-
En el pasado he mencionado, eso creo, que soy sexualmente muy pasiva. Siempre he preferido dejarle a la otra persona toda la iniciativa y yo me limito a obedecer y a recibir lo que se le ocurra, lo que le nazca. Así soy, es mi tendencia natural. El único momento en que rompo esa pasividad y me vuelvo muy activa es cuando me toca hacer el felatorismo.
Todo lo anterior lo menciono porque cuando vi esa coyuntura que se dio, cuando GusG y ÁngelU se desnudaban, Chuype besaba y dedeaba a Ross y PonchI no sé que haría con Perla, decidí tomar la postura más pasiva que se me podría haber ocurrido. No recuerdo si dije que estaba cansada y que quería descansar, o algo por el estilo, me subí a la cama, tomé una almohada, me puse en cuatro justo en la orilla, con las plantas de los pies al aire y me hice la desentendida. Con ello les di a entender que estaba dispuesta y preparada para la pira que estaban planeando. Yo simplemente recibiría a cada quien sin importarme el orden.
Ross, con su genialidad innata, comenzó a bromear de una manera que se hace cada vez más grande con el tiempo: Empezó a hablar en voz alta, casi a gritar, como merolico (Palabras más, palabras menos). “Pásele, páseleeee… Cójase a este culo por sólo (No recuerdo la cantidad que dijo, algo irrisorio, quizá tres pesos).” Y continuó sin pausa, “Mire usted caballero, ¡Qué rico culo! Puede ser suyo por la pequeña cantidad de ‘¿Tres pesos?’, No deje pasar esta oportunidad.” Y siguió con su hipotética venta, “Pásele, páseleeee… Nomás no se equivoque de agujeroooo. A ver caballero, ¡Sí, usted! ¡Anímese!”. ¡Como me hubiera gustado ver toda la escena completa! Escuchaba risitas pero no supe exactamente como estarían reaccionando los demás, verles las caras… Luego sentí una ligera nalgada. Digo ‘ligera’ porque fue obviamente dada por la pequeña mano de Ross, prácticamente sin causar dolor, mientras ella continuaba con ese tono de merolico, “Miren qué buena nalga, damas y caballeros, de primera calidad, anímese usted, señorita, anímese usted, caballeroooo… En el agujero más pequeño podrá usted meterle la lengua y dedooos, ¡En el más grande, le podrá meter lo que le quepaaaaa!... Pásele, páseleeeeeee…” “Venga caballero…” Entonces sentí la mano de uno de nuestros amigos en mi nalga, al momento que Ross le decía, “…Con confianza, agarre, aquí usted si puede magullar antes de comprar…”
No me molesté porque sabía que de haber sido al revés y que hubiese sido yo la que hubiera salido con esa idea, y ella, empinada en cuatro, ella misma hubiese aportado alguna ocurrencia que hubiese superado por mucho las mías. Así que me puse de su lado, y empecé a contonear mi trasero de un lado al otro, mientras ella continuaba con sus pendejadas.
Su actividad de merolica no duró mucho tiempo más. Súbitamente se calló. Supuse y supongo que alguien la besó, la dedeó, o simplemente la puso a que le mamara la verga. Que son las tres cosas que se me ocurren ahora que pueden callarle la boca a Ross de una forma tan contundente.
Como no sabía que pasaba, ni qué más podía pasar, permanecí inmóvil por un buen tiempo. Al ver que no pasaba nada conmigo, volteé ligeramente sobre mi hombro izquierdo, alcancé a ver que, al parecer era Chuype quien le hacía oral a Ross. Él hincado en el suelo y ella sentada en un sillón con las piernas abiertas. Súbitamente, vi lo que decimos “el bulto”, es decir a uno de ellos, más a la izquierda, o sea, colocándose en medio de mis piernas, señal de que para mí, la acción estaba por comenzar…
-