Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 16 de febrero de 2008

Detalle sin pixeles.

Mañana colocaré la imagen completa...



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viernes, 15 de febrero de 2008

"Son ideales..."

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Después de que salí de ahí pude ir apagando esas escenas que pasaban por mi mente e intenté comunicarme con Ross. Al segundo intenté por fin lo logré. Me dio a entender que había tenido un día tan atareado como el mío y que quería irse a descansar. Yo también me sentía igual pero esa especie de sentimiento de culpa o curiosidad o no sé qué que me daba el haber estado con un cliente que primero había sido de ella me impulsaba a llamarla y tratar de verla. Quedamos en vernos al día siguiente durante o después del “trabajo”.
Así sucedió. Después de un par de servicios, coincidimos en la banca de la plaza, ya que ya habíamos “trabajado” lo suficiente, ni Melgas ni Tontón nos llamarían la atención si nos ausentábamos. Primero decidimos irnos a otra banca en el lado opuesto de la placita. Ya estando ahí nos parecía que todos los transeúntes escuchaban y entendían lo que decíamos, así que preferimos caminar unas cuadras e ir a una pequeña fonda que había por ese rumbo.
Llegamos a nuestro destino y después de ordenar, titubeando logré decirle que el día anterior le había dado servicio a V.G.T.2 y que la había estado buscando para avisarle porque no quería problemas con ella. Con su desenfado de siempre y con esa sonrisa que nunca la abandonaba, en lugar de mostrar la más mínima molestia me preguntó que qué tal había “estado la cosa”. Le respondí que bien y que ambos viejitos eran todos unos expertos. Soltó una leve carcajada y algo ahogada por la misma pudo soltar un “sí”.
Luego, siguiendo con el mismo desenfado, me confesó que, en los días que me había ausentado de ir a la placita, ella ya había estado con V.G.T.1 sólo que en la casa de V.G.T.2, ya que en la casa del primero no se podía hacer algo “formal” por el temor a que llegara alguno de los familiares. Incluso, que cada vez había sido un trío, es decir, estando en la casa de V.G.T.2 les daba servicio por separado a ambos. Me sentí aliviada, se me había quitado un peso de encima. Ya para ese entonces la estimaba mucho y no hubiera soportado perder su amistad por ganar un cliente que, si bien me iba, en unos meses dejaría de ver. Es decir, con tantas chicas muy bien dispuestas a trabajar, un hombre tenía muchísima variedad de donde escoger y lo más lógico sería que después de algunos meses, se aburriera y dejara de ocuparte.
Luego, se me ocurrió pensar y decirle a mi loca amiga que V.G.T.1 ganaba menos que su amigo. Me respondió que lo más probable no era tanto el que ganara menos sino que gastaba menos en esas cosas, además de que por su situación familiar tenía menos libertad para ocuparnos. Agregó que de todos modos, aunque no ocupara un servicio completo, cada vez que pasáramos por su casa y nos viera, nos llamaría y que cuando menos una “propinita” de unos diez dólares en moneda nacional nos daría. Que eran diez dolaritos casi por nada y que cada peso extra sería bienvenido. Estuve de acuerdo en eso último, así que me limité a callar. Agregó que incluso una vez, no hacía mucho, quizá dos o tres días, ella pasó por ahí, él la llamó y, como acostumbraba hacerlo con ambas, él se la agasajó y que ella lo indujo a la penetración prácticamente gratis puesto que el hombre le había advertido que sólo contaba con la cantidad de la “propina”. Me alarmó un poco el oír eso, ya que se podría decir que iba en contra de nuestros principios de no dar “cachucha” (Dar sexo gratis a clientes o a clientes potenciales por el motivo que sea). Le pregunté que si lo hizo por andar caliente, me respondió que un poco, no demasiado porque ese día ya había trabajado mucho y le habían tocado clientes “muy fuertes” pero que antes de irse para su casa se le ocurrió pasar por ahí para irle fomentando el deseo para con ella y agenciárselo como cliente asiduo. Añadió que cuando se la estaba agasajando de pie, tuvo la idea de parársela lo más que pudo, tomarla con la mano y, dándole la espalda, dirigirla al orificio vaginal y pedirle que se la metiera. No pude contener la carcajada cuando me dijo que una vez que la tenía dentro, ella le dijo: “Cógeme papacito”. Con esa cara de diablilla que tenía que era una mezcla de diablilla-ingenua, me fue muy fácil imaginármela.
Una vez que se me pasó la risa, traté de espetarle que de todos modos, eso iba en contra de nuestros principios. Por primera vez en ese día, cambió su semblante risueño por uno más serio y me dijo: “Tina Marie, esos viejitos con la verga no te hacen nada. Llegas con ellos bien cogida, viscosa por fuera, húmeda por dentro y, a veces, hasta se siente, o ¿No?” Terminó esa frase con una pregunta. Luego continuó, “Vienes de que te pongan unas verdaderas chingas así que cuando te la meten no duele, resbala bien fácil y hasta se podría decir que sirve como un relax. Con la verga no te hacen nada” Repitió. Entonces le espeté, “Pero ¿Qué tal con la lengua y las manos?” A lo cual respondió, “Por eso, estoy hablando de hacerlo en casa de V.G.T1, un rapidín, no dejarlo que te agasaje demasiado; Dos o tres mamadas de chiches, uno que otro rozón en la panocha, se la paras, que te la meta y listo. Ni siquiera dejas que te la mame.” Terminó. Le pregunté si valdría la pena hacer eso, es decir, casi gratis. Me contestó que había que trabajarlos, que V.G.T.1 sería más difícil por su situación y por lo tanto habría que hacer más esfuerzo. Que si las cosas salían bien, nos lo podríamos agenciar como cliente de planta y quizá, nos ocuparía una vez por semana a cada una. Yo creo que leyó mi mente porque se me adelantó a la pregunta que le iba a hacer y me dijo que si duraba de planta tres, cuatro, cinco, seis meses sería bueno, antes de que llegaran otras a desplazarnos o que simplemente se cansara o se aburriera pero que el dinerito extra sería bienvenido.
Siguió hablando de las ventajas que implicaba tenerlos como clientes y mencionó que con V.G.T.2 hasta te podías bañar y que como les llegaras te tomaban, que no eran “delicaditos” como otros. “Incluso, los dos me han pedido que de preferencia les llegue así.” Recordé que a mí también me lo habían dicho y que cuando le pregunté el porqué a V.G.T.2 me había dicho que al terminar el servicio me lo diría pero en ese momento con mi amiga, no recordaba si me había dado la explicación, así que le pregunté a ella si alguno de ellos le había aclarado el tema. Me respondió que le habían comentado que entre más húmedas y sobretodo viscosas anduviésemos para ellos les era más fácil y cómoda la penetración.
“Son clientes ideales, ¡Piénsalo!” Exclamó. “Es más, vámonos a la casa de V.G.T.1 a ver que pedo. Vamos a pasar por fuera de su casa, a ver si nos ve.” No me gustó la idea de inicio pero, en el fondo sabía que podría tener razón, aunque nunca mencionamos la idea de estar juntas en su casa con él.
Como siempre, afloraban nuestras dos personalidades: Ella, ocurrente y resuelta, a veces, con ideas que podrían ser descabelladas. Yo, titubeante y hasta balbuceante ante cada nueva proposición que me hacía…


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jueves, 14 de febrero de 2008

"Si pagan..."

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V.G.T.2 me mantuvo en la posición llamada de cuchara unos instantes. Me repitió que para un hombre de su edad, la lengua era su “arma” más importante y en segundo lugar lo eran sus manos. Insistió en que yo era más tibia que Ross (Ya no usó la palabra “fría”, aunque evitó usar la palabra “caliente” o algún equivalente para referirse a mi amiga.
Durante el transcurso de la conversación, le dije que para su edad se le ponía bastante dura. Me contestó que en realidad sólo lo suficiente para la penetración y que no se atrevía a tomar “las pastillitas azules” por temor a algún efecto secundario. Era y sigo siendo neófita al respecto, así que preferí no ahondar más al respecto.
También me preguntó si le me había gustado “la sesión”. Le respondí afirmativamente pero que a la vez yo prefería las sesiones mucho más cortas. Emitió un sonido como “Mhmhmh” y luego dijo que no se había equivocado conmigo, que su percepción había sido la correcta y que yo era muy distinta a Ross; Que conmigo tenía que dosificarse más. Entonces le respondí que a final de cuentas el que debería de disfrutar era él y no yo y… En lugar de seguir con el tema, me preguntó cuánto tiempo llevaba en “esto”. Volteé mi cabeza y le contesté que como tres meses, me miró fijamente con aire de gravidez y se limitó a asentar con la cabeza.
Vi que se había presentad una coyuntura ideal en ese preciso segundo y le repetí, sin que me lo preguntara, que a mi no me gustaban las sesiones maratónicas. Me cuestionó si ya había estado en alguna, es decir, en alguna sesión maratónica, le respondí que sí y que siempre las evitaba. Me dijo que a él siempre le gustaba disfrutar a la mujer. Me limité a encoger los hombros e irme haciendo a la idea de que ni con él ni con su amigo, las sesiones serían rutinarias.
Me senté en el borde de la cama y le pregunté si me podía bañar. Me contestó de muy buena manera que sí y se levantó para mostrarme el camino.
Me metí a bañar y él se colocó atrás de mí. Empezó a enjabonarme las nalgas para luego seguir con el ano. Honestamente, ya estaba rendida como para excitarme, había sido una jornada de trabajo con mucha carga laboral. Al terminar de enjuagarme, me preguntó si ya antes alguien me había enjabonado como lo hizo él. Recordé a ÁngelU y a PonchI en ese momento y le respondí con un lacónico “sí”. Entonces, con cierto asombro me cuestionó si había algo que yo no hubiera hecho o que no me hubieran hecho. Con una ligerísima sonrisa encogí los hombros por toda respuesta. Entonces me preguntó que qué era lo más fuerte que yo había hecho. No quise abrirme demasiado, así que preferí responderle que una cosa que yo no hacía era anal. “¿Y fuera de eso?” Me dijo con mucha curiosidad. De nuevo encogí los hombros y me limité a responderle con aire indiferente: “Si pagan…”
Regresamos a la recámara para terminar de vestirme. Lo hicimos casi en silencio. V.G.T.2 estaba pensativo, como buscando ideas en su mente. Después de unos instantes me preguntó si ya había estado con dos hombres a la vez. Para que no siguiera interrogándome tan de a poquito, decidí brincarme algunas preguntas que supuse que me haría y le dije que había estado hasta con cuatro. Al escucharme, abrió los ojos y agregué que sí lo había hecho pero que como yo no hacía anal, era de a uno por uno. Continué diciéndole que mientras estaba con uno en la recámara, los demás esperarían en otra pieza de la casa, especialmente, en la sala. Le brillaron los ojos y me dijo que nunca había estado en una situación así, que ni siquiera se le hubiera ocurrido y que en sus tiempos nadie lo hubiera pensado, ni los hombres ni las mujeres. Luego agregó que si estaría interesada en ayudarlos para hacer eso. Le respondí que a quienes, a lo cual contestó que a unos amigos y a él. Le advertí que ese tipo de trabajos se cobraba más caro. Me replicó que tampoco me estaba pidiendo que fuese “mañana”. Me limité a sonreír levemente con aire de autosuficiencia y le repetí: “Si pagan…”
La conversación siguió ya en la sala y en un momento dado pude satisfacer una curiosidad que tenía, me dijo tener sesenta y tres años y que V.G.T.1 tenía sesenta y dos.
Estaba a punto de salir cuando me dijo que quedaba pendiente el servicio que les daría a tres de sus amigos y a él. Le pregunté si eran de su edad, a lo cual contestó preguntándome si tenía algo contra los hombres mayores. Le respondí negativamente y agregué que era sólo para irme mentalizando. El hombre dudaba de mi capacidad para atender a ese número porque me dijo que si a la mera hora no me daría miedo. Le respondí que ya había estado en situaciones así y podía manejarlo, que él sólo se asegurara de que fueran personas pacíficas y de buen trato como él y su amigo V.G.T.1.
Le guiñe el ojo una vez que tuve ambos pies en la acera y comencé a alejarme. Con cada paso que daba iba proyectando en mi mente, como en una película, cada escena que acababa de vivir…



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miércoles, 13 de febrero de 2008

"La clase había terminado…"

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Después de haberme masturbado los senos con ambas manos y luego, masturbarme un seno con una y la vulva con la otra, quería que me volteara de nuevo. Me quería seguir haciendo más cosas. No me opuse rotundamente, sin embargo le respondí que en pocos momentos me esperaban en mi casa y que no podía seguir mucho tiempo más ahí. Evidentemente no le gusto mucho mi respuesta. Se le notó en la cara. Agregué que de todos modos los servicios que yo daba eran de media hora y que de seguir así, nos pasaríamos del tiempo.
No quiso responderme para no enfriarse y, para que yo no me enfriara. Después de una pequeña pausa, me dijo llanamente que entonces se la mamara ya. Estiré la mano para tomar el condón y para no echarle más leña al fuego, además de los motivos que expliqué con V.G.T.1, decidí hacerle oral sin condón; Un viejito así, difícilmente tendría muchas oportunidades de adquirir alguna enfermedad. Por otra parte, sería bueno como cliente asiduo. Realmente no me importaba en el momento si nos ocupaba indistintamente a Ross y a mí. Lo que sí me importaba era hacerme de un cliente recurrente más.
Comencé a chupársela suave, ya no podía concentrarme en nada. Andaba como embotada y atolondrada. No recuerdo que tanto tardé en parársela o si logró la erección con facilidad. Lo que sí recuerdo fue que cuando se la paré, me apresuró a ponerme en posición. Me dio la impresión que lo que quería era que no se le fuera a bajar.
Me coloqué para recibirlo estilo misionero. Por las prisas había olvidado colocarle el condón, así que levanté la cara y por entre mis senos y mis piernas vi que el viejito se lo estaba colocando solo. El verlo haciéndolo me relajó. Reposé mi cabeza sobre la almohada y esperé a que me penetrara. Lo hizo mucha suavidad. Era casi una réplica de V.G.T.1. Metía hasta donde podía y sacaba casi toda con mucha suavidad. Como me encontraba en extremo lubricada, me fue muy agradable. Incluso él me dijo que lo había notado que me encontraba “muy mojadita”.
Todo el coito transcurrió con tranquilidad, resbalosa y suavemente. Finalizó con una especie de pujido gutural. Reposo su cabeza en mi clavícula y su pene comenzó a deslizarse suavemente afuera de mí. Una vez que “quedó libre”, se colocó a mi lado, respiró profundo como para reponer energías y después de un momento me dijo, “Eres más fría que Ross y aguantas menos, por eso contigo me tuve que contener mucho”. Quedé helada al oír eso y quedo al borde del colapso cuando me dijo que en alguno otra ocasión no me iba a tener consideraciones. No quise responderle nada, de hecho, no supe que contestar. Preferí dejar correr las cosas.
Me sentía acalorada y sucia, quería irme a bañar pero, cuando intenté levantarme de la cama me abrazó y me jaló para sí. Caí de costado dándole la espalda. Lo que me había dicho de la comparación que hizo de Ross conmigo me dejaba en desventaja y podría ser que jamás volviese a requerir mis servicios, así que traté de ser pícara y traté de “morderle” el pene con las nalgas pero fallé y lo único que logré fue estirarle algunos pelos de su pubis. Después de un grito de su parte, ambos nos soltamos a reír.
La clase había finalizado en buenos términos, aunque todavía me faltaba verificar que me hubiera aprobado. ¿Sería mi cliente asiduo o no? Un poco de labor extra de convencimiento no estaría de sobra…



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martes, 12 de febrero de 2008

“Seguía la clase…”

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Después de sacarme el dedo, se subió a mi altura y se colocó a mi lado. Yo seguía como un verdadero volcán a punto de hacer erupción. Sin darme tiempo para pensar, colocó su mano bajo mi cabeza y regresó a la posición de donde todo había empezado en esa cama. Acto seguido comenzó a besarme en la boca y volvió a juguetear con mis pelos. Yo tenía las piernas entreabiertas, mas al sentir que su mano andaba por mi pubis, las abrí más, realmente como invitándolo a que se atreviera a pasar la barrera que conformaban mis pelos. Ya deseaba que pasara más allá. Afortunadamente para mí, en ese momento, lo hizo. Comenzó a dedearme con la maestría que le caracterizaba todo lo que me hacía. Y como me estaba besando, ni me dejaba gemir para desahogarme. Quizá algunas exhalaciones nasales fueron mi mayor desahogo en ese instante.
Su dedeo fue lento y prolongado. Fue tan excitante para mí que no recuerdo más que estar en éxtasis. Primero se concentró en los labios para luego arremeter contra mi clítoris y no soltarlo por buen tiempo. Tuve que retirar mi cara para que me dejara de besar. Me sirvió para poder respirar mejor y gemir más fuerte pero, como tenía su brazo debajo de mi nuca, su mano me tomó el rostro y lo llevó al suyo para que nuestros labios se conectaran de nuevo. Sé que tuvo que haberme metido la lengua en mi boca, sin embargo a diferencia de otras ocasiones, no lo recuerdo a ciencia cierta. La excitación era diferente. Su trato era muy distinto al de otros…
Por fin, volvió a apiadarse de mí…Por unos segundos… Porque me dijo que me sentara entre sus piernas, es decir, que recargara mi espalda sobre su pecho, mientras el tenía la suya sobre el respaldo de la cama, o la pared, lo que hubiera… No recuerdo que era. Lo obedecí. Entonces me tomó de la parte baja de los senos como si pesara dos naranjas para luego aprisionar mis pezones con sus dedos índice y cordial de ambas manos. No se como explicarlo, así que diré que me “masturbó” los senos mientras aprisionaba mis pezones de esa manera. Los jalaba suavecito pero muy rápidamente como si se tratara de alguna especia de máquina eléctrica. Ya no tengo palabras para externar la sensación que eso me provocó, aunado a todo lo que me había estado haciendo. No conforme, comenzó a lamerme el cuello. No pude contenerme más y le lancé un piropo: “Que rica lengua tienes”. Era la primera vez que realmente le hablaba con tanta confianza. Me respondió, palabras más, palabras menos, que un hombre de su edad sin lengua estaría prácticamente desarmado. Bajo otras circunstancias, me hubiera hecho esbozar una sonrisa pero no en las que me encontraba.
Siguió “masturbando” mis senos y por instinto o calentura, traté de pegar más mi espalda a su pecho, más que nada mi espalda baja a su abdomen y en especial, mis nalgas buscaban su pene, querían sentirlo, no importaba que estuviese dormido o no. Tuve éxito. Algo alcancé a sentir en el momento. No con la claridad que hubiese querido pero se lo sentí. Me soltó un pezón y de nuevo bajó la mano a mi monte de Venus. Volvió a repetirme, “Que bueno que no te rasuras.”
Realmente estaba desquitando hasta el último centavo que me había pagado y todavía no me había penetrado, ni oral, ni vaginalmente…


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lunes, 11 de febrero de 2008

“Sabiendo el qué, cómo y cuando hacerlo…”

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Después de lamerme de la misma manera unas cuantas veces más, el viejito me abrió las nalgas y empezó a soplarme donde me había lamido. Luego no se conformó con eso, me las abrió más y me sopló todo el medio de las nalgas. Luego me las cerró para darme un par de apretoncitos. Siguió haciendo trabajar su lengua al comenzar a lamerme mi nalga izquierda. De nuevo, no dejaba un solo lugar sin humedecer. Le puso especial atención a la línea que divida la nalga del muslo. Recuerdo claramente el frescor que me proporcionaba su saliva. Al terminar de repasar bien dicha línea, continuó de manera descendente hacia el pie. Terminó en el talón, el cual lo cubrió totalmente. Empezó a ascender hasta llegar a la nalga donde, esta vez, en lugar de lamérmela, me mordisqueó levemente. Luego pasó a la nalga derecha y empezó toda la ruta de ese lado hasta cerrar con broche de oro mordisqueándomela.
Cuando terminó, instintivamente levanté el trasero, no sé exactamente para qué, quizá pensé o supuse que me haría oral-anal. Me equivoqué. Me pidió que me recostara boca arriba y así lo hice. Sin decirme nada, me abrió las piernas y colocó su cabeza entre ellas. Adiviné sus intenciones y las abrí para darle más y mejor acceso. No sé si pueda expresar lo que experimenté a continuación… empezó a lamerme los labios menores, de manera que podría llamar bien a secas pero… era solamente el preámbulo… Decía que me hizo oral normal porque me empezó a lamer los labios menores de arriba abajo y viceversa. Suavecito, excitándome sin enloquecerme. Diría que lo hizo para prepararme a lo que seguía.
En un momento dado, cesó en su lengüeteo ascendente-descendente y abarcando mis labios con su lengua, comenzó a hacer movimientos circulares, no sé en que dirección si de acuerdo a las manecillas del reloj o lo contrario. Lo que sí sé es que de repente, cambiaba hacia la dirección opuesta y de nuevo regresaba a la original y así sucesivamente. Y mis labios menores girando con el movimiento de su lengua de un lado al otro… Y de nuevo en el otro sentido… Comencé a temblar, mis piernas comenzaron a temblar y yo a gritar y gemir, primero pidiéndole que cesara y luego pidiéndole que no se detuviera como respuesta a una pregunta que me había formulado. No sé cuanto duró ni cuantas veces me vine… Quizá dos pero, a pesar de los orgasmos, yo seguía caliente. Me había desahogado, sí pero no del todo. También me preguntó si quería que me metiera el dedo, le respondí afirmativamente, entonces cesó de mamármela y me lo metió, supongo que sólo uno. Yo esperaba que me cogiera con el dedo pero no lo hizo. Me lo metía y me lo sacaba muy despacito, como para desesperarme y causarme placer al mismo tiempo… No aguanté y comencé a mover mis caderas de atrás hacia adelante, aunque por mi posición era de arriba abajo. Algo me decía como “Así chiquita, cógete sola…” o algo así. Yo me limitaba a responderle que sí y seguía acelerando mis movimientos de cadera. De alguna manera se compadeció de mí y empezó a acelerar sus metidas y sacadas de dedo. Esto sólo sirvió para que me excitara más.
Siguió así por algunos momentos que a veces parecen eternos y a veces, fugaces. No podía venirme, supongo que V.G.T.2 lo hacía a propósito para desesperarme y enloquecerme más… Buscaba que no me desahogara por completo… Para él era como una película cuyo argumento conocía de memoria hasta la última línea. Por tanto, sabía qué hacer y cuando y como y qué no hacer…


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domingo, 10 de febrero de 2008

Ventanales 2.

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Afortunadamente esta semana ya he podido pagar la visita a quienes me han comentado en el transcurso de la misma... Se me quita un peso de encima.

Las imágenes durarán hasta la noche del Domingo -06:00 G.M.T.
(Salieron muy chiquitas por ser muchas... Para la próxima pongo menos para que salgan mejor)

Edito:
Las volví a subir en menor cantidad para que salgan en buen tamaño. Solo dejare el Daguerrotipo para que vean como salieron al principio.


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Daguerrotipo.

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Color Antiguo.

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Efecto Cruzado.


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Gelatina de Plata.


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Blanco y Negro Alto Contraste.

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Vívido.
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Daguerrotipo Chico.



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Actualización:


Ya las quité.
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