como regalo para el marido, llevando la voz cantante y pidiendo que se procure dar lo mejor de sí para que él sea feliz. En casos así, las esposas van por ti, te recogen en algún lugar estipulado de antemano y durante el trayecto al destino, te van diciendo por enésima vez lo que quieren que hagas y te dejes hacer. Tal como lo hizo Ross. PonchI le prestó el auto y nos recogió a Perla y a mí en un determinado lugar especificado de antemano. Para cuando yo llegué, ella ya se encontraba ahí, y a los pocos minutos arribó Perla. Durante el camino fue hablando. Se le oía literalmente, como ya mencioné, como esas esposas muy enamoradas que quieren darles ese regalazo súper especial a sus señores, y que quieren tener todo en orden por anticipado, sin dejar un detalle suelto.
Un poco antes de llegar a la meta del camino, insistí en preguntarle si no habría problema con ella en un futuro. Perla respingó, levantando la cabeza, y se unió a mi cuestionamiento. Al parecer, nuestra amiga, no había recapacitado mucho al respecto. Ross se limitó a decirnos que: “Va a haber problema si no me lo dejan bien contento y satisfecho”. Ya no insistí.
Llegamos al departamento de PonchI, y como siempre, nos recibió con mucho entusiasmo y amabilidad. Ya teníamos muy en claro la estrategia a seguir. PonchI nos abrazaría y besaría en la boca a cada una. Lo que no sabíamos era en que orden nos escogería. Así que después de los saludos, las tres callamos por un segundo o menos. Quedamos colocadas casi codo con codo y él, frente a nosotras. Ross en el medio y yo a su derecha. PonchI nos vio a las tres, luego volvió a verme a mí, me tomó de la mano y suavemente me jaló para sí. Di un paso o dos, quedé justo frente a él, con mis senos rozando su pecho y, rodeando mi cintura con sus manos, me jaló hasta que nuestros vientres se unieran y me plantó un beso bastante apasionado. Fue una sensación bastante extraña e interesante. Era la primera vez en mi vida, (de muchas), en que estaba con un hombre, “de otra mujer”, frente a dicha mujer. Era como poner los cuernos autorizadamente. Extraña sensación... Pero, excitante en verdad.
Le permití que penetrara toda mi boca y la recorriera de un lado a otro. Después de un par de recorridos, opuse algo de resistencia con la lengua, para después empujarla hacia su propio orificio y que la mía conquistara su boca. Después abrimos mucho nuestras bocas y las puntas de las lenguas declararon un empate donde se unían nuestros labios. Por una centésima de segundo, como un rayo, pasó por mi mente de nuevo, que este, era el hombre de Ross. Eso me excitó aún más. Así que cuando “declaramos el empate”, y nuestras bocas se retiraron, inmediatamente pensé en voltearme y pegarle el culo a su bajo vientre. Hice un ligerísimo intento pero al voltear, vi que mis dos amigas, en especial Perla, estaban esperando su turno. De haber estado sólo Ross y nosotros dos, lo hubiera hecho. Más tarde pensé que sería interesante ver la reacción de Ross ante una acción de mi parte de esa índole. Así que, me dije que cuando hiciéramos un trío, haría eso...y más.



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lunes, 21 de abril de 2008

“Seguía adelante, se daban cambios...”

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Sin querer y casi sin sentirlo, empecé a caer en la misma situación que mi amiga Ross. Volví a ver a nuestros tres amigos y continué visitando a los viejitos. Ya no iba con mucha frecuencia a la casa de la señora y menos aún a la placita. Si iba por ese rumbo era para ver a mis sexagenarios clientes. Y el ir “a saludar” a PonchI y compañía, me absorbía mucho tiempo que, aunado a mis estudios y al “otro” trabajo, hacía que me fuera casi imposible ir a sentarme a la famosa “banca de las chicas”.
Curiosamente, en ambos casos, se convirtieron en situaciones de sexo grupal para mí. La única variante real fue que con PonchI, sí se hacía lo que él tanto le había pedido a Ross y, ésta a su vez, tanto me había jodido a mí: Dos y hasta tres mujeres y un hombre, siendo las mujeres, Ross y yo, o Ross, Perla y yo. Y desde luego, siendo él el único hombre. Se estaba cumpliendo lo que varios ya me habían profetizado y que era el que yo tenía la tendencia a los tríos y a las piras.
Así que sí estaba aclarándose las cosas respecto a esa tendencia. Sin embargo, yo diría que todos, los tres amigos y, los viejitos, me pedían servicio individual. Con los viejitos era más fácil puesto que no había habido ninguna pausa, ningún ínter que nos separara psicológicamente. Con los otros, sí. Habían pasado algunos meses, si mal no recuerdo ahora, desde antes de nuestro viaje de vacaciones.
Con respecto a los tríos y cuartetos con un solo hombre, me llegué a acostumbrar. Nunca me llegó a gustar cabalmente pero usando la inteligencia, recordé que era menos desgaste para mí. Un trabajo mucho más fácil si les pierdes el asco a otras mujeres. Además, Ross y yo, ya habíamos trabajado varias veces juntas a Don Sienes recientemente.
Con respecto al dinero, no me había quedado claro si los tres amigos me lo daban abiertamente como pago o como un “estímulo” para seguir visitándolos. Supe que Perla había hablado claro diciendo que merecíamos más paga, que por más amistad que hubiera, lo que hacíamos sería mucho mejor cobrado por las putas, y mucho mejor pagado por los clientes. A partir de ese entonces, el dinero “para el taxi” aumentó considerablemente y nos daban, en especial PonchI, una cantidad similar a la que le pagaría a unas putas por servicios tan especiales. No exagero al decir que son servicios muy especiales, y muy caros.
Poco a poco, se le fueron añadiendo cambios a ambas situaciones. Por una parte, ya me había advertido Ross que, ahora nuestros tres amigos eran más. Y, Por la otra, los viejitos, al ver que “chavito” había dejado de utilizar mis servicios, tuvieron que encontrar un sustituto...

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domingo, 20 de abril de 2008

Lo prometido...

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Creo que ahora si se verá la imagen como es de esperarse. Como siempre durará hasta la noche del Domingo -06:00 G.M.T.

La imagen tiene fecha de la semana pasada por ser la que muchos no pudieron ver.

A partir de mañana, seguiré con la cronología, con audio mejorado sin que resulte demasiado pesado.
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Actualización:

Ya quité la imagen, la cual fue tal y como me la habían pedido. Sin muchos efectos, sólo el del movimiento y, lógicamente, el de pixelar el rostro. A todas esas personas que me lo habían pedido, espero que hayan quedado complacidas y, gracias por su interés.


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