Tina Marie

Diario íntimo de una mujer joven ex prostituta

sábado, 30 de agosto de 2008

Sabado de detalle.

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Para mañana mostraré la imagen completa del siguiente detalle, la cual es bastante reciente, un par de semanas...


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viernes, 29 de agosto de 2008

“La magia de aparecer y desaparecer ante mis ojos…”

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Lo que ahora sigue es difícil de describir porque es como narrar un circo de dos pistas... Había dos camas en esa recámara, en la que yo había estado, la cual estaba directamente frente a mí y una a mi derecha. Ross se puso en cuatro en la cama frente a mí, dejándome ver toda su intimidad. Por mi parte no tenía idea de lo que estaba por acontecer, ni que hacer. Simplemente dejé que las cosas pasaran. Esa visión del culo de Ross no duró mucho porque Chuype se hincó atrás de ella, y empezó a cogérsela de a perrito. A mi izquierda se encontraba GusG, quien le preguntó por qué la había penetrado vaginalmente, a lo cual, el primero le respondió volteando y sin dejar de cogerse a mi loca amiga, “Para que me la embarre primero…” Por curiosidad, me acerqué hasta que mis rodillas toparon en la cama y me incliné para ver como entraba y salía la verga de Chuype por la vagina de aquella. Como siempre, es un espectáculo muy sensual, cuando menos para mí, que cuando soy yo la protagonista de un hecho así, prácticamente nunca puedo ver “eso”. Veía claramente como cada vez que se la sacaba, su miembro estaba más y más brilloso, como envaselinado o embarrado de mayonesa.
Entonces, Chuype se la sacó por completo, le agarró las nalgas a mi amiga, se las abrió y puso la punta de su verga en el ano y, al verme a su lado me dijo, “¡Ayúdame!”, levanté mi vista para verlo a los ojos como preguntando qué quería que hiciera, y al ver mi reacción, me pidió que le agarrara el tallo del miembro mientras el seguía abriéndole las nalgas y empujaba para metérsela con fuerza. Vi perfectamente como entró la cabecita del pene en el ano de mi amiga, empujando hacia adentro todos los pliegues, estrías y líneas que hay en su derredor, junto con los pelitos que los cubren, al tiempo que ésta emitía un grito gutural estridente, “Rrghhhh”. Ese sonido me intimidó un poquito. Me sorprendió. Se suponía que Ross ya estaba muy acostumbrada al sexo anal. PonchI se la cogía por ahí con mucha frecuencia, como ella misma una vez, con todo y pena, me dijo: “Ya me tiene bien desfundillada”. Sin mencionar que PonchI la tenía más gruesa que Chuype. Me dije que “no importa cuantas veces lo hayas hecho, siempre te duele…”
Después de habérsela metido toda, con los consiguientes gemidos animalescos de Ross, Chuype se la sacó y metió unas pocas veces y le preguntó a ella, “¿Te gusta?”, a lo cual respondió con un largo, sonoro, efusivo y determinante grito: “¡Síiiiii!”. Noté su absoluta sinceridad dentro de ese dolor agobiante. Con eso, agregué algo a la frase que había pensado: “no importa cuantas veces lo hayas hecho, siempre te duele… y te gusta…”. Con el tiempo, y conversando con las personas indicadas, aprendí que hay maneras de que cada vez te duela menos y te sea más fácil y placentero. A su tiempo lo comentaré por aquí.
En un momento dado, escuché algunos pujidos y gemidos a mi espalda, volteé por encima de mi hombro, sin darle mucha importancia, y vi que alguien se estaba cogiendo a alguien en la otra cama. Por mi parte, yo estaba muy interesada en la visión que tenía ante mis ojos. La maravilla de la naturaleza. La verga de Chuype aparecer para luego volver a desaparecer dentro del ano de Ross. Era un espectáculo maravilloso. Me tenía extasiada. Aunque, naturalmente, no duraría para siempre… Mientras veía a esa verga moverse, cada vez más roja, cada vez más brillosa, cada vez más embarrada, alguien me llamó por mi nombre…





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jueves, 28 de agosto de 2008

Hoy no pude...

Para mañana sin falta continuaré con la cronología.

miércoles, 27 de agosto de 2008

“El orden no importaba…”

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Así continué hasta que en un momento dado, después de que había alcanzado dos o tres orgasmos, se detuvieron y, quienes hayan sido los últimos, me sacaron los dedos.
Se formó una pausa relativamente larga, de un minuto o dos. Escuché algunos cuchicheos de nuevo, y de nuevo alcanzaba a colegir la vocecilla de Ross, maquinando alguna chingadera contra mí. Obviamente, no tenía idea de lo que estarían tramando. Pasó un tiempo más, en el que se formó un silencio extraño, yo seguí inmóvil, en cuatro. Luego comencé a escuchar algunos sonidos guturales masculinos, hasta que cesaron y sentí que de nuevo, unas manos masculinas me abrían las nalgas, las cuales paré más para facilitar lo que me fuera hacer al que me lo fuera hacer. Todavía sentía esas manos abriéndome las nalgas cuando comencé a sentir un par de dedos entrando en mi ano. Eran pequeños y, posiblemente cortos, muy posiblemente de mujer, quizá los mismos que había sentido hacía unos momentos: Los de Ross. Así lo pienso porque el ano no se me abrió tanto con sólo dos dedos como con los de un hombre.
Las cosas no parecían tener lógica a simple vista, es decir, desde mi perspectiva viendo la sábana y la almohada. Se suponía que las dos chicas estarían ocupadas haciéndoles oral a los hombres. Luego pensé que quizá Ross acababa de hacerle oral a ese hombre que me estaba abriendo las nalgas y Perla estaría a punto de hacérselo al siguiente.
Entonces sentí que las manos me soltaron las nalgas y me sostuvieron de las caderas. Casi inmediatamente después de eso, sentí la punta de un pene en mi orificio vaginal. Sentí como me fue abriendo la carne. La sensación fue mayor porque seguía teniendo un par de dedos en mi ano.
No puedo recordar mucho, sólo que quien me la metió y me la sacó, lo hizo pocas veces, quizá unas diez o doce como máximo. Y luego una vez que mi vagina quedó libre fue ocupada por otro pene. En este momento tengo la idea de que también hubo un reemplazo de dedos. De haber sido así, los de Ross salieron para dar paso a los de Perla.
El segundo hombre tampoco tardó mucho dentro de mí. Igual se habrá movido de doce a quince veces. Sin embargo, como los dedos en mi ano sí se movían con muchísima rapidez, con este varón logré un orgasmo más.
Con el tercero pasó prácticamente lo mismo… ¡Ah! Recordé algo en este momento… Muy probablemente mientras el tercer hombre me cogía, escuché la voz de Ross decir algo como: “Se te siente la verga”. Aparentemente el hombre no comprendió y le preguntó a mi loca amiga, la cual ahondó: “Sí, se te siente la verga cada que se la metes en la panocha, como que la pared de en medio entre su panocha y su fundillo es muy delgadita y con los dedos te siento la verga cuando se la metes”. Ya había olvidado ese detalle. La voz del hombre probablemente pertenecía a PonchI.
Ahora recordé algo más, quizá también con el mismo tercer hombre: “Mira, métesela toda y luego sácasela despacito”. Una vez que el hombre la había obedecido, ella agregó: “¿Ves eso blanco? Es de ella…” Tengo mi propia interpretación de la escena que pudo haberse estado dando entre mis piernas y frente a mis nalgas pero, ya que lo único que podía ver era la almohada y la sábana, prefiero abstenerme y que cada quien saque sus propias conclusiones.
A pesar de las palabras de Ross, que supongo serían para excitar y exaltar a cualquier hombre, en especial las primeras, supongo, éste, quienquiera que hubiese sido, tampoco pasó de unos quince movimientos de meter y sacar.
Del cuarto hombre no recuerdo mucho, me encontraba extasiada y mi mente era un caos. Sólo diré que la cantidad de movimientos fue similar a la de sus predecesores.
Una vez que me la sacó, mis intenciones eran las de recostarme en la cama bocabajo. La batalla me había cansado y había que reponer energías. No permanecí gran cosa en esa posición cuando alguien me dijo con voz terminante, “¡Levántate rápido!” La batalla seguía y no era momento de dar, ni de pedir cuartel…




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martes, 26 de agosto de 2008

“Seis contra una…”

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Al ver que alguien se colocaba entre mis piernas, me relajé y coloqué mi cabeza en la almohada, aún sin saber quién era, ni qué intenciones tenía. Sentí sus manos al abrirme las nalgas. Eso no era suficiente para saber exactamente lo que tenía en mente. Lo único que supe por el tamaño de sus manos es que era uno de los hombres y no era Chuype puesto que lo acababa de ver con Ross.
Súbitamente, comencé a sentir manos, sobretodo manos, por todo mi cuerpo. Manitas y manotas, lo cual me indica que las mujeres también participaban. Alguien allá abajo me estaba haciendo oral. Por la forma en que me daba lengua, después comprendí que se trataba de GusG, ya que “no veía” la línea divisoria entre la vulva y el ano. Sentía la suavidad de su lengua y la frescura de su saliva llegar hasta allá atrás, sin detenerse como casi todos los demás. Lógicamente, todo esto me hizo empezar a pujar y gemir con bastante fuerza.
Sentí las manos de varios recorrerme toda la espalda desde los omóplatos hasta las nalgas y, ya estando ahí, darme pellizcos fuertes. También sentí manitas, quizá de Ross que ya se habría desocupado de Chuype, copando mis senos que colgaban. Quizá una mano pertenecía a Ross y la otra a Perla. Yo tenía los ojos cerrados y no me interesaba averiguar quien me hacía qué.
Mis pujidos y gemidos se intensificaron cuando los apretones en mis nalgas fueron sustituidos por nalgadas muy fuertes, para después serlo por mordidas, a la vez que las manos en mis senos, eran sustituidas por bocas que los mordían de manera lateral, en la base, casi donde se unen al cuerpo.
Nadie me dijo nada, nadie me advirtió que serían seis contra una. Es más, creo que ni se habrían puesto de acuerdo. Simplemente aprovecharon el momento al ver mi cuerpo dispuesto en cuatro sobre la cama. Se les ocurrió y lo hicieron.
Seguía siendo “víctima” de la maestra lengua de GusG, que repito, aunque no lo veía, su técnica era inconfundible. Ya he dicho antes que si bien, tanto PonchI, como ÁngelU y más recientemente, Chuype, también gustaban de hacer el analingus, para ellos, la vulva y el ano eran como dos zonas diferentes, que merecían ser atendidas casi por separado. Mientras que para GusG ambas zonas pertenecían, en su mente a un mismo conjunto… no sé explicarlo de otra manera. Así pues, probablemente tenía a GusG haciéndome cunni-analingus. Siempre haciendo un esfuerzo para morderme los pliegues del ano, con frecuencia, tenía éxito.
Cuando se detuvo, escuché un cuchicheo. Escuché como entre penumbras una voz femenina, muy probablemente la de Ross dándoles ideas. Inmediatamente, volví a sentir que me abrían las nalgas. Honestamente, no tengo idea de cuantas manos eran. Lo siguiente no lo puedo describir fielmente porque prácticamente enloquecí, así que no recuerdo el orden: Sentí dedos entrar casi simultáneamente en mi vagina y en mi ano. Creo que eran dos en cada orificio y desde luego no sé a quienes pertenecían. Poco a poco, los empezaron a meter hasta el fondo para después sacarlos. Hasta llegar a hacer lo que llamamos “cogerte con los dedos”, es decir, que te los metan y saquen con tal rapidez y tal fuerza que asemejen el movimiento de un pene entrando y saliendo. Como dije más arriba, no puedo describir todo con absoluta fidelidad porque por momentos se detenían, y me los sacaban por completo y, los volvían a meter, sin embargo, probablemente estos últimos dedos eran de alguien más. Dudo mucho que las chicas se hayan privado de aprovechar la circunstancia.
Por el tiempo que duraron y por las veces que lo hicieron, supongo que todos pasaron por ese carrusel, Y eso apenas era un entremés…




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lunes, 25 de agosto de 2008

“No vi mucho pero…”

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En el pasado he mencionado, eso creo, que soy sexualmente muy pasiva. Siempre he preferido dejarle a la otra persona toda la iniciativa y yo me limito a obedecer y a recibir lo que se le ocurra, lo que le nazca. Así soy, es mi tendencia natural. El único momento en que rompo esa pasividad y me vuelvo muy activa es cuando me toca hacer el felatorismo.
Todo lo anterior lo menciono porque cuando vi esa coyuntura que se dio, cuando GusG y ÁngelU se desnudaban, Chuype besaba y dedeaba a Ross y PonchI no sé que haría con Perla, decidí tomar la postura más pasiva que se me podría haber ocurrido. No recuerdo si dije que estaba cansada y que quería descansar, o algo por el estilo, me subí a la cama, tomé una almohada, me puse en cuatro justo en la orilla, con las plantas de los pies al aire y me hice la desentendida. Con ello les di a entender que estaba dispuesta y preparada para la pira que estaban planeando. Yo simplemente recibiría a cada quien sin importarme el orden.
Ross, con su genialidad innata, comenzó a bromear de una manera que se hace cada vez más grande con el tiempo: Empezó a hablar en voz alta, casi a gritar, como merolico (Palabras más, palabras menos). “Pásele, páseleeee… Cójase a este culo por sólo (No recuerdo la cantidad que dijo, algo irrisorio, quizá tres pesos).” Y continuó sin pausa, “Mire usted caballero, ¡Qué rico culo! Puede ser suyo por la pequeña cantidad de ‘¿Tres pesos?’, No deje pasar esta oportunidad.” Y siguió con su hipotética venta, “Pásele, páseleeee… Nomás no se equivoque de agujeroooo. A ver caballero, ¡Sí, usted! ¡Anímese!”. ¡Como me hubiera gustado ver toda la escena completa! Escuchaba risitas pero no supe exactamente como estarían reaccionando los demás, verles las caras… Luego sentí una ligera nalgada. Digo ‘ligera’ porque fue obviamente dada por la pequeña mano de Ross, prácticamente sin causar dolor, mientras ella continuaba con ese tono de merolico, “Miren qué buena nalga, damas y caballeros, de primera calidad, anímese usted, señorita, anímese usted, caballeroooo… En el agujero más pequeño podrá usted meterle la lengua y dedooos, ¡En el más grande, le podrá meter lo que le quepaaaaa!... Pásele, páseleeeeeee…” “Venga caballero…” Entonces sentí la mano de uno de nuestros amigos en mi nalga, al momento que Ross le decía, “…Con confianza, agarre, aquí usted si puede magullar antes de comprar…”
No me molesté porque sabía que de haber sido al revés y que hubiese sido yo la que hubiera salido con esa idea, y ella, empinada en cuatro, ella misma hubiese aportado alguna ocurrencia que hubiese superado por mucho las mías. Así que me puse de su lado, y empecé a contonear mi trasero de un lado al otro, mientras ella continuaba con sus pendejadas.
Su actividad de merolica no duró mucho tiempo más. Súbitamente se calló. Supuse y supongo que alguien la besó, la dedeó, o simplemente la puso a que le mamara la verga. Que son las tres cosas que se me ocurren ahora que pueden callarle la boca a Ross de una forma tan contundente.
Como no sabía que pasaba, ni qué más podía pasar, permanecí inmóvil por un buen tiempo. Al ver que no pasaba nada conmigo, volteé ligeramente sobre mi hombro izquierdo, alcancé a ver que, al parecer era Chuype quien le hacía oral a Ross. Él hincado en el suelo y ella sentada en un sillón con las piernas abiertas. Súbitamente, vi lo que decimos “el bulto”, es decir a uno de ellos, más a la izquierda, o sea, colocándose en medio de mis piernas, señal de que para mí, la acción estaba por comenzar…




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domingo, 24 de agosto de 2008

Algo inedito...

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Como dije ayer, no pude tomarme una imagen reciente. Lo que haré en su lugar será aprovechar el día para complacer a muchísima gente que me ha enviado peticiones muy similares a mi correo. Este tipo de imágenes jamás las había mostrado en el blog. De esta manera, continuo con la tradición y complazco a todos los que desde hace meses, quizá un año o más, me han venido pidiendo lo que muestro a continuación. Por favor, no me pregunten respecto a los protagonistas de la imagen, de los cuales, dos de los tres tienen su nombre impreso. Por supuesto, las imágenes durarán hasta la noche del Domingo, -05:00 G.M.T.


Nota Posterior:
Como me dijo una amiga que vio esta imagen, pueden adivinar mas no preguntar...


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Daguerrotipo.





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Color Antiguo.





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Cámara de Cajón.




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Actualización:


Ya las quité.


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